Es mi primera historia después de largo tiempo, así que no me odiéis mucho.

Si veis algún error o algo por lo que merezca la pena morir, decidme.

(Por si os interesa, también la estoy publicando en AO3, va más adelantada. Aquí publicaré un capítulo por semana, siempre y cuando pueda escribirlo, el instituto es mal.)

Espero que os guste y que lo disfrutéis.


CAPÍTULO I:PREDICCIÓN

Tadashi Yamaguchi estaba enamorado de Kei Tsukishima y Kei Tsukishima estaba enamorado de Tadashi Yamaguchi.

¿El problema?

Tadashi tenía muchas inseguridades, ¿qué pasaría cuando le dijera a su amigo, y héroe, de la infancia que estaba enamorado de él? ¿Qué diría? ¿Le miraría con asco? ¿Con pena? ¿Le diría "patético" y se iría con esa sonrisa de malo de película de Hollywood mientras se reía de él?

No, Tadashi no podía arriesgarse a perder a su Kei.

Por otra parte Kei nunca se había planteado confesarse al que llamaba internamente su mejor amigo porque su orgullo se lo impedía.

¿Orgullo de hombre? ¿De mejor amigo? ¿De, como decían Noya y Tanaka, tsundere? No. Orgullo de Tsukishima.

Si algo sabía Tadashi sobre la familia de su enamorado, era que eran orgullosos como los gatos, no, tal vez como los leones, o las panteras. Sí, a Kei le pegada la pantera, con esos ojos dorados y esos gráciles movimientos que hacía cuando saltaba y atacaba en la cancha.

Tadashi estaba muy enamorado, y necesitaba hablarlo con alguien, pero la única persona en la que confiaba lo suficiente para confesar su amor era Kei, y a él no iba a decírselo.

Pero cuando entró a Karasuno hizo buenas migas con los chicos que estaban sentados con él en el banquillo, con Kiyoko y hasta con el Sensei. Y supuso que podría hablar de su problema con alguno de ellos, ¿no?

Al Sensei lo descartó el primero, era obvio que no iba a hablarle de sus problemas amorosos a un profesor.

Luego siguió con Kinoshita y Narita, intentó sacar el tema, pero no pudo hacerlo, sus senpais nunca le dejaban hablar, así que estuvo una tarde entera de práctica aprendiendo sobre cómo cocer bien el arroz.

Con Ennoshita pasó algo parecido. Empezó hablando de cosas triviales, para llegar al momento justo de hablarle de su mal de amores, pero Ennoshita se quedó estancado en el tema de los uniformes de volei.

Y con Kiyoko…bueno, con ella logró llegar al tema, pero no le dio tiempo a nombra a Kei cuando empezó a decir que ella no entendía de citas y que lo mejor era ser uno mismo, que eso es lo que le gusta a las chicas. Cuando le iba a decir que Kei no era una chica, Tanaka y Nishinoya llegaron corriendo celosos, porque él estaba hablando a solas con Kiyoko.

Así que solo quedaba una persona.

Koushi Sugawara.

¿El problema?

Siempre estaba pegado a Daichi.

Pero algún día encontraría el momento para hablar con él.

Y ese día llegó.

¿Cuándo?

Durante su segundo viaje a Tokio, donde pasarían esta vez más de un fin de semana junto a los otros equipos de voleibol.

Habían salido justo a media noche, y como esa tarde la mayoría habían estado nerviosos o habían entrenados, todos se quedaron dormidos casi al instante, así que el pequeño autobús iba muy tranquilo.

Pero Yamaguchi no podía dormir, cada vez le gustaba más Tsukishima, y desde que perdieron contra Seijou, ambos se habían apegado más al otro. Y él ya no sabía qué hacer. Se levantó del asiento, comprobando que solo estaba despierto el ahora conductor, fue hasta Suga y le tocó en el hombro. Se despertó enseguida con una sonrisa.

