Es muy molesto encontrarme tus ojos ofendidos cuando yo…¡demonios Akane! No he tenido nada que ver!

Ella se abalanzo sobre mi. Ya la conoces maldita sea! ¿Qué quieres que yo haga?

No me vengas con el cuento otra vez. Sabes que no disfruto que me utilicen a su antojo. Venga ya Akane! No empieces de nuevo con sus cuerpos! Te digo que no me interesan, que no me importan…¿Qué quieres escuchar realmente, baka? ¿Qué tan solo tu cuerpo es el que me deja paralizado? ¿el que consigue hipnotizarme?

Esta bien. Ya veo que la cosa va amainando. Se nota en tu ligero sonrojo y en tu tartamudeo. Crees poder contestarme a eso. Pero tu y yo sabemos que cuando soy asi de sincero tu mente se nubla y tu inocencia sale a flote.

Aunque lo siguiente debi haberlo supuesto tambien. Si no encuentras palabras para tu defensa, en seguida utilizas tu técnica. ¿de donde demonios sacaras ese estupido mazo? Te juro, Akane, que cuando lo sepa vas a echarlo de menos.

Maldita sea, ya no porque me hagas daño..tu te encargas de que eso no suceda, sino mas bien porque de cierta manera, arruinas el momento perfecto en el que yo me abalanzaría y te comería a besos.

Desde lo alto puedo apreciar el brillo de lo que parece ser una cámara. Después de todo, no hubiera podido tocarte. Te vuelvo a repetir que tu hermana Nabiki esta al acecho de cualquier cosa. Estoy seguro de que sospecha algo.

… ¿algo como que?...Han pasado tres años desde que llegue al dojo por primera vez. Y si, al menos soy capaz de coquetear contigo libremente, no consigo pasar de ello. Llámame cobarde, pero siempre refreno todos esos impulsos que me aguardan cada día de poder declararme totalmente.

No se si serán tus ojitos color café que me miran con cierta ilusión cuando ese momento parece que va a llegar.

O tu impaciencia cuando ves que no prosigo tras, tan solo poder decir tu nombre.

Puede ser incluso que tu carita me nuble a mi; que tu belleza me haga de nuevo ser el chiquillo aquel de dieciséis años que jamás se atrevió a mirarte mas de cinco minutos seguidos si tu también me mirabas a mi.

Porque ya deberías suponer boba, que cuando tú no te percatas siempre ando admirándote. ¿Cómo no hacerlo? Eres tan….tu, Kawaikune.

Esa fresca sonrisa que mantienes en tu rostro cuando estas apacible. Ese brillo de tus ojos tan característico, que demuestran tanto tu alegría como tu orgullo, tu tristeza o tu admiración. Incluso esos pequeños gestos tan propios. Como cuando cruzas el entrecejo porque algo no te cuadra; porque no estas de acuerdo con algo o simplemente porque ves aparecer alguna de mis otras, como se hacen llamar, prometidas.

E incluso, ese gesto tan infantil que tienes pero que me vuelve tan loco. Cuando muerdes tu labio expresando tu resignación o exasperación.

Pero no debería desviarme tanto del tema. ¿Qué estaba pensando? Ah si! ¿Por qué demonios no puedo acercarme y simplemente besarte? Es una idea bastante atrayente…que jamás realizaría por su puesto. Jamás me atrevería a tocarte sin tu consentimiento. Aunque casi podría jurar que es lo que tú deseas. No creas que soy un egocéntrico….es solo….tu aire romántico que te envuelve. Presumes de no ser tan tonta como las otras y de no caer rendida a los pies de nadie. Pero tu sabes que es solo ese aire soñador; esa esperanza de que sea el chico el que de un paso adelante, lo que te impide reconocer que morirías por besarme.

Debería distraerme menos. Miro a través de la puerta semiabierta del dojo y veo la luz tenue del atardecer. Igual llevo aquí unas dos horas….la ultima media hora no recuerdo haber hecho otra cosa que pensar en ti.

Y es cuando noto tu presencia y mis sentidos van dirigidos hacia ti. Tu fragancia me envuelve y me sonsaca una sonrisa. Y girando la cabeza puedo verte, en la puerta de entrada con mirada inquieta y anhelante.

Irónicamente te atreves a burlarte de mi "estas descuidado" y cruzo el entrecejo levemente. Me divierte que lo digas, pero no es cuestión de decirte que es tu culpa niña terca.

Tanteo el terreno y tu mirada me dice que andas buscando algo….¿pelear? ¿contra ti?...no puedo Akane….es imposible luchar contra ti…la razón es simple….oh Vamos! No empieces que contra ellas si que lucho…demonios! Eres diferente! No puedo hacerte daño porque eso seria un suicidio para mi…¿no entiendes?...parece ser que no….Por Kami-Sama si eres rebelde…tengo que esquivar una de tus patadas… no se porque te empeñas tanto… sabes que, sin ganas de ser un prepotente, te puedo siempre.

