El Fandom de InuYasha y sus personajes no me pertenecen.
Notas aclaratorias: Este OneShot está inspirado en la canción "How to be a heartbreacker" de Marina and the diamonds.
Agradecimientos especiales a Gissel por sus opiniones.
Ruleta
[Los acontecimientos pueden tener un parecido con el popurrí de una lista de reproducción.]
1.
Kagome miró atentamente la revista que se encontraba enfrente de ella que sostenía Ayame con impaciencia. La chica había estado tratando de darle consejos para que por fin consiguiera a una persona que estuviera a su lado, Higurashi no entendía el motivo del que su amiga le insistía tanto con ese tema, cuándo para ella eso no era demasiado importante.
Había crecido bajó la mentalidad de que si algo iba a llegar a tu vida, eso iba a ser tarde o temprano. Y aunque para Ayame ya era "tarde", ella seguía sin considerarlo de esa manera. La pelirroja resopló, tal vez queriendo hacerse notar o ya definitivamente cansada de que Kagome no tomara la revista que le estaba ofreciendo.
¡Le estaba dando una revista! No podía ni imaginar al nivel de desesperación que se encontraba Ayame como para recurrir a buscar en las tiendas revistas y finalmente dárselas.
—Ayame… —la voz de Sango se escuchó finalmente. La castaña se había mantenido al margen de la situación, sin decir abiertamente lo que pensaba sobre todo eso, pero tal vez hasta ella consideraba que eso ya era demasiado e innecesario.
—No te pido que lo leas —finalmente confesó la pelirroja, ignorando completamente la presencia de Sango y su cara de desaprobación—, pero tan siquiera conservarla, estoy completamente segura de que la curiosidad te ganará tarde o temprano —le guiñó el ojo al momento que lo dejaba sobre su pupitre.
Finalmente salió del salón sin decir ni otra sola palabra, tampoco le dirigió la mirada a Sango o se atrevió a decirle algo justificando su actitud, sólo se fue y Kagome pensó que aquello sólo era otra estrategia para dejarla con la duda de qué era lo que decía aquel artículo por completo.
Lastimosamente, funcionó.
—Vamos, Kag —mencionó Sango al momento que tomaba su mochila y se la colocaba. Kagome asintió y antes de seguirla decidió tomar esa revista y meterla en su bolso. Tal vez, pensó, no lo leería pero lo conservaría en su escritorio para que Ayame no se sintiera mal.
O tan siquiera esa era su idea inicial. Porque dentro de sí misma tenía que admitir que el título: "Cómo ser una rompecorazones" era demasiado tentador.
•••
—¿Sesshōmaru no te acompañará a casa? —Preguntó Sango cuándo se encontraban a medio camino de sus viviendas.
Había estado tanto tiempo sumida en sus pensamientos sobre qué iba a hacer con esa revista que se había olvidado por completo del peliplata. Rápidamente negó con la cabeza, Sango la miró extrañada, preguntándole mudamente por qué.
—El señor Inu No Taishō quería que lo ayudara con algo —aclaró.
Sango susurró algo que no alcanzó a entender y después le dijo—: Hace meses que te acompaña a casa que es raro venir contigo.
Higurashi se sonrojó. —Nuestras casas quedan muy cerca así que… nos vamos juntos. Al principio InuYasha también nos acompañaba pero ahora se queda a esperar a Kikyō.
La castaña le sonrió por su respuesta. —¿Todavía no lo entiendes, verdad? —Le mencionó pero antes de que Higurashi pudiera preguntarle a qué se refería, ella salió corriendo hacia la otra vereda para seguir el camino hasta su casa—. ¡Nos vemos mañana!
Kagome no tuvo más opción que despedirla mientras trataba de descifrar ella sola las palabras de su mejor amiga "¿todavía no entiendes, verdad?" pero no podía deducir qué era eso que ella todavía no comprendía.
