Mundos Diferentes

Disclaimer:CCS No Me Pertenece.

Genero: M

Shaoran Li es un chico que lo tiene todo, hijo de un importante magnate en los negocios y nieto de un Rey, según él es feliz o por lo menos eso cree antes de conocer a Sakura Kinomoto, una chica de clase media con muchos deseos de vivir, ayudar a su familia y salir adelante. La vida de Shaoran se pone patas arriba con la entrada de Sakura a esta, lo que no sabe es que al momento en que Sakura entra a su vida un grave secreto de su familia amenaza a ser descubierto. Él tiene que amar y aprender a perdona y ella está dispuesta a enseñarle.

―"Teléfono"

Pensamientos y Recuerdos


Capítulo 1

Colegio Nuevo

―No, se me hizo tarde― corría una joven de cabellos castaños claro, delgada y ojos castaños. Estaba tan concentrada en llegar a su destino que no había notado que por aquellos lugares no transitaban personas.

―¡Oye muñeca!― llamó un hombre el cual la había estado observando.

La castaña no le prestó atención y siguió su camino.

―¡Te estoy hablando!― al alcanzarla la tomó fuertemente de un brazo y la obligó a mirarlo.

Era un hombre de un físico detestable, era de cuerpo robusto, barba de unos cuantos días, ojos apagados y por su aliento era obvio su estado de embriaguez.

―¿Qué le pasa?― preguntó al tratar de zafarse del agarre de aquel hombre. ―¡Suélteme! ― le ordenó en un grito.

―Una pequeña fierecilla― sonrió con malicia al acorralarla contra una pared.

―¡No!― volvió a gritar. ―¡Déjeme, por favor!― sintió los ojos humedecérseles al ese hombre inmovilizar su cuerpo y mientras con una mano sostenía las suyas sobre su cabeza con la otra empezaba a deslizarla por su cuello hasta sus pechos. ―Se lo suplico, por favor― volvió a pedir, lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Trató de golpearlo con unas de sus piernas pero él pudo notar sus intenciones y logró detenerla.

El hombre sonreía de manera pervertida, inclinó la cabeza y lamió su cuello. La castaña apretó los ojos y gruesas lágrimas seguían mojando sus mejillas.

―La señorita pidió ser soltada― escucharon la profunda voz de un hombre.

El hombre miró hacia donde provenía la voz y pudo ver a un joven quien lo miraba con asco.

―Vete a jugar mocoso― tuvo la intención de volver a inclinar la cabeza y lamer nuevamente el cuello femenino pero un fuerte agarre en la parte de atrás de la camisa lo hizo detenerse.

―Asqueroso― dijo con indiferencia y lo jaló fuertemente, apartándolo de la chica.

La castaña miró al hombre sorprendida al verlo en el suelo y un joven le pisaba el pecho. Se limpió las lágrimas y se acomodó la ropa.

―¡Hay no! ― al terminar de acomodarse la ropa pudo notar que tenía sucio el abrigo gris que llevaba sobre el top. ―Llegaré tarde― su mirada se posó sobre el chico quien la observaba y se sorprendió al ver de quien se trataba, Xiao Lang Li el hijo de Hien Li y nieto de Wei Li, rey de Inglaterra. ―Muchas gracias― hizo una inclinación de cabeza. Era muy guapo, los medios de comunicación se quedaban cortos, con sus cabellos chocolates, ojos ámbares, alto, cuerpo atlético y de piel bronceada. Sintió el rostro caliente y tuvo que desviar la mirada.

Sonrió, la miró de arriba abajo, llevaba una mini falda color purpura, un top negro y sobre este traía una especie abrigo de color gris. Su sonrisa se hizo más grande al recorrer las largas piernas.

―No puedo ir así― decía al quitarse el abrigo y mirar la suciedad la cual era causa de haber estado contra aquella sucia pared.

Estaba tan sumida en lo que hacía que cuando el castaño se le acercó y le levantó el rostro con una mano para que lo observara, se sorprendió.

―Mi color favorito― susurró inclinando el rostro hacia el de ella.

―Suél…― pero las palabras murieron en sus labios al la boca masculina posarse sobre la de ella. Abrió los ojos sorprendida y sin creérselo. ¿Xiao Lang Li la estaba besando?

