Suspira tras un largo razonamiento mental, un orden de sentimientos y el lugar que cada una de sus prometidas se ha ganado en los cuatro años transcurridos.

A los diecinueve años de edad, cree que el embrollo de los compromisos debe llegar a un fin y a estas alturas ya no debe ser tan indiferente.

Es hora de manifestar libremente la decisión que marcará su vida y le dará un vuelco completamente, después de esto, ya no habrá vuelta a atrás. Todo estará sentenciado, las palabras escogidas serán entregadas y únicamente restará escuchar el veredicto.

Su cuerpo descansa cómodamente sobre el futón.

Sus azules ojos parecen brillar, éstos nunca habían hecho notar tanta determinación.

-Mañana será el día.- musita con suavidad.

Entonces, recalca los beneficios de un cuarto 'privado'.

Al menos, había invertido gran parte de sus ahorros en algo verdaderamente beneficioso para él, y de paso, su padre también disfrutaba y compartía su alegría. Nabiki ha accedido -tras hacerse un tanto de rogar- trasladarse al cuarto de Kasumi a cambio de un precio muy poco razonable, que únicamente a un desesperado se le ocurriría cancelar, pero ¡demonios! El 'chiquillo' ya ha cumplido hace mucho la mayoría de edad y anhela su propio espacio con urgencia, anhelo que le fue concedido gracias a tanta insistencia, y claro, a la 'generosidad' y a la 'bondad' de la 'reina del hielo' que se ha permitido mostrar algo de misericordia, mientras tanto Saotome ya no sabe si agradecerle o reclamarle por tanta canallada.

Tanta meditación y ejercicio mental han cobrado su tiempo, y el sueño lo comienza a vencer con suma lentitud.

Se acurruca en el futón y mira un punto imaginario de la pared, su campo visual descansa del color neutro del techo.

Tras pocos instantes, se sume en la intensidad del dormir.


Analiza, revisa con detenimiento y cuestiona a la fotografía sobre la felicidad que ésta transmite.

Sí, aquella fotografía en la que se visualiza a quiénes forman parte de su vida y al príncipe de piel morena que la cortejaba en antaño, a sus hermanas, a su prometido... y no evita apretar los labios al verlo a él en esa actitud tan detestable: Abrazado por dos de sus prometidas. ¡Escandalosa situación para cualquiera que continúe su vida en cotidianidad!, entonces, se fija en ella, la que se ve sonreír forzadamente, pero que bien lo sabe disimular. Lo recuerda perfectamente, ella estaba secretamente molesta por la osadía de las dos damas y el 'gusto' de su prometido, seguramente al saberse codiciado.

De pie, vuelve a pegar la fotografía en la pared y conduce sus pasos al lecho. Ya está cansada, pues ha sido un día duro.

Primero ha sido Shampoo la que se ha lanzado efusiva a los brazos de Ranma, camino a la universidad, sin reparo alguno por su presencia ha intentado capturar los labios de él.

Akane ha proseguido su camino, fingiendo ignorancia frente al hecho, pero ¡por dios!! Los celos son superiores a ella, sí, celos, ¡y los asume ya! Tiene dieciocho, muy próxima a los diecinueve que ya tiene su prometido y no debe seguir escondiendo sus sentimientos, a pesar de que él lo haga con constancia... después, Ukyo en el gimnasio se ha permitido coquetearle mientras ella finge no haber observado la escena, la cual, cabe mencionar, la irritó bastante... ¡Oh! Y para agregar la guinda al pastel, aparece Kodachi con su risa escándalosa, con las mismas intenciones que el resto de sus 'pretendientes' y en compañía de Shampoo. En conclusión, a las cuatro de la tarde, las prometidas se han topado en el horario por "mera coincidencia" mientras Nabiki disfrutaba del dinero que ha ganado vendiendo la información del lugar en dónde se haya Ranma y no precisamente en compañía varonil, para dar comienzo a las apuestas que pretenden cancelar la deuda que ha dejado su automóvil, pero es ésta otra historia...

