DISCLAIMER: Ni Mahou shoujo Lyrical Nanoha, ni sus personajes me perteneces, son propiedad de sus respectivos autores.


El sonido estruendoso de la banda musical que se encontraba sobre el escenario, capturó completamente su audición y visión. Todos los instrumentos concordaban en una perfecta sincronía que logró cautivarla desde el primer instante.

Se encontró sonriendo tontamente y sin poder apartar la vista de aquellos músicos, en especial, de la persona que portaba la guitarra principal.

Esa persona tenía una habilidad especial, todo movimiento era, sencillamente, impecable y cargado de sentimiento.

Debía admitirlo, no debía dudar más. Escapar ya no era la solución exacta.

Sus ojos se toparon, por unos breves instantes, con los de aquella guitarrista, quien le sonrió con dulzura y le dedicó aquella mirada tan profunda, de aquel extraño color carmesí, que tanto le gustaba.

Y así, lo comprendió. No necesitó nada más para entender que sólo con aquella joven se sentía completa, en todos los sentidos.

Una sensación de alegría y paz la invadió.

La voz de aquella joven llegó a sus oídos y con ella también, la frase que le había dicho aquella vez tan especial… Se sonrojó violentamente.

El primer beso.

Volvió su vista hacia su alrededor, sus amigas estaban concentradas en apoyar a la banda, así que no se habían dado cuenta de su ensimismamiento, ni de sus sonrojos involuntarios y traicioneros. Dirigió su vista, otra vez, hacia el frente y suspiró antes de sonreír abiertamente y con alegría.

La letra de la canción que sonaba comenzó a abandonar sus labios, primero casi en un pequeño canturreo para sus adentros, luego, en voz más alta, aunque se perdía entre los todos los sonidos de los instrumentos frente a sí.

Y ahí de vuelta, esa persona volvía regalarle una mirada directa y una sonrisa, antes de volver a cantar; y casi, le pareció distinguir que articulaba su nombre imperceptiblemente.

Nanoha…

No hubo más duda en su corazón, y mucho menos vergüenza, sólo decisión. Quería gritárselo al mundo entero, porque al fin había alcanzado la felicidad gracias a esa persona… Gracias a ella.

Porque era un hecho ya que estaba perdidamente enamorada de Fate Testarossa.

TODO LO QUE NECESITO

"Hola, he estado esperándote aquí tanto tiempo…

Y me pregunto

Cuando canto contigo

Si todo podría sentirse así de real por siempre

Si cualquier cosa podría ser así de buena otra vez"

Foo Fighters, Everlong

1

NANOHA TAKAMACHI

Dos meses antes

—No entraremos, Fate… Sólo, resígnate y ya. —dijo la joven a su lado e intentó retirarse del lugar.

—¡No, Hayate! Te lo aseguro, entraremos. —aseveró con determinación y la arrastró de vuelta a la multitud de gente que se acumulaba en la desordenada fila frente al bar.

Era una medianoche de primavera, y una extensa fila mal organizada, esperaba frente al club "Daydream" de la ciudad, el cual era conocido por las presentaciones de bandas musicales de variados estilos. Fate Testarossa Harlaown, de 17 años de edad, junto a su amiga inseparable, Hayate Yagami, de su misma edad, se colocó de puntillas de pie para ver por encima de unos jóvenes mayores que ella en contextura y altura, a pesar de que Fate poseía una estatura envidiablemente alta, estos chicos le sacaban una cabeza de diferencia; y al fin, encontró con la vista lo que necesitaba.

—¡Genial!—exclamó victoriosa al ver a sus hermanos llegar hacia la desordenada fila.—¡Alicia, Chrono! —los llamó Fate agitando su mano en el aire.

—Entre tanta multitud, pensamos que no las encontraríamos…—comentó Chrono colocándose al lado de ellas.— ¿Creen que pasaremos? —preguntó arqueando una ceja.

—Es decir, nosotros podemos… —añadió señalándose a sí mismo y luego, a Alicia.—Pero ustedes…

Fate le dirigió una mirada asesina, indicándole que sería mejor que se mantuviera callado.

—¿Sabes? Si te llevaras bien con Alisa, pasaríamos sin más… Su padre es el dueño del Club… —dijo Hayate y avanzó unos pasos cuando la gente frente a ellas comenzó a moverse.

Fate la ignoró por completo, no hablaría con esa rubia fastidiosa ni por que le dieran todo el dinero del mundo. Tenía orgullo y no lo perdería. Desde que se había mudado a esa pequeña ciudad de Japón con su familia, hace dos años, y en consecuente, entrado al instituto, no había hecho más que pelearse una y otra vez con Alisa Bannings y su "grupito". Nanoha Takamachi era la peor, a su punto de vista; podía encontrar miles de adjetivos negativos que la calificaran, pero no quería que sus pensamientos volaran hacia "ese" ser desagradable. Y, Suzuka Tsukimura, bueno, ella era la más aceptable, era amable, pero una influenciable que se dejaba arrastrar por las otras dos.

—Identificación, por favor. —solicitó el vigilante en la puerta, cuando llegaron hasta allí.