Su lengua se deslizó entre los labios femeninos, saboreando el interior de su caliente y húmeda boca. Los minutos fueron eternos para cuando él dejó de besarla. Separó los labios de los contrarios pero una pequeña línea de saliva los unía.

―Deliciosa― con un dedo le acarició el labio inferior para luego llevarse el dedo a la boca, lamiéndolo. La miró con picardía.

Se llevó las manos a los labios sin creerlo.

―No estés por lugares como estos― se había puesto serio. Buscó con la mirada al hombre de minutos atrás pero este había huido. ―A las nenas buenas se las come el lobo feroz― sonrió con perversidad, le dio la espalda y se marchó.

Se dejó caer al suelo, todavía sorprendida por el beso. Un fuerte trueno se dejó escuchar para luego gruesas gotas empezar a caer, mojándola.

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No supo cómo llegó a su casa pero ahí estaba ahora, abriendo la puerta para entrar. Apenas escuchó la puerta abrirse corrió hasta esta pero se quedó sorprendida al ver a su hija toda mojada, su castaño cabello el cual horas atrás había llevado en un recogido moño ahora estaba esparcido por su rostro, su ropa estaba toda mojada y chorreando.

―¿Sakura, hija, qué te pasó?― preguntó preocupada. ―¿Qué pasó en la entrevista?― volvió a preguntar.

―No llegue a tiempo― dijo en un susurró dejando que su húmedo cabello cayera sobre su frente. ―Lo siento, mamá― se disculpó.

Sintió los ojos arderles por el deseo de llorar, no le dolía lo que le había pasado sino el que no pudo llegar a tiempo a la entrevista de trabajo que tenía. Necesitaba un trabajo lo antes posible, su madre y padre se habían esforzado mucho para que ella pudiera estudiar en el colegio más prestigioso del país.

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A pesar de la fuerte lluvia de la noche anterior el día había amanecido muy caluroso y con el cielo despejado.

Ahí estaba ella, entrando por el gran portón. Su nuevo colegio, el colegio por el cual su padre y madre se habían esforzado para que ella pudiera estudiar. Agradecía que nadie notara su presencia, los chicos que habían no le prestaban atención, eso la hizo relajarse.

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―Por favor, pasa al frente y preséntate― le pidió el profesor a la esmeralda.

La castaña se puso de pie mientras todos sus compañeros la observaban con curiosidad.

―Buenos días― saludó apenada. ―Mi nombre es Kinomoto, Kinomoto Sakura― se presentó haciendo una reverencia.

―Eres la chica pobretona― escuchó decir una chica con indiferencia.

―Guarde silencio señorita Sakuragui― pidió el maestro. ―Por favor, siga― le pidió a la esmeralda.

―Sabes Arisa, yo que tú utilizo todo mi dinero para una clase concentrada de educación― la puerta se abrió de repente dejando ver a dos chicas pelinegras, altas, delgadas, ojos rubíes y ojos amatistas, ambas parecían modelos. Sus uniformes eran diferentes a los de los otros. ―Sentimos llegar tarde― se disculpó la de ojos amatista.

―Por favor, tomen asiento señoritas― pidió el profesor. ―Siga, por favor― le pidió el profesor a la castaña.

―Mi nombre es Kinomoto Sakura, es un gusto estar con ustedes― se volvió a presentar. ―Soy de Tomoeda―

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Suspiró con cansancio, al fin era la hora de almuerzo. Toda la mañana no había hablado con nadie en todas las clases, esa chica llamada Arisa la destetaba y de eso estaba segura y no sabía el porqué.

Caminaba buscando un lugar donde almorzar, no tenía dinero como para ir y comer en aquel colegio por lo tanto se prepararía el almuerzo en la casa. Lo que parecía un invernadero llamó su atención, allí sería el lugar perfecto para comer y estar lejos de todas aquellas personas. Entró con cuidado y se aseguró que nadie la estuviera siguiendo, el lugar era impresionante, observó a su alrededor encantada, habían bastantes plantas y se podía apreciar un hermoso jardín de rosas, llegó hasta unos muebles del jardín y se sentó con disposición a comer.

―¿Qué piensa hacer la clase para el festival?― escuchó la voz de una chica.

―Si hubieses llegado a tiempo te hubieras enterado― escuchó decir otra voz al reír.

―Anoche tuve una sección de fotos― dijo la primera voz.

