Sin palabras.

Por Catherine Sommers

Esta vez el miedo no sucumbía sus sistemas al posar la mirada en el cuerpo del otro por más tiempo que el estrictamente necesario, no les apenaba ver algo más que sus ojos, ni tampoco la inusual falta de ropa que hacía un par de horas había caído en algún sitio.

Era territorio ya explorado pero, aún así, no dejaba de ser agradable a la vista, no dejaba de causarles calosfríos el recordar que sus manos habían inspeccionado, que sus bocas habían probado, y que su piel había sentido. No podían refrenar las vívidas emociones inyectadas en sus mentes, como una droga potente y letal, demasiado fuerte para ignorarse.

Uno de ellos tragó en seco.

Los orbes de ambos se encontraron, y todas las sensaciones volvieron a recorrer sus espinas dorsales como si se tratasen de descargas eléctricas; no hubo timidez escondida al dar un paso más cerca del otro.

Allí, en la blanca piel de Kurt, donde las marcas rojizas de besos robados comenzaban a hacerse visibles Blaine quedaba prendado por un poco más de tiempo, viendo más allá, sabiendo que había elegido los puntos adrede, para esconder las cicatrices que aún no se iban y posiblemente no lo harían jamás.

En cambio, la mente de Kurt divaga pensando sobre el cabello de Blaine, hecho un desastre por los tirones ejercidos con fuerza, con sus rizos disparando para todas direcciones, pensaba en el roce de sus manos con el rostro del moreno, incapaz antes de tocar cualquier otra parte del cuerpo que se descubría de a poco. Sólo para él.

El más alto dio un último paso, aún sin lograr que sus pieles chocaran entre sí, sintiendo cómo la necesidad de aquél simple toque quemaba en su interior, quería decirle algo a su novio, pero las palabras no salieron de sus labios.

No parecían hacer falta para expresar los sentimientos albergados dentro de su pecho.

Blaine entrelazó sus manos como habían hecho tantas veces y terminó por inclinarse sobre los labios de Kurt, encontrándose deseando nuevamente la unión entre sus cuerpos, de aquella manera que el de ojos celestes proyectaba a través de esas palabras nunca dichas.