Pensó que tal vez era la razón por la que Sesshōmaru e InuYasha las acompañaban a casa tanto a ella como a su prima Kikyō, pero ellos habían mencionado qué era porque les quedaba de paso y ambas sabían eso perfectamente. Los Taishō se habían mudado hacia casi cinco años, lo sabían porque su madre fue de las primeras vecinas en recibirlos y llevarles un pequeño presente de bienvenida.
Fue en ese momento que conocieron a Izayoi (madre de InuYasha y madrastra de Sesshōmaru), así como al señor Inu No Taishō, ambos les parecieron personas amenas y les dejaron convivir con ellos y con los hermanos Taishō, con quienes después formaron una amistad, que al principio no fue nada fácil, pero después las convivencias cambiaron.
InuYasha y Kikyō fueron los primeros en entablar una relación de amistad, al parecer tenían más cosas en común de las que parecía, escuchaban música similar y eso fue lo que les dio el impulso para empezar a convivir diariamente, ya fuera por mensajes de textos o llamadas. Kagome también se llevaba muy bien con InuYasha, pero su relación no era tan cercana como lo era él con su prima.
El tema de ella con Sesshōmaru era todo un lío al que posiblemente jamás le encontraría una forma lógica de describirlo. Había intentado innumerables veces hablar más de cinco minutos con él, pero siempre era tan cortante y evasivo que eventualmente desistió de intentar formar una amistad con él, Kikyō le hablaba lo necesario e InuYasha siempre les decía que su hermano era de esa forma, que no le conocía ningún amigo (aunque posiblemente lo tuviera).
¿Cuándo habían empezado a hablar con normalidad? No podía decirlo a ciencia cierta, sabía que había sido en una reunión de ambas familias, pero no recordaba qué tema en específico los había vuelto algo cercanos. Después de ese día, Kagome recordaba hablarle y Sesshōmaru permanecía más tiempo con ella, una vez incluso tuvieron una larga plática sobre libros y mucho tiempo después, él empezó a acompañarla a casa.
No se quejaba, por supuesto, porque a pesar de que la mayor parte del tiempo Sesshōmaru y ella tenían opiniones diferentes o maneras distintas de ver la vida, lo que les hacía chocar y terminar en alguna discusión, era una buena persona y un excelente amigo y Kagome le apreciaba muchísimo.
—Alguien anda en las nubes —escuchó que le llamaba su madre. Kagome reaccionó en ese momento, había estado demasiado tiempo recordando que no se dio cuenta cuándo se encontraba frente a las enormes escaleras del templo que la llevaban a su casa—. ¿Pasa algo, Kagome?
—No, mamá —trató de darle un poco de alivio a su madre, quién seguía mirándola sin creerle del todo. Finalmente la mayor suspiró mientras empezaba a caminar, Kagome le siguió de cerca, tratando de no perderse demasiado en sus pensamientos esta vez.
Ninguna pronunció nada hasta llegar a la puerta de la casa, al parecer Kagome no era la única qué tenía cosas en qué pensar. Cuándo entraron, tanto su hermano como su abuelo las saludaron a ambas y ella subió rápidamente a cambiarse para bajar a ayudar a su madre a terminar los preparativos para que todos pudieran comer.
Cuándo se hubo cambiado, dejó la revista que le había obsequiado Ayame sobre el pequeño escritorio de madera que residía en su habitación. Se dijo mentalmente qué tal vez después de hacer su tarea les daría sólo una pequeña ojeada.
Pequeña. Se recordó.
•••
La hora de la comida en la casa Higurashi siempre era la hora más amena, dónde todos disfrutaban de sus alimentos y aprovechaban para platicar un poco sobre su día a día. Por lo regular empezaba el abuelo, relatando los pocos (o muchos, según el caso) eventos que ocurrían en el templo mientras lo limpiaba, proseguía su madre quién relataba cosas que le ocurrían mientras estaba en la casa o salía a comprar algo, seguía Kagome hablando un poco sobre la escuela (estos relatos a veces incluían a los Taishō y al mayor de ellos en especial) y terminaba de contar algo Sota.