―Quedaron en un café o una obra de teatro― dijo otra voz.

―Todo y que no la escriba Naoko no hay problemas―

Vio a tres chicas, dos morenas y una de cabellos caoba, las tres venían con unas bandejas las cuales juraba que era comida. Reconoció a las dos morenas, eran sus compañeras de salón.

Las tres chicas la miraron con curiosidad.

―Eres nuestra nueva compañera― habló la chica morena de ojos amatista.

―¡Lo…lo siento!― se disculpó la esmeralda al ponerse de pie con rapidez. ―No…no sabía que este lugar estaba ocupado― empezó a recoger sus cosas ante las miradas de las tres presente.

―¿No tienes dónde comer?― preguntó la chica de cabellos caoba, era alta como sus compañeras, delgada, ojos oscuros y piel bronceada. Llevaba el mismo uniforme que las dos presentes.

La castaña bajó la mirada con vergüenza.

―No tienes porque irte, puedes quedarte― levantó la mirada y observó como las tres sonreían.

―Es la primera vez que alguien que no sea nosotras entra aquí― se acercó donde la castaña y dejó la bandeja sobre la mesa al igual que sus compañeros.

―Es precioso y pensé que podía comer tranquila aquí― se volvió a disculpar. ―Lo siento―

―Sí― la apoyó la de ojos amatista. ―Es un lugar muy tranquilo y hermoso, por eso siempre comemos aquí― le dijo con una sonrisa.

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―¿Conoces a la chica nueva?― preguntaba una mujer mientras se recogía el cabello en un perfecto moño y se abotonaba la blanca camisa. Tenía el cabello negro azulado, alta, perfectas curvas, ojos claros y piel bronceada.

―¿Tiene algo interesante?― preguntaba sin interés un chico alto, con el cabello castaño chocolate, ojos ámbares y de cuerpo atlético.

―No he tenido el gusto de conocerla, está en el 2-B― le dijo.

―Mmmmm― el castaño no le prestaba la mínima atención.

―Cuidado― le advirtió al tomarlo de la barbilla y obligarlo a que la mirara.

―¿Con qué?― le preguntó con semblante serio.

―No quiero escuchar que andas interesado en esta también― le dijo con seriedad.

―Me asfixias― se separó de ella y le sonrió al tomar la chaqueta del uniforme. ―Gracias por la apasionada e intensa clase de sexo, profesora― sonrió con malicia y salió de aquella oficina.

Lo miró cerrar la puerta mientras ella permanecía mirándolo como boba enamorada. Ella, una mujer de 30 años teniendo sexo con un chico de 17, su alumno. Estaba segura que si alguien se enterara de aquello estaría en problemas, no sólo por él ser menor de edad sino porque era unos de los nietos de Wei Li, un hombre exageradamente poderoso y rey de Inglaterra.

―Estás jodida, Aya― se dijo mientras sonreía.

Dos años atrás cuando él intentó seducirla trató de resistirse, pero muy poco le duró la resistencia, ese mocoso la tocaba y le hacía cosas que ningún otro hombre le había hecho. Ahora dos años más tarde no estaba dispuesta a perderlo, ninguna mocosa lo apartaría de su lado.

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La cuatros chicas estaban muy entretenidas platicando, estaba todavía desconcertada, nunca pensó que podría hacer amigas en aquel ambiente. Guardaron silencio cuando vieron a cuatros chicos acercarse, dos de cabellos negros, altos, atléticos, uno de ojos azules con lentes mientras el otro con ojos oscuros, los otros dos de cabellos plateado, ojos grises, altos, delgados y muy parecidos.

Los recién llegados miraron a la esmeralda con curiosidad.

―Les quiero presentar a Sakura― les dijo la de ojos rubíes. ―Está en el mismo salón que nosotras― les dijo.

―Hola, mucho gusto― la saludó el chico de ojos oscuros. ―Soy Takashi Yamazaki― sonrió al ofrecerle la mano.

La castaña lo miró sorprendida, ese apellido lo había escuchado bastante. La familia Takashi era una familia muy influyente en el país, dueños de una franquicia de empresas divididas en varias aéreas.

―¡Gatita!― unos de los chicos de cabellos plateados se había acercado a ella, la miró de arriba abajo mientras una mirada lujuriosa se posaba en sus labios.

