Despertó en el medio de una enorme cama, rodeada de plumas blancas y rojas, eternamente suaves, las sábanas blancas y color vino de la inmensa cama circular acariciaban su cuerpo con tiernos roces; estaba confundido, su vista apenas comenzaba a aclararse, reconoció los doseles abiertos de su cama, al parecer estaba en su habitación, una que recién había adaptado a sus nuevas necesidades.
Sentía la garganta raspar, carraspeo pestañeado en un intento por aclarar su vista, no entendía que había pasado en su cuerpo pues las sensaciones que le embargaban eran completamente distintas. Su mano rozó las delicadas y suaves mantas, encontrando repentinamente algo que no encajaba con él: había sentido, era un cosquilleo en la yema de sus dedos, las plumas eran delicadas, el cosquilleo trepaba por sus brazos.
Algo con su vista no estaba bien, enfocaba de una forma distinta, las nubladas imágenes que lograba apreciar se movían de un lado a otro, mareándole, lentamente tomaban forma, dejando de ser nubarrones de colores.
Podía sentir algo rozando cerca de donde debería estar su ojo, era algo que emanaba destellos dorados, acompañado de lo que simulaba ser luz de día, el artificial brillo de una luz lila, amarilla y azulada, algo realmente extraño, parecía que una enorme pantalla simulaba el amanecer, librando de la oscuridad el interior de la pieza.
Intentó flotar, algo malo, verdaderamente terrible debía haber pasado para que él no recordase nada y peor aún, que terminase perdiendo la conciencia. Debía ser malo, algo terrible debía ocurrir. Posó sus manos sobre su cabeza, algo molestaba a los costados de está. Cerró los ojos ¿Desde cuándo...? Los abrió de golpe, sintiéndose estúpido. Se acarició la cabeza entera, bajó apresurado sus manos, encontró el tacto suave de su cuello y un cosquilleo recorrió todo su cuerpo, siguió bajando y tenía un torso, encontró un torso y uno definido, bastante sensual a su parecer, tenía piernas torneadas y al bajar la mirada se encontró algo que sin duda le sacó una de sus más enormes sonrisas: tenía cinco deditos, los movió probando que estos seguían sus órdenes. Soltó una enorme carcajada al ponerse de pie. Sintió su torso de nuevo, delineando sus caderas. Mostró la blancura de sus dientes, riendo frenéticamente, estaba eufórico. Más que emocionado. Se acercó a unas de las paredes de las cuales parecía salir llamaradas rojas que de inmediato cedieron ante él. Sus pasos le hicieron parar en el centro del bosque de Gravity Falls, ese lugar del que no podía salir aun siendo alguien tan poderoso: en primer lugar él no estaría allí de no ser por el niño de cabellos alborotados con aquella gorra que no dejaba ni para dormir, pensó divertido, el "pino".
El motivo por su cambio, si bien le resultaba horrible poseer un cuerpo humano, aunque fuese propio, era su boleto de salida de ese maldito pueblo y una entrada segura a la "cabaña del misterio" que era necesario para concluir su plan. Sonrió casi sinceramente ante la deliciosa idea de salir y buscar a quien en un principio tenía la culpa de que sus planes no resultasen como estaba planeado.
Caminaba torpemente, acostumbrado a flotar, realizaba equilibrio con los brazos, esas nuevas piernas pálidas que tenía eran más largas que las que antes poseía, cualquiera se hubiese reído al verle andar por primera vez en un cuerpo propio. El solo recuerdo de su pequeña forma original le causó una enorme sonrisa que no dudó en mostrar. Bajo sus pies sentía el calor de la tierra del bosque, una que otra planta que le cosquilleaba sus nuevos dedos. Paró tras un arbusto, encontrando extraña e irónicamente –como lugar civilizado más próximo al bosque –la cabaña del misterio, o como él lo conocía: el lugar donde pino y estrella fugaz se hospedaban hace... Unos cinco años... No lo sabía con exactitud. Hace tiempo que no visitaba el lugar, después de su último encuentro con el pino no había vuelto, no tenía caso "vengarse" si no estaba alguien que intentase detenerlo para hacer las cosas más entretenidas. O mejor dicho, no tenía sentido tratar de acercarse si se encontraba bloqueado el lugar para su paso, y si el único modo de entrar era teniendo en sus manos un libro que cierto pino tenía en su poder... Se sintió terriblemente hastiado, quería el maldito diario de Dipper, no era bueno que ese niño tuviese algo tan poderoso en sus manos por cosas como aquellas...
Los verdes arbustos apenas cubrían a la altura de su cintura, a decir verdad eran bastante altos pero su estatura en ese nuevo cuerpo era mayor. Escuchó ruidos tras él, encontrándose al voltear con una criatura peluda, parecido a un ratón, hizo memoria pues esta tenía una cola larga y esponjosa.
-Hola roedor –Se inclinó ligeramente, apoyando sus nuevas manos sobre sus rodillas –más vale que te vayas porque no me gusta ser molestado –Alargó una sonrisa maliciosa, mostrando a la criatura el brillo del ojo que mantenía descubierto, libre de sus dorados cabellos-
Escuchó un chillido por parte de la ardilla cuando el ojo oculto bajo sus dorados cabellos se tornó rojizo, acentuado por el color negro que rodeaba el iris, haciéndole brilla macabramente bajo esa sedosa cortina de cabellos dorados, y los tonos bermellón del iris. Las pestañas largas y densas de este no hacían más que enmarcar el macabro símbolo de su poder. Vio como el asustadizo animalillo corría en dirección lejana, trepando a uno de los pinos del lugar.
