I burn with Love for you.
No era nada nuevo que saliera a citas continuamente. De hecho se había hecho una costumbre para sus compañeros de grupo, el verlo salir en sus días libres. A los ojos de todos este chico, seguía siendo un Don Juan. Ninguno de sus amigos sospechaba nada. Tampoco es que fuera a hacer algo al respecto. Pues a él simplemente le daba igual lo que pensarán de su persona. Eso no iba a cambiar sus sentimientos y mucho menos su forma de ser.
Claramente tenía citas en cada uno de sus días libres, pero todas eran con esa persona que le robo el corazón y le aceptó con todos sus defectos. Para todo el mundo, esto era un secreto y así debía seguir siendo si deseaban continuar con esta hermosa relación que había nacido entre ellos. Y aquella que nunca soñó con tener.
Nada era más importante que esa persona, y haría lo que sea por hacerle feliz y mucho más hoy que es su cumpleaños. Le había preparado el regalo perfecto. Algo que con mucha dedicación, esmero y sobretodo esfuerzo fue capaz de llevar a cabo. Gracias a su trabajo pudo darse el lujo de hacer la mayor de las locuras que habían pasado por su mente. Y muy característico de su personalidad. Sin duda esta noche será única para ambos.
Sintió como si miles de mariposas revolotearan en su estomago, con solo ver salir a su amado de aquella infraestructura, que les acogía cada días desde que habían alcanzado juntos el sueño de ser ídols.
Vestido con un traje de etiqueta, color negro, entallado en la cintura y desde ahí, caía hasta cubrir sus delgados y firmes muslos. Y una corbata color azul adornando el cuello de su blanca camisa haciendo contraste con su traje, pero matizándose con el color porcelana de su rostro. Aquellos detalles le daban la mejor vista de todas. Y aquel flequillo de hebras azules, perfectamente acomodado tras su oreja, simplemente le hacía ver como un caballero sacado de los cuentos de hadas. Pero, por supuesto, no se había quedado atrás con su propia vestimenta. Supo que había causado la misma impresión en su novio, pues un seductor carmín adornaba sus mejillas. Algo que le encanta ver y le hacía perderse a sí mismo.
-Lamento haberte hecho esperar, Ren-se disculpó el cantante en cuanto llegó a su lado.
-No me pidas disculpas, la espera ha valido la pena. Te vez hermoso.- Masato siempre lograba cautivarlo.
-Bueno, tú me has pedido que vista así.-Dijo, colocando su mano en el pecho, señalando su ropa.
-Claro, quiero que este cumpleaños sea el mejor de todos para ti.
-Muchas gracias, aprecio mucho el detalle.- Una leve sonrisa se poso en sus labios. Esta era otra de las cosas que le volvían loco de este chico.
-Por ti, sabes que haría lo que sea.
-Mas te vale que eso no sea mentira.-Amenazó, mirándole seriamente. El chico había resultado ser algo posesivo, claro esto solo lo descubrió cuando comenzaron a salir. Pero, no era algo que le molestara; al contrario, le llenaba de satisfacción, pues había logrado entrar profundamente en el corazón de Masato.
-Jamás te mentiría- afirmó acercándose a su novio, acomodando un rebelde mechón de cabello que se había negado a continuar detrás de su oreja- Porque te amo, como nunca creí amar.
-Yo… Yo también, te amo… - susurro en respuesta, mostrándose avergonzado. Aun le costaba decir sus sentimientos en voz alta.
- Me muero por besarte justo ahora, así que mejor nos ponemos en marcha.- se apresuró en decir, abriendo la puerta, invitándole a entrar a la limusina que había alquilado para la ocasión.