―Lamentablemente él es mi hermano― dijo el otro chico de ojos grises con una sonrisa. ―Yue Tsukishiro― le dijo.

―Eso lo debería decir yo― se quejó el otro chico. ―Ese pesado es mi hermano, gatita― le dijo con una radiante sonrisa.

La esmeralda no pudo más que sonreír, Yue y Yukito Tsukishiro, eran hermanos gemelos, sus padres eran los dueños de casi todos los bancos importantes del país.

―Mucho gusto, soy Eriol Li― se presentó el último chico, si estaba sorprendida con sus tres nuevas amigas y los chico recién presentados con este se quedó boquiabierta y asombrada.

El mismísimo Eriol Li. Todos lo conocían, y quién no, era hijo de Ran Li y nieto de Wei Li quien era el rey de Inglaterra.

La castaña tomó la mano ofrecida y quedó embobada al chico sonreírle. Era guapo, mucho más de lo que mostraban las revistas o de lo que se veía en el televisor. Sus brillantes ojos azules resaltaban antes el hermoso bronceado que tenía su piel y su negro cabello se veía espeso y suave.

―Eriol siempre tiene el mismo efecto con las chicas― se susurraron los gemelos.

―¿Dónde está Shaoran?― le preguntó la amatista a ambos.

―Quien sabe― dijo el de ojos azules.

―Podría jurar que anda follando con alguna― dijo con malicia Yue.

―Maldito suertudo― se quejó Yamazaki ganándose un golpe por parte de la de cabellos caoba.

Unos pasos acercándose llamaron la atención de los presentes. Todas las miradas se posaron sobre el recién llegado. La castaña abrió los ojos con sorpresa, Xiao Lang Li, el que la había salvado y besado después, lo observó con el entre cejo fruncido, el día anterior no lo había visto llevar lentes y hoy traía.

Llevaba las manos en los bolsillos del pantalón mientras que la blanca camisa la llevaba fuera de estos, la corbata la llevaba floja, muy floja ya que tenía el primer botón de la camisa desabotonado y por último llevaba la chaqueta del uniforme la cual también llevaba desabotonada.

―¿Dónde estabas?― le preguntó la amatista.

―Nadando, necesitaba estirarme― se llevó una mano a la boca al bostezar y fue entonces que notó otra persona aparte de sus amigos. Abrió el ojo cerrado y concentró su mirada en la chica. ―¿Ella quién es?― preguntó mirando a la esmeralda de arriba abajo sin interés alguno.

―Sakura, te presentó a Xiao Lang Li, Shaoran para los amigos― la presentó la amatista con una sonrisa.

La castaña estaba sorprendida al ver la manera de actuar del castaño, actuaba como si nunca la había visto en su vida. Apretó las manos hasta hacerlas puños por el enojo.

―¡¿Qué te pasa idiota?― la pregunta abandonó sus labios sin que la pudiera retener.

Todos quedaron sorprendidos y sin entender. Caminó con decisión y se plantó frente a ese sujeto. Él le debía una, le debía por haberle robado su primer beso.

―Soy la chica que salvaste ayer― le dijo con enojo. ―La cual luego besaste― dijo con furia.

El castaño la miró con seriedad por unos cuantos minutos y luego sonrió con malicia.

―Ya recuerdo― habló. ―Disculpa que no te haya reconocido, pero no reconozco a chicas que no saben besar― sonrió con malicia.

Los presentes quedaron sorprendidos y desconcertados al escuchar aquello.

―¡¿Qué esperabas, tonto?― ver como él se burlaba de ella sólo hacía que se enojara más. ―¡Fue mi primer beso!― se arrepintió al esas palabras salir de su boca, se llevó las manos a los labios mientras un fuerte sonrojo le subía al rosto.

Al escucharla decir aquello no pudo evitar explotar en una carcajada, que chica a esa edad nunca la habrían besado. Mojigata, la palabra penetró en su mente como un rayo de luz.

―Entonces deberías agradecérmelo― dijo con tono burlón luego de dejar de reirse.

―Eres tan arrogante como dice la prensa― desvió la mirada.

―Y tú de seguro que eres otra admiradora de las revistas amarillistas― dijo sin importancia.

La castaña tuvo deseos de pegarle pero se contuvo.

―Idiota― susurró.

