YUUKI VS. OKAMI
Un amor oculto
-venga Ai, Makoto, no os entretengáis demasiado... no podemos perder el tiempo...
-sí mamá, ahora mismo vamos... –contestó el chico de nombre Makoto.
-oye hermano... ¿por qué tenemos que mudarnos? Me gusta mi ciudad. –preguntó la niña de nombre Ai con un deje de tristeza.
-a mí también hermanita... y me gustaría más si no fuera por los peligros que hay... bien sabes que ahora nadie se atreve a salir de su casa cuando las bandas Yuuki y Okami van a enfrentarse... –la pequeña agacha la cabeza toda deprimida ante aquella verdad. Recordaba incluso que si quería salir a la calle tenía que acompañarla su madre o su hermano mayor, Makoto- ya llevan años enfrentados y ahora están saliendo más heridos con aquellos que están cerca de ellos...
-pero no entiendo... he oído rumores de que los líderes de esas bandas antes eran los mejores amigos... ¿qué ha pasado para que se formara semejante odio entre ellos?
-¿no sabes la historia? –preguntó Makoto sorprendido.
-no... ¿por qué fue?
El muchacho cerró los ojos y toma aire para soltarlo despacio. Abre los ojos y ve a su pequeña hermana que se encontraba con un interrogante y esperando una respuesta.
-por sus hermanos pequeños... –contestó finalmente dejando a la pequeña Ai más confusa- al parecer, hace años, se enamoraron y por temor a que sus hermanos se enfadaran o no lo aceptaran se fugaron...
-pero... pero eso no es motivo para formar semejante jaleo... –dijo sin entender.
-ya... pero es que corren rumores de que hay una segunda razón... aunque si la hay, no sé cuál puede ser... supongo que eso es algo que solo lo saben Taichi y Yamato los líderes de las dos bandas.
-¿y no hay ninguna forma para que se amiguen? –preguntó Ai esperanzada.
-es totalmente imposible, eso es como decir que un miembro de la banda Yuuki esté enamorado de la banda Okami o viceversa...
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Eso había escuchado alguien que se encontraba escondido en la esquina. Ese sujeto que a pesar llevar una capa oscura que le cubría incluso su cabello y parte de la cara, podía verse una sonrisa cínica sobre su tapado rostro.
Antes de que alguien le descubriese, principalmente los miembros de su banda enemiga, se marchó rápidamente hacia un viejo garaje en ruinas que se encontraba desde la época en que su banda y la enemiga se enfrentaran.
Sabía perfectamente que lo que hacía era algo malo, y también sabía que la policía desde hacía tiempo no podía hacer nada para retenerles por aquel mensaje que su banda había enviado. Pero eso no era todo desde aquella época, las cosas habían llegado a mayores como era el uso armas blancas y pistolas, por lo que muchas familias poco a poco se mudaban dejando aquella ciudad desolada donde las dos bandas querían enfrentarse hasta la muerte.
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Aquel sujeto llegó hasta la entrada del garaje donde aparte de tener un aspecto fúnebre, tenía las ventanas rotas, dio un vistazo a su costado verificando que nadie le había seguido y ágilmente se adentró en el interior.
Dentro, aquel personaje caminaba tranquilamente y con calma. Se quitó aquella capucha dejando ver una muchachita de cabello cobrizo de media melena que le llegaba hasta los hombros, ojos grandes y rojos de mirada dulce. Paseó su mirada donde la humedad se hacía presente dando aquel sitio que fuese frío, por lo que aquella joven se abrazó a sí misma.
Entonces, repentinamente una dulce melodía se escuchó del otro lado del garaje. Aquella joven fue de inmediato y se paró en seco cuando por fin encontró su objetivo.
A un lado, una especie de hoguera estaba hecha, quizás con la intención de que hubiese algo de calor en aquel lugar, y que la joven en cierta forma agradecía. Y al otro lado, sentado en una repisa donde aquella ventana estaba rota, un muchacho de cabellera rubia de media melena vestido completamente de negro con una capa como la que la joven portaba, tocaba relajadamente una vieja armónica, dejando escapar bellas y hermosas melodías.
La chica al verle así, tan concentrado en su música sonrió inconscientemente. Verlo así, tan calmado y relajado, nadie podía creer que ese sujeto era el líder de la banda Okami, del otro autor que hacía, sin querer, que gente que no tenía culpa saliese herida entre otras cosas. Afortunadamente, nadie, hasta el momento, resultaba herido de muerte, quizás era por eso, que tanto él como el otro líder de la banda Yuuki, Taichi Yagami, seguían adelante. Eso imaginaba la pelirroja.