Soltó la carcajada más larga de la semana, al parecer ese día no hacía más que mejorar. Lentamente ambos ojos volvían a la normalidad, lo más normal que podían ser, uno de ellos, el izquierdo, dejaba atrás el apenas notable fulgor azuloso, recuperando el sedoso color miel, mientras que el derecho perdía los tonos macabros, volviendo a su color negro "original".
-Y no regreses –Rozó con la punta de sus largos dedos su vientre plano, sentía una extraña sensación al reír, algo que no sucedía en su cuerpo original, un delicioso cosquilleo-
Giro la mirada a todos lados, acercando un paso hacia adelante, donde unas rocas de colores encerraban todo el perímetro alrededor de la cabaña del misterio, dejando dentro incluso el arbusto verde que en ese momento le cubría de la cintura para abajo. Se sorprendió al ver que este campo de fuerza oscilaba ante la punta de su pie que entraba, rozando las piedras de colores arena, pero de allí en más nada sucedía, soltó una gran carcajada cuando nada malo le sucedió: con anterioridad el campo creado especialmente para mantenerle lejos a él le había arrojado a los alrededores, haciéndole "impactar" contra cualquier objeto y habría sido doloroso de no ser porque en su forma original no sentía absolutamente nada y es que terminar atravesando cada objeto contundente le privaba de sentir muchas cosas.
La vibración en la punta de sus dedos lograba producirle cosquillas que recorrían todo su cuerpo en forma de ondas que llegaban desde la traslúcida capa blanca y brillante que oscilaba desde su contacto hasta su vientre.
-Bien hecho, Bill –Se felicitó así mismo alargando una sonrisa –
Entrecerró los ojos, satisfecho por como marchaban sus planes, acariciando el viento con sus manos, creó un movimiento circular con una de sus muñecas para dar paso a una forma oscura que flotaba amorfa frente a él, parecía agua de un color denso y oscuro pero que poseía tanto movimiento que parecía ligera cuan pluma de ave; aquello se acercó hasta su cuello, quedando cerca de él mientras se dividía en dos partes exactamente iguales, una marchó hasta rozar su cuello, volviéndose su siempre oscuro corbatín de moño negro que ya adornaba su forma poligonal mientras que la otra viajaba a su cabeza, tomando la forma elegante de un sombrerillo que desafiaba la gravedad sobre esa rubia y brillante cabellera.
Cuando estaba dispuesto a acercarse más a la "Cabaña del misterio" para ir en busca de los dos diarios ocultos allí unas risitas bobas que escapaban de labios de algunas personas lograron llamar su atención, afinó el oído, girando la mirada al lado izquierdo, hacia el camino, el sonido de las carcajadas era un eco, estaban muy lejos aún pero podía percibirlas a la perfección; colocó su mano en su mentón, pensativo, segundos después sonrió ansioso al saber que seguramente se trataba de los mellizos Pines.
Se sentía tremendamente ansioso de verlos ya, quería entablar una conversación con ellos y si era posible reírse un rato de las expresiones de pánico que seguramente pondrían al verle.
Cubrió con la palma de su mano su ojo izquierdo, deslizando con cuidado el cabello rubio que cubría el derecho: este, que era de un color amarillento en la retina y mantenía una línea alargada como pupila, una muy oscura. El ojo adornado por largas pestañas osciló, tornándose de un azul eléctrico, como si despidiese ese color, parecían pequeñas llamaradas; pudo observar la llegada anticipada de tres adolescentes, una chica extraña, de baja estatura, que portaba lentillas, pelo oscuro, lacio, delgada, la otra era mucho más alta, un tanto robusta de pelo corto, castaña, a su lado una delgada castaña de cabellos largos ondulados realizaba aparición, todas corriendo en dirección a la tienda de regalos.
-¿Acaso este día no para de mejorar? –Se preguntó en un murmullo, sabía a la perfección quienes eran esas chicas-
Una sonrisa lasciva se formó en sus suaves labios, sus blancos dientes asomaban al ver quien llegaba junto a ellas, detrás de todas, mejor dicho; un temblor excitante recorría su cuerpo con la sola idea de poder ver cara a cara a "Pine Tree" el "niño" que para nada era un niño, se veía notablemente más alto, su castaño cabello ondulado centímetros más largo; su rosada lengua acarició sus labio superior apenas con la punta, un roce suave: ansiaba quitarle a ese niño el diario de las manos, con los otros dos en su posesión sería el mundo entero su reinado. El Mind Scape dejaría de ser un problema para él. Ambición, ambición, la ambición era lo que llevaba a Cipher a desear una dimensión propia pero había más razones, ocultas tras esa gran excusa que llevaba por nombre "ambición".
