N.A. Para antes de iniciar, solo es un pequeño recordatorio de que las parejas se movieron un tantito, no mucho pero de todos modos no se le pierde la pista, con lo que si es con lo del principio lo cual voy a explicar:
Para ayudar a escapar ileso de una situación peligrosa a un katagari mitad tigre mitad leopardo de las nieves, Yamazaki finjio raptar a Chiharu de la casa Peltier, pero con esto solo basto para que se dieran cuenta de lo que sentia el lobo por la osa, ocasionando así que Kaho Peltier desterrará a Eriol,Shaoran y a Yamazaki de "El Santuario".
Dicho esto creo que ya aclaro el principio de este capitulo.
Disclaimer: Los personajes de Sakura Card Captor no me pertenecen son propiedad de Clamp, la historia como el resto de personajes son propiedad de Sherrilyn Kenyon, yo hago esto sin fines de lucro, solamente lo hago con fines de entretencion. Y ahora si aclarado esto a leer.
Sumary: Eriol es fruto de una mujer y un hombre que se odian profundamente. Ella, arcadiana; él, katagario. Fue criado por su madre, pues ella creía que Eriol sería su precioso hijo Aristos -su furiosa venganza contra los katagaria que tan brutalmente la trataron a ella y a su clan. Sin embargo, cuando Eriol alcanzó la pubertad y obtuvo sus poderes como were-hunter, se transformó de un arcadiano a un katagaria -algo que trató de ocultar a toda costa… hasta que alguien muy cercano, su hermano, le traicionó, y entonces toda su familia trató de matarle.
Pero Eriol siempre ha sido un superviviente. Letal, impredecible y fiero. Una vez que abandonó Inglaterra, encontró a la gente de su padre, donde fue mucho más cauteloso, sin contarle a nadie cuál era su verdadera ascendencia. Pero cuando sus hermanos Yamazaki y Shaoran supieron de él, lo aceptaron. Ahora, está al mando de la gente de su padre. Pero el liderazgo siempre tiene un precio e implica tener unos cuantos enemigos letales que no se detendrán hasta asesinarlo. Y ahora esa guerra ha llegado hasta el umbral de su puerta y es una amenaza no sólo para los suyos sino para el Santuario, y la única manera que tiene Eriol de salvar a su gente es confiando en la mujer que una vez le traicionó.
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Nueva Orleáns.
Eriol Li estaba a punto de meterse en la boca del lobo. Bueno, no exactamente del lobo. Había un dragón en el ático del edificio hacia el que se dirigía, pero el dragón no era tan peligroso como el oso que custodiaba la puerta.
Aquel asqueroso hijo de puta le odiaba con todas sus fuerzas.
No es que le preocupara. Que la mayor parte de la gente y de los animales le odiaran con todas sus fuerzas, no le importaba. De todas formas el mundo le importaba una mierda.
—Las cosas que haces por la familia. —Se dijo para sus adentros. Aunque para ser sinceros, el concepto de familia era nuevo para él. Estaba más acostumbrado a que todos los de su alrededor le jodieran. No fue hasta que su hermano Shaoran le aceptó en el verano del 2004, que se dio cuenta de que no todo el mundo quería matarle.
El oso, sin embargo, seguía siendo…
Dev Peltier se tensó tan pronto como vio a Eriol salir de las sombras cerca de la puerta del Santuario, un bar de moteros con pista de baile en el número 688 de las Ursulinas. Cómo si la dirección no la hubieran escogido a propósito el clan de osos que lo poseían. Era más que irónico. A simple vista el oso parecía humano, llevaba la camiseta negra del personal del Santuario y vaqueros, el pelo rubio era largo y ondulado, calzaba botas negras de motero y sus ojos agudos no dejaban pasar ni un detalle, ni una debilidad, y no es que Eriol tuviera ninguna. Pero, pese a la apariencia humana de Dev, para los licántropos como Eriol la forma alternativa de Dev era como una almenara reverberante que advertía al resto de otro tipo de seres que Dev era feroz.