Y todo por algo que no comprendía muy bien, a pesar de que era uno de los miembros directamente.
Que sus hermanos se marcharan enamorados.
No.
Ella sabía bien que no era solo eso. Había una segunda razón, y mucho más importante, pero ni ella que era una de sus confidentes y casi familiar del líder lo sabía.
-¿cuánto rato hace que estás ahí espiándome? –preguntó una voz grave y varonil.
La chica levantó la vista sobresaltada por hablarla así tan inesperadamente. Tan concentrada estaba en sus pensamientos, que no se había dado cuenta que el rubio había dejado de tocar su armónica y la miraba con una sonrisa extraña.
-lo siento... –se disculpó la joven- ¿llevas mucho rato esperando? –dando un paso hacia delante.
-la verdad es que no... –saltando de la repisa para estar enfrente de ella- me ha costado mucho poder escaparme de mis compañeros... creo que empiezan a sospechar porque me voy solo tan a menudo...
-Taichi... –empezó la joven angustiada- Taichi ahora custodia mis salidas... le preocupa... pero yo quiero verte Yamato... –con una mirada suplicante- no puedo evitar estar enamorada de ti... aunque seas el enemigo mortal de mi mejor amigo... yo estoy locamente enamorada de ti...
-lo sé... –acariciándole tiernamente la mejilla, que la chica al sentir ese contacto cerró los ojos- yo tampoco puedo evitar este sentimiento que tengo hacia ti... sé quien eres... tú sabes quien soy... los dos sabemos que si alguien nos descubre nos mataran sin remordimientos... pero yo tampoco puedo evitar el no verte Sora... –la chica abre los ojos sonriendo apoyando su mejilla en la palma de su mano- si tú dices que estás loca por mí... yo estoy completamente loco por ti...
-Yamato... –cobijándose en su cuerpo donde el chico la abrazó con delicadeza dándole seguridad y confort- deseo tanto que esto termine de una vez para poder estar juntos libremente... –cerrando los ojos- ¿por qué no haces las paces de una vez con Taichi?
La pelirroja notó como el cuerpo del rubio se tensó y el calor del abrazo de Yamato se volvió frío como el hielo, sobre todo cuando lo rompió.
-de eso nada... –dijo de forma seca y cortante- nunca le perdonaré por lo que le hizo a mi hermano... –dándole la espalda con expresión irritante.
-pero Yamato¿qué es? –apoyándose en él- Taichi tampoco quiere decírmelo... ¿qué fue? A lo mejor es un malentendido y...
-no Sora... –cortándola y girándose para mirarla duramente- no puede ser ningún malentendido... una palabra de tu pariente siempre es la verdad... yo he querido a Takeru... y desde la muerte de mis padres lo he criado como si fuera mi propio hijo...
-ya lo sé... pero...
-y no quiero contar lo que mi hermano padeció... es bastante humillante para él...
-pero Yamato... es que Taichi... –intentó explicar.
-él tiene la culpa... –le cortó nuevamente con una mirada llena de odio- le detesto... es una víbora... un día de estos, pagará por lo que le hizo a mi hermano... y no me importa cómo...
-¿aunque eso suponga heridos de inocentes...? –le preguntó ya harta de sus palabras y con tono desafiante- Yamato¿no te das cuenta? Familias se están marchando de la ciudad... la policía nos teme tras lo que le Taichi ordenó hacer a Iori... nosotros dos enamorados y viéndonos en secreto... y tú y Taichi enfrentados cuando antes erais como uña y carne... es algo que nadie puede comprender ese odio tan intenso que tenéis mutuamente... ni siquiera yo...
-mira Sora, cuando me enteré lo de Takeru, la amistad que tenía con Taichi se rompió bruscamente. Lo único que tenía en mente era matarlo por haber hecho semejante salvajada. Por supuesto quería solucionarlo por mi cuenta, no me importaba lo que me pasara... pero descubrí que Taichi se buscó ayuda para protegerse... la verdad es que demasiada ayuda... y afortunadamente yo tenía compañeros que estaban de mi lado y que me ayudarían pasara lo que pasara... –la chica agachó la cabeza en señal de derrota, sin saber que decir ya- desde aquel día, forjé la idea de que todos los miembros de la banda Yuuki eran mis enemigos... pero el destino quiso que te conociera y aquella idea se rompió... –Sora le miró sorprendida donde ahora él le sonreía tiernamente- lo recuerdas¿verdad? –acercando su rostro al suyo peligrosamente uniendo sus labios en un beso apasionado.
Sora sintió esa sensación, y con sus finos brazos rodeó su cuello queriendo recibir más de él, apretando su figura contra su cuerpo, al mismo tiempo que su mente viajaba al pasado de cómo le había conocido y enamorado a la vez.