Ya una vez dentro, tomó la mano de Masato y entrelazo sus dedos con los de este. Aprecio el rostro de su amante y este era adornado por una encantadora sonrisa. ¿Cuánto había luchado por ganarse el corazón de este chico? ¿Cuánto luchó por convencerle que lo amaba con toda su alma? Pues la respuesta era muy simple: mucho tiempo. Tanto que la espera le había parecido una eternidad. Y ahora que por fin le pertenecía, sentía que en cualquier momento su corazón explotaría de felicidad. Si tan solo Masato, comprendiera lo importante que es en su corazón, no se volvería a sentir inseguro, sin importar lo que pase en el futuro. Pero esta noche, le haría saber esto, lo dejaría completamente tatuado en su corazón.
-Ren, muchas gracias por esto. Realmente me has sorprendido. - El ojiazul rompió el breve silencio que se había formado entre ellos. Sabía que con este regalo de cumpleaños dejaría a su amante sin palabras.
-Deberías, irte acostumbrando. - se acercó galantemente a él para depositar un casto beso en los labios de este- Que no será la única vez que pienso sorprenderte.
Esta vez capturó aquellos labios que tanto le gustaban. Si era un adicto a probar la boca de su novio. Aquella sensación de estar degustando el mejor de los manjares no cambiaba con el paso del tiempo, de hecho se intensifica más y más. Masato era su droga. Con su lengua recorría la cavidad bucal ajena. El peliazul tímidamente correspondía a su besos, luego de insistir logró que este, se atreviera a participar en aquella danza que había iniciado con sus lengua. La timidez con la que Masato exploraba su boca era deleitante. Le rodeo la cintura con sus brazos, ciñéndose a su cuerpo, buscando profundizar el beso.
-Ahhh, detente-suspiro jadeante el chico, aquel beso le había dejado sin aire- Dame un respiro.
-Está bien-acepto sin reproches, ya luego podría continuar con su deleite en el contrario- Pero solo por ahora, y por ser tu cumpleaños.
-Ahora que lo pienso ¿Dónde iremos? O vas a seguir sin decirme.-cuestiono observándole fijamente.
-Eso es una sorpresa. Pero para que así lo siga siendo solo me falta una cosa y eso debo pedírtelo a ti.
-¿Qué cosa?- preguntó con cautela- No tengo problema en ayudarte, mientras sea algo que pueda hacer.
-Realmente deseo sorprenderte por completo. ¿Por eso, me permitirías vendar tus ojos? Es solo para que no veas el camino.
-Solo, si prometes no hacer nada raro mientras no puedo ver.-accedió, dándole aquella condición a cumplir.
-Te lo prometo- aseguro antes de cubrir aquellas hermosas gemas azules que aún le miraban con cautela- Solo, espero que nuestra visión de raro, sea la misma.
-Sabes a lo que me refiero.
-Lo sé, no te preocupes, no haré nada que no te guste. -Sonrió para sí. Se moría por volver a besarle con locura, pero cumpliría con su palabra. No sin antes besarle dulcemente el dorso de la mano.
La limusina se detuvo luego de un largo trayecto, donde a duras penas cumplió con lo prometido. siempre estar al lado de Masato resultaba una tentación y aunque se muriera por tocarle, el respetaría cada una de sus peticiones.
-¿Llegamos? ¿Ahora puedo quitarme la venda?-pregunto nada mas al sentir que se detenían.
- Aun no, falta un poco más. Y lo que falta, debemos caminar- bajo de la limosina y rápidamente rodeo esta, para abrirle a su peliazul- Dame tu mano, te ayudare a bajar.
-Gracias.- el chico se sostuvo fuerte de su mano incluso parecía temeroso y desconfiado de donde pisaba-¿Estamos en un parque?
Le sorprendió la rapidez con la que el chico había descubierto en qué tipo de lugar estaban. Bueno, esa era una de las cosas que hacían que amara al chico. Lo perceptivo que era en ocasiones y esa misma cualidad lo delataba muchas veces; por ejemplo, cuando algunas cosas le atormentaban y no quería mencionar nada al respecto. Siempre Masato era capaz de leerle y saber que le ocurría, e intentaba animarle.
-Algo parecido- No le respondería aun, pues faltaba un poco para revelar el regalo que tan ansiosamente deseaba darle ¿Qué cara haría el peliazul, cuando viera lo que preparo para él? Esperaba impresionarlo.- No sueltes mi mano, podrías caer.