Y todo esto, en la universidad de Nerima, en la que los acontecimientos del Furinkan han cogido una 'segunda parte' en su vida y la situación ya es inaguantable.

Resulta que, Ukyo, Akane y el infaltable Ranma, también por "mera coincidencia" se cruzan en una clase. Cierto es que Akane ha decidido estudiar medicina, puesto que la carrera desde pequeña le ha llamado la atención, y curiosamente, a Ukyo también; Ranma estudia para dar clases de artes marciales y educación física, y muy curiosamente, los tres se ven los rostros siempre a las cuatro de la tarde, ya que las artes marciales y la medicina, según el director, están finamente relacionadas.... Lo que le hizo pensar a Akane, que Ukyo estaba al tanto de esta información.

Por supuesto, que el hecho de que hoy asistan a la universidad, no significó que las cosas cambiaran. Sencillamente, Ukyo conoce las tácticas para atraer a Ranma consigo y las lleva a práctica cada vez con más maestría. Shampoo y Kodachi, ese día aparecieron por primera vez a las cuatro de la tarde en la clase, irrumpiendo como siempre, pero cada vez que tienen oportunidad para acercarse al joven Saotome, no la desaprovechan y el tiempo ha pasado en vano para ellas. Y Akane... ella ya está cansada de una vida tan... ¿anormal?

Se recuesta, está cansada tanto física como mentalmente.

No tardará en quedarse dormida, sin siquiera sospechar los difíciles acontecimientos que le esperan al día siguiente.


Un ruido la ha sobresaltado.

Despierta con un tanto de sueño todavía que no se ha visto satisfecho.

'¿Kasumi?'; se cuestiona internamente y frunce el ceño.

Cierra sus ojos y suaviza el gesto. No es extraño que Kasumi despierte temprano un sábado, pero siempre es muy cuidadosa y pertinente con cada movimiento, que con sumo sigilo, realiza para no despertar a nadie, ¡Ella y su dichosa manía de preparar temprano el desayuno!, con su excusa de hacerlo con calma, y conociendo el carácter suave de su dulce hermana, posiblemente sí tenga razón.

Sabe que no podrá conciliar el sueño, y abandona su lecho con disimulo, 'algo' le advierte que no es su hermana la responsable de su temprano despertar.

Abre las cortinas y admira la lluvia caer en el exterior.

¡Qué bien ha hecho su padre al instalar sobre su ventana un 'resguardo' para estos casos! De lo contrario, posiblemente hubiera despertado antes a causa del molesto sonidito constante. Y claro que el 'resguardo' no es impedimento para que el artista marcial se asome de vez a su ventana, usando como 'apoyo' el 'resguardo' de vez en cuando tras una discusión, siempre es esta limitada, curiosa y acostumbrada acción la que consigue satisfacerla.

Al bajar por completo las escaleras, divisa frente a la puerta a su prometido que se calza los zapatos.

-¿A dónde vas?- cuestiona con el ceño fruncido, acercándose.

No es normal que Ranma despertase temprano y muchísimo menos siendo sábado, eso sin contar la lluvia, ¡él detesta salir con semejante clima! Ya que requiere de mucho cuidado, llegar a su destino tal cual es.

-¿Te desperté?- cuestiona terminando su labor, y entonces la mira y con preocupación añade- Ve a acostarte, hace frío, ¡ya sabes lo propensa que eres a pescar un resfriado!- se levanta del breve peldaño y recoge el paraguas- ¡Ah y otra cosa! Dile a Kasumi que quizás no vuelva a desayunar, ¡que me perdone!- y tras decir esto, abandona la residencia Tendo.

Todo fue demasiado rápido y extraño, esa actitud es nueva. Ni siquiera le ha dado tiempo de hablar, no le ha anunciado su destino más ha preferido que el misterio continúe y... ¿mostró preocupación por ella??

Deja las demás dudas de lado y se cuestiona lo único que considera verdaderamente importante en este momento.

'¿A dónde irá?'; rápidamente coge un abrigo de Kasumi que está colgado en el perchero próximo a la puerta, con el propósito de que esconda su pijama infantil. Coge además un paraguas y abandona la residencia, siguiendo los pasos de su prometido.