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flash back:
Un joven rubio de ojos azules corría todo lo rápido que sus piernas le permitían. Por suerte para él, era un corredor nato, y nadie le superaba en velocidad.
Se metió en un estrecho callejón oscuro abandonado y se sentó en el suelo. Llevó su mano a su brazo derecho donde de él emanaba sangre.
-¡Mierda! Ese capullo de Joe... ¡maldito cobarde! Ya le enseñaré yo lo que es atacar por la espalda... –comentó pensando en su venganza hacia él. Dio un largo suspiro y echó su cabeza hacia atrás apoyándola sobre la pared con la intención de descansar un rato.
Aquel día había amanecido con un sol abrasador. Él y sus dos miembros y amigos Kouji y Ryo habían decidido ir a comprar bebidas frescas, pero no habían sido los únicos, ya que en el mismo supermercado se encontraban también Tai, su novia Mimi, y sus tres aliados, Joe, Takuya y Takato.
A pesar de que ellos eran más, no pudieron evitar que una batalla se librara dentro de la tienda donde había quedado arrasada con sus golpes cuerpo a cuerpo y sus armas.
Ryo y Kouji, los mejores de su grupo, se habían enfrentado a sus enemigos valientemente. Kouji contra Takuya, Ryo contra Takato, y él como líder y el más fuerte de su grupo contra Taichi y Joe.
Finalmente tuvieron que dividirse para poder luchar mejor. Yamato sabía que estarían a salvo. Confiaba en la fuerza de sus amigos.
Recordaba también como el tendero había resultado herido y la persona que lo cuidaba era la novia del líder de la banda Yuuki, Mimi Tachikawa.
La recordaba sin duda.
Años atrás cuando era el mejor amigo de Taichi y asistían al instituto, la chica se ponía nerviosa y se sonrojaba cada vez que Taichi la sonreía o la halagaba diciéndole lo guapa que era y los ánimos que le daba para que se convirtiera en modelo. Y ahí quedaba todo. Solo eran palabras que un amigo le decía a una amiga, por lo que no se daba cuenta de los sentimientos escondidos de Mimi. Para él, su única preocupación era su enfermiza hermana pequeña Hikari.
Pero había sucedido aquello, y Mimi por el amor tan grande que profesaba hacia Taichi le había apoyado sacrificando así una futura carrera como modelo.
Y poco después ambos habían iniciado una relación.
-oye¿te encuentras bien? –preguntó de pronto una voz de chica con un tono cargado de preocupación.
Yamato levantó la vista casi en modo de defensa, pero se tranquilizó al descubrir que era una jovencita normal y corriente. Quizás una de las pocas que quedaban en aquella ciudad.
-sí...
-¿qué te ha pasado en el brazo? –preguntó alarmada viéndolo todo sangrado.
-no... nada... solo es un rasguño sin importancia.
La chica miró el brazo detenidamente observando que no tenía nada de rasguño. Se sentó de rodillas y sacó un pañuelo de su bolsillo limpiándole la herida.
-esto... no tienes que... –empezó Yamato asombrado.
-es mi deber... en el fondo es por mi culpa... –con una mirada triste.
-tú no tienes la culpa de nada... solo han sido dos bestias... es imposible que una chica tan dulce como tú sea la culpable de algo...
La joven se sonrojó ante tal alabancia y le miró directamente a los ojos donde podía apreciar un mar tan profundo que quedaba hipnotizada ante él. Mirándole sentía que flotaba, sentía su corazón salírsele del pecho.
Él viéndola así sonrojada, le pareció bella, encantadora. Como un ángel.
¿Sería amor a primera vista?
No podía ser, ya que él aún con sus 19 años nunca se había enamorado. Había tenido aventuras esporádicas con otras chicas, pero nunca había sentido nada especial por ellas. En cambio, con esa chica se sentía extraño. Ni siquiera ese efecto lo sentía con sus amigas y aliadas, Miyako, Ruki e Izumi.
-oye perdona... me gustaría saber tu nombre... –preguntó Yamato interesado.
-ah... Takenouchi... Sora Takenouchi... he llegado hace unas pocas semanas tras la muerte de mi madre –volviendo a su tarea de curarle.
-oh vaya, lo siento... –dijo tristemente y asombrado de ver el coraje que conservaba en su rostro a pesar de todo- pero¿por qué has venido aquí dónde precisamente no reina la paz? –preguntó casi con ironía.
-bueno... aquí vive mi hermanastro y es mi única familia... mi madre fue una amante de su padre... y ya te imaginarás como será la historia...