Hayate suspiró a su lado y recostó su cabeza en el hombro de Alicia. Fate gruñó. No pasarían, y realmente deseaba ver a la banda que tocaría en ese lugar.

— ¡Nanoha-chan! —exclamó Hayate, de repente, sobresaltándola.

Todos dirigieron su vista al otro lado de la calle principal, tres jóvenes caminaban despreocupadamente, entre risas, hacia el club.

Alicia y Chrono intercambiaron miradas. Hayate conocía a aquellas chicas, ya que habían estado en el mismo curso desde primaria, se llevaba bien con ellas, no eran amigas, pero compartían alguna que otra conversación decente, pero Fate, no. Se llevaba terriblemente mal con la chica pelirroja de mirada azul violácea, Nanoha Takamachi. Eran, absolutamente, como el agua y el aceite. Y Alisa no hacía otra cosa que aportar a las discusiones, parecía que disfrutaba con eso.

—No entraré con ellas. —sentenció Fate y se cruzó de brazos.

—¡No seas orgullosa! —le recriminó Alicia frunciendo el ceño.—¿Quieres entrar? Entonces acepta la única alternativa que tenemos.—concluyó y se puso delante de ella para llamar la atención de las jóvenes.— ¡Nanoha, Suzuka, Alisa, hola!—saludó con fervor y una falsa sonrisa en el rostro, que pasaba desapercibida para todos, excepto para sus hermanos.

Fate conocía demasiado a Alicia, y aunque fuesen hermanas, eran demasiado diferentes. Eran muy parecidas exteriormente, cabello largo y rubio, tez pálida, ojos de un tinte carmín, pero la edad las diferenciaba, Alicia era dos años mayor que ella, tenía 19 y era un poco más baja.

Chrono sonrió con satisfacción cuando el llamado de Alicia había resultado a su favor. Fate lo miró con desaprobación, él también estaba en su contra.

¿Nadie podía entender que no quería deberles nada a esas chicas?

Escuchó la exclamación de victoria de Hayate y cerró sus ojos con pesadez. Lo habían conseguido. Pasarían al Club gracias a sus enemigas íntimas.

Eso no podía ser peor.


El Club "Daydream" era un lugar medianamente amplio. Poseía un escenario al final, una barra donde dos bármanes se hacían cargo de los pedidos de la muchedumbre, las paredes estaban extrañamente decoradas con pinturas de artistas de la música y también se podían vislumbrar algunos instrumentos colgar en ella, pertenecientes a algún músico, seguramente. La iluminación era tenue y dejaba al lugar con un extraño color azulado.

En el segundo piso, se encontraba el salón "V.I.P", allí sólo accedían unos pocos, y la zona estaba separada por pequeños sectores que poseía cada uno sillones extremadamente blancos y una pequeña mesa en el centro.

La mayoría de personas que había ya conseguido entrar, se amontonaban frente al escenario, esperando con entusiasmo la aparición del grupo de rock del momento.

El grupo de jóvenes se acomodó en el sector VIP reservado para la señorita Bannings, e inmediatamente, fueron recibidos por un camarero que tomó los pedidos de cada uno.

Fate se recostó en el respaldo del sillón y prendió un cigarrillo para esperar pacientemente el concierto. Nanoha frunció el ceño al observarla. Detestaba que fumaran cerca suyo, así que resolvió arrebatarle el pitillo de las manos, antes que se lo llevara a la boca una segunda vez.

—¿Qué se supone que haces? —se alteró la rubia enojada.

—Así no llegaras ni a los 30, despreocupada. —respondió con indeferencia la pelirroja y partió el cigarrillo en dos.

Hayate maldijo estar sentada en el medio de ambas.

—No es tu problema, Takamachi… —contestó con desdén, Fate.—Además, ¿una "nenita de papá" como tú no debería estar en su casa durmiendo abrazada a su osito de peluche, o estudiando como una "nerd"? —añadió, sonriéndole con malicia.

—¿Qué tal si me acompañas al baño, hermanita? —interrumpió Alicia, saltando, casi literalmente, sobre Fate y ahogando el insulto de Nanoha en contestación a la provocación que había recibido.

Alicia arrastró a su hermana hacia los baños que se encontraban al final del pasillo, en el sector donde se hallaban. Una vez allí, sujetó a Fate fuertemente del brazo y la obligó a que la observara.

—Cuándo entraste al instituto, el primer día de clases, me dijiste que había una chica pelirroja de unos hermosos ojos azules que te había interesado… Esa chica, es la amiga de Alisa… La tal Nanoha.

No era una pregunta, sino una afirmación. Fate se sonrojó violentamente ante la afirmativa de su hermana mayor. Trató de esquivar la mirada inquisitiva, curiosa y fastidiosa de Alicia y sonar lo más coherente posible con lo siguiente que dijese.

"¡Maldito sonrojo! No trates de delatarme frente a ella"

—Me gustaba. —carrigió Fate mirándola, al fin.—Pero cuando tuve la oportunidad de conversar con ella, me di cuenta que no valía la pena.

—Humm… —pensó Alicia y sonrió.—No parece una mala persona… Y es de tu tipo.

—No lo es.