Bueno, también lo era Eriol. Lo que le faltaba de habilidades mágicas lo compensaba a base de pura fuerza…
Y una actitud de que—te—jodan y rabia.
Nadie consigue lo mejor de él. Nunca.
—¿Qué haces aquí? —gruñó Dev.
Eriol se encogió de hombros despreocupadamente y decidió que pelear no le daría acceso al interior, que era lo que había prometido hacer. Él manteniendo una promesa hecha a alguien que no fuera él mismo. Joder… vale. Que se congele el infierno. Todavía no sabía cómo había dejado que su hermano Yamazaki le convenciera para ejecutar este acto de flagrante suicidio.
El cabrón le debía una.
Y una de las grandes.
—Paz, hermano. —Eriol alzó las manos en un gesto guasón de rendición. —He venido a ver a Spinel.
Dev desnudó los dientes amenazadores mientras le echaba a Eriol una mirada que en condiciones normales le habría costado que Eriol le aplastara como una babosa por el insulto. Coño, su hermano Shaoran le estaba echando a perder.
—La gente del clan Li no es bienvenida y tú lo sabes.
Eriol arqueó una ceja mirando el símbolo que había por encima de la cabeza de Dev. La silueta de una moto encima de una colina con el fondo de la luna llena en negro, azul eléctrica y marrón. También proclamaba que el Santuario era la casa de los Howlers, el grupo local. Para quien no sabía qué mirar, era como cualquier otro neón de bar. Pero para los nacidos malditos, como ellos, las sombras en la luna tenían la forma de un dragón remontando el vuelo, un símbolo oculto para los seres preternaturales del mundo.
El club no solo se llamaba el Santuario, era un santuario. Se permitía la entrada a todas las entidades paranormales y una vez dentro, nadie podía hacerles daño. Al menos mientras obedecieran la primera regla de oro: No derrames sangre.
Eriol chasqueó la lengua. —Conoces las leyes de tu gente. No puedes elegir a quién dejas entrar. Todos somos bienvenidos de la misma manera.
—Que te jodan. —gruñó Dev.
Eriol sacudió la cabeza mordiéndose la lengua para no soltar lo que sería su natural respuesta ácida. En vez de eso, decidió que lo iba a manejar con un sarcasmo cortante. —Muchísimas gracias por la oferta pero a pesar de lo femenino de tu porte y ese pelo que cualquier mujer envidiaría, eres demasiado peludo para mi gusto. No te ofendas.
Dev curvó los labios.
—¿Desde cuándo se preocupa un perro de lo que monta?
Eriol contuvo el aliento con fuerza.
—Podríamos liarnos los dos de manera que el carnicero nos tendría envidia pero… Sé lo que intentas hacer. Estás intentado provocarme para que nos peleemos y así poder impedirme el paso de forma legal.
Apretó los puños e hizo ademán de dar puñetazos mostrando lo que quería hacer y lo que prometía que haría.
—De verdad, realmente que me gustaría darte la oportunidad de pelear conmigo. Pero tengo que ver a Spinel y no puedo esperar. Lo siento. Tendremos que aguantarnos y pelear después.
Dev gruñó amenazadoramente con un sonido puro de oso grizzli.
—Estás sobre hielo muy fino, Lobo.
Eriol se calmó y estrechó los ojos de la forma en que lo haría en su forma de lobo.
Cuando habló su voz era baja, animal y estaba llena de promesas de la patada en el culo que estaba esperando a Dev si seguía con el jueguecito.
—Cierra el pico, vete a la mierda y déjame pasar.
Dev dio un paso hacia él.
Más rápido de lo que esperaba el golpe que Dev estaba a punto de soltar, allí estaba Colt. Una cabeza más alta que ellos, Colt tenía el pelo corto negro azabache y ojos letales. Le puso a Dev la zarpa de una mano tatuada en el pecho y le empujó hacia atrás.
—No lo hagas, Dev. —dijo Colt con voz baja y sin entonación. —No vale la pena.
Eriol probablemente debería sentirse insultado, pero la verdad nunca le había molestado.
