Apareces Tú

Capitulo I: La tormenta esmeralda

Lo extrañaba, claro que si. Pero Jamás lo admitiría. Maldito el destino, maldito el día en que todo había acabado, no sabia como había pasado, no lo comprendía, pero lo había aceptado con dignidad o bueno, había huido para que no la vieran llorar. Pero tenia que encontrárselo ahora, cuando había comenzado de nuevo, aparece él, el dueño de sus fantasías diarias y sus sueños al anochecer, su razón de vida y su razón de muerte, pues vivía por el, y en mas de una ocasión quiso concurrir al suicidio, también por el. Maldita su suerte, y maldito el reencuentro, porque justo ahora que podía sentirse mas segura de si misma llega el hombre protagonista de sus pesadillas hechas realidad y sus ilusiones regadas y acaba con lo poco que le queda, porque con solo verle de nuevo el fuego en su cabeza es apagado y las cámaras esmeraldas pierden brillo y calidez, porque su alegría pasajera es destruida y al fin y al cabo, pasa. Maldito el hombre y maldita ella, maldito su "que tal?" y malditas sus lagrimas, porque desde el fatídico reencuentro sus ojitos verdes estaban opacos y ahogados, porque la lluvia era incesante y al parecer la tormenta no acabaría pronto. Maldito el momento en que lo vio y decidió volverse a casa, maldita la cita que había desperdiciado y todo por unos ojos café que la taladraban tras unas gafas en el tren.

Tumbada, en su cama, se hallaba Lily Evans, una pelirroja hermosa de unos 20 años, con un rostro triste, estaba despeinada y con sus característicos ojos esmeraldas empapados en lágrimas saladas a cortesía del ayer. La pelirroja llevaba tres días en cama, viviendo del helado y películas de cuarta que consiguió en un cajón de la cursi de su hermana, porque hacia dos años había perdido al amor de su vida, porque hacia dos años que no veía a James Potter, y hacia 3 días se lo había cruzado en el metro para llegar al norte del Londres Muggle, y hacia 3 días toda la fortaleza que había adquirido en 2 largos años, se había esfumado. Aun lo recordaba muy bien…

Flash-Back

Era viernes, esa noche tenía una cita con un chico que había conocido en la boda de una de sus mejores amigas, Alice, ahora esposa de Frank Longbottom, cuando de repente voltea inconscientemente hacia su derecha y puede observar que sentado, muy cerca suyo, esta el hombre que le robo el corazón y luego lo devolvió hecho pedazos, el hombre por el que moría y el que la había abandonado sin ninguna explicación.

James Potter estaba allí, tan guapo y sensual como siempre, de seguro seguía conquistando miles de chicas con cada paso que daba, como en la escuela. Seguramente se sintió observado porque levanto la vista hacia Lily y con mucha sorpresa la observo unos segundos que parecieron una eternidad para la joven, se levanto y con una sonrisa "y vaya ¡qué sonrisa!" se sentó junto a Evans y le dijo:

-¿Qué tal Lils?—Como si nunca nada hubiese pasado, como si los años siguieran intactos… como si el nunca la hubiese dejado, la saludó, con el mismo apelativo cariñoso que utilizo al referirse a ella desde que estudiaban en Hogwarts, como los meses que estuvieron juntos al terminar sus estudios, como lo hizo todos y cada uno de los días antes de irse de la vida de la pelirroja. Junto toda su fuerza de voluntad para aguantar las ganas que tenia de llorar, besarle y hasta matarle.

-Todo bien, ¿Cómo te ha ido?—le dijo con respeto, como te diriges a tus superiores o a tus profesores en épocas estudiantiles, porque no lo conocía, porque hacia dos años ya no tenia pizca de confianza ni trato con ese ser llamado James.

El hombre la miro por unos segundos, como analizando la respuesta de su interlocutora, lo cual provoco que está se sonrojara furiosamente, la formalidad y la madurez que se podía observar en los rasgos de esa pelirroja por la cual siempre deliró.