—¿Cuál es el problema?

—Ninguno.

—Es raro que alguien te guste y de la nada, sólo porque conversaste con ella, deje de agradarte…

—Es tonta.

—Vamos, hermanita… ¿Qué más?

—¡¿Por qué te interesa tanto? No fastidies. –se molestó Fate, soltándose del agarre de su hermana.

—Simplemente, porque me parece que harían una estupenda pareja. —sonrió Alicia restándole importancia a la mirada fría que Fate le dedicaba en ese momento.

—Estás pasando demasiado tiempo con Hayate… No me gusta que se entrometan.

—Bueno, entonces, creo que le pediré su número a Nanoha… —comentó Alicia al pasar, como si hablase del clima, e intentó salir del baño.

—Nanoha está comprometida. Y no hace otra cosa que seguir lo que sus padres dicen. Intenta ser la niña perfecta y jamás piensa en lo que ella quiere. Es una farsa por donde la mires. —dijo con rapidez y carente de expresión, Fate, adelantándose a su hermana y abandonando el lugar sin darle tiempo a réplica o consulta.

Alicia la alcanzó, luego de unos segundos de duda al escuchar tal declaración y caminó a su lado. Antes de llegar con los demás, se giró y al oído le dijo en un susurro:

— ¿Y no te gustaría saber qué se esconde detrás de esa fachada de "niña correcta"?

—No voy a encontrar nada agradable… Está vacía por dentro.

—Jajaja, no lo creo… Apostemos.

Fate paró en seco y observó a su hermana. Realmente, estaba pasando mucho tiempo con Hayate, ¿en qué demonios estaba pensando?

— ¿Estás loca o fumaste algo con Chrono antes de venir?

—Tal vez… El punto es que les debemos algo a esas chicas… Y pensé, ¿por qué no las incluimos en nuestro grupo? Tendríamos tiempo de conocer a Nanoha y ver qué tan vacía está… —concluyó Alicia y le guiñó un ojo.

—¿Estás tan interesada en Takamachi, Al?

—¡Chicas! —las llamó Chrono en la distancia, con una gran sonrisa y unos vasos de cerveza en las manos.—Empieza el show, ¡vengan ya!

Alicia asintió y se acercó a él rápidamente, arrebatándole de las manos uno de los vasos. Fate sonrió al verlos discutir por quién se quedaba con el vaso más lleno, y al girar la vista, su mirada se enlazó con unos ojos azules muy profundos, que la observaban directamente. Sólo fue un instante, Nanoha volvió su vista hacia Alisa, quien en ese momento le hablaba sobre algo, pero a Fate le bastó para recordar por qué se había interesado en aquella chica el año pasado, cuando había ingresado al instituto.

Nanoha Takamachi era realmente hermosa.

El show fue interesante e increíble para los espectadores. Fate había quedado conforme, salvo por un pequeño detalle: ahora debía cargar con su hermano en la vuelta a su casa. Chrono se había pasado con la bebida y ni siquiera era capaz de mantenerse en pie por sí solo.

Alisa y Suzuka se habían retirado antes, cuando ésta última recibió una llamada urgente. Nanoha había querido acompañarlas, pero Hayate le insistió que se quedase, ahora maldecía por dentro haber aceptado sin inventarse ninguna excusa factible; cargaba a ese irresponsable junto a la "pesada" de Fate T. Harlaown, ¿por qué razón? Porque era incapaz de darle la espalda a los que necesitaban de su ayuda, o simplemente, porque era demasiado tonta. No era su problema, y ahí estaba, llevando a un idiota que no paraba de decir sandeces. ¿Y Hayate y Alicia? Habían desaparecido con el pretexto de ir a buscar autógrafos de los integrantes de la banda. "Mentira" había dicho Fate.

—¡Wow! —Exclamó Chrono de repente, haciendo sobresaltar a Nanoha. —¡Veo tres caminos diferentes! ¿Cuál vamos a tomar? Recuerden lo que dije de los dragones nocturnos…

―Que aparecen cuando hay jóvenes ebrios en la calle, el único aquí eres tú, así que vendrá por ti. —ironizó Fate con una sonrisa ladeada.

―¡And fly away from here… Anywhere, yeaaaah, I don't careeeee! ¡We'll just fly away from hereeeeeeeeee! Our hopes and dreams are out there somewhereeeee!

La voz ronca y cantarina de un ebrio Chrono resonó en toda la desolada y oscura calle, camino al departamento de la familia Harlaown. Los perros de los vecinos acompañaban el desafinado canto del joven con aullidos.

―¿Qué te parece mi canción, Nano-chan? Es para ti… Por lo hermosa que te encuentras…—coqueteó Chrono con la joven que lo cargaba desde su lado derecho.― Te invito a mi habitación, si quieres… Eres realmente preciosa…―añadió él, soltándose de su hermana para abrazar, descaradamente, a una confundida pelirroja.

―¡Basta, Chrono!—exclamó Fate sujetándolo del cuello de su desalineada camisa, alejándolo de Nanoha. El morocho perdió el equilibrio y cayó al suelo quejándose en un idioma ininteligible a causa de tanto alcohol. — Quédate ahí, y si quieres ir a casa, camina solo. —agregó con frialdad.