Dipper Pines, el castaño ondulado, el menor de los mellizos Pines, ese pobre chico llegaba cargado de cosas, encima de su espalda una mochila y en sus manos maletas, perfecto, el hospedaje comenzaba, verano, bendito el verano y lo que arrastra la marea hasta las oscuras manos de Bill Cipher…
-Un poco de ayuda no le haría daño –Mordió su labio inferior con demasiada fuerza mientras una sonrisa socarrona se formaba sobre su semblante. Se permitió dejar escapar una risilla burlona, se sentía con suerte-
Todo marchaba con forme los planes de Cipher, agitó su cabello rubio, sacándose el sombrerillo negro de encima, sus ojos volvieron a la normalidad, se permitió arreglar tan perfecto cabello dorado, en su mirada determinación y anticipada victoria brillaban, cerró los ojos unos segundos, dubitativo de esperar allí o presentarse ante los mellizos y sus acompañantes. Había una cuestión pequeña que él no tomaba en cuenta y era que las formalidades entre humanos implicaban portar encima prendas que… simplemente no debía exhibir su cuerpo, por más sensual e irresistible que fuese, ante el público.
Pasaba sus delgados dedos entre sus cabellos, moviendo con completa parsimonia las fibras doradas, no tomaba en cuenta que hace apenas unos segundos tres pares de ojos le observaban atentamente, su ojo ambarino se encontró con algo peculiar, frente a él, a un par de metros, tres chicas de aparentes diecisiete años. No era raro verlas, ya esperaba la llegada de todos ellos, pero no esperaba encontrar miradas acosadoras sobre él.
Había esperado, seguro de sí, miradas de pánico, pero ellas no parecían reconocerles, por supuesto, eran las amigas de Estrella fugaz, no eran demasiado listas…
La melliza Pines se tocaba el rostro, totalmente ruborizada, impidiéndose apartar la mirada que se mantenía fija sobre él, sus labios ligeramente abiertos revelaban que el cerebro de la chica había dejado de funcionar apenas le vio, ¿Qué decir de la de oscuros cabellos azabache? Se mordía el labio inferior, analizándolo de arriba abajo y viceversa, la más alta de ellas, la chica castaña de pelo corto lo observaba con detenimiento, parecía que en cualquier momento se acercarían para permitirse ver con detenida adoración lo que el arbusto les impedía.
No comprendía aquella sensación pues nunca antes en su vida se había sentido incomodo con la mirada de alguien encima de él por tan largo lapso de tiempo, sim embargo, aquellas expresiones en rostros de las recen llegadas le ponía los pelos de punta. Tanto era su desconcierto que se vio obligado a ver de soslayo si observaban algo detrás de él pero, únicamente estaba él. Se encogió en un escalofrío que le erizó la piel, una nueva sensación, completamente extraña. Podía sentir el flujo de sangre agolpándose en por su rostro, sus pómulos se calentaban lentamente, un delicioso color rosado se apreciaba sobre sus pálidas mejillas y eso también era nuevo. Reacciones poco racionales de su cuerpo, pensó.
Los humanos le confundían, jamás en su larga vida se había sentido pequeño ante miradas acosadoras, de hecho le resultaban graciosas pero por alguna extraña razón dentro de ese cuerpo "humano" no podía evitar sentirse incómodo cuando aquellas tres adolescentes prácticamente se lo comían con la mirada. Volteó el rostro en dirección apuesta a ellas, preguntándose qué demonios hacer. Nunca había lidiado con eso.
-Soy Candy –Murmuró la de cabellos oscuros, asiática, pudo adivinar. Su voz sonaba perdida, apenas y se entendía y es que estaba claramente embelesada con la imagen frente a ella-
-Mabel, soy, soy Ma…. –No logró concluir su nombre por segunda vez ya que sus castaños ojos comenzaron a brillar emocionados ante la escena. Pasó su mano por su larga cabellera castaña, ocultando un mechón de cabello tras su oreja-
El apuesto chico rubio les dio la espalda, cruzando los brazos sobre su pecho; el acto fue realizado más que nada de manera instintiva, como buscando que esas miradas que caían y se fijaban sobre él dejasen de hacerlo, claro que sólo consiguió deleitar a las presentes con el tatuado detallado sobre su delgada espalda.
-Pero llámame esposa –Musitó por lo bajo la castaña de ondulados cabellos-
Cipher se erizó en indignación, esos títulos humanos no eran para él y ese sitio frente a esas humanas estaba sacándole de quicio ¿Qué debía hacer la gente para robar tres diarios?
-Chico soñado –Llamó con voz firme la más alta de todas, la chica robusta – ¿Estás desnudo? –Sus ojos brillaron ante la sola idea –a Grenda le gusta…
Encrespado, el ser místico estaba por replicar ante ellas, viéndoles de frente una vez más, sus brazos cruzados sobre su pecho, cuando un cuarto visitante se apareció ante ellos, jadeando por el esfuerzo realizado al llevar las maletas de su melliza: Dipper Pines…
Velozmente los ojos del apuesto rubio cayeron sobre él, le analizó de pies a cabeza repentinamente interesado, se enderezó, mostrando por completo su similar altura.
Le parecía sumamente curiosa la imagen del chico humano. Era sorprendente lo mucho que los humanos cambiaban. Más importante aún, ese chico iba a llevarse a las humanas.