-También, Lily, también—contesto al fin con simpleza, parecía indiferente a la situación—Hace mucho que no nos vemos, luces muy bien—Continuo mirándola de una manera que la chica no pudo descifrar para luego agregar—¿Alguna cita?—Parecía interesado, la pelirroja sintió pesadez y un vació inmenso y tenia ganas de gritarle "Si, tengo una cita con un chico inmaduro y para nada mi tipo, pero ahora que mas da, desde que te fuiste soy inservible en todo tipo de relación." Pero se contuvo y con mucho porte contestó:

-Si, ahora me reuniré con un chico bastante agradable en el Penguin—Le dolió, si que le dolió decirlo, pues allí, solían ir casi todos los viernes por la noche a cenar, porque ese había sido uno de los sitios de mayor importancia en su relación, le dolió porque ninguna compañía diferente a él haría tan gustosas y perfectas las visitas a dicho restaurante. Aún no entendía como había aceptado ir con ese chico justamente a ese lugar, porque no es que el chico le cayera mal, vamos, que era una tortura oírle hablar.

A la pelirroja le pareció vislumbrar un brillo nostálgico y hasta triste en la mirada café del joven, pero prefirió no darle importancia, no quería hacerse ilusiones con un imposible, no otra vez. "¿Un brillo nostálgico? Por favor, si hace dos años que no veo al hombre, y ¿Quién sabe? Capaz y hasta está casado y formo una familia con otra mujer… Y yo aquí, fingiendo estar bien frente a el hombre que me robo el corazón y lo destruyo de tan vil manera… que patética soy, merlin"

-OH, si, el Penguin—James parecía querer rememorar todas las veladas juntos en aquel lugar en esos diminutos instantes, se podía observar en su sonrisa llena de melancolía, la cual la pelirroja pudo descifrar con integra facilidad. Al percatarse de ello, la joven se cuestiono sobre si el podría distinguir también el brillo triste en sus ojos verdosos y su añejanza, reflejada en la curvatura que yacía en sus finos labios, asemejando una sonrisa—hace años no lo visito, bueno, lo cual es obvio pues he estado fuera del país.. pero, dime ¿sigue tan deliciosa la comida como antes?

Como iba a saberlo, si hacia dos años no lo visitaba, si la última vez que había ido había sido junto a ese hombre que tenía a su lado

-La verdad que no lo se, tengo años que no voy al sitio, pero según me han comentado sigue igual de exquisito—Los ojos de James brillaron, esta vez podía estar segura, pensó que podría hacerle ilusión el saber que no había ido con nadie mas al sitio que compartían los dos, pero al parecer luego recordó que el tema había surgido porque esa noche ella volvería a aquel lugar, con otro.

El metro de paro y cada uno debía seguir su camino.

-Bueno, James, un placer habernos reencontrado, debo irme—Estrecho su mano, estremeciéndose y luego de oír un "hasta luego, cuídate mucho Lily" se marcho, rumbo a su casa, pues con el revoltijo de estomago que tenia no podría salir con nadie mas. No se percato que un hombre alto, de cabello negro alborotado y gafas redondas la observaba con una sonrisa melancólica hasta que cruzo dos cuadras mas allá.

Ambos sabían que esa, no seria la última vez que se verían…

Fin Flash-Back

-¡Es que merlín me odia!—Gritaba la pelirroja al vació de su habitación, harta de si misma, al darse cuenta de que nuevamente se había sentado en el alfeizar con la frente pegada a la ventana, esperando ver a un James entrando sonriente a casa, dándole un beso luego de decirle un "buenas noches, cariño". Se sentía sola, y la añoranza se apoderaba de ella, todo se volvía gris y la música ya no tenia sentido, su alegría y viveza, se habían esfumado, y las melodías se volvían tristes de nuevo, porque el aparecía y se sentía insegura lejos de sus brazos, el verlo tan guapo, como si el tiempo no pasara por el, las lagrimas saladas se vuelven la condena de la pobre bruja, porque cada flor que conjuró, se ha marchitado, porque su reloj mágico se ha parado y cada rincón de aquella habitación, le recuerdan a el y siente impulsos de incinerarla, porque su vida sin el es miserable, porque le entrego su alma y la tiro, alejándose de ella, olvidándose de ese amor eterno que siempre le profesó, olvidándose así, de todos los sueños compartidos y las mañanas que amanecieron juntos, las noches en una misma cama y los días en los que ambos ocupaban la mente del otro, la espera por una nueva aventura, el reto de amarse sin medida y añadir un nuevo verso a su historia marchita, su historia que de ser un cuento de hadas se ha convertido en la peor de las pesadillas, y en el cual, el amor y el bien, no salen invictos. Porque amar es un juego de dos, en el cual el equipo en el que siempre jugaron, se hundió, cual barco en el océano. "Ya ves si soy idiota, que ahora te tendré que volver a olvidar" pensaba la chica de ojos verdes.

La tormenta esmeralda, se volvía incesante.