Después de una bonita comida y de terminar de ordenar la mesa (y limpiar un poco) tanto Kagome como Sota subieron a su habitación a empezar sus tareas.
Empezar las tareas no era problema para Kagome, pero sí terminarlos. Ya que todo lo que se encontraba a su alrededor parecía un buen distractor cuándo no entendía algo y ese distractor fue la revista que Ayame le había dado en el salón de clases.
Al principio la ojeó, solamente viendo los personajes que nombraba la revista y como iban vestidos, hasta que su curiosidad la terminó llevando al artículo que su amiga quería que leyera y tal vez tratara de imitar (cosa que probablemente no pasaría).
Después del enorme título que venía y la foto de una chica demasiado guapa con cabello negro y vestida de una manera espectacular, seguían los "pasos" para llegar a ser una rompecorazones exitosa y al parecer la chica de la portada lo avalaba.
Regla número uno: Tienes que divertirte.
Pero chica, cuándo hayas perdido, tienes que ser la primera en huir.*
Las reglas venían redactadas de esa manera, seguido de ese pequeño texto en negritas, poco a poco explicaba qué quería decir con todo eso y daban algunos tips para realizar la regla número uno de manera perfecta y tener resultados favorables.
En realidad, no le interesaba demasiado. Lo hacía más por Ayame, para que ella no sintiera que había gastado su dinero a lo tonto. Con una revista que su amiga terminaría perdiendo en su habitación.
Siguió leyendo poco a poco hasta que llegó a la regla número dos.
Regla número dos: no te encariñes demasiado a alguien que puedes perder.
Así que de-de-déjame contarte.
De nueva cuenta leyó toda la explicación sobre la segunda regla. A medida que leía se preguntaba si de verdad esas reglas le habían servido a alguien, incluso se llegó a preguntar si Ayame las había seguido o intentado seguirlas. Aunque, de no ser así, ¿por qué se la había obsequiado?
Miró de reojo el reloj que reposaba cerca de su cama y se dio cuenta de que había tomado demasiado tiempo leyendo ese artículo y sino continuaba su tarea, no iba a poder dormir lo suficiente para el día siguiente.
Dejó la revista dentro de su mochila con la esperanza de leerla entre clases el día siguiente. Volvió a revisar el último problema de matemáticas que había dejado inconcluso y se dio cuenta de que no lo comprendía del todo.
Se reprochó mentalmente por haber perdido tanto tiempo y entonces, pensó: ¿Sesshōmaru todavía estaría despierto?
Agarró su celular, entró en WhatsApp y vio que la última conexión de Sesshōmaru había sido hacia solo cinco minutos. Esperaba no estuviera por irse a dormir.
Kagome: Sessh, ¿estás ocupado?
Esperó, dos minutos pasaron (como normalmente) para que el peliplata respondiera.
Sesshōmaru: ¿Qué necesitas?
Kagome: No entiendo un problema de matemáticas :c ¿puedes ayudarme?
Sesshōmaru: Muéstrame qué es.
Le sonrió a la pantalla del celular, posiblemente sí iba a tener que desvelarse. Pero no sería una mala noche después de todo.
•••
Todos los problemas de matemáticas habían estado correctos y Sango no dudó en preguntarle si Sesshōmaru la había ayudado, a lo que respondió que sí había sido él. El mayor la había estado asesorando desde hace casi un mes y medio y sus calificaciones habían empezado a ser más favorables para esa materia, aunque todavía admitía que le faltaba demasiado para dejar de molestarlo cómo lo hacía.
—No creo que a Sesshōmaru le moleste ayudarte —le dijo la castaña mientras le daba una pequeña mordida a su sándwich. Habían, por suerte, encontrado un buen lugar para comer algo antes de sus clases posteriores.
—No estoy segura —contestó mientras le daba un bocado a su propia comida y sacaba uno de sus cuadernos para terminar de pasar unos de sus apuntes a limpio.