—Dime, Yamaguchi.

—Esto…¿podemos hablar un segundo? En privado.

Sugawara asintió y se levantó del asiento mientras quitaba cuidadosamente la cabeza del capitán que antes reposaba tranquilamente sobre su hombro.

Ambos fueron a unos asientos que estaban libres y que Tanaka, Hinata, Asahi y Nishinoya habían aprovechado para poner sus macutos. Los hicieron a un lado y se sentaron.

—Y bien, ¿de qué se trata? ¿Estás nervioso por el campamento?

—No, no es nada de eso—Tadashi se frotó las manos nervioso. —Es algo más, ¿personal?

—Entiendo. Desembucha, que cuanto más tiempo lo tengas retenido, peor.

Yamaguchi pensó que por unos segundos más no pasaría nada.

—Es que…me gusta alguien, desde hace mucho y…no aguanto más.

El rostro de Suga durante una fracción de segundo, mostró asombro, pero luego sonrió como siempre.

—Ya veo, ¿quién es el afortunado?

—Kei…—dijo muy bajo.

— ¿Qué? No te entendí

Yamaguchi volvió a decir el nombre del rubio, pero más bajo aún y la conversación se volvió un tanto repetitiva.

—A ver, paso por paso. Te da vergüenza decir el nombre, así que vayamos primero a arreglar ese problema. A ver…¿está en el equipo?—preguntó el mayor por decir algo.

Yamaguchi asintió rápida y seguramente y esta vez, Sugawara sí que se impresionó, nunca imaginó que fuera Kiyoko, aunque también podría ser Yachi, pero ella no llevaba el tiempo suficiente en el equipo, aunque si Yamaguchi ya la conocía de antes... No, no, Koushi, te estás desviando, pensó.

—Bueno, ya sabemos algo más…ummm, dime algo que lo caracterice.

Yamaguchi dibujó unas gafas sobre sus ojos en el aire con su dedo índice.

Y Suga se asustó.

¿Yamaguchi estaba enamorado del sensei? No, no, no podía ser posible, sonaba demasiado irreal.

—Esto…Yamaguchi…

—Once.

—¿Qué? —preguntó sin saber Suga, este tema ya le estaba rayando. Once, ¿qué?

Entonces vio la luz.

Once.

¡Once!

Se refería al número. Claro, que tonto era, once y con gafas, Tsukishima.

Suga estaba decepcionado consigo mismo por no haber caído nada más decirle Yamaguchi que estaba enamorado de alguien.

Suga sonrió y le dio un empujón con el hombro al pecoso.

Este giró la cara rojo como un tomate.

—¿Y qué ayuda necesitas exactamente?

Yamaguchi giró la cabeza y le miró.

—Es que…creo que desde siempre me ha gustado. Y…y no sé si debo decirle algo o no, porque tengo miedo a su reacción, a…a perder su amistad. Y eso no lo quiero por nada del mundo.

Suga, entendiéndole, le abrazó y le puso una mano en la cabeza.

-No te preocupes, te ayudaré, y esta semana acabará con tu primer beso, ya verás.

Tadashi se sonrojó aún más y Suga, riendo, le revolvió el pelo antes de levantarse y volver a su sitio junto a Daichi.

Yamaguchi tardó más en volver a su asiento, pero lo hizo y se sentó al lado de Tsukishima. Este dormía con la cabeza apoyada en su mano, y a la vez su abrazo apoyado en el saliente del cristal. Llevaba las gafas puestas. Yamaguchi se las quitó y las guardó en en su estuche. Luego se apoyó en el hombro del rubio, cuando llegaran a Tokio ya se disculparía con Tsukki, e intentó dormir. Pero le costó. ¿Su primer beso al acabar la semana? ¿Era Suga una especie de vidente?

Yamaguchi estaba nervioso y asustado, pero a la vez, tenía ganas de llegar al final de la semana.