-Mabel, trata por lo menos de cargar tu bolso de…mano –El alto castaño se quedó mudo ante lo que veía-
Bill formó una suave e inconsciente sonrisa ladina cuando contempló por completo al menor de los Pines, la pubertad, la adolescencia y los años que dejaron de verse simplemente le habían sentado de maravilla: Su altura era muy similar, podría decirse que tenían la misma estatura, su cabello castaño un poco más largo que antes acariciaba con bondadosa coquetería su nuca, caía suavemente por su frente, cubriendo con descaro la llamativa marca de nacimiento, la osa mayor, su ancha espalda, su torso suavemente delineado por una camisa a cuadros, podía ver como la mangas de esta estaban dobladas hasta los codos, sus pantaloncillos cortos, a la rodilla, y siempre llevando una gorra, esta vez color café, como la que portaba el primer día de verano, pino había regresado, solo que más maduro, mucho más…sexy, era todo un hombre y uno muy atractivo.
Pero los parámetros de belleza humana no eran de su interés, él esperaba ansioso a que ese chico gritase "Bill Cipher" porque le consideraba al único capaz de reconocerlo, habiendo comprobado que su hermana se dejaba llevar por sus hormonas.
-¿Qué…? –Revisaba con una mirada atónita al apuesto rubio frente a él-
-¿Cómo te llamas? –La mayor de los mellizos jugaba con su propio cabello, viendo fijamente al atractivo rubio-
Este, desinteresado o mostrando que era inalcanzable, les dio la espalda, se sujetaba la cadera, viendo a sus espectadores por encima del hombro; observando de pies a cabeza al recién llegado alargó una brillante sonrisa ladina al notar como el chico frente a él se quedaba boquiabierto.
No le interesaba en lo más mínimo hablar con su melliza, y continuaba esperando la reacción del chico castaño.
Sí, la mandíbula de Dipper quería rozar el piso y no tenía mucho que ver que un sujeto se encontrase prácticamente desnudo frente a él, cubierto únicamente de la cintura para abajo con el arbusto que reposaba delante de él, era por el aspecto del joven: Su cabello era brillante, parecían rayos dorados que se escapaban del sol para decorar cada fibra de cabello, debía admitir que la forma en que un flequillo caía cuan delicada cascada sobre su ojo derecho era seductor, pudo ver en la parte trasera de su cabeza el asomo de unas fibras más oscuras, siguió el recorrido y encontró cerca de la nuca unos cabellos castaño claro, un gran cambio considerando el color dorado de su fleco, pero era perfectamente un contraste, como si el color se difuminara; bajó de su cabello a su rostro, encontrando unos ojos, al menos el que podía ver, ámbar, sinceramente era precioso, vio como unas largas pestañas oscuras, al parecer con el mismo efecto de su cabello, dejando la raíz oscura, se alzaban coquetas por el ojo que podía ver. Su rostro era delgado, de nariz respingada y semi redondeada en la punta, sus labios, sus labios rosados contrastaban a la perfección con su rostro claro, su piel aperlada era un manjar a su mirada.
Si alguien llegaba y veía la expresión de su rostro cualquiera diría que había pasado semanas sin comer y que frente a él se encontraba un delicioso caramelo…Siguió bajando, encontró sus hombros, sin signos de haber experimentado ejercicios físicos excesivos. Sus brazos y pecho... Sus ojos viajaron a su torso, recubierto de esa piel aperlada su torso se convirtió en un curioso lugar digno de admirar casi tanto como su bello rostro; era delgado, no en exceso. Los ojos oscuros del chico castaño oscilaban brillantes ante tal chico, era la tentación hecha hombre, quiso bajar la mirada y ver un poco más pero encontró en su camino un estorboso arbusto verde que le impedía continuar con la exploración.
No negaba que era homosexual pero tampoco lo afirmaba, simplemente… había que reconocer la belleza y él no tenía problema alguno con ello. Siempre había tenido una mente bastante abierta.
Sólo una pequeña pregunta vagaba por su mente ¿Quién es el rubio? No se preguntaba que hacía desnudo a la mitad del bosque ni nada por el estilo, él quería saber de quien se trataba.
Devolvió la mirada, estupefacto, al rostro del joven presente frente a él; le encontró con una mano en la cintura, sonriendo de lado, como si se burlase, al ver su ruborizado rostro. Pasó saliva nerviosamente, llevando la vista a muchos sitios, sin decidirse que hacer. Por una parte quería salir corriendo, por otra deseaba quedarse. Era inquietante como este le observaba por encima del hombro de forma socarrona.
-Necesito un poco de ayuda –Declaró con sedosa voz socarrona el apuesto rubio-
Su melliza tardó poco en reaccionar, asentía velozmente, tiempo después quiso comenzar a caminar para estar más cerca de él pero por primera vez Dipper fue rápido y se interpuso entre las chicas y el sensual rubio, primero que nada, porque estaba casi seguro que ese chico no llevaba nada encima…
-Espera Mabel –Pidió –no sabemos quién es –Susurró en una queja a la castaña-
-Por eso mismo debo, ejem, debemos ayudarle, podría estar en problemas, además… ¿Qué tiene de malo un nuevo…amigo? –La última palabra la dijo en tono pícaro-
Eso no le gustó nada al castaño, que frunció el ceño con un notable rubor en sus mejillas, eso sí que no, nadie iba a ligarse al extraño y atractivo rubio en su presencia, y menos su bonita hermana melliza que tenía más oportunidades que él, es…es decir, que sus amigas, de conseguir un novio.
