Capítulo 1: Cortes

Hace exactamente cuatro días, Ai le dijo a Conan que no había antídoto, a pesar de que la organización quedo destruida, también se destruyó toda la información del APTX, ya no quedaba nada y aunque Haibara seguía tratando de conseguir la cura, con el paso del tiempo se rindió.

No había antídoto y Kudo tenía que afrontar la realidad como debía ser...

"¿la seguirás engañando? le mentiste...dile quien eres"

Esas palabras dichas por Haibara continuaban resonando en la mente de un pequeño detective, ya sabía de quien se refería y es por eso que no podía decírselo ¿cómo le decía sin lastimarla? la iba a lastimar no importa lo que hiciera.

Se encontraba en la casa de Agasa, recostado en la cama, sin decir nada, solo pensando, desde la noticia estaba así, perdió la esperanza de poder volver a ser Shinichi Kudo y por esa razón también se negaba a ser Conan Edogawa ¿quién era en realidad?

Nadie sabía que no volvería, los únicos que sabían era Agasa y obviamente Haibara pero ¿los demás? nadie se lo imaginaba ¿sus padres? ¿Heiji? ¿Inspector Megure? y...Ran, todos y cada uno de ellos tendrán que afrontar una realidad, Shinichi Kudo no volverá, pero, tenía que hacerlo primero el mismo.

Sabía que al dejar de ser Conan Edogawa, se alejaba de los niños de la Liga Juvenil de Detectives, pero esos siete años no se comparaban a los diecisiete años que vivió siendo Shinichi Kudo, sabían que Ayumi, Genta, Mitsuhiko, iba a superar con el tiempo su partida cosa que el todavía no podía asimilar.

Siete años...siete años creyendo que sería de nuevo Shinichi Kudo, haciendo esperar en vano a Ran.

Hace cuatro días que no veía a Ran porque si lo hacía le tendría que decir que le había mentido, engañado, la había hecho sufrir esperando y que todo este tiempo era... Shinichi Kudo. No podía porque lo más posible era que la pierda para siempre, pero al no decirle significaba también que ya la había perdido.

La puerta se abrió bruscamente, mostrando a Ai con una bandeja de comida en su mano, Conan se dio cuenta de su presencia, pero no se movió ni levanto la cabeza para recibir a la recién llegada que dejo la bandeja arriba del escritorio, tomando la otra, la cual la mitad de la comida estaba hecho picadillo y la otra probablemente se la había comido, al menos el vaso que estaba lleno ahora se encontraba vacío.

Antes de irse se apoyó en el marco de la puerta y lo miro. Al ver que seguía en la misma posición, no lo aguanto porque ella bien sabía que lo que había pasado era su culpa. En realidad no se quería rendir en buscar el antídoto, pero el tiempo estaba en su contra y eran pre-adolescentes, si ahora mismo tenía el antídoto no iba a surgir un gran efecto, porque aun así se vería con un adolescente y en realidad en este momento debería verse como un adulto.

— ¿por cuánto tiempo seguirás así? —le pregunto aunque había sonado dura y demandante en el fondo estaba preocupada y como siempre de su parte no recibía respuesta.

Pasaron minutos sumidos en un silencio, ya se estaba haciendo costumbre en solo esos cuatro días.

— ¿vas a dejar de jugar con la comida? —añadió esperando que respondiera o al menos que emitiera algún sonido.

Volvió a mirar la bandeja y la comida que le traía siempre la dejaba echa puré a absolutamente todo lo que le servía, excepto la sopa que esa si se la tomaba obedientemente si es que no la tiraba por el inodoro. Otra vez un silencio, sabía que no estaba dormido a pesar de que estaba con los ojos cerrados, pero bien sabía que tampoco los iba a abrir. Pensó en irse, en cambio suspiro.

—La mentira es un arma de doble filo ¿lo sabias? —le dijo Ai, espero un breve rato, al no recibir ningún tipo de comentario, ni una señal de que estuviera escuchando se iba a ir, pero unas palabras se oyeron que salían de los labios del detective.

—lo sé ¿por qué me lo estás diciendo? —su voz sonaba depresiva, había abierto los ojos aunque no la miraban a ella sino al techo.

— ¿cuánto tiempo vas a seguir así?

—no se —ahora con voz monótona e inexpresiva.

— ¿no le vas a decir la verdad a Ran?