—Tiene razón. Soy un cabrón miserable engendrado por otro cabrón más insensible todavía. Definitivamente, no quieres que os despojen del estatus de santuario por alguien como yo.
Dev se sacudió de encima la mano de Colt, lo que hizo que la manga se le subiera dejando ver el doble arco y la flecha tatuado en el brazo.
—Como quieras. Pero te estaré vigilando, Lobo.
Eriol le enseñó el dedo corazón apuntando hacia arriba.
—Pues intenta no mearte en el suelo o joder los muebles… —miró las botas con puntera plateada de Dev.
—Que no te enganches la pierna es otro asunto…
Dev gruñó otra vez y Colt se rió y aumento la fuerza de su agarre.
Colt le indicó la puerta con un gesto de la barbilla.
—Mete el culo dentro, Eriol, antes de que decida alimentarme contigo.
—De verdad que no merece la pena si consideras la indigestión que te provocaría. —con un guiño socarrón a Dev, Eriol pasó ante ellos y entró en el bar. La música estaba alta y vibraba, lo que hacía que su lobo interior quisiera gemir en protesta por el asalto a su ultrasensible oído.
Puesto que Colt era uno de los Howlers, aún no habían subido al escenario. Pero ya se había congregado una buena cantidad de gente. Turistas y habituales bailaban o se arremolinaban en el primer piso de los tres que tenía el bar.
Seguro que el segundo también estaría atestado. Sin embargo, el tercer piso estaba reservado a los suyos.
Eriol se metió las manos en los bolsillos traseros, moviéndose entre la gente. Era fácil distinguir a los moteros del resto, puesto que la mayoría eran de la vieja escuela e iban vestidos de cuero.
Los más jóvenes usaban nylon o trajes Aerostich como el que él usaba, y los turistas y universitarios, llevaban cualquier cosa desde shorts a pantalones chinos o vaqueros.
Al pasar por delante de las mesas donde los clientes podían sentarse a comer, captó a la hermosa camarera rubia que daba la casualidad de que era la hermana del gilipollas de fuera.
Chiharu Peltier.
Al igual que su hermano Dev, tenía el pelo largo rubio y era alta y delgada. Esbelta. Toda ella atractiva, excepto por el hecho de que cuando se iba a la cama por la noche, se convertía en una osa. Se estremeció ante el pensamiento. El gusto de su hermano en cuestión de mujeres dejaba mucho que desear.
Chiharu se quedó de piedra en cuanto le vio.
Le hizo una sutil señal con los ojos para que fuera hacia el bar haciéndole saber que tenía un mensaje para ella. Ella era la razón por la que estaba allí, pero si alguno de sus numerosos hermanos se enteraba, ambos estarían muertos.
Así que siguió hacia la barra donde tres camareros preparaban bebidas. Puesto que Dev era uno de los integrantes de un escuadrón idéntico, a Eriol le pareció que veía doble cuando otro oso se le acercó. La única manera en que se distinguía a Dev de sus otros tres hermanos idénticos era el tatuaje del brazo. A los otros tres, la verdad es que le importaba un huevo quien era quien.
El escuadrón entrecerró los ojos de forma amenazadora.
—¿Qué quieres, Lobo?
Eriol se sentó despreocupadamente.
—Dile a Spinel que necesito verle.
—¿Por qué necesitas verle?
Eriol les lanzó una mirada graciosilla.
—Cosas de lobos, la última vez que olisqueé, lo que trato de verdad de no hacer por la peste que despedís gilipollas, hiere mis sensibles sentidos, puesto que sois osos. Traed su pellejo hasta aquí.
—¿Es que tienes que cabrear a todo el que te encuentras? —la voz suave corrió por su espina dorsal como una caricia.
Se volvió y se encontró con Maki Neely de pie a su lado. Menuda y humana, Maki tenía uno de los mejores traseros que había visto nunca en una mujer. Pero ese era el problema. Era humana y él llevaba muy mal eso de relacionarse con la especie de ella, bueno, con cualquier especie, la verdad. Las habilidades sociales no eran su fuerte. Como había señalado Maki, tendía a cabrear a cualquiera lo bastante tonto como para acercársele. Lo hacía incluso sin querer.