-Ren deja que me quite esto. No puedo caminar así.-le pidió haciendo el intento de detenerse y quitarse la venda, claro que no le dejo. Al contrario, se acerco a él y sin previo aviso le alzo en sus brazos, cargándole de forma nupcial. Seguro esto le costaba un regaño por parte de su novio-Ren bájame, soy muy pesado.
-No pesas, sostente bien de mi- Masato le rodeo el cuello con sus brazos, aferrándose lo mejor posible a él. Al parecer temía miedo de que le dejara caer. Cosa que nunca ocurriría.
El lugar seguía exactamente como lo recordaba. Nada había sido alterado por la mano del hombre, en todos estos años. Lo único que cambio fueron ellos, ya no eran unos niños. Y ese pequeño niño alegre, que poseía una hermosa sonrisa y que con frecuencia le llamaba "Oni-chan", ahora era su novio. Y este lugar era el único testigo de ello.
En cuanto pudo apreciar el lago quedo maravillado, se veía mucho más hermoso de lo que imagino. Lirios naranjas flotaban sobre el agua en pequeños platillos plásticos trasparentes para evitar que estos se hundieran, además eran iluminados por la luz de una vela pequeña. Creaban el contraste perfecto contra el azul cristalino del lago que se formaba con la caída de la noche y el baño de la luna. Y en la orilla se encontraba un bote el cual fue bien equipado de su parte. Este al igual que las flores era iluminado por velas.
-Ya llegamos- anunció bajando con cuidado al chico, para que no callera al pisar el suelo.
-¿Ahora puedo quitarme esta venda? - al parece por más que intentara ocultar lo ansioso que se sentía por tanto misterio, le era algo difícil.
-Espera yo te la quitare- se posiciono frente a él pues no quería perderse ningún segundo de su expresión cuando viera lo que le tenía preparado - Me siento muy nervioso justo ahora.
-¿Por qué? - cuestión su novio.-Ese debería ser yo. Que no tengo idea de donde estamos.
-Pues me he imaginado la cara que pondrías cuando veas lo que he preparado. Si te llegara a no gustar, me sentiría decepcionado de alguna forma.
-Lo que sea me hará feliz. –afirmó para su seguridad, se esperaba aquel tipo de respuesta.
Solo este chico era capaz de hacerle sentir de esta forma. Confiado y seguro de sí mismo, y otras dudando sobre sus decisiones y si estaba haciendo lo correcto. Imaginar que las palabras de Masato tenían tanto poder sobre si, era algo que nunca se espero que ocurriera, pero así fue. Estaba totalmente capturado por el chico, tanto su mente como su corazón.
Antes de retirar la venda que ocultaba aun su sorpresa le beso con suavidad en los labios.
-Te amo- musito contra a su boca. Y luego quito aquella tela, como su estuviera alzando un telón exponiendo una de la mejores obras- Feliz cumpleaños.
-Aquí es…-Los ojos de Masato fueron más sinceros de lo que se imagino que podrían ser. Se mostraban sorprendidos mientras que lentamente se ponían vidriosos y una encantadora sonrisa adorno sus labios, acompañada por un rubor en sus mejillas, pese a ser de noche, podía notarlo muy bien. Realmente era más de lo que había imaginado - Aquí es donde nos conocimos.
-Que bien que aun lo recuerdes-sonrió mientras tomaba su mano y le guiaba hacia el bote. El chico se dejo llevar mientras admiraba el lugar.
-Nunca lo olvide, ese día fue uno de los más felices de mi infancia.
Al escuchar esa palabras su corazón latió emocionado y rebosante de dicha. Que formara parte de los mejores recuerdos de Masato era algo que no sabía, es mas este nunca menciono nada al respecto.