— ¿Te molestaste porque toqué a "tu chica"? No sabía que te gustaba aún, hermanita… —dijo Chrono con una sonrisa de inocente, pero que en realidad encubría un gran sarcasmo.

—Me voy. —sentenció Fate y siguió su camino con rapidez.

— ¡Harlaown! —gritó Nanoha con el ceño ligeramente fruncido. ― ¿Pretendes dejarme sola con éste…―Añadió señalando a Chrono despectivamente con la mano, y dejó la frase suelta en el airepara no sonar grosera.―Cuando fuiste tú la que me pidió que te ayudara a cargarlo? Eres despreciable, como siempre.― sentenció con aspereza.

—¡Yo no te pedí…!—trató de excusarse Fate, pero ante la mirada fría y casi demoníaca de Nanoha, suspiró derrotada accediendo a lo único que podía hacer bien en esa noche que se le había arruinado por completo, acompañarla a su casa y dejar al ebrio de su hermano a su suerte; a pesar de las incesables quejas de Chrono al ser abandonado cruelmente.

El camino a la casa de Nanoha fue hecho en un silencio insoslayable. Ninguna de las dos encontraba algo con lo que pudiesen entablar un diálogo; claro, si siempre que cruzaban palabras terminaban en una discusión que no tenía fin.

¿Desde cuándo se habían vuelto tan insoportables la una para la otra?

Fate no lo recordaba bien, sólo sabía que el día que estuvo a punto de decirle que le gustaba demasiado, terminó en una pelea por una nimiedad que no venía al caso, y así conoció a la verdadera Nanoha, una arpía sin corazón.

La rubia se dedicó a observar el cielo nocturno y de reojo a su acompañante. Recordó de repente, lo que sus dos hermanos le habían dicho, y eso resonó en su cabeza como un eco. Sí, era cierto que Takamachi le atrajo, en su momento, físicamente. Tal vez, aún le atrajera un poco, pero sólo eso. Era falsa, y eso era lo que más le disgustaba de ella, que en su vida era una simple conformista a los ojos de sus padres y no tenía voz ni voto en sus decisiones.

―Eehh… Aquí está bien.

La voz de Nanoha la atrajo nuevamente a la realidad.

Se detuvo rápidamente y observó el frente de la casa. Tenía un aspecto tradicional japonés y además, se notaba que poseían un dojo.

―Humm, gracias por acompañarme… —comenzó Nanoha sin siquiera mirarla, pero con un leve rubor en las mejillas.

Fate se sorprendió un poco al notar eso y miró hacia otro lado para no pensar que se veía linda con esa cierta timidez que emanaba al agradecerle.

― Está bien… Gracias por ayudarme con el idiota de mi hermano.

― Hum.

― Bueno… ¿Nos vemos en… el instituto?

― Sí, claro…

"Situación incómoda, huye, Fate Testarossa, ¡HUYE!"

La rubia se animó a levantar la vista para despedirse de una vez, pero se encontró con unos ojos azules brillantes que la miraban de una forma que no supo entender. Se quedó prendida de aquella mirada profunda unos segundos, antes de que Nanoha se diera la vuelta y con un exiguo "adiós" se adentrase a su hogar.

"¿Qué se supone que fue eso?" se preguntó arqueando una ceja.

No quiso imaginar nada, por lo que decidió volver en sus pasos hacia su casa, al bloque de departamentos de la zona norte. Apuró sus pasos al recordar que había dejado a su hermano a la intemperie, y si llegaba antes que Alicia a su hogar se salvaba de la reprimenda de su madre y todo quedaría a responsabilidad de los hermanos mayores.


El día lunes, los alumnos del Instituto Seishou ingresaban entre abatidos y cansados por el comienzo de semana y el principio de los exámenes antes de las vacaciones de verano.

La multitud de jóvenes que se movía con pesadez hacia sus cursos, llevaban el uniforme perfectamente arreglado, el cual constaba con el particular blazer oscuro, el pantalón o la falda para las mujeres, de un intenso color negro, mientras que la camisa era de color blanca y la adornaba una corbata o un lazo de color celeste.

Fate caminaba arrastrando los pies con indiferencia, mientras se arremangaba las mangas de la camisa y se desataba, un poco, el nudo de la corbata. El calor empezaba a estorbarla así que aceleró el paso para encontrar refugio en su aula del intenso sol que ya alumbraba en lo más alto.

Hayate la alcanzó antes de que entrara al salón de clases, y la saludó tan efusivamente con un abrazo, que casi hace que ambas pierdan el equilibrio y acabaran en el suelo.

―¡Hayate!—se molestó Fate quitándose de encima a su amiga con fastidio y trató de arreglar su desalineado uniforme.

―Ohh~ vamos, Fate-chan… ¿Por qué ese humor desde tan temprano?—exigió saber Hayate intentando volver a abrazarla, sólo para molestarla.

—Será porque hoy tenemos examen y no estudié. —respondió Fate y esquivó ágilmente a su amiga antes de que se colgara de su cuello otra vez.

