1.-Culpa.
Ella una chica normal, con una vida normal, un trabajo normal, un apartamento normal y una familia normal. Bueno normal, normal… su padre poseía una de las empresas más reconocidas en todo el país, también tenía acciones en otras muchas que salían a flote, su familia sin duda era una de las más conocidas. Pero aún así ella era una chica normal, con unos amigos normales y un empleo normal. No era la típica princesita arrogante que quería cosas extravagantes solo por el simple hecho de que su padre lo podía conseguir. No, ella era una chica común, todo lo contrario a su hermana, una chica arrogante y sin piedad que pisoteaba a todos los que se le interponían en su extravagante camino. Sin importarle sus sentimientos, pero detrás, bajo la sombra de la pequeña, estaba ella recogiendo todos los corazones partidos por culpa de su hermana, disculpándose en su nombre.
No, sin duda ella no llevaba una vida normal, no muy íntima ya que todos sabían acerca de ella. Siempre llevaba ropa holgada para que no la reconociesen, también llevaba algún que otro accesorio que impedía que le viesen el rostro. Ella con mucho empeño tapaba sus ojos, ya que eran muy característicos en su familia, los ocultaba con mucho esfuerzo para poder tener esa vida normal que siempre había soñado. Aunque quisiese no podía ser esa clase de chica que solo le preocupa pasarlo bien y disfrutar de su vida. No podía ser esa clase de chica que tiene un novio que la quiere y que la cuida, ya que a ella solo le llovían hombres por la gran cantidad de dinero que poseía su padre. Y que según su padre, no estaban a la altura de ella, no le llegaban ni a la suela de los zapatos, haciendo que a la chica le creciese inseguridad hacia todos esos chicos que decían que la querían.
Ella ante los demás era tan arrogante y sin sentimientos como su hermana, primo y padre. Pero esa no era la sensación que quería causar, a ella solo la tachaban de eso porque era una Hyuuga. Un apellido que atemorizaba a cualquiera que estuviese en presencia de él. Un apellido que significaba tanto y a la vez era vacio. Un apellido que para ella…no significaba nada. Solo una palabra que va detrás de su nombre, solo eso.
No quería ser reconocida solo por la gran fortuna que le esperaría al momento de fallecer su padre, no, ella quería ser reconocida por todo lo que se había esforzado en sacar dos carreras a la vez, la de economía y administración de empresas y la de artes. Sí, ella quería ser reconocida por la buena mano que tenía para la pintura, cuando se aburría se ponía a pintar o sino, a tocar el piano que desde pequeña había recibido estrictas clases.
Pero sobre todo quería ser reconocida por ser la hija de una de las personas más maravillosas del mundo, de esas personas que ya no quedaban en el mundo. Quería ser reconocida por haber tenido a la mejor madre, compañera y amiga del mundo, sí, quería ser reconocida por ser la hija de la fallecida Hinamori Hyuuga, su madre. Su adorada y querida madre, que había muerto después de ser asesinada en plena calle. Sí, por la noche Tokio se vuelve una de las más peligrosas ciudades, y a causa de eso había muerto su madre, siendo un blanco fácil.
Todo el mundo le recordaba el gran parecido que tenía con su madre, le decían que cada día se iba pareciendo más a ella. Incluso llegan a decir que ella puede llegar a ser más bella y hermosa que ella, mienten. Nadie llegaría a ser más bella y hermosa que su madre, su madre era la perfección absoluta tenía una hermosa personalidad acompasada con su hermoso rostro. Tenía un rostro tan gentil, amable e irradiaba carisma.
Pero hoy en día casi nadie la recuerda, casi nadie habla de ella, de los grandes trabajos que hizo, del dinero que se gastó en levantar asociaciones benéficas…y nunca nadie la pronuncia. La gente sabe que su padre había amado con todo su ser a su madre y por todos era bien conocido el mal carácter del Hyuuga ante una palabra en mal sitio. Tenían miedo de pronunciar ese nombre en presencia de algún Hyuuga, ese era un tema tabú para ellos, los Hyuuga.
Que un miembro tan cercano a la familia principal de esta familia haya muerto en media calle, no era un tema muy agradable para hablar. Pero aún así, Hinata quería hablar de ella, pero no como había muerto o de quién la había matado, ella quería hablar de todos los buenos recuerdos que tenía de ella, que eran todos.
La verdad es que su madre había muerto ya hace seis años, sí, hacía ya seis largos e intranquilos años que su madre había muerto quitándole toda la luz de sus ojos, llevándose al ser que más amaba. Hanabi, su hermana pequeña, no sentía tanto la muerte de ella como todos los demás ya que ella era muy pequeña cuando murió, ya que solo tenía seis años y Hinata tenía diez. Sí lo sentía, pero para ella era más importante la imagen de su familia que todo los demás, quería que le tuviesen envidia por tener a uno de los novios más guapos y ricos del país, por tener los mejores vestidos, por tener la mejor casa, por tener todo lo que los demás soñaban. Y así no fue como su madre le había criado, no, Hanabi era todo lo contrario a lo que alguna vez quería que fuese su madre. Su madre quería que Hanabi siguiese sus pasos y, ahora, los de Hinata. Pero como decía Hinata; su hermana era un caso perdido, hacía tiempo que ya no era la misma.