-¿y ese hermanastro tuyo te acepta? Es decir¿no le importa quién eres? –preguntó asombrado.
-para nada... de hecho está encantado... pero no hablemos de mí... –mirándole a los ojos directamente tras haberle atado su pañuelo alrededor de su hombro- ¿cuál es tu nombre?
-ah... yo me llamo Yamato Ishida... –la chica palideció al instante- pero tranquila no voy hacerte daño... –con voz relajadora, pero notó como Sora se levantaba y retrocedía lentamente con cierto temor.
-yo... yo... tengo que irme... me están esperando...
-eh espera... –imitando su acción y reteniéndola- de veras que no voy a comerte... –con una sonrisa- sé que soy el líder de una banda de maleantes... pero no hago daño a los ciudadanos normales y corrientes... solo a los Yuuki...
-por favor... deja que me vaya... –forcejeando.
-no quiero... –con una sonrisa asustando más a la pelirroja- porque te amo... –esa confesión cogió a Sora por sorpresa, tanto que dejó de resistirse- sé que apenas nos acabamos de conocer, pero es como si te conociera de otra vida... y me gustaría poder estar contigo todos los días...
-yo... Yamato... yo...
-Sora... podemos intentarlo... no digas que no...
-Yamato... no sabes quien soy realmente...
-no me importa quien seas...
-¡NO¡No lo entiendes! –gritó- yo soy hermanastra de Taichi Yagami. Formo parte de la banda Yuuki... –Matt se quedó de piedra ante esas palabras. Tanto que aflojó el brazo sin poder creerse lo que le había dicho- lo siento mucho... –marchándose corriendo como alma que lleva el diablo.
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En su refugio, Sora lloraba encima de su cama descontroladamente. No podía evitarlo pues ella también se había enamorado al instante de él, pero el saber que formaba parte de la banda enemiga de su mejor amigo, de su casi hermano, era algo que no quería aceptar.
-Sora¿qué te pasa? –le preguntó una jovencita de pelo y ojos castaños más bajita que ella- Takato me ha dicho que has llegado llorando y Taichi está muy preocupado, pero dice que es mejor dejarte sola.
-Juri... yo... –mirándola con dolor- yo...
-Sora... –cortándola- sino quieres, no lo digas...
-gracias... –sonrió con gratitud hacia su amiga a lo que Juri sonrió como ella.
-pero recuerda que pase lo que pase siempre puedes contar conmigo y con Mimi para lo que quieras¿vale?... –dirigiéndose a la puerta abandonando la habitación, por lo que la pelirroja volvió a llorar maldiciendo al destino.
Fueron pasando los días, y Sora seguía deprimida, encerrada en su habitación. Eso preocupaba mucho a su hermanastro, pero para alivio de la pelirroja la dejaba sola hasta que aclarase las ideas. Y ella en esos días tenía algo claro, por mucho que quisiera, no podría sacarse a Yamato de la cabeza. Incluso soñaba con él, especialmente con esa sonrisa y esos ojos tan cautivadores.
-Yamato... –susurró. No podía seguir así por lo que su mirada se tornó firme y decidida- es una locura lo que voy hacer pero debo arriesgarme... –cogió su capa saliendo de la habitación con la intención de dirigirse a aquel callejón donde lo había conocido por primera vez con la esperanza de volver a verle y hablar con él.
Llegó al callejón pero tal como temía, allí no había nadie. Había sido una completa ilusa. Sin poder evitarlo cayó de rodillas volviendo a llorar de amargura.
Pasaron las horas y Sora seguía en el callejón acurrucada contra sí misma, es cuando vio que las estrellas ocupaban el manto azulado del cielo nocturno con la luz de la luna llena. Se levantó del suelo para marcharse a casa antes de que Taichi se preocupara más de lo necesario.
Al caminar por aquella calle estrecha algo le llamó la atención y era que estuviera demasiado silencioso, solo siendo interrumpido por el zapateo de alguien a sus espaldas. Empezó a aligerar el paso, pero ese ruido empezaba también a correr hacia ella que comenzaba a asustarse más y más.
Ahora lamentaba el que Taichi nunca le enseñara técnicas de lucha como a Mimi.
De igual forma, Sora decidió encararle y mostrar algo de su poca fuerza. Se volteó lentamente, pero lo que vino después la dejó sin palabras. Aquel sujeto la había apoyado contra la pared y la besaba delicadamente. Estaba tan oscuro que Sora no veía quien era el que la besaba, solo hasta que vio algo en su brazo que hizo que le reconociera, el vendaje con su pañuelo. Las nubes se alejaron de la luna permitiendo ver que aquella persona que la besaba era Yamato.