—¿Qué tal la noche con Nanoha-chan?

La pregunta de Hayate acompañado de su mejor sonrisa felina, hizo que Fate torciera el gesto y girara sobre sí misma para adentrarse de una vez al salón e ignorar a su molesta amiga, pero otra voz cerca de ellas la hizo detenerse.

—¿Pasaste la noche con Nanoha-san, Fate?

—Ginga…—Murmuró la rubia y enfrentó aquellos ojos verdes oscuros que la miraban recelosos. —No pasé la noche con nadie. Hayate sólo está alterando los hechos. —se defendió y asesinó con la mirada a la castaña, quien se mantuvo con una sonrisa inocente.

—Eso espero… —comentó Ginga Nakajima en un susurro y abrazó el brazo derecho de la rubia con posesión.

Ginga era una muchacha de 16 años, de cabello largo y sujetado por un lazo que siempre bien combinaba con el uniforme del colegio. Llevaba con la rubia una semana en lo que sería una relación con "derechos". Nada formal, pero aún así, Fate trataba de poner más distancia de la requerida, temía por Ginga, no quería lastimarla y no quería que la joven terminase enamorada de ella, como le había pasado ya par de veces antes.

—¿Hoy te veo? —preguntó, después, Ginga, para luego depositar un leve beso en la mejilla izquierda de Fate.

Hayate aprovechó para dejarlas a solas. Pero el momento a solas no duró mucho.

—Harlaown, a dirección. —dijo una voz fastidiosa, tras ellas.

Era Mariel Atenza, la joven secretaria de la autoridad del instituto.

Se acomodó los anteojos y observó a Fate, esperando que afirmara que la seguiría hacia la oficina de la directora.

—Nos vemos después. —se despidió Ginga, le dedicó una última sonrisa dulce a la rubia y se marchó hacia el curso de 2º año, a donde pertenecía.

Fate suspiró y siguió a la señorita Atenza hacia la dirección

Una vez en la puerta de la dirección, Mariel anunció a Fate, quien, inmediatamente, fue recibida por la directora, Leti Lowran, y para sorpresa de la rubia, Nanoha Takamachi también se encontraba allí. Su asombro fue enorme, ¿qué hacía Takamachi allí también? No recordaba haberle hecho nada, ¿entonces?

Leti Lowran sonrió y le indicó a Fate que se sentara al lado de Nanoha para poder conversar.

La señora directora era una mujer de unos cincuenta y tantos años de edad, con un porte elegante y soberbio, además era una entrañable amiga de la secundaria de la madre de Fate. Por eso, cuando Lindy Harlaown se mudó con sus hijos a la ciudad de Uminari, y se enteró que su amiga de años era la directora de la escuela más prestigiosa de la ciudad, no vaciló en poner a su hija menor en ese lugar. Eso fue bueno para Fate, en un principio porque tenía a Leti de su lado, además de que la mujer la conocía desde que era un bebé. Pero también tenía sus contras, estaba pendiente de ella todo el tiempo y eso, era molesto. Lindy sabía cada movimiento que su hija hacía en el instituto.

Horriblemente molesto.

—Toma asiento, por favor, Fate. —pidió Leti acomodándose los anteojos y volvió a sonreír con amabilidad.

La rubia obedeció sin quejarse. Nanota ni siquiera la observó cuando tomó asiento al lado suyo, parecía encontrar demasiado entretenimiento en el pupitre frente suyo.

—¿Qué pasa? —preguntó Fate con desgano, si iban a reprenderla por alguna cosa quería que se lo dijesen rápido.

No quería estar mucho tiempo cerca de Nanoha, notaba cómo incomodaba a la pelirroja y eso la irritaba.

—Seré breve para que no pierdan mucho tiempo de sus clases. —comenzó Leti y miró a Fate con seriedad. —Tus notas bajaron notablemente, y si sigues así, te quedarás todo el verano a realizar las clases extras. —Fate hizo una mueca de espanto. —Por eso decidí, y acabo de hablarlo con Takamachi-san, que ella te ayudará de ahora en más en todas las materias, después de clases. —la mueca de Fate se desfiguró tanto, que la mandíbula casi tocaba el suelo por la sorpresa de la noticia. —No hay que preocuparse por nada, ya hablé con el club al que pertenece cada una y no habrá problemas. —la sonrisa que les dedicó Leti al final de su pequeño "discurso" fue todo lo que necesitó Fate para sentir que no había escapatoria.

La escuela apesta, definitivamente. Tendría que haber dejado de estar tanto con la computadora, la guitarra, y ésto no estaría sucediendo… Quiero morir.

Fate quiso llorar ahí mismo, hacer berrinche, o simplemente, gritar por la frustración, pero nada de eso pasó, sólo asintió con la cabeza como una niña obediente. Se maldijo por dentro por su idiotez, ahora pagaría caro se despreocupación por los estudios, y de la peor manera, teniendo clases con el ser más patético del mundo, según ella, Takamachi.

Ambas jóvenes salieron de la dirección sin dirigirse la palabra.

—Te haré las tardes imposibles, así le vendrás a pedir de rodillas a Lowran que elija a otra persona para que esté en tu lugar. —sentenció Fate con enojo, mirándola.

