Remu iba a morir. Sólo él lo sabía. Kira había ganado... y de qué manera. Remu estaba forzado a matar a L, y al hacerlo se quitaría su propia vida. Un shinigami no puede matar para salvar una vida.

Pero todavía tenía libertad de acción. Tomó una decisión, una que pocas veces se había tomado en la historia del mundo de los shinigamis. Podía no significar nada. Podía cambiar para siempre el mundo Humano y Shinigami. Remu había escrito el nombre de L. Y ahora, en sus últimos segundos de vida, escribió la causa de muerte: Desterrado al Mundo de las Sombras.

--

L moría. Al hacer efecto el Death Note, la mayoría de los humanos perdía todo sentído de sí mismo. L era demasiado consciente para hacerlo. Así, mientras caía, pudo ver la sonrisa de Kira y comprender su significado. Sin embargo, esto fue todo lo que pudo hacer; todos sus musculos inertes. La confusión invadió la habitación, pero ya la consciencia de L había abandonado su cuerpo.

--

L miró a su alrededor. Su mente analítica intentó comprender el significado de lo que veía, pero ni siquiera su genio bastaba para hacerlo.

-De todos modos, estoy muerto -dijo, mordiendose el pulgar. Esto le parecía lo único seguro. Apretó los dientes y el pulgar le dolió. Apretó más fuerte y sintió sangre. Almacenó esta información para más tarde.

Dio una vuelta en torno a sí mismo, apreciando el paisaje. Rocas de formas que nunca había imaginado y de un material nunca visto. El cielo gris con matices extraños.

-Alienígenas -se le ocurrió para describirlos.

El viento susurraba en lenguas indescifrables. L se dejó caer sobre su trasero.

Al poco rato, ya se hallaba completamente aburrido. Se acostó mirando al cielo y comenzó a pensar en su vida. Nuevamente se aburrió. El caso Kira. Así que por fin había fracasado en un caso. Bueno, a menos que Near y Mello... pero no, aunque su plan de contingencia funcionara, él, L, había sido vencido. Nada podía cambiarlo. Pasó varias horas recordando todos los pasos que había tomado, las teorías que había creado, las interrogantes que aún le quedaban.

Sintió pasos. Se incorporó hasta quedar sentado, sus piernas cruzadas. Alguien caminaba lentamente, avanzando directamente hacia él. Los ojos de L se abrieron con gran sorpresa. Frente a él, con los botones de más arriba de su camisa abiertos, se encontraba Yagami Light.

-Hola, Ryuzaki.

-Ki... kira.

-Te equivocas. No soy Kira.

L se puso de pie, sus brazos colgando.

-¿Vas a seguir con eso? -dijo L, que, aunque no se notaba, comenzaba a enfadarse-. Acabas de revelarte como Kira, asesinandome, y sólo puedes...

-No soy Kira. Pero Yagami Light lo es.

L se quedó en silencio un momento, pensando en miles de posibilidades.

-Mira mis ojos -dijo Light, y L subió la mirada. Se miraron directamente, y sólo mediante sus ojos se comprendieron más que lo que cualquier par de personas normales podría hacerlo aunque conversaran por horas.

-Lo acepto -dijo L-. Hay dos Yagami Light. Uno es Kira, o está poseído por él, y el otro eres tú. Tú me ayudaste con la investigación, tú... fuiste mi primer amigo.

Light asintió.

-Si puedes aceptarlo, entonces podrás creer mi historia. Desde la última vez que nos vimos, en el mundo humano, he descubierto muchas cosas. Para empezar, te diré cómo Kira mata a las personas.

L sonrió.

-Eso ya lo sé. El Death Note. Conocí a Ryuk, leí las instrucciones. Descubrí a Kira... cuando consiguió matarme.

Light se llevó la mano al rostro compungido.

-Si quieres contarme algo nuevo -continuó L-. Dime cómo es que hay dos Yagami Light.

Light se miró las manos.

-No estoy seguro... pero tengo una teoría. Verás, cuando un humano pierde el Death Note, pierde todos los recuerdos asociados a este. Nuestros recuerdos nos definen, somos lo que somos gracias a ellos... podrías llamarlos el Alma. Así, cuando Kira cedió la propiedad del Death Note, esos recuerdos, su alma, abandonaron su cuerpo... y, esta es una teoría, vinieron a este mundo.

Pero algo nuevo, un nuevo ser, un set diferente de recuerdos debió ocupar su cuerpo. Ese era yo. Un alma diferente, tal vez una copia de un mundo en que nunca recibí el Death Note. Tal vez un alma nueva, o un residuo de lo que era Yagami Light antes de corromperse. Lo cierto es que viví en el mundo humano, ocupando ese cuerpo... hasta que Kira volvió. Al tocar el Death Note, su alma, los recuerdos de este, volvieron.

Creo que un alma puede ganar recuerdos sin verse alterada. Así, Kira absorbió todos mis nuevos recuerdos, el encarcelamiento, la prueba, la investigación, el cuartel general... y yo recibí los suyos. Cuando Kira volvió al cuerpo de Yagami Light, el alma que en esos momentos lo ocupaba, yo, se vió forzada a abandonar el mundo humano. Sin embargo, no cesé de existir. Y tú, L, tampoco lo has hecho. Esto, no puedo imaginar qué significa.

-Yo tampoco -dijo L, que había escuchado con la máxima atención-. Pero tengo el presentimiento que, juntos, podremos averiguarlo, Light.