-sabía que volverías... –dijo Yamato tras abandonar sus labios- te he estado esperando todos estos días...
Sora contenta, se relajó y se abrazó a él besándole demostrando así sus sentimientos hacia él...
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Sora abrió los ojos y se encontró con la realidad. A ella desnuda siendo cubierta únicamente por una manta maloliente, acostada en un viejo colchón que casualmente allí había. Y a su lado a Yamato cubierto de sudor por todo el cuerpo y con una cicatriz en su brazo derecho.
-¿soñabas despierta? –le preguntó el chico- porque si es así me ofenderías de saber que cuando lo estábamos haciendo tenías la cabeza en otra parte. –dijo con burla.
-la verdad, es que recordaba en como nos enamoramos... –apoyándose totalmente en su pecho a lo que él comenzó a juguetear con su pelo- y también iba a recordar que en aquella noche, en aquel callejón, me robaste lo poco de niña que me quedaba...
-pero bien que te gustó... –sonriendo pícaramente.
-eso no puedo mentírtelo... –riéndose y mira su cicatriz- de hecho todo fue gracias a esta pequeña cicatriz...
-que fue hecha por tu querido novio... –apartándola para sentarse en el colchón algo molesto dejando a Sora triste- quizás yo en aquella noche te hube quitado la virginidad... pero me imagino que Joe lo había intentado en ocasiones anteriores¿me equivoco?
-no... pero Yamato... –nerviosa- aunque eso fuese así... no tiene que importar ahora...
-Sora... no me gusta ese tipo... y me molesta más que la serpiente de Taichi apoye tu relación con él... ¿por qué no le dejas de una vez? Eso... –como si tuviera una idea y la mira ilusionado cogiéndola de las manos- Sora abandona a Joe... deja a Taichi y quédate conmigo. Así no habría necesidad de escondernos y podríamos amarnos libremente. Quizás mis compañeros tarden en asimilarlo, pero ya me encargaré yo... vamos Sora... únete a mí...
-Yamato... no puedo... –con la mirada gacha- sabes que no puedo... Taichi desde la muerte de mi madre ha cuidado de mí... le debo mucho... no puedo traicionarle... por favor compréndelo...
-pero al menos... deja a Joe... cada vez que hay un enfrentamiento y si está Joe en él... estoy tentado en abandonar a todos con la única idea de irme hacia él para matarlo... pienso que él te besa, te abraza... te desea y me pone... –un beso es callado donde después la mira sorprendida.
-pero no tiene mi corazón como tú... comprende que es deseo de Taichi que esté con su mano derecha... solo hasta que Taichi abra los ojos y vea que no amo a Joe y entonces ese problema estará solucionado... –el chico asiente- y ahora olvidemos eso y centrémonos en nosotros... –en un susurro colgándose de su cuello tirando de él hacia el colchón donde volvió a besarla y desearla como nunca.
o.o.o.o.o
Sora iba silenciosamente hacia su cama. Rogaba porque nadie todavía se despertara. Había pasado parte de la tarde anterior y toda la noche fuera, y lo que era malo y al mismo tiempo bueno, era que había sido con Yamato. Ahora tendría que hacer lo de todos los días. Ir a su habitación, echarse en su cama y fingir que estuvo en ella todo el tiempo.
Se cambió despacio, sin prisas en silencio, pero de pronto una pequeña luz se encendió y Sora quedó petrificada al ver allí a su novio Joe como esperándola.
CONTINUARÁ...
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Notas de la autora:
Como había dicho hace tiempo, aquí está el crossover. Sé que tengo otros fics en el aire, pero no pude aguantar por más tiempo el publicar éste.
Por cierto, la palabra Yuuki significa valor o coraje, mientras que Okami quiere decir lobos. Me parecieron muy apropiados, sobre todo teniendo en cuenta quienes están en cada banda.
Sé que al principio resultará bastante lioso saber que personaje es de que banda, pero un truquillo es que los líderes de las cuatro temporadas están en la de los Yuuki, mientras que los considerados chicos cool en la Okami.
Lo siguiente que quiero comentar es que este fic ya está planeado cuantos capítulos serán, (unos diez o así) y lo que contendrá cada uno. También debo decir que en algunos capítulos ya tengo algo hecho. Hay que aprovechar cuando viene la inspiración¿no?
Solo me resta decir, que espero que este primer capítulo os haya gustado, y perdón si no es lo esperado, pero ando muy cansada últimamente. Y sí, tranquilos que publicaré Matrimonio próximamente. Es que hay cosas que me tienen en duda de si ponerlo o no.
'Atori'