—Eres infantil. —respondió Nanoha con el ceño ligeramente fruncido. —La que terminará pidiendo otro tutor, serás tú. —amenazó con frialdad y caminó rápidamente hacia el salón de clases para no oír una respuesta.

Eres infantil. —imitó Fate haciendo su voz extremadamente aguda y cruzando los ojos. —No lo soy. —afirmó en voz alta y resopló con fuerza.

Avanzó con firmeza hacia el salón de clases, siguiendo el camino por donde había desaparecido Nanoha, ya que, para lamentación de ambas, compartían el mismo curso.

Mientras caminaba con desgano hacia el lugar de clases, planeaba qué hacer esa misma tarde para sacarse de encima a la pelirroja, debía hacer algo que la irritase y la haga desistir de ayudarla a preparar los exámenes.

Frunció el ceño y apretó los dientes, no dejaba de mentalizar improperios. Era injusto cómo últimamente, las circunstancias la conducían al mismo lugar, o mejor dicho, a la misma persona.

Ahora, si Takamachi la ayudaba con los exámenes le debería otro favor.

Pasó su mano por su cabeza y se alborotó el flequillo en un acto involuntario. Detuvo su andar y miró por el ventanal del pasillo hacia la extensa pista de atletismo que se veía en el patio trasero del instituto.

No, no quería agradecerle a Nanoha porque la ayudase en las materias, podía reprobar todos los exámenes para hacerla quedar mal frente a Leti, pero tampoco quería estar haciendo clases extras en el verano.

Volvió a suspirar con cansancio, sin dejar de observar la pista de atletismo, donde por las tardes realizaba las actividades de su club.

Hoy no asistiré… ¡Maldición, Lowran! No es justo… No lo es.

Apoyó su frente en el vidrió de la ventana y cerró los ojos.

Hace un año hubiese saltado de felicidad por tener un momento a solas con… Nanoha.

Su simple pensamiento provocó que soltara un gruñido, ¿cómo siquiera, había pronunciado su nombre en su mente? La detestaba y haría lo que sea para sacársela de encima. Saltar sobre las mesas de la biblioteca si fuese necesario, pero lograría que Takamachi desista de su obligación de tutora.

Definitivamente, irás a llorarle de rodillas a Leti-san para que ponga a otro en tu lugar.

La risa, cargada de burla, de Hayate repicó en todo el salón de clases, en la hora del almuerzo.

—¡Ya! ¡CIERRA LA BOCA!—ordenó Fate irritada.

Ambas estaban sentadas una frente a la otra, en el pupitre de la rubia, en el receso del almuerzo. Mientras almorzaban algo ligero, la rubia le había contado su última "desdicha" relacionada con Takamachi y los exámenes de la semana próxima.

—¿No has notado que siempre algo las termina juntando? ¡Es el destino! ¡El hilo rojo del amor! Tú y Nanoha-chan están destinadas a amarse~ —canturreó Hayate sin abandonar su sonrisa felina y dando vueltas alrededor de su amiga.

—Ok, siéntate primero, desvergonzada. —dijo Fate con el peor de sus humores y volviendo a colocar en su lugar a la castaña.

—¡Eso quiere decir que vas un paso delante de Ali!

—¿Qué tiene que ver mi hermana en todo ésto?

—Que a ella también le interesa Nanoha-chan

— ¿A ella también? Hablas como si a mí me interesase esa.

—Te interesa. Y como Ali me contó que apostaron sobre Nanoha…

—¡Yo no aposté nada! —exclamó Fate en negación y se llevó un pedazo de pan a la boca.

—Bueno, pero vas un paso adelante ya que vas a estar a solas con Nanoha-chan todas las tardes. ¡Es momento para que ganes la apuesta!

Fate se atoró con la comida y empezó a toser escandalosamente cuando vio las figuras de Nanoha y Suzuka adentrarse al salón. Rogó a todos los dioses que no hayan escuchado los dichos de Hayate.

—Trata de no hablar en voz alta tan libremente… No aposté nada. —reiteró Fate en un siseo y bebió un poco de su jugo para que la comida lograra pasar de una vez, y dejara de rasparle la garganta.

Hayate sólo se limitó a sonreír y a asentir como una buena niña, sólo para darle el gusto. Observó de reojo hacia el centro del salón, donde Nanoha y Suzuka conversaban animadamente sobre algún hecho y confirmó con sus propios ojos una sospecha que la venía sosteniendo hace tiempo: Nanoha también observaba disimuladamente hacia donde ellas se encontraban. Su sonrisa se ensanchó, su intuición no le fallaba jamás, la pelirroja tenía cierto interés por su rubia amiga, podía aseverarlo, sólo necesitaba más pruebas.


Las clases de la tarde habían finalizado, y la gran mayoría de los estudiantes se dirigían a las actividades de su club. Fate despidió a Hayate en la puerta de la biblioteca y caminó con desgano hacia el asiento donde registraba la cabellera cobriza de sus peores pesadillas, esperándola.