Sango entonces divisó la revista que Ayame había entregado. —¿Todavía la tienes?
La pelinegra se sonrojó. —S-Sí, es que… —no pudo ni siquiera terminar la oración cuándo Sesshōmaru Taishō apareció en su rango de visión.
Traía consigo unos libros debajo del brazo y al ver a ambas chicas, se dirigió hasta la banca. El sonrojo de Higurashi aumentó, ¿qué pensaría él de ella si la veía con ese tipo de revista? Intentó hablar, decirle a Sango que por favor la ocultara, pero fue demasiado tarde para eso.
Sesshōmaru ya la tenía en sus manos.
—¿Qué es esto?
—Ayame se la obsequió —contestó su mejor amiga por ella. Kagome pensó que eso era traición.
—¡Sango!
Él la tuvo entre sus manos, leyó el título e incluso la ojeó. Higurashi pensó qué solamente había leído hasta la regla número dos y al parecer le faltaba, ¿qué iba a hacer si a Sesshōmaru se le ocurría quitársela?
—No necesitas esto —mencionó dejando aquella revista en la mesa—. Estás bien así.
El sonrojó aumentó aún más, junto con el latido de su corazón. Y así como había llegado, así se marchó Sesshōmaru Taishō de su mesa. Sango los observó a los dos, en silencio.
—¿Sigues sin entender?
Kagome solo pudo sonrojarse más.
Tal vez, sólo tal vez, esa revista le había dado la oportunidad de que Sesshōmaru le dijera que pensaba sobre ella.
•••
—¿Estás completamente seguro que no necesito leer esa revista? —Preguntó Higurashi camino a casa cuándo Sesshōmaru estaba a su lado. Sango había dicho que esperaría a alguien para caminar hasta su hogar, así que se habían quedado solos.
Él asintió. —No necesitas cambiar nada.
Kagome hizo una pequeña mueca. —Ayame insiste en que quiere que tenga a alguien —esta vez la mueca fue del peliplata, pero no dijo nada—. Pensó que la revista podía ayudarme, pero no creo poder seguir los pasos…
Sesshōmaru se detuvo en ese momento, ella volteó a mirarlo. No le respondió nada, no la contradijo en ningún aspecto o se atrevió a evocar lo que su cabeza estaba gritando, solamente se limitó a extender su mano hacia la de ella.
Dudó, tan sólo unos mini segundos, pero finalmente tomó la mano masculina. No era un gran agarre, apenas habían entrelazado unos cuantos dedos pero fue suficiente para hacerla borrar todos sus pensamientos sobre la revista.
"¿Todavía no entiendes?" La pregunta de Sango resonó en su mente.
Miró a Taishō durante unos breves segundos, él le devolvió la mirada. Por primera vez le prestó suficiente atención a sus ojos.
Tal vez empezaba a entender.
•••
—¿En realidad esa revista te ayudó a ti? —Le preguntó Sango a Ayame mientras ambas los observaban a una distancia prudente.
La pelirroja rió. —Sí —la otra, no pudo creerle—, Kōga también me dijo que no era necesario que leyera cosas como esas.
Sango entendió. —Lo siguiente le corresponde a ellos.
La otra asintió.
No iban por tan mal camino.
Fin.
(*) Traducción tomada de: www (punto) youtube (punto) com / watch?v=padjzpGKKsw
Notas mias de puro desahogo: ¡dios! Que difícil adaptar la canción a este fanfic.
Notas aclaratorias II: ¡Hola! Hace unos días sometí esto a votación y ganó el nuevo "one shot" que le abre paso a una serie de One-Shot's que todavía sigo escribiendo y que, cuándo se encuentren más de la mitad terminado, verán finalmente la "luz". Así que, aunque este se encuentre como "completo" ustedes ya saben que no es así.
¡Espero lo hayan disfrutado!
14 de mayo, 2019.