-Si vamos a ayudarle primero que se ponga algo encima –Exigió en voz alta, esperando a que el "extraño" escuchase fuerte y claro-
Aunque Bill estaba confundido, se encogió de hombros sonriendo socarronamente a las chicas frente a él, quienes no dudaron en dejar escapar un sonoro suspiro.
-Y será mejor que entren a la cabaña mientras ayudo a ese chico –Pidió viendo seriamente a la mayor –y hablo en serio Mabel…
Se ganó un bufido por parte de su hermana, que rodó los ojos con fastidio antes de responderle.
-bien, vamos chicas. Hey –Se acercó al oído del castaño frente a él para susurrar, viendo atenta al apuesto rubio –si lo dejas ir como sin nada estaré molesta…consigue su número de teléfono para mí…
Sin más, y más por fuerza que de ganas, las chicas se marcharon dejando a un nervioso castaño y a un atento rubio solos, mientras Dipper comenzaba a volverse un manojo de emociones contradictorias el apuesto rubio , que con anterioridad había vuelto a colocar su sombrero sobre su cabeza, terminó por sacarse de encima el elegante sombrero, mismo que no dudó en acariciar con la punta de sus dedos mientras lo sostenía con la mano contraria, fingía sacudirle un polvo inexistente con afán de llamar la atención del "pino".
Al parecer el nervioso humano no pensaba decir nada, le habría gustado leer su mente pero presentía que si lo hacía le daría jaqueca, adivinaba que un tumulto de pensamientos asaltaba a ese, ahora, joven adulto.
-¿Qué te aqueja? ¿Vas a ayudarme? –Preguntó no queriendo ver al mellizo Pines, sabía que de hacerlo se reiría de su sonrojo y su expresión-
El menor de los mellizos siempre le había causado una curiosidad extraña, era muy inteligente y bastante creativo, algo sin duda que tenía en común con Stanford.
El castaño negó con la cabeza dignándose por fin a ver a ese atractivo sujeto frente a él. Se inclinó sobre una maleta color azul marino, de ella sacó una toalla blanca que entregó a este, sin atreverse a ver más allá de lo que el arbusto cubría, más, sin embargo tuvo que acercarse por lo que le fue imposible no apreciar esas caderas finas, desvió el rostro, sus mejillas se pintaron de rojo, al igual que la punta de su nariz.
-Toma –Dijo sin más-
Bill dejó salir una risita socarrona mientras tomaba la tela suave de manos del castaño, colocó la toalla sobre su cuello, no sabiendo donde más podía usarla, y habló.
-Lindo sonrojo –Aumentó la intensidad de su risilla burlona, sin llegar a convertirla en una carcajada-
El moreno se sintió nervioso y desconcertado, no esperaba aquello, de nuevo se sentía como cuando era un chico, hace mucho que no se ruborizaba de aquella forma. No entendía ¿A caso realmente ese lindo rubio le hablaba a él? Se sintió terriblemente estúpido.
-¿Y? ¿Qué opinas? ¿Cómo luzco? –Flotó un par de centímetros del suelo mientras sostenía en su mano libre la toalla, dio vuelta sobre su propio eje que dejarle una vista casi completa a su espectador-
Por los segundos en los que el menor de los mellizos pines vio su espalda encontró un tatuaje, uno que abarcaba casi toda su espalda alta, era mejor dicho, como una marca de nacimiento pero no logró ver más pues de nuevo le tenía de frente, notó un parpadeo coqueto y burlón en esos ojos de largas pestañas negras.
-Fue difícil, quiero decir, invertí mucho tiempo y esfuerzo –Habló el tipo de socarrona voz-
¿Conocía al tipo acaso? No es que le molestase la confianza pero estaba seguro que incluso estando ebrio no se permitiría olvidar a semejante dios griego simplemente porque aquello seria pecado. Se dio un golpe mental cuando de nueva cuenta reparó en el escaso atuendo que llevaba el sujeto encima, por un instante pensó que se trataba de un... Stripper...
Sí claro, ¿Un Stripper? ¿En Gravity Falls? Y además ¿Uno tan sexy? ¡Debía ser broma!
-Dime, pino ¿Que es un Stripper? –Dijo aquel rubio, sujetando su mentón con una de sus manos mientras se inclinaba sobre una mesa imaginaria, flotando apenas unos centímetros del piso mientras bajo su cuerpo ese arbusto enorme y frondoso seguía ocultando el resto de su cuerpo-
El chico castaño no podía creer lo que escuchaba, era una forma extraña en la que el otro sonreía, era como si se estuviese burlando de él y esa forma tan peculiar que poseía de hablar...; Solo había escuchado a alguien llamarle "pino" de aquella forma, exactamente igual. Abrió los ojos de golpe cuando recapacitó, dándose cuenta –muy tarde a su parecer –de lo que sucedía.