-Es una coincidencia que ese día también lo sea para mí.- añadió con una sonrisa, mientras se detenía para mirarle a los ojos, y tomar ese delicado y bello rostro entre sus manos – Fue cuando conocí a la persona que más he llegado a amar. La más importante, y que nunca dejare ir.
-Ren, te amo- el peliazul llevo sus manos hasta llegar a tocar las suyas que aun se encontraban en las mejillas de este- Muchas gracias por todo esto.
-No me lo agradezcas, esto no es nada en comparación con lo que has hecho por mí - el peliazul le miro intrigado. Seguramente cuestionándose, sobre a qué se refería con lo que había dicho. - No me mires así. ¿No eres tu él que me regaña cuando me comporto como un tonto? ¿Y quién me apoya cada vez que lo necesito? También me animas cada vez que me siento preocupado. Has sido mi mayor apoyo esto este tiempo. Me has cambiado por completo.
-Entonces, yo puedo decir lo mismo. Tú me has dado un sin fin de emociones que no conocía, vivir experiencias inolvidables. Por ti, me he atrevido a hacer cosas que nunca antes hubiera hecho. Incluso has preparado todo esto solo por mi cumpleaños. Atesore este día por siempre.
Conmovido por las palabras de su pareja, fue acercándose a él, hasta encontrarse con sus labios. Los cuales degusto sin prisas, acariciándolos como si fuera un frágil cristal. Masato le rodeo el cuello con sus abrazos, eso solo le alentó a profundizar el beso. La pasión se abrió paso a través de sí, desbordándose por todo su cuerpo. Deseaba tanto a este chico que le era muy difícil mantener la calma a su lado, siempre quería más de él. Sin duda era la más dulce tentación, de la cual nunca podría escapar.
Llevo una mano la nuca del chico, donde enterró sus dedos en esas finas hebras azules que eran el cabello de su amante. Y la otra se deslizaba por la espalda de este, hasta llegar al lugar donde la misma perdía su nombre y atraer su cuerpo hacia el suyo, hasta que estos se tocaran. Su lengua buscaba explorar aun mas esa boca que ya conocía por completo, cerciorándose de no dejar ningún lugar inexplorado. El chico jadeaba contra sus labios, pero mantenía el ritmo del aquel beso que había iniciado como una única caricia y que sea había trasformado una muestra desenfrenada de deseo por su parte, pero sobre todo, del amor que solo nació en su corazón para ser del peliazul.
-Ren…- jadeó su nombre, cuando sus bocas separaban en busca de oxigeno- Ya.. para.
-Solo un poco más- musito retomando su labor.- Me encanta besarte.
-Te recuerdo que antes te burlabas de mi.-menciono ladeando su rostro, evitando que volviera a besarle.
-Es que disfrutaba provocándote. Además que cada vez que lo hacía, tu orgullo se empeñaba en dejarme en claro lo bien que podías hacerlo. Solo así conseguía besos tuyos –rio ante el recuerdo. Aquellos primeros besos terminaban como una disputa por demostrar quién era el mejor. Y así termino siendo cautivo por esos labios a los cuales se había vuelto adicto.
-Bueno se trata de ti, has tenido más experiencia que yo en relaciones amorosas y además eras un mujeriego. No podía quedarme atrás o…-su novio calló, sin continuar con su frase.
-¿O...?-le insto a continuar, notando que este se mostraba avergonzado sin ánimos de completar lo que iba decir.- ¿O, que? Masato.
-No, es nada importante.- evadió la pregunta, creyendo que con eso el iba a ceder.
-Masato, no te guardes las cosas. Seguro para ti es importante. – acaricio la mejilla del chico, mientras le miraba con interés. Y aprovechando la acción, le acomodo su cabello tras de la oreja.- Quiero escucharte.
-O… O terminarías aburriéndote de mi.-confeso, rehuyendo su mirada. Claramente le provocaba vergüenza haber revelado uno de sus temores. En cambio, él solo pudo sonreírle con ternura. Masato simplemente lo enamoraba cada vez mas.
