"Mimato thoughts"

Por: Lightkey27

Una visita, no tan pura.

Disclaimer: Los personajes de Digimon no son de mi propiedad yo sólo los he tomado prestados para realizar esta pequeña historia basándome en la imagen 212 del topic "Escribe a partir de una imagen" del foro Proyecto 1-8.

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—¡Y usted deje de ser tan amargada! —Perfecto, era su primer día en su nuevo apartamento y ya estaba discutiendo, pero por supuesto, eso no era culpa suya, después de todo quién no se enojaría cuando una señora de avanzada edad la trata como una mujerzuela.

Envidia ha de tener.

Después de todo es joven, no hace mucho se graduó de la universidad y tuvo la fortuna de encontrar empleo de inmediato lo que significó ingresos para ella y por consiguiente la compra de su tan anhelado espacio personal, dejar de vivir con sus padres fue una dura elección siempre han sido una familia muy unida, sin embargo los hijos crecen y aquello significa que deben explorar el mundo.

Sus padres lo asimilaron mejor de lo que pensaba, claro que prometió visitarlos a menudo, tampoco es que se iba a olvidar de ellos.

Y ahí estaba ella, en aquel amplio lugar del cual debía llenar de vida en cuando pudiera.

—Manos a la obra—se dijo mientras veía las enormes cajas frente a ella y comenzaba a desempacar.

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—¡Ufff! —gritó con sus últimas fuerzas —Ese fue el último—dijo secándose el sudor de la frente con un pañuelo rosa y admiraba su trabajo culminado, los muebles, los cuadros, sus materiales de trabajo, todo estaba tan ordenado, a su estilo desde luego, nunca ha sido de esas que deben tener todo inmaculado y especificado, con tal de saber en dónde están las cosas, no le molestaba que no estuvieran sobre una mesa o guardadas en una caja especial.

—Quien lo diría Mimi, ahora en verdad eres una mujer independiente—se felicitó dando un recorrido visual con las manos sobre su cintura y una idea cruzaba por su mente —Esto merece una celebración.

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I'm grown woman, cause I do everything I want —aquella era la melodía que emanaba del hogar de la Tachikawa, no importaba el volumen porque las paredes estaban insonorizadas ya que el edificio fue originalmente construido para profesionales de la música y aquel era un requisito indispensable para su elaboración.

No se preocupó por cerrar las ventanas, pues estaba en el piso nueve y difícilmente creía que a las aves que circundaban le llamaría la atención una chica joven que canta semi-desnuda en su casa, porque sí, lo único que llevaba en sus piernas era su ropa interior blanca, en la parte superior estaba un poco más cubierta ya que tenía una playera, aunque por supuesto aquello no significaba que llevara sostén.

—¡Esto es lo máximo! —celebró con cuidado de no derramar su té frío que llevaba en una de sus manos, por lo que limitó a levantar el puño y entonces fue allí que lo vio.

Un chico rubio de ojos azules la miraba hipnotizado por la ventana.

El grito femenino fue inevitable, haciendo que el visitante casi cayera desde el aparato que lo sostenía a tan elevada altura, sin embargo no podía hacer nada.

Su trabajo de medio tiempo era limpiar las ventanas, no era su culpa que aquella chica fuera tan atrevida para vestir de ese modo, aunque no la responsabilizaba por nada, debía admitir que la estaba viendo con otros ojos, menos mal que ella se percató de su presencia y lo hizo reaccionar, porque no es para nada su estilo excitarse con ese tipo de escenas.

—¡Vuelve acá maldito pervertido! —gritó la chica que se había asomado por la ventana hecha una furia, por lo que el rubio tuvo que tirar con fuerza y desesperación de las cuerdas del aparato para que lo dejaran fuera del alcance de aquella castaña que parecía tener el infierno en sus ojos.

No era una buena forma de conocer a los residentes, especialmente cuando viven en el mismo edificio.