¿Qué se creía ese estúpido?, podía tener todo el dinero del mundo pero eso no le daba ningún derecho de ir por allí besando a las chicas.

―No sabía que ahora ustedes se juntaban con muertas de hambre― escucharon una voz. ―Y menos tú, Xiao Lang―

Era la chica de la mañana, la que le había dicho pobretona. Arisa Sakuragui, una chica de cabellos rubios y ojos claros, y claro, con curvas perfectamente puesta.

―Sabes que tienes prohibido entrar aquí― le dijo la chica de cabellos caoba.

La rubia se acercó hasta la castaña mirándola con desprecio.

―¿Y ella qué hace aquí?― preguntó.

―¿Nada qué te importe?― sonrió la de ojos rubíes.

―Tú siempre tan amable, Meiling― sonrió de manera hipócrita. ―Por encima se ve que no tiene ni en que caerse muerta― dijo refiriéndose a la castaña.

―Ese no es tu problema― defendió la amatista a la esmeralda.

―Sólo vine a….― se mordió el labio inferior mientras miraba al castaño.

―No estoy interesado― le dijo el castaño, no tenía que ser demasiado inteligente para saber el significado de esa mirada.

―Ni sabes lo que te iba a pedir― dijo con coquetería.

―Que te folle― desvió la mirada hasta la esmeralda y pudo ver como esta estaba sonrojada quien sabe la razón. ―Te lo he dicho varias veces, no me acostaré contigo―

La castaña permanecía sorprendida al escuchar la manera tan liberar en que hablaban de aquel tema.

―Eso lo veremos― sonrió y luego se marchó.

Apenas la chica abandonó el lugar los chicos empezaron a reír. El castaño nuevamente se llevó una mano a la boca para callar el bostezo.

―Joder Shaoran, fóllala ya― dijo el de ojos oscuros entre risas.

―Mujer muy persistente― dijo el de ojos azules.

―Eso se llama hostigamiento sexual― dijo unos de los gemelos con burla.

―Claro, búrlense― nuevamente miró a la esmeralda.

―Y dinos gatita― dijo unos de los gemelos. ―¿Qué haces en un colegio como este?― le preguntó con interés.

―Serás tonto― lo reprendió la chica de cabellos caoba. ―No le hagas caso― le dijo.

―Yukito tiene razón― defendió el de ojos azules a su amigo. ―No es un secreto que a este colegio no puede entrar cualquier persona― dijo. ―Podríamos saber cómo es qué entraste a estudiar aquí― le preguntó a la esmeralda.

―A mi padre le hicieron una oferta de trabajo en la universidad de Tokyo― les dijo.

―¿Eres hija de un profesor de la universidad de Tokyo?― preguntó la de ojos rubíes.

―Sí― aceptó con orgullo mientras sonreía.

―¡Sorprendente!― exclamó la amatista. ―De seguro eres muy inteligente―

La esmeralda se sonrojó, de hecho era todo menos eso, no era que sus grados habían sido malos pero nunca sobresalieron y mucho menos en el área de la matemáticas.

―O muy bruta― habló el castaño quien fue el único que había notado el incómodo sonrojo de la esmeralda.

―¿Tienes problemas de actitud?― le preguntó al castaño con enojo, ni siquiera entendía porque se comportaba de aquella manera con ella.

El castaño la miró sin interés, algo en aquella chica le causaba sentirse extraño y no le gustaba, era mejor mantener distancia.

Continuará

Bueno, aquí mi otro fic…sí, sé, ya ando publicando otro proyecto sin haber terminado los otros pero que puedo hacer u_u….tengo muchas ideas para esta historia y no aguanté los deseos de escribirla.

Bueno, nuevamente creo que será una historia de pocas descripciones, trataré de ser breve y no volver la historia tediosa. En esta historia Shaoran y Eriol son primos y nietos de un rey!...xD…Como siempre, son los ricos herederos y con unos humos por los aires. Sí, sí, Shaoran anda teniendo una aventurilla con unas de sus maestras, pero que se puede hacer, eso del nene serio, mandón y hasta algo controlador y pervertido me encanta. La historia será M, así que leer bajo sus propios riesgos, no pondré advertencia al principio de los capítulos, a si que ya están advertidos, creo que está demás decirle que estará subidita de tono.

Espero que sea de su agrado y por favor dejen reviews.

Besitos...

Hasta el próximo capitulo...