-Lo siento, mi personalidad era muy mala en ese entonces. Te hice sentir inseguro muchas veces- así fue cuando se volvieron a encontrar en los dormitorios de la academia, cuando se comportaba como un patán porque aun se sentía enamorado por el peliazul. Había creído que ese amor era algo del pasado y quería olvidarlo. Al final se dio por vencido y acepto los sentimientos que sentía por el chico y no descanso hasta lograr que este le mirara de la misma forma.
-Bueno, eso era antes. –Masato, hablo mientras acortaba a distancia entre ellos. Y por su propia iniciativa le beso, a lo que correspondió gustoso-Ahora no te permitiré que me dejes.
-Jamás lo haría, mi príncipe.- totalmente sobre pasado pos sus sentimientos, apoyo su frente en el hombro de su pareja. Justo ahora se sentía demasiado feliz. Saber que los sentimientos de Masato eran exactamente iguales a los suyos, es algo que siempre había añorado. Masato era más de lo que merecía, por ello le atesoraría por el resto de sus días, sin importar que.- No cuando mi corazón te pertenece por completo.
-Ren...
-Ahora me harías el honor de dar un paseo en bote conmigo.- le pidió extendiendo su mano acompañando el movimiento con una sutil reverencia.
Continuaron la marcha, hasta llegar junto al bote cuidadosamente adornado con velas, solo las necesarias para iluminar tenuemente la instancia. Y al igual que el lago, en el interior habían lirios naranjas y algunos pétalos dispersos en el fondo del bote.
-Los lirios… Tu…. Olvídalo.- el chico calló, restándole importancia al asunto. Tal vez fuera probable que conociera el significado de estos.
-Ardo de amor por ti.- hablo con ese tono seductor que le caracterizaba, logrando que el chico se sonrojara ante su mirada.-Es lo que significan.
-Tal vez, ahora se vuelvan mi flor favorita.-Sonrió, antes de tomar una de estas del interior del bote.- Además tu cabello se asemeja a su color, solo verlas me recordaran a ti.
-No sabes cuánto te amo.- se acercó al peliazul, y tomo al igual que él un lirio, pero este sería destinado a adornar su cabello, colocándolo sobre su oreja.-De toda las flores que existen, esta dice muy bien como me haces sentir. Y luces muy bien con ella.
-Gracias. Toda esta galantería tuya, me está dejando sin palabras.
-Esa es mi intención, amor mío. Dejarte sin palabras.
Tomó firmemente la mano de Masato, sosteniéndole mientras le ayudaba a subir al bote que sería testigo de esta mágica velada. Ya una vez que su novio estuvo a bordo, con una pequeña carrera impulsó el bote lago adentro y con un hábil movimiento abordo en este, provocando que se tambaleara un poco, alertando al de cabellos azules.
-Lo siento, no quise asustarte - se disculpó antes de que este le regañara.
- Esta bien, no pasa nada.
Tomó los remos y comenzó a guiar el bote al centro del lago. La suave brisa nocturna les acompañaba. Igual que aquella noche cuando se conocieron. Esta vez ya no eran unos niño que escapaban de la carga de sus apellidos. Ahora tenían su propio nombre en el mundo, y los dos lucharon juntos por brillar con su música.
-Ren, este lugar sigue igual que antes - comentó a observando detenidamente el lugar, mientras que una nostálgica expresión se posaba en su rostro-Lo único que ha cambiado, somos nosotros.
- Tienes razón. -concordó las palabras de su novio- Tu antes eras más alegre y sincero con tus sentimientos.
-Eso no me hace sentir muy bien. Contigo yo soy completamente sincero.- la seriedad con la que pronunció esas palabras, solo le hicieron sonreír.
-Dije antes, de tu yo actual solo me siento admirado. - al decir eso él carmín se posó en las mejillas contrarias- Cuando nos volvimos a encontrar, ese niño tan alegre y honesto, tan transparente como cristal… No lo volví a ver, y eso me hizo preguntarme qué pudo haberte pasado en el tiempo en que nos separamos. -Recordar la mirada fría que era dueña de esos preciosos ojos que tanto amaba, había sido algo muy doloroso de sobre llevar-Claro yo también cambie, me volví un patán, lo reconozco.