— ¿Para qué?

—Tú le mentiste a Ran para protegerla, ya no tienes por qué hacerlo...así que dile quien eres —le aconsejo

—no quiero

—pero... ¡¿cuánto tiempo quieres que siga pasando?! Mentiste para no dañar y vas a salir dañado por haber mentido, es irónico ¿no?

—ya estoy herido desde que le mentí...salí dañado y nada me va a curar —le dijo alzando su cabeza y mirándola a los ojos— ¿por qué te interesa tanto si le digo o no?...es mi asunto —sin apartar su mirada en ella con una frialdad que no se esperaba que tuviera.

—Ran sigue esperando por ti...¿cuánto tiempo la vas hacer seguir esperando por alguien que nunca vendrá? —le cuestiono.

— ¿y de quien es la culpa? —le replico y con eso dejo de mirarla desviando la mirada hacia un costado.

Ai se puso de espaldas a punto de marcharse. Le habían dañado esas palabras y lo hicieron porque era la verdad. Antes de hacerlo le dijo unas palabras a Edogawa.

—Sé que es mi culpa y voy a vivir con el remordimiento toda mi vida, te destruí tu vida y no puedo arreglarla, eso lo sé muy bien, pero es por eso que trato de remediarlo de alguna manera, así que por favor déjame hacerlo — dicho eso abandono la habitación dejando a un arrepentido Conan en la cama.

Pasaron horas, el ambiente era tenso, mientras el profesor y Ai almorzaban, ninguna palabra salía de sus bocas, comiendo silenciosamente su comida. Unos ruidos de pasos le llamaron la atención, era Conan que cabizbajo y con su rostro cubierto por sus flequillos hizo acto de su presencia. Estaban sorprendidos y Agasa dejo el tenedor a medio camino hacia su boca, no pudiendo creer que se había levantado.

—Lo siento Haibara, no fue mi intención —levantando su cabeza mirando sus ojos—...le voy a decir la verdad a Ran —añadió con determinación en su mirada y en su voz. Al decir esas palabras se marchó sin esperar alguna contestación de su parte que se levantaron y lo siguieron hasta que abrió la puerta, marchándose de allí, Agasa y Haibara aún estaban sorprendidos de verlo levantando y más aún por las palabras dichas.

— ¿estás bien? —le pregunto Agasa a Ai luego de un rato parados viendo la puerta, lo que recibió una mirada confundida de su parte.

— ¿Por qué no lo estaría? —le cuestiono yéndose para la cocina y terminar su almuerzo.

—Por tus sentimientos que tienes por Shinichi —le dijo entrando hacia la cocina y ella se dio vuelta pasmada —Como dijiste la mentira es una arma de doble filo...ya no mientas sobre tus sentimientos.

—No estoy mintiendo —le declaro —nunca lo hice.

—Sí, dices la verdad...pero esa misma verdad la disfrazas de una broma y te estas mintiendo a ti misma... ¿está bien para ti vivir con ello? —le dijo mirándola de una forma comprensiva.

—No estoy dañando a nadie, no lastimo a nadie, puedo vivir con ello —le contesto tratando de dar terminada la conversación.

— ¿A pesar de que estas lastimándote a ti misma? —le cuestiono y ella lo miro sin saber que decir porque la única razón de que siempre decía que era una broma es porque se acobardaba al final para decirle que sus sentimientos eran reales, todo para que la relación no se volviera incomoda, para no salir lastimada al ser rechazada. No obstante a pesar de que solo esa frase "es una broma" la hacia invunerable a lo que le pudieran hacer los demas, eso no le protegia de ella misma.

Solo agacho su mirada y se sentó en la silla, quien siguió comiendo sin pronunciar algo más. Agasa hizo lo mismo para terminar la comida. Entretanto sin que ellos tuvieran la menor idea, Conan había escuchado esa conversación que habían mantenido, lo que causo que estuviera completamente atónito. Él había vuelto porque nadie le dijo que estaba saliendo en piyamas y por eso volvió para cambiarse. Sin embargo nunca hubiera esperado escuchar algo así al volver y por ese motivo no sabía qué hacer. ¿Mostrarse o huir?

Solo de una cosa estaba seguro, la mentira era un arma de doble filo y lo es porque al final lo estaba cortando a él y a los demás, lastimándose, lastimándolos y sangrando en el proceso.