Disclaimer: Nada de ésto me pertenece, todo es propiedad de Jotaká
Hermione piensa que el momento más feliz hasta la fecha fue aquel día, entre polvo, escombros, sangre, maldiciones, y muerte, sobretodo mucha muerte, pero aún así el momento más feliz de su vida; cuando en aquel arrebato ocasionado por vete a saber qué se lanzó a los brazos de Ron, sin importarle que cualquier maldición pudiese impactar sobre ellos, para besarle como si no hubiese mañana, porque ciertamente, no había mañana.
Pero se equivoca.
Hace apenas dos horas que se ha convertido oficialmente en la esposa de Ronald Weasley, y sabe, no, más bien puede asegurar que nunca hubiese sido capaz de lograr un patronus tan fuerte como si lo hiciese en ese momento.
—¿En qué piensas? —Susurran en su oído mientras unas manos fuertes la abrazan por la espalda—. Estás demasiado callada para ser tú.
Hermione suspira, se siente demasiado bien ahí, rodeada por los brazos de su ahora esposo mientras mira como la gente se divierte bailando, comiendo y riendo en su propia boda.
—En nada Ron, no pensaba en nada —Contesta girándose para así quedar frente a él.
—¿Pretendes que me crea eso? —Dice él, divertido, mientras alza una ceja—. Tú nunca piensas en nada, va contra tu naturaleza, Hermione.
Ella frunce el ceño, no está enfadada, por supuesto que no ¿Cómo iba a enfadarse en un día como aquel? ¿Como iba a enfadarse en un día como aquel con él? Pero le gusta hacerle pensar que sí lo está. Es parte de su propio juego, un juego que nadie aparte de ellos entiende, pero tampoco necesitan entenderlo.
—Y te quiero por eso —Susurra el pelirrojo contra sus labios justo antes de besarla.
—Yo también te quiero —Dice ella con las mejillas sonrosadas, y tiene la sensación de que jamás se acostumbrará a lo que los besos de Ron le hacen sentir.
Él sonríe y su mirada pasa fugazmente de los castaños ojos de Hermione hasta una pequeña porción de tarta apenas medio metro a su derecha. Con rapidez lleva su mano hasta el delicioso pastel y hunde su dedo índice hasta dejarlo completamente manchado y tras eso mancha la cara de su propia esposa.
—Tienes tarta en la nariz, por cierto ¿Lo sabías? —Dice Ron con una enorme sonrisa.
Jamás había sido más feliz.
¡Parece mentira que ya haya llegado a los veinte fics! Y para celebrarlo quería subir uno de mi pareja favorita, y por supuesto, con la que empecé, mis adorados Ron y Hermione. Sé que es muy cortito y todo eso, pero lo cierto es que no he leído casi nada sobre la boda de ellos dos, y me gustaría ver las ideas que teneis sobre el tema (Porque lo cierto es que yo tengo a montones sobre lo que pudo suceder) Bueno, sólo espero que os haya gustado tanto como a mí me gustó escribirlo ¡Que ya es!
Y sí, lo de Tienes tarta en la nariz, por cierto ¿Lo sabías? Es sin duda alguna por su primer encuentro en el tren, necesitaba hacer una mención a eso, es la cosa más adorable del mundo, y sin duda alguna lo que marca su relación. ¡Nos leemos pronto! Un beso.
—Virginia.