El edificio estaba particularmente vacío, a pesar de estar en fechas próximas a exámenes, no había alumnos en la biblioteca estudiando, eso era extraño, pero a Fate no le importó, sólo quería llegar junto a Takamachi y decirle un par de cosas que la sacaran de quicio y así lograr su objetivo de que no la ayude a preparar los exámenes. Hasta pensaba sacudirle la silla para que se cayera al suelo y saliera llorando del lugar.

Se acercó con cautela para realizar su primer movimiento del plan Keep out (hasta le había acreditado un nombre al propósito que llevaría a cabo), pero toda idea macabra que pasara por su mente se desvaneció al oír una relajante melodía salir de los labios de la joven a quien decía odiar.

La dulce y armoniosa voz de Nanoha la dejó perpleja y hasta casi olvidó seguir respirando, por lo que le parecieron eternos segundos.

"If I turn into another

dig me up from under what is covering The better part of me.

Sing this song!

Remind me that we'll always have each other when everything else is gone.

Ok, each other.

When everything else is gone."

La pelirroja cantaba en voz medianamente alta, con los auriculares puesto, no había escuchado la presencia de Fate tras suyo y como la biblioteca estaba vacía, se había tomado el tiempo para adelantar trabajos mientras escuchaba música.

Fate tragó saliva y, sin quererlo, uno de sus pies tocó el asiento de Nanoha, haciéndola sobresaltar y darse cuenta de su presencia.

En un vano intento por tratar de justificar su silencioso andar, Fate abrió la boca un par de veces, pero nada abandonó sus labios más, que un estúpido tartamudeo sin sentido.

—¡Y-yo… Ehm… E-es decir… T-tú…

No quiso seguir diciendo más monosílabos que la dejaran como una idiota frente a su compañera de clase, así que se dignó a cerrar la boca.

Nanoha tenía un leve rubor en las mejillas, seguramente por la vergüenza de haber sido descubierta cantando como si estuviese en la ducha de su casa. Se recriminó internamente por ese estúpido momento de distracción. Es que no se esperaba a Harlaown que llegase tan rápido.

—Hermosa… —declaró Fate sin dejar de observarla. Al comprender que había dicho sin querer lo primero que se le había venido a la mente, trató de justificarse con rapidez.

—Hermosa voz, eso quise decir… —con nerviosismo soltó una tonta risa y miró hacia otro lado.

Nanoha no respondió, simplemente se limitó a desviar la vista.

Fate respiró hondo, descubrir algo de Nanoha que no imaginaba que poseía, le había despertado un extraño sentimiento de ansiedad hacia ella, algo que no podía explicar.

¿Acaso, muy en el fondo, le seguía gustando Nanoha Takamachi?

—Llegaste antes de lo acordado… No te esperaba… —comentó Nanoha tratando de sonar indiferente.

—¿Te gusta cantar? —preguntó Fate, ignorando el comentario de la pelirroja.

"¡Idiota! Es la pregunta más estúpida que hayas hecho en tu vida. ¿No es obvio acaso?" Se recriminó mentalmente, la rubia.

—Hum.

Ok, ¿qué se supone que era eso? ¿Afirmación o negación? Cómo odiaba, Fate, esas respuestas escuetas y sin expresión. Ella las usaba también, pero no se justificaba que las utilizaran contra ella.

—Nosotros con mi hermano tenemos una banda… —comenzó a contar Fate y rodeó la mesa para sentarse frente a la pelirroja.

—¿Tienen una banda? —se interesó Nanoha denotando sorpresa en sus ojos.

—Sí, bueno… en realidad, es sólo de mi hermano. Hace unos meses la formó con unos amigos de la universidad. —explicó Fate y se acomodó en su asiento, mientras sacaba sus útiles. —A veces, toco con ellos en los ensayos… Están buscando tocar en algún club, pero es complicado.

—Vaya… —expresó Nanoha y meditó unos segundos antes de preguntar: —¿Y qué instrumento tocas?

—La guitarra. —contestó con simpleza la rubia, con una sonrisa de autosuficiencia muy notoria adornando su rostro.

—Siempre quise tocar algún instrumento… —murmuró Nanoha con añoranza, más para sí, que para su interlocutora.

—¿Quieres que te enseñe? —ofreció Fate sin dejar de sonreír.

"¡Cielos, Fate! ¿Quieres invitarla a una cita también? ¡¿Qué demonios te sucede?"

—Pero de instrumentos a mí me gusta el bajo.

—¿El bajo? ¡Bah! Es aburrido.

Nanoha frunció el ceño en señal de molestia, y la rubia supo que estaba arruinando un diálogo único que se había formado entre las dos. Debía recuperar el ambiente ameno que estaban llevando. Aunque… ¿Realmente debía?

—Pero puedo enseñarte a tocarlo, tengo uno en casa. —añadió rápidamente para rectificarse. —Podríamos hacer un trato… Tú me ayudas con las materias y yo te daré lecciones de bajo. —propuso y sintió un extraño vértigo en la boca del estómago al instante.

¿Eso no era una cita?