Riéndose, le tendió una cerveza.
Eriol negó con la cabeza, declinando la oferta. Esa cosa en sus papilas gustativas… desagradable. Le dijo con el ceño fruncido —Me sorprende verte aquí. —Era la enfermera de los Peltier y normalmente sólo la veía si estaba herido o necesitaba cuidados. Por regla general, ella evitaba el bar y permanecía en el hospital que estaba oculto al lado.
Le dio un sorbo a la cerveza.
—Sí pero hay un mal rollo por aquí. Tengo que tomarme algo que me calme los nervios.
Esto le intrigó, porque no sabía que bebiera.
—¿Qué clase de mal rollo?
Spinel se les unió y contestó por ella.
—Hay un Litarian en la oficina de Carson.
Eriol miró con el ceño fruncido a Spinel cuya cara estaba pálida. Si no le conociera mejor, pensaría que el lobo estaba temblando.
—No me digas. Hay mucha mierda en su oficina la mayor parte de los días. —Carson era el médico residente y el veterinario a quien acudía todos los Were Hunter de Nueva Orleáns cuando necesitaban cuidados médicos. El hecho de que tuviera un león en el hospital no hacía que nadie levantara ni una ceja.
Maki negó con la cabeza.
—No como este, Eriol. No puede volverse humano ni usar la magia.
Esto sí que era extraño.
—¿Qué has dicho?
—Los Arcadios le han golpeado con algo. —Dijo en voz baja como si temiera que la oyeran. —No sabemos con qué. Pero drenó sus poderes instantáneamente. Ni siquiera puede proyectar sus pensamientos hasta su compañera.
Eriol no podía respirar al pensar lo que había pasado. Incluso aunque su forma inicial era la de un lobo y carecía de control de su magia, no podía imaginar cómo sería vivir enteramente como un animal.
—¿Estás segura de que no es un león normal y corriente? —Era una pregunta estúpida pero tenía que estar seguro.
Ambos le lanzaron una mirada guasona.
Eriol levantó las manos como rindiéndose.
—Solo quería asegurarme. Tíos, podríais tener un aneurisma o algo así.
Maki dio un sorbo largo a la cerveza.
—Vaya día de mierda.
—Sí. —dijo Spinel, cogiendo la cerveza y dando otro largo sorbo. —Todos estamos de los nervios. Imagínate que estas a lo tuyo y de repente una tessera salida de ninguna parte te da de patadas en el culo con algo que no puedes identificar y te pierdes para siempre.
Eriol soltó un suspiro largo.
—Lo vi una vez en una peli. Menuda mierda.
Spinel inclinó la cabeza avergonzado, recordando el pasado de Eriol.
—Lo siento, Lobo. No lo he dicho a propósito.
Nadie lo decía a propósito nunca. Pero seguía doliendo sin importar la intención.
—¿Necesitabas verme? —preguntó Spinel cambiando de tema.
Eriol comprobó con el rabillo del ojo que ninguno de los del clan de los osos estuviera cerca. Entonces señaló a Maki.
—Tenemos un temita de lobos, si no te importa.
—Vale. De todas formas tengo que subir. Tuvimos que sedar a la compañera del Litarian hace poco y se despertará en cualquier momento. —Pasó por delante de él y golpeó el mostrador para llamar la atención del Oso. —Remi, dame otra botella y me vuelvo al trabajo.
Eriol se atragantó ante sus palabras.
—Me alegro de no ser su paciente.
Maki le lanzó una mirada, regañándole.
—Es para Carson.
Él resopló. —Repito lo dicho. Justo lo que necesito, un puñado de borrachos trabajándome. —buscó la mirada divertida de Spinel.—Recuérdame que no haga nada estúpido esta noche. Espera, ya estoy aquí. Demasiado tarde para avisarme, ¿no?
Spinel ignoró la pregunta y cruzó los brazos sobre el pecho dejando reposar el peso del cuerpo en una pierna.
—¿Qué necesitas, Eriol? No somos lo que se dice amigos.