Corre, corre como nunca antes lo había hecho y finalmente lo divisa. Sonríe porque puede jactarse de conocer a ese individuo como la palma de su mano, sabe de su cuidado al desplazarse por las calles en días lluviosos y el riesgo que esto representa para él. Debe ser muy importante para que Ranma cometa semejante desfachatez...., pero ¿qué es?. Avanza, lo sigue y él está demasiado concentrado en algo que ella desconoce, como para percatarse de su presencia.

Ranma mientras tanto, busca las palabras indicadas porque la conversación que se daría determinaría la relación que tendría más adelante con la querida individua. Afirma con más fuerza el mango del paraguas, a la vez que oye el rítmico sonido de las gotas al chocar contra él, lo cual, de una u otra manera lo tranquiliza... es como si, la lluvia lo estuviera apoyando casi mágicamente. Y entonces, lo divisa:

'El restaurante de Ukyo'; piensa Akane con el ceño fruncido, mientras lo ve entrar ahí. Apura el paso.

Llega a la entrada del lugar, por dónde se asoma, pero la conversación que tiene lugar en la barra no se oye bien debido a las gotas que chocan contra su paraguas. Opta por cerrarlo y escabullirse entre las mesas, pero ya ha perdido el comienzo de la conversación... Lo demás, será atar cabos.

-Ya he tomado una decisión y no hay vuelta atrás- habla él en un tono decidido.

Se asoma y observa que él ya no está frente a la barra, sino frente a Ukyo, mirándola fijamente, se oyen murmullos que debido a la distancia no llegan a sus oídos y para ella, que nunca fue buena leyendo los labios, no consigue entender el asunto que tratan.

De la nada, sus rostros se acercan y se besan en los labios con vehemencia. ¡No fue forzado a ello! Gustoso se entrega a la caricia, al gesto que es compartido...por él, por Ranma.

Tal vez la decisión de la que oyó, fue para darle a entender que su mayor deseo es casarse con Ukyo... Y ella, por supuesto, no será un impedimento para que esto ocurra.

Sus ojos se llenan de lágrimas, su corazón se ha despedazado y entonces admite que Kuonji es la elegida. ¡Lo ha conseguido!

Una silla cae.

Se separan bruscamente.

-¡No puede ser!.- ve el paragua rosa que en un lugar que queda hacia arriba, dice 'Akane Tendo' bordado muy llamativamente por sus propias manos, en el suelo, advirtiéndole de la presencia de ELLA en el lugar.

Un mal presentimiento.... ¡de eso se trata!

Ukyo comprende el contexto y conduce su mano al pecho.

-¡Lo siento tanto!... sólo quise...

-¡Fue mi culpa!- la interrumpe y abandona el lugar corriendo, sin esconder su desesperación, su preocupación, ¡su angustia!

-… sentir tus labios por última vez- termina la frase en la soledad de su restaurante.

Aquel beso actuó como una verdadera droga sobre ella, primero la angustia, luego la exquisita sensación, y después la crudeza de la realidad que va de la mano con la primera.

Le duele, pero ya terminará por asumirlo, es cuestión de tiempo, y es que al conocer el veredicto final de su amado quién por fin manifiesta verbalmente su sentimiento dirigido a Akane, se un martirio... Akane Tendo, ¡por dios! Algo debe tener que captura la atención de cada chico con el que se topa..., tal vez su ingenuidad, su inocencia, ¡su bondad! Y reacciona, y admite que es verídico lo que ocurre. Se lo merece, no ha actuado con solidaridad sino con egoísmo, siempre ha sido así, ella que tanto juzgaba a Shampoo se ha convertido con el pasar del tiempo en alguien muy similar, valiéndose de jugarretas, tácticas, ¡artimañas! Por no saberse lo suficientemente segura, pero... Akane no, ella nunca lo hizo, ¡aún cuando las oportunidades se le ofrecieron! Ella continuaba tan terca como siempre ha sido, negando sentir algo por el artista marcial, pero muy secretamente, también luchaba por su amor, sólo que con pureza, muy limpiamente.... ¡es Akane quién lo merece! Nadie más, tampoco ella.

Tanta verdad golpeándole en la cara ha sido duro.

Tan amargo es el sabor de la derrota.

Se dirige pausadamente a la puerta del restaurante y lo cierra.

Hoy su fuente de comercio no abrirá sus puertas.


Sigue sus pasos o al menos eso quiere, no le importa pisar los charcos y despedir una que otra gota que lo formaba.

Lo único que le interesa es ella, es Akane, ¡su error podría costarle su felicidad, la de ambos!!

-¿Dónde…. Dónde está Akane?- cuestiona con el corazón latiéndole a un ritmo inimaginable y la falta de aire se hace notar en cada palabra, al ser recibido por Kasumi.

'empapada', incorregiblemente empapada, pero con la urgencia marcada en cada facción.

-Está en su cuarto- le comunica Kasumi casi en un susurro, perpleja por la condición de la pelirroja.

Inmediatamente, lo que aparenta ser una inocente joven, se dirige a pasos agigantados hacia la habitación indicada.

Al llegar... Algo lo atemoriza, algo le indica que no marcha bien.

Se dirige al armario y lo abre abruptamente, pero el amargo sabor que le brinda la acción sería guardada por siempre, porque simplemente, ninguna de las pertenencias de Akane yacen ahí.

Se angustia, se desespera. La cama está hecha y sobre ella una carta tiene su lugar. La coge y la abre, sus ojos recorren la letra de su prometida con agilidad.

'Querida familia:

Debo marcharme. Dejo todo en sus manos. Espero que no se enfaden conmigo.

Con respecto al compromiso, lo siento, pero no amo a la persona que escogieron para mí. Ranma ha sido durante este tiempo un buen chico, pero creo que se merece algo mejor. Otra vez, perdóname padre, creo que sabrás hacer lo correcto para el dojo. Confío en ti.

No me busquen, yo estaré bien. Hace mucho que vengo ahorrando, es una decisión que vengo pensando desde hace bastante tiempo y que se debe únicamente porque deseo mirar nuevos horizontes. Si no se los comenté, fue porque sabía que recibiría un 'no' por respuesta.

Le deseo lo mejor a cada uno de ustedes.

Los ama,

Akane Tendo'.


No, nunca pensó en marcharse, las circunstancias han cambiado drásticamente en pocas horas.

Lo ama demasiado como para someterlo al castigo de obligarlo a compartir con ella el resto de su existencia. Dicha frase la reconforta levemente...

Borra cualquier huella de lágrima, pero sus ojos irritados continúan así: No había dejado de llorar desde la escena presenciada, la cual, desea guardar en lo más hondo de su memoria, ya que es el recuerdo imborrable.

Suspira hondamente en un intento por tranquilizar su desequilibrio emocional tan evidente, y se fija más en el exterior en un claro intento por distraerse, se admira por la cantidad de colores que hay, cada quién con paraguas diferente y los más similares que no alcanzan a ser completamente idénticos, son los menos..., pero 'algo' llama la atención entre tanto paraguas, sí, una cabeza roja con trenza se diferencia del resto.

'…como siempre se ha diferenciado del resto'; sonríe con nostalgia, y sin conocer el motivo, atraer como un imán la mirada azul marina de la muchacha que le es tan conocida y peculiar por igual.

Se sostienen sus miradas, y luego, observa los labios de la pelirroja moverse, inequívocamente, ella le está gritando algo que Akane no consigue oír, aunque así lo quisiese.

El movimiento en el avión ha comenzado, lo que significa que ya no hay vuelta atrás.

Se limita a sonreír vagamente y mostrarle su mano, la que mueve de un lado a otro en señal de despedida... una eterna despedida. Entonces, se da cuenta de su frustración, de la necesidad la pelirroja por comunicarse con ella...

El corazón se le encoge, sabiendo que esa imagen sería la última que tendría de ella: La empapada pelirroja de aspecto lastimoso.

-Qué seas muy feliz, Ranma….- susurra.

Ya no hay vuelta atrás, no, ya no la hay.

Continuará...

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