Nanoha no respondió con palabras, simplemente sonrió con amabilidad, ya que era la primera vez que hablaba de esa manera con Fate. Y aunque no quisiese admitirlo, le agradaba conversar con la rubia. No obstante, sospechaba de que si la rubia sólo lo hacía con alguna mala intención…

—Por el momento, estudiemos, ¿te parece?—preguntó Nanoha, tratando de desviar el tema.

—Ahhh… No quiero. —se negó Fate, y con una actitud de niña se cruzó de brazos y miró hacia otro lado.

—Infantil. —resolvió Nanoha, mientras guardaba sus auriculares en su bolso.

Fate apretó los dientes en señal de molestia y golpeó la mesa.

—¡No lo soy! ¡Deja de llamarme así!

—Fate, te pido, por favor, que te comportes educadamente en la biblioteca del instituto. —dijo Leti Lowran, apareciendo detrás de Nanoha. —Veo que están por empezar, así que espero que mañana me cuenten los buenos resultados. —acotó y con una sonrisa intentó marcharse, no sin antes decir: —¡Ah! Y Fate, sin berrinches, por favor. Ya tienes 17.

Y con eso último, se marchó.

Nanoha intentó no reírse, pero una vez que la directora abandonó el lugar, ya no pudo contenerse y soltó una pequeña carcajada.

Fate le prestó atención, esa risa le había sonado como un "nyahaha" o algo así, una cosa extraña pero… Interesante.

"Dos cosas interesantes en Nanoha… Bien, algo está mal en mi cerebro hoy… Tal vez fue la comida que me convidó Hayate."

Fate suspiró y sacudió la cabeza para sacar los "malos pensamientos" de sí. Extrajo sus apuntes y se dispuso a ser "una buena niña", al menos por ahora.

Encontraría la forma de salir de ésta, a como diera lugar.


—¡Nyahaha! —rió Nanoha, con su típica carcajada, una segunda vez, a la salida de la biblioteca.

Ambas volvían de la jornada de estudio, luego de las clases, hacia sus respectivos hogares.

—Tienes la risa más molesta del mundo. —dijo Fate con desagrado, mientras caminaba a su lado.

Nanoha no había dejado de burlarse de ella en todo el tiempo que habían estudiado juntas. Lowran había aparecido sólo para dejarla como una nena delante de Takamachi, y todo se volvió peor cuando la pelirroja y su arrogancia se hicieron presentes en la tarde, sólo para decirle que era pésima en inglés y demostrar sus cualidades para el estudio.

Maldita nerd.

Soltó un gruñido de frustración, mientras detenía su caminar, justo en una intersección de calles. Ambas debían seguir senderos opuestos.

Nanoha dejó de reír y enfrentó a Fate directamente.

—Bien, señorita hago berrinches, nos vemos mañana. —se despidió la pelirroja y sonrió con sorna. —Espero que mis lecciones queden en esa cabecita hueca…

—Y espero que tu risa de corderito no se quede en mi mente por mucho tiempo, señorita tutora. —respondió Fate con el mismo tono, y le dedicó una sonrisa ladeada.

Nanoha no respondió, frunció su ceño y giró sobre sí misma para caminar hacia su hogar.

Fate la observó marcharse.

Pensar que dos cosas encontré interesantes en esta desagradable mujer… Algo, definitivamente, me hizo mal hoy.

Tomó su camino y reanudó su marcha despreocupada hacia su casa. Sacó un cigarrillo de su bolsillo y se dispuso a desquitar su mala suerte del día en el acto de fumar. Aspiró el humo de la nicotina y lo soltó en un suspiró largo y extendido.

Sonrió con satisfacción.

Si lo pensaba bien, tal vez no era tan malo pasar un par de tardes con la farsante de Takamachi, así podría demostrarle a la tonta y enamoradiza de su hermana que la pelirroja no tenía ni un pelo de interesante.

Bueno, tal vez su dulce voz… Y su extraña sonrisa contagiosa…

Se llevó ambas manos a las mejillas y se golpeó, en un vano intento por recuperar la compostura y alejar malos pensamientos de su ser.

Cuando llegó a la puerta del departamento de su familia, se detuvo antes de entrar y meditó unos segundos. ¿Debía decirle a Alicia que estaba teniendo clases extras con Takamachi?

No, definitivamente, no se lo diría. Y no quería entender razones a su decisión, ya que temía que en el fondo esa deducción la llevase a un solo camino, o mejor dicho, a una sola persona… Esa persona que no debía gustarle por nada del mundo, por un simple hecho: eran como el agua y el aceite.

Así lo veía y sentía ella.

Así que aléjate de mis pensamientos, aleja tu voz y tu risa, porque no quiero pensarte, Nanoha Takamachi.


N/A: Hi! ^^ Bueno, acá está mi primer fic y va dedicado en agredicimiento a dos personas en especial, que me apoyaron para que ésto saliese a la luz. Ceeles y Rina, este capítulo es para ustedes. Las quiero, chicas.

Y a todo aquel que se tomó la molestia de leerlo, muchas gracias. Prometo actualizar lo más pronto que pueda, pero con paciencia, el trabajo me demanda tiempo...

Gracias por leer, y también, muchas gracias al que se tome la molestia de dejar review ^^

Saludos!

Tsunderella ~