Su padre, era un caso similar, pero él si seguía sintiendo la gran pérdida a la que se vio sometido cuando habían tiroteado a su esposa en plena calle, pero a diferencia de su hija Hinata no removía el pasado como lo hacía su padre buscando el asesino de su madre. ¡Qué más da el asesino! Lo que tiene que hacer es seguir siendo fiel a su madre ¿no? Pero su padre esa parte no la cumplía, cada noche traía una mujer a su casa, cada una diferente, de diferente raza, de diferentes sitios, de diferentes religiones y de diferentes pensares. Su padre era un manipulador, lo quería todo pero sin embargo no quería ataduras con nadie. ¿Cómo puede ser posible eso? ¿Tener relaciones con una persona y luego hacer como si esa persona no existiese? Eso no entraba en los planes de Hinata, ella entendía que su padre se merecía el amor, pero igual que él se merecía el amor su madre se merecía respeto. Ya que su padre no tenía esas relaciones en cualquier sitio, no, lo hacía en la misma cama en la que había descansado su madre por tantos años.
Puede que Hinata estuviese muy enganchada a su madre todavía, pero ella qué podía hacer, si todavía la quería, si todavía la necesitaba, si todavía…la sentía.
-Hi-Hinata…-Le interrumpieron los pensares. Es verdad, su mente había volado en pleno acto sexual.
Y ahí se encontraba ella, haciendo eso otra vez con el mismo chico, pero esta no era la primera vez que lo hacían, no, ya llevaban varias veces que lo hacían, a escondidas de los demás ya que ante los ojos de los demás él era el feliz novio de su hermana. Sí, mantenía relaciones con su…cuñado.
Pero lo peor era que ella no se sentía sucia ni mal, sino…se sentía orgullosa de ella y de lo que estaba haciendo en este momento. ¿Raro, verdad? Sentía una fuerte atracción por ese chico, y no era la primera vez que la sentía. Y recordó el primer día que lo vio…
Flash back.
Estaba la familia Hyuuga tranquilamente comiendo en silencio, en el enorme comedor solo se oía el ruido de los cubiertos contra la vajilla tan cara sobre la que comían. Un ruido los sacó a todos, menos a la pequeña, de sus pensares. Cada uno con la mente en cualquier sitio, en sus cosas. Era el timbre, habían picado y una de las sirvientas había ido a abrir, la pequeña Hyuuga tenía una sonrisa arrogante mientras la miraba. Lo cierto es que Hanabi siempre competía con su hermana mayor, aunque no era recíproco.
-Hanabi-Sama, un chico la busca.-Dijo un mayordomo, después de entrar y hacer una reverencia a la "princesita" de la casa.
-Hazlo pasar.-Sentenció la pequeña, dando por finalizada la conversación con el mayordomo, que hizo otra reverencia y desapareció por la puerta.
-Hanabi.-Esta vez fue la imponente voz de su padre la que se oyó.- ¿Quién es ese chico?-Le preguntó directamente su padre a la pequeña, mientras la miraba fijamente, examinándola.
-Una visita, padre.-Se limitó a contestar la pequeña. Después de mirar hacía su padre dirigió su mirada hacía su hermana, que la miraba confundida. Ante esta mirada ella solo sonrió más.
-Hanabi-Sama, el chico la espera en el salón principal.-Dijo otra vez el mayordomo, para informarle a la Hyuuga, esta solo asintió.-Con su permiso.-Dijo el mayordomo para después salir del gran comedor y dejar a la familia comer tranquila.
Después de una tranquila comida, se dirigieron al salón para atender, debidamente, al chico que esperaba a Hanabi. "Fijo que es un chico de su clase" Iba pensando Hinata cuando se sorprendió de lo que había dentro de su salón. Era el chico más atractivo que había visto en su vida, esa cara se le hacía conocida, la había visto antes pero… ¿dónde?
-Familia, este es mi novio.-Empezó diciendo mientras se situaba a un lado de el chico y le cogía del brazo.- Sasuke Uchiha.-Sentenció la Hyuuga pequeña, ese nombre le sonaba.-Sasu-Kun, esta es mi familia. Mi padre, mi hermana y mi primo.-Dijo para después señalarlos respectivamente.
Y sin previo aviso sus miradas se encontraron, Hinata sintió un fuego interno que creyó apagado y enterrado en lo más profundo de su ser, lentamente ese fuego le fue hirviendo la sangre haciendo que un calor abrasador la azotase. Sintió sus mejillas arder, como pudo lo disimuló. Pero esa sonrisa arrogante que le dio ese chico la desarmó entera.
-Es un placer conocerlo, Hiashi-San.-Dijo formalmente el moreno mientras inclinaba levemente la cabeza.
-Espero que trates bien a mi hija.-Contestó Hiashi fuertemente, haciendo que un malestar incomodase a Hanabi, estaba incómoda. Una parte de ella esperaba que ellos dos se llevasen mal, así demostrarían lo especial que era ella para ellos dos, quería saber que tan lejos podían llegar por ella.
-Bueno ya conoces a mi padre. Ellos dos son mi hermana mayor.-Las últimas palabras las dijo con algo de desprecio que solo Sasuke notó.-Hinata Hyuuga.-Cuando dijo esas palabras, el chico se soltó del agarre posesivo de la castaña y caminó en dirección a la Hyuuga mayor, le cogió la mano y se la besó galantemente.
-Es un placer conocerte, Hinata Hyuuga.-A la Hyuuga se le subieron los colores a la cara, pero lo disimuló. Ese contacto la hacía sentir extraña y no le gustaba sentirse así, asique por ese motivo retiró la mano, lentamente, de la de él. Pero al hacer eso, no le gustó la sensación que había tenido.
-El placer es todo mío, Uchiha-San.-Le contestó el saludo mientras se miraban intensamente el uno al otro. Sasuke sonrió arrogantemente y se dio media vuelta posicionándose a un lado de su novia. Hanabi tosió, siendo el centro de atención y retomó el habla.
-Y el chico de ahí detrás es mi primo, Neