Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.

Summary: Ubicado en la pelea con los vulturis que si se lleva acabo donde Leah termina envés de muerta de vuelta en el pasado antes de que todo iniciara.

Nota de la autora: Hola a todos mi inspiración en esta historia es Leah una mujer fuerte pero muy maltratada y poco reconocida, por lo cual quise darle un giro a la historia, espero que les guste.

El regreso al pasado

Habían pasado lo peor la guerra se había desatado los licántropos y los vampiros vegetarianos unidos contra los vulturis, aunque su bando estaban ganando lo estaban haciendo a un alto costo, muchos seres queridos muertos, Leah solo podía pensar que todo esto se hubiera evitado si no hubiera sido por esa caprichosa ex humana ahora vampiro de Bella Swan, la muy maldita con sus juegos entre el Cullen y Jacob los había arrastrado a todos a la muerte, antes de caer por el barranco lleno de lava Leah suplicaba a sus antiguos espíritus protectores para que protegiera a los suyos ya que ella no iba a estar ahí para ellos, rogaba por que los fríos no llegaran a su tribu, que tomaran su vida de ser necesario pero que no tocaran a los suyos, Leah sabía que pensaban que era una perra sin sentimientos que no le importaba nadie, pero si le importaban todos, ella sentía el dolor de los otros como suyo, por eso creo esa fachada de mujer amarga y sin sentimientos, rogaba o más bien suplicaba por que todo saliera bien.

En el momento en que su cuerpo tocaba la lava no sintió dolor sino como un empujón de su alma hacia afuera, abrió los ojos sin saber cuándo los había cerrado y lo que encontró la sorprendió era su habitación en su casa en La Push, pero no como estaba ahora sino como era 3 años atrás, antes de Sam, antes de su relación fallida, antes del tortuoso rompimiento y las burlas de la manada y sobretodo antes de la muerte de su papá, era de cuando Leah se podría decir que era feliz, solo era una chiquilla de 16 años, ahí fue cuando reacciono del todo, se levantó sin poder creerlo estaba todo como antes excepto por una cosa, cuando se vio en el espejo noto que tenía su pelo largo como antes pero su cuerpo estaba tonificado y curvilíneo, cosa que en su tiempo no era de esa forma, para esa época ella era flaca pero sin formas típico de la edad en la que estas cambiando y no estas cómodo ni en tu propia piel pero ahora tenía el cuerpo que obtuvo después de la transformación, tonificado pero no en exceso y sus curvas bien definidas, tenía su tatuaje en el hombro que la identificaba como una loba de la manada pero este tenía un ligero cambio envés de tinta parecía que fue hecho a fuego y las marcas que antes era en tinta ahora eran como cicatrices.

-LEAH! Levántate que se te hará tarde para las clases!- gritaba desde fuera su madre, cosa que la saco de su letargo y la hizo salir corriendo hacia la cocina, donde se encontró a su padre desayunando como siempre hacia antes de fallecer por culpa de la psicópata de Victoria, con su café en la mano derecha mientras ojeaba el periódico con la izquierda, sin poder evitarlo las lágrimas salieron de sus ojos al mismo instante que se arrojaba abrazarlo y besarlo mientras agradecía en su lengua tribal a todos los espíritus por estar de nuevo junto a su padre.

- ¡Niña! ¡Hoy amaneciste más rara que de costumbre y eso ya es mucho!- dijo su padre sorprendido ante tal arranque, pues él conocía a su hija como la palma de la mano y sabía que esos arranques de emoción no van con ella, es demasiado dura y reservada para permitirse que nadie la vea en un momento de debilidad o como ella dice ¨de niña¨.

- ¡Papá!… ¡Papito!… ¡No me vuelvas a dejar!- decía entre llanto y gemidos ahogados.

- Ahora si me estas asustando… ¿Leah Clearwater que sucede contigo?- exigía saber su padre mientras trataba de separarla de el para poder verle a la cara, cosa que no lo graba por la fuerza que ella ejercía sobre él, la cual no era para nada normal.

- ¿Leah cariño que sucede? – Le cuestiono su madre al ver semejante escena, hasta que se percató del brazo derecho de Leah donde tenía la marca.- ¿Cuándo te hiciste eso? – pregunto su madre con cierto temor a que su sospechas fueran confirmadas.

Leah se calmó lo más posible y trato de explicarles a sus padres todo lo que le había pasado y temiendo que la tildaran de loca decidió omitir varias partes – Pues… yo sé que las leyendas de nuestra tribu no son leyendas… lo sé porque soy una loba… Cuando me transforme pude ver todo lo que se me escondía y entre lo que vi … pues… pues vi a una fría… asesinando a papá – sus padres estaban anonadados porque si era cierto Leah había sido bendecida por los espíritus con el don de la transformación y el de la clarividencia.

- ¡oh Cariño! sé que lo que viste, lo sentiste real pero aún no lo es, esto que te está pasando es parte de tu nueva naturaleza… se te hará difícil pero hija mía eres la primera Alpha mujer desde los inicios de la tribu- le explicaba su padre con la voz rebosante de orgullo, pues su hija, su pequeña, la nena de sus ojos era la loba, La elegida.

- ¿De que estas hablando? Yo no soy el Alpha – dijo Leah tratando de recomponerse ante semejante desplante de debilidad y confundida más de lo que estaba.

- Si lo eres… eres la primera en transformarte, no tu viste que ser marcada, tu marca se formó porque tú eres la líder natural y aparte se activó el don de los cambias formas que había estado dormido desde hace siglos, Leah puedes ver y vivir el futuro.

Para Leah todo encajaba, encajo la parte de no ser sumisa ante nadie y como ella no obedecía a pesar de lo que dijera el alpha de la manada y como se le hizo fácil cambiar de manada y mandar a la bola de idiotas que dirigía el imbécil de Sam al carajo y ahora entendía porque diablos sintió lo que vio como si lo habría vivido.

Sus padres le dijeron que hoy no iría a la escuela, ya que debía reunirse con los ancianos y presentarse en su nuevo rango según ellos. Para Leah todo fue rápido incluso la plática con el consejo y bien que lo sabía ella porque cuando la bola de decrépitos sin oficios ni beneficios se reunía era como juntar el hambre con las ganas de comer, Dios que hablaban hasta por los codos, en el momento que le exigieron que se transformara para verificar su historia fue cuando presto atención, se levantó e iba a quitarse la ropa para no romperla pero le dio cosa que esos viejos la vieran desnuda, no que se avergonzara de su cuerpo, pero que eran los viejos que la vieron crecer y como cosa que nunca se hizo muestra de que aún le quedaba pudor, no mucho pero algo es algo.

Decidió entrar en fase aunque su ropa se hiciera añicos, pero en ese momento algo muy raro sucedió envés de entrar en fase se fue transformando lentamente, sus garras salieron al igual que sus colmillos, sus orejas crecieron y sus ojos que fue los más sorprendente comenzaron a brillar con un rojo sangre y desde lo más profundo de su pecho salió un aullido tan fuerte como aterrador, espantando a todo animal viviente a dos kilómetros a la redonda.

Todos veían a Leah con la quijada en el piso, era asombroso, ella era una loba poderosa y lo que estaba por venir no sería fácil ya que este fenómeno se daba cuando toda la tribu estaba por ser destruida y lo sabían por experiencia, cuando llegaron los colonizadores al nuevo mundo con ellos llegaron los primeros fríos los cuales con su sed desmedida estuvieron a punto de acabar con todos los nativos, hasta que la primera loba apareció y evito la masacre.

Después de contarle esto a Leah comprendió por qué los espíritus la mandaban de vuelta o le mandaron la visión era porque tenía muchas cosas que cambiar y corregir, estaba vez iba a evitar esa estúpida guerra de raíz y sabia donde debía empezar habían piezas faltantes en su memoria pasada y esa se las daría la otra vidente del pueblo dígase Alice adicta a las compras Cullen. – Ahí se ven vegetales al rato vuelvo no se preocupen voy a solucionar unos asuntos. – dijo Leah a nadie en particular dirigiéndose al bosque. Los ancianos estaban medio perplejos y medio insultados por la falta de respeto de la susodicha pero sabían que para evitar lo que sea que vinieran era mejor dejarla hacer.

A medida que se adentraba al bosque se transformó en la gran loba que era, destruyendo la ropa que llevaba sin impórtale en lo más mínimo y se dirigió como rayo hacia la casa de los Cullen cuando estuvo cerca decidió volver a ser humana, la casa se veía y escuchaba vacía pero según recordaba para esa época los chupasangre ya estaban viviendo en Forks, decidió echar un vistazo y rezar por que la enana vampiro estuviera en casa, volvió a su forma humana quedando como Dios la mando al mundo y se acercó por la puerta trasera no se sorprendió de encontrarla abierta, en serio quién diablos iría a robar a una casa que está en medio de la nada donde de por si es difícil encontrarla, camino como perro por su casa hasta la cocina porque tenía un hambre que la estaba matando, lo cual la hizo no darse cuenta de que un Edward muy choqueado miraba con los ojos desorbitados desde su banco del piano donde hace unos instantes estaba tratando de componer, pero un olor a pino y canela lo desoriento y ni que decir de su estado al ver que una mujer desnuda en todo su esplendor se paseaba por su casa como si fuera lo más normal del mundo.

Leah que estaba muy concentrada en hacerse un sándwich no se dio cuenta de su presencia hasta que él se dirigió a la cocina a ver que sucedía, el pobre Edward tenía que confirmar que no se estaba volviendo loco y comenzó alucinar con mujeres desnudas… Por Dios que ser virgen por tanto tiempo le estaba afectando. Al entrar a la cocina ahí estaba, una mujer y que mujer, la verdad sea dicha se cargaba un cuerpazo que era como pecar nada más mirarla, trato de leerle la mente pero no pudo, es como si no estuviera en la habitación cosa que lo sorprendió púes en su siglo de vida nunca le había pasado.

Leah quien estaba metida de cabeza en la nevera solo la saco para ver quien la estaba mirando – Ahh… ¡hola Edward! … ¿has visto a Alice? – le pregunto con toda la tranquilidad del mundo mientras cerraba la nevera y se dirigía a la isla a comer un sándwich, Leah no se daba cuenta pero su cuerpo bien formado y su andar exudaban una sensualidad que ponía nervioso a cualquiera y por cualquiera me refiero a hombres, y por hombres me refiero a Edward virgen mojigato Cullen.

¡Ahhh!.. – Edward buscando que le saliera la voz y concentrado en mirar solo a sus ojos no pudo decir nada más inteligente o más vocal al menos – Dios que se abra la tierra y me trague – pensó muy mortificado.

Leah lo miro como si tuviera problemas mentales, hasta que recordó que estaba en el pasado y no la conocía, así que trato de explicarse de manera cordial para no crear una mala relación total que estaban empezando y ser amiga de los chupa sangres es la parte esencial para que su plan salga bien – ohhh…. Si… verdad que aún no me conoces… yo soy Leah, te conozco a ti y tu familia porque ya los vi – dijo mientras señalaba su cabeza con una mano mientras con la otra sostenía el sándwich- soy de la reserva en La Push, tengo dieciséis años y seremos buenos amigos o algo así y busco a Alice porque es la otra vidente y me va ayudar con unas cuantas cosas que ahora no te puedo explicar pero que prometo más adelante lo haré – dijo ella de lo más normal mientras seguía comiendo.

Edward estaba con la misma cara de confusión que tenía cuando conoció a Alice, una vidente medio loca ya era mucho, como para que le mandaran una loca exhibicionista como vidente, al pobre lo que más le perturbaba de todo lo anterior era la naturalidad con la que la chica hablaba sin inmutarse ni por un segundo por su estado de desnudes y su presencia. Quería hablarle y decirle algo pero su cerebro se negaba hacer conexión con su boca y menos cuando la chica termino de comer y se lamio el dedo índice desde la base hasta la punta para succionar la punta con la boca cerrada gimiendo al succionar, cosa que dejo muy mal al pobre de Edward.

Leah se concentró un poco y luego soltó como si nada pasara – de seguro se retrasó por estar haciendo compras… bueno que más da, me podrías hacer el favor de decirle que la veo mañana, tengo varias cosas que hacer y no puedo esperar a que se le cante la hora de llegar – dijo Leah luego de terminar de comer y recoger todo lo que ensucio, se despidió de Edward como era habitual jodiendolo – Te me cuidas Eduardito mientras le pellizcaba la mejilla – cosa que odiaba porque era lo que hacía Emmett para molestar, en lo que Leah se perdía por el bosque Edward se perdía en el baño más cercano, porque damas y caballeros al menor de los Cullen le llego la pubertad de golpe y sin anestesia, en sus pantalones traía semejante tienda de campaña que tuvo que ir a desahogarse cosa que en su vida o mejor dicho no vida nunca le había pasado.

Cuando termino de su faena, más relajado pero aun muerto de vergüenza Edward se bañó y se puso algo mas cómodo, cuando salió de baño personal se encontró con nada más y nada menos que Alice junto con Jasper en su diván ambos con una sonrisa maquiavélica y ahí fue que se percató – ustedes lo sabían par de traidores y no me avisaron de nada – les grito indignado.

- Ay hermanito lindo de mi corazón, como piensas eso de mí, si lo hubiera visto antes te lo hubiera dicho pero la visión llego a mí un poquito tarde – respondió Alice con mucha pena.

- ¿Qué tan tarde? – cuestiono Edward sin creerle ni una sola palabra.

- Bueno déjame ver… como más o menos 2 – dijo su hermana de lo mas normal.

- ¿Dos horas? – pregunto Edward alarmado pues esto nunca le había pasado.

- Nope dos días… lo que pasa es que el ataque de risa se me quito hace poco – dijo ella como o si nada.

- Y tú te haces llamar mi hermana enana del demonio – le reclamo Edward.

- Bueno cuate en su defensa… muy en peligro no estabas en esa visión, por lo que me dijo Alice además parte de la culpa es mía, cuando le dio el ataque de risa yo estaba a su lado e intensifique sus emociones, sinos hubieras visto parecíamos una familia de marihuaneros en pleno éxtasis – dijo Jasper defendiendo a su esposa.

- Por lo menos solo Alice pudo ver lo que paso – dijo Edward guardando un poco de su dignidad.

- En realidad… todos lo saben – dijo Alice con una sonrisa de disculpa.

- ¿Qué? – Grito Edward hasta que vio en la mente de Alice como Emmett había instalado un servicio de cámaras de seguridad privadas para monitorear la casa desde lejos ya que pasaba demasiado tiempo sola, al empezar Alice a reírse como loca sin dejar de mencionar a Edward así que después de estar dos días riendo como idiotas Emmett decidió revisar las cámaras vía computadora y o sorpresa el espectáculo directo en vivo, ahora sí, si la tierra no se abría Edward se hace un hoyo el mismo, después de eso no sabía cómo se iba aguantar a Emmett y a su prima Irina los dos eran los que más lo jodían con su virginidad, después de la acosadora de Tanya (esa se lo quería violar) y según ellos no era que no encontraba mujer era que le daba pánico tratar con las ellas y después de semejante numerito como se podía negar.

Edward lo único que pudo hacer fue pegarse a una esquina de su habitación con la típica pose de niño regañado con un aura de miseria rodeándolo.

- ¡YA le dio! – dijo Jasper mientras halaba a su esposa y la sacaba de la habitación - Mucho tardo en hacer su acto de depresivo pesimista – cosa que a Edward le daba más o menos una vez al mes y que según Rosalie era que estaba menstruando y que en cuanto le daba, Jasper se alejaba lo más posible ya que con su don sentía todas las emociones a flor de piel y Edward más que un depresivo era un suicida en potencia sino fuera porque son inmortales, ese ya llevara varias décadas de muerto.


Espero que les guste, este nuevo aporte y ya saben consejos, dudas, sugerencias o tomatazos, dejen un review...

Nos leemos pronto!

XOXO.