-Eso no …- Con un gesto de su mano le pidió que le dejara continuar.
-Pero ahora, has vuelto a ser tu mismo, por tu propia fuerza te has liberado del peso de ser un Hijirikawa. Es algo que admiro, yo necesite de ti para dejar de sentirme inferior a mis hermanos -Masato había sido un pilar fundamental, cuando sentía que ya nada valía la pena. De no ser por él ahora, seguiría odiando su vida- Y que me hayas aceptado tal como soy, es algo que me llena de felicidad. Pensé que no ocurriría y seguiríamos enemistados por siempre.- hizo una pausa en la cual una transparente sonrisa le era dedicada por el chico que yacía frente a él escuchándole atentamente. Aquella expresión que le hacía sentir tan insignificante que dolía y a la vez le hacía sentirse dichoso - Pero al final de cuentas terminaste capturando mi corazón… Aunque lo más probable es que yo te amara la primera vez que vi tus ojos. Desde que tu dulce sonrisa me cautivo; incluso ahora ese sentimiento no ha cambiado y no va a cambiar sin importar lo que pase.
-Ren…- susurro su nombre, mostrándose conmovido por sus palabras.
-Por eso, hay algo que quiero pedirte esta noche- llevo su mano a su chaqueta de donde saco una pequeña cajita. La abrió revelando el contenido a su pareja. Este solo le miro con asombro mientras llevaba una de sus manos hacia su boca. Nuevamente su reacción sobre paso la escena que se había imaginado- Masato Hijirikawa ¿Aceptarías pasar el resto de tus días a mi lado?
Por primera vez, en su vida estaba siendo completamente serio. Siguiendo a su corazón, que ahora le era imposible latir si no tenía al chico a su lado a cada momento. El ojiazul era la persona con la que quería pasar el resto de su vida, era una parte fundamental de esta. Por eso quería aferrarse a él, que se vuelva una parte de sí mismo. Que al despertar cada mañana, pueda ver su rostro y escuchar su voz. Que la vida cotidiana fuera una ocasión para crear memorias inolvidables.
-Se que, literalmente es imposible que lleguemos a casarnos. Pero quiero pasar el resto de mi vida a tu lado. Si no quieres, lo entenderé.
-Eres un tonto- Con cuidado el chico se había acercado hasta a él, sorprendiendo al ser besado por este.- Cada minuto que me brindas, cada palabra que me has dicho, cada caricia y cada beso que me has dado, hacen que mi pecho se llene de una calidez que solo tú me haces sentir. ¿Cómo no voy a querer estar contigo por el resto de mi vida? Si me has dado el amor que nunca antes había recibido. Claro que quiero está contigo para siempre.
Esta vez fue él quien inició el beso. Sin prisas, disfrutando del momento. Era como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellos dos. Masato, sin duda era esa persona que necesitaba para ser feliz. Le amaba más que a nada en el mundo. No podía estar más agradecido con el destino por volverlos a reunir y lograr que ese; ardiente y puro sentimiento en su corazón, se volviera su presente y futuro.
By Wajiwaji [29/12/15]
Buenas! Esta vez traigo una nueva historia, aunque puse que es un capitulo único, eso no quiere decir que termina aquí. He decidido comenzar con un proyecto personal, sobre esta pareja. El RenMasa es mi Otp de Otps, llevo amándolos por casi 5 años ya… Y esta es la primera vez que preparo un Oneshot por el cumpleaños de uno de ellos. Por ello voy a escribir un oneshot en cada uno de los cumpleaños de estos, hasta que deje de amarlos supongo XD
Esto quiere decir que el 14 de febrero, estaré publicando una continuación de esta historia, donde será Masato quien prepare un regalo para Ren 7u7… Así que si les gusto esta parte espero que lean la siguiente... :'3 Nos vemos hasta entonces.