¡¿Cipher?! ¡¿Era el isósceles flotante?! ¡¿Ese lindo chico era Cipher?! ¡¿De verdad?! Y fue cuando todas las ilusiones que comenzaba a crear se fueron por el caño, simplemente era imposible ver a Bill Cipher con ojos coquetos, se dio un golpe en la frente mientras le daba la espalda.
-¿Bill? ¡¿En Serio?! –Cuestionó sintiéndose traicionado y algo molesto-
La sonrisa inocente del ser demoniaco se lo dijo todo, sí, se trataba del "Demonio de los sueños". Le vio poner sus manos tras su espalda, ocultando la blanca toalla que por alguna razón no se había puesto.
-¿Verdad que me veo grandioso? –Interrogó sonriente –pero no es lo mejor, espera –Señaló con ambas manos como si pidiera tiempo –vine por algo que tú tienes, vas ayudarme ¿No? Verás… yo necesito algo que está en tu poder y a cambio yo voy a darte algo muy…muy especial –Ofreció haciendo brillar con llamaradas azul metálico su ojo oculto-
-¡¿Estás loco?! ¡No tienes nada que yo quiera! –Le observó de nuevo, frunciendo el ceño-
-Oh… ¿Estás seguro de eso? –Colocó sobre su cabeza su sombrerillo que desafiaba la gravedad, acomodó su largo flequillo dorado, lanzándolo hacia atrás en un movimiento agraciado-
El mellizo Pines le observaba con grandes ojos, se impedía pestañear, un ligero tic amenazaba con aparecer sobre su ojo izquierdo. Se aclaró la garganta para negar un par de veces buscando espabilar para recordarse que ese rubio era Bill Cipher.
-Así es, no tienes nada que yo quiera –Frunció el ceño el maduro mellizo-
Cipher colocó sus manos sobre sus caderas, como si se burlara de él, soltó una suave risilla mientras negaba.
-Bueno –Alargó la última letra –si quieres que le pida ayuda a tu linda hermanita por mi está bien–Pestañeó inocentemente, llevando sus manos tras su espalda –dime pino ¿Qué harían tus padres si se enteran de que no cuidaste de ella? Estarían muy decepcionados ¿Verdad? ¿Te imaginas? Tu linda hermanita en manos de un extraño –Hizo una mueca, fingiendo que en realidad le preocupaba, colocó su mano derecha frente a ambos –sería una verdadera pena si se tratara de mí…. –Sobre su mano una llamarada de fuego azul comenzó a brillar, dentro de ella se mostraba a su linda hermanita estrechando la mano de ese ser demoniaco-
-¡No te atrevas maldito! –Gruñó el castaño-
Una risa por lo bajo escapó de labios del rubio: Los humanos eran tan fáciles de convencer, y "Pino" seguía siendo un ingenuo a pesar de que ahora era todo un "adulto" por así decirlo, pobre, cuidando tanto de su ilusa hermana "mayor" aun cuando en realidad su plan fue engañarlo a él desde siempre. Adorable.
-Tranquilo –Le sonrió –yo no voy a hacerlo –Se encogió de hombros –pensaba más bien que ibas a ofrecerte para eso –Dijo pensativo, hablando con falso arrepentimiento –entonces ¿Quieres? –Extendió su mano –vamos, acércate –Pidió el ver al otro tan lejos de sí-
Pero por supuesto que Dipper no quería eso, iba a decirle que no, que se fuera al demonio pero justo en ese momento escuchó el emocionado grito de su melliza.
-¡Dipper! ¡El tío Stan dejará quedar al rubio hasta que esté mejor! –Sonrió ansiosa, asomando la cabeza por la puerta de la cabaña-
Ambos veían a la chica, el rubio matizado, que tenía sus manos tras su espalda volvió la mirada al castaño, alargando una enorme sonrisa.
-Gracias Mabel querida –Medio gritó sonriendo, aun viendo al mellizo con una mirada retadora-
Dejó salir una risita al ver enrojecer al castaño.
-Eres un…. –Frunció el ceño-
-Gracias por el hospedaje Pinte Tree –Asintió contento –te propondré algo, si me ayudas, dejaré tranquila a tu hermana ¿Qué dices? –Extendió su mano –lo haré solo contigo –Alargó la enorme sonrisa de sus labios – ¡Va a ser muy divertido!
El castaño se llevó una mano a la frente, ¿Qué planeaba hacer el lunático ese? ¿Y si aceptaba?
-¿En qué quieres que te ayude? –Preguntó resignado, sin haber aceptado aun-
Una vibrante emoción le recorrió la espalda al demonio del sueño, ya se veía estrechando la mano de ese chico.
-Verás, perdí algo que necesito y creo que tú tienes ese algo y quiero que me ayudes a conseguirlo –Explicó acercándose lo más que el arbusto le permitía-
-¿Por qué precisamente yo? ¿Qué es eso que tengo? –Quiso saber, dudando si extender su mano o no hacerlo-
-Porque…eres un chico listo –Le sonrió elevando sus cejas, evadiendo la última pregunta–vamos ¿Qué dices?
-¿Cuál es el truco? –Se acercó un paso, desconfiado – ¿Piensas matarme mientras duermo? –Lo pensó unos segundos, avanzando un paso más-
El otro comenzó a reír en tono elevado, cubrió su boca con una de sus manos, intentando mitigar su carcajada. La idea sonaba ridículamente tentadora.
-Claro que no Pino –Negó divertido –el truco es que no puedes decirle a nadie quien soy, es más, seamos amigos –Pestañeó con una sonrisa inocente –sin trucos, solo quiero tu ayuda y tu silencio…
Alargó una de sus más brillantes sonrisas, el castaño suspiró frustrado, por un lado, podía decirle que no, contarle a su hermana e intentar sacar a ese isósceles de sus vidas de nuevo, aunque estaba el riesgo de pensar en qué podría hacerle a su familia el lunático de un solo ojo o en este caso el apuesto rubio, pero por otro estaba el golpeteo de sus hormonas que nublaba su entendimiento, razonar todo en menos de un minuto era un problema grande…
-Ha…yo –Iba a negarse cuando el rubio añadió-
-Toma en cuenta que si te niegas pediré ayuda a tu hermanita –Extendió su mano para él –vamos, solo debes ayudarme con algo que necesito –Movió lentamente su mano de arriba a abajo, recordándole que estaba extendida –además, en este cuerpo humano no puedo hacerle daño a nadie, no tienes de que preocuparte –Añadió inocente-
Aunque no fuese del todo cierto, esas palabras le dieron al castaño lo que faltaba para poder decir que sí.
-Pero después te irás –Dijo serio mientras extendía lentamente su mano –y no quiero que les hagas daño ¿Entiendes eso? A ninguno –Condicionó seriamente-
-¡Es un trato! –Asintió contento el rubio-
Su mano se vio envuelta en llamas azuladas, sus dedos rozaron con los del rubio, el castaño sintió una fría electricidad recorriendo desde sus dedos hasta su cuerpo entero cuando sus manos se estrecharon cerrando el trato.
-Bien –Sonrió el rubio –y ya que gracias a estrella fugaz puedo quedarme en la cabaña contigo voy a hacerlo –Sentenció-
Dio un paso al costado, la toalla yacía sobre el arbusto, iba a entrar por completo al campo de visión del castaño cuando este se percató de que no estaba usando lo que le pidió, la tomó rápidamente y la puso frente a su rostro para evitar que viera algo que no debía.
-Ponte esto –Pidió, su rostro enrojecía involuntariamente-
Se acercó al rubio por la espalda, desviaba su mirada nervioso, rodeó su cintura con la toalla blanca, sus ojos fuertemente cerrados y un ligero temblor invadía sus manos, el desconcertado ser místico simplemente se dejó hacer, extrañado por la forma en que se comportaba el menor.
En poco se encontraban frente a la puerta de la cabaña, tras un suspiro pesado el castaño decidió llamar a la puerta. Uno de los ojos del ser mitológico comenzó a irradiar luz azul eléctrica, mantenía la mirada fija en un punto muerto, como si viese lo que sucedía, algo que extrañamente intrigó al moreno.
-Tu hermana dijo que estaba perdido en el bosque –Habló con aire ausente mientras continuaba inspeccionando-
-¿Qué? –Preguntó el castaño en un murmullo-
A pesar de esto el ser demoniaco no podía responder, estaba demasiado concentrado en ver las escenas anteriores, centrando su mente en ver el pasado; Los ojos del apuesto rubio se abrieron de par en par, mostrando veloces imágenes que surcaban dentro de sus hermosas orbes de colores diferentes, su ojo derecho, que se mantenía cubierto, brillaba con fulgor azul metálico.
-Y deberás pagarle a Stanley por mi estadía –Dijo al final-
Volvió en sí con un ligero dolor de cabeza que ignoró agitando su cabellera dorada, volvió la mirada al joven de ojos marrón, una enorme sonrisa se dibujaba en sus labios rosados.
-Es genial –Dejó salir una carcajada mientras tocaba con la punta de sus dedos su vientre plano –siento espasmos corporales –Suspiró cansado tras la inusual carcajada-
El mellizo Pines simplemente rodó los ojos, iba a ser un largo día, una larga semana y quizá unas largas vacaciones… ¡¿Por qué demonios aceptó de todas formas?! Oh, sí…estúpido iluminati con su sensual forma humana… se frotó el rostro en ansiedad.
Frente a la puerta apareció su melliza, una enorme sonrisa adornaba su rostro, dejó entrar a ambos chicos sin quitar una embabucada mirada de encima del apuesto rubio que solo estaba cubierto de la cintura para arriba abajo con una toalla blanca, cuando cruzaron a la sala su tío abuelo, Stanley, se quedó atónito al ver al semidesnudo chico: uno pensaría que cuando te dicen que encontraron a un pobre y desahuciado chico en el bosque te imaginas a una manojo de nervios, heridas y girones de ropa entrando por la puerta no aun modelo noruego caminando con sus manos tras la espalda y con nada encima más que una toalla; como si hubiese leído su pensamiento el rubio se tiró sobre el cuello del menor de los Pines, rodeando con uno de sus brazos su hombro.
-Creo que no me siento nada bien –Murmuró fingiendo genuino cansancio-
-Tío Stan ¡Tanto sin vernos! ¡Llevaré al chico rubio a la habitación para que descanse! –Informó el mellizo con aire de nerviosismo-
-…de acuerdo –No muy confiado asintió, entrecerrando los ojos mientras observaba al apuesto rubio-
-Oh…rayos me duele esta zona –Con su mano derecha acarició su estómago en una actuación de dolor no muy bien fingida ya que los sonidos sonaban monótonos –que no recuerdo como se llama –Murmuró pasando la mirada por encima de su propio estomago –y…cielos no puedo sentir mis barras de carne –Iba a agregar algo más mientras tocaba sus piernas, aun colgado de los hombros del mellizo-
-SGe llaman piernas –Masculló avergonzado Dipper-
Bastó para que con una mano cubriese la boca del "herido" rubio, la mirada de todos caía sobre ambos, mientras tanto, el ser demoniaco intentaba liberarse para seguir con una pésima actuación en donde las partes que conformaban el cuerpo humano eran renombradas al mejor estilo Bill Cipher, el mellizo castaño solamente supo sonreír nerviosamente.
-Tengan paciencia, se golpeó la cabeza cuando calló de un árbol –Llevó la mirada a varios sitios con nerviosismo, evitando la mirada de los presentes-
En un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba corriendo escaleras arriba, sujetaba con una de sus manos la muñeca del rubio, demasiado fuerte como para dejar marcas entre tirones y caminatas veloces, por suerte para él, al ser místico esto no le representaba ninguna molestia, todo lo contrario…
Apenas llegaron arrojó, literalmente, al apuesto rubio dentro de la habitación, cerró la puerta con fuerza innecesaria detrás de sí y se giró para ver a su invitado.
-¡¿Qué fue eso?! ¡¿Quieres que te descubran, idiota?! –Gritó por lo bajo, empuñando sus manos a sus costados-
Frente a él, Bill simplemente se dedicaba a verle con una sonrisa, sujetaba su muñeca lastimaba, frotando con su mano la zona como si intentase reavivar las sensaciones anteriores, aunque a ojos del castaño parecía como si quisiese deshacerse del dolor. Motivo suficiente para suavizar su semblante.
-En ese cuerpo ¿Puedes sentir? –Cambió radicalmente la expresión de su rostro a una curiosa-
-Está claro –Respondió el de ojos desiguales emocionado –desde dolor hasta placer y todo lo de en medio –Asintió orgulloso de sí mismo, sonriendo con autosuficiencia –soy sensacional
Una mueca surcó los labios del castaño al pensar en ese hecho, rápidamente se olvidó de eso cuando se percató de como el rubio posaba sus manos cobre sus pálidas caderas e iniciaba una caminata de inspección por el lugar, como si analizara la habitación.
-Muy bien... –Recorrió con la mirada el lugar, girando su cabeza a varios lugares –supongo que este lugar para humanos es aceptable... –Realizó una mueca de desagrado, analizando la aun desordenada habitación –Ha, Pino ¿Dónde voy a dormir? –Fijó velozmente su mirada encima de la cama que estaba destinada para el chico de cabellos castaños – ¡Hey! Me gusta esta, se ve más decente que la otra –Sonrió con cinismo, asintiendo un par de veces-
Dipper solo supo suspirar con frustración cuando se percató de que este comenzaba a caminar por toda la habitación señalando lo que le gustaba y lo que no, cuando se percató de como caminaba encima de su cama dando un par de saltos para corroborar que era estable, se encorvó con pesar al percatarse de que así iniciaba todo…
Genial… y todo por Bill Cipher, todo porque ese isósceles quería, lo veía flotando alegremente sobre la que sería su cama, veía como sus labios se movían al hablar pero no lograba escucharlo.
-Por esa razón creo que todo esto de que los humanos tienen la capacidad de sentir es algo innecesario –Colocó una mano tras su nuca mientras se recostaba flotando sobre la cama, realizaba ademanes despreocupados con la otra-
-Para nosotros es importante Bill –Respondió en medio de un suspiro pesado el castaño-
Y pensar que él se esperaba algo mejor para esas vacaciones…
-¿En serio? –Enarcó una ceja sin dedicarse a ver al menor de los mellizos-
-Sí –Respondió simplemente-
-Entonces…. –Se sentó, levitando a unos centímetros de la cama –enséñame eso –Giró su intensa mirada a donde se encontraba el mellizo, llevó su mano derecha a ese mechón de largos cabellos dorados, retiró por unos segundos las finas hebras doradas para así poder ver al menor con ambos ojos-
-¿Qué te enseñe? –Repitió el mellizo confundido-
-Enséñame –Reiteró asintiendo lentamente mientras sonreía-
Hola n_n tengo nuevo fic que desde hace tiempo estaba planeando :D Gravity Falls, que bueno es escribir por primera vez en este fandom =w0 Me encanta el BillDip, yo creía que el mejor nombre para la pareja era Bipper pero "Bipper" resultó ser el nombre que dio Mabel (En la serie) al resultado de que Bill esté en el cuerpo de Dipper, ¡¿Genial?! Tal vez :D
Sé que estoy a nada de terminar el resto de mis fics y que dejé uno iniciando pero es que este me inspira o3o Espero que les guste, este solo es el primer capi :3 se pondrá mejor lo presiento =3=
Me gustan los reviews :D me ayudan a continuar escribiendo, si tengo un error por allí no duden en decirme n_n
Reedición: 08/02/17