Te quedas quieta un momento, con la cabeza agachada. Trago saliva porque, si te he hecho daño al apartarme pequeña, juro que no respondo por mi.

Pero levantas la cabeza lentamente. Y una sonrisa diferente cubre tu rostro. Y es entonces cuando comprendo que el "te puedo siempre" queda vago en mis oídos, y que…por el contrario….puedes conmigo aun sin quererlo.

Tu flequillo se pega a tu frente y cae sobre tus ojos. Hace calor.

Tus ojos se entrecierran de una forma demasiado astuta. Mucho calor.

Y tu sonrisa traviesa se acerca a mi cuando te atreves a acercarte de manera sinuosa. No haría falta que contonearas tus caderas de manera tan excesiva. Sin que lo intentes, tienes un caminar seductor, atrayente.

¿Qué pretendes hacer? Me estas poniendo nervioso. No sueles ser….tan coqueta….no intencionadamente al menos. ¿Cuál es la via de escape mas segura?...sin duda…reír…te sentirás ofendida y de nuevo tu brote de mal genio saldrá a la luz. Y entonces podré salir del apuro. Porque me estas matando Akane. No te acerques mas…maldita sea….¿no ves que lo único que consigues es que quiera besarte? ¿es eso lo que quieres?

Tu mirada me confirma que estas sorprendida y asustada. Tu inocencia no tiene límites y a veces me asombro de que ya tengamos diecinueve años. Es una posición rara, lose. Conseguiste agarrarme por sorpresa y tiraste de mi tan fuerte que caí encima de ti. Suerte que me pude sostener con mis brazos para no aplastarte.

Nuestros rostros están tan cerca que siento como tus mejillas arden. Y se nota que tu intención no había sido esa. Que no esperabas quedar en esa situación. ¿Cómo pretendes que me pueda controlar?

Trago saliva casi dolorosamente, con miedo a estropear el momento. Y entonces tu risa se cuela en mis oidos. Con ingenuidad pregunto con mi mirada y tu te limitas a restregarte tu mejilla.

Y entonces me doy cuenta de que mi trenza a caído sobre tu rostro. "me haces cosquillas" susurras con timidez.

Y no puedo creer que seas la marimacho que me ofreció su sonrisa la primera vez que llegue a Nerima. Ni la que, en ese mismo día, me atacaste con una mesa.

No puedo creer que hayan pasado tres años y que aun no sea capaz de confesarte que en mis ojos no hay ninguna otra que no seas tu.

¿sabes lo duro que fue afrontarlo? Me concienciaba de que era imposible. Que a mi solo me interesaban las artes marciales. Pero era estar todo el dia pendiente de ti. Necesitaba saber donde estabas y como estabas. No es por ser celoso….pero que narices! Odiaba las visitas de P-Chan a tu cuarto.

No hubo dia mas raro que cuando te enteraste de la verdad de Ryoga. Por un lado estaba feliz. Por fin ese cretino tuvo lo que se merecía. Por otro lado no sabia como poder acercarme a ti. Estabas dolida y confundida. Te sentías avergonzada y cuando me presente en tu cuarto para poder hablar contigo, supe que habías cambiado. Me echaste educadamente de tu cuarto con un "por favor déjame sola" que me helo la sangre. No se si lo supiste alguna vez pero vele tu sueño en la ventana toda la noche. Me preocupaba que te derrumbaras y estuvieras sola.

Sin embargo, pareciste madurar de un golpe. A la mañana siguiente fuiste totalmente de nuevo mi akane. Supe que hablaste con Ryoga y que le pediste un tiempo para pensar si podía perdonarte. Me alegro ver que la bofetada que el recibió aun le duraba el día siguiente. Le confesé que no se preocupara. Que tu sabrías perdonarle. Si bien es cierto que no puedo verte cerca de el, Ryoga es mi mejor amigo. No pude permitir verlo llorar tan desconsoladamente.

Y no me defraudaste. Tu honesto corazón hizo que tras un mes, tu relación con Ryoga fuera de nuevo, de lo mas cortes y normal.

Sonrio con cariño y me intento separar de ti. Pero tus piernas andan enrolladas con las mías y me temo que no consigo separarme sino acercarme mas. Pequeña pervertida…¿Por qué mantienes esa picara sonrisa?

Con destreza me acerco hasta tus labios y es entonces cuando pierdes tu sonrisa porque sabes que no llevas el control.

Tus ojos me miran curiosos y tímidos. Y yo, todo un caballero, alzo un poco más mi rostro y alcanzo tu frente, donde deposito un suave roce con mis labios. Se que puedo recibir por ello. Se que podrías pegarme ahora mismo, destrozarme si quisieras. Pero no me preguntes porque…no me importa en absoluto.

Una sonrisa de triunfo se apodera de mi cara. Me levanto con cuidado de no aplastarte. Cuando quieras volvemos a entrenar, te hago saber como despido. Si, me tengo que marchar porque tenerte asi solo para mi no acarrearía buenas consecuencias. No respondería de mis actos.

Hace mucho calor. Lo mejor será ir a tomar una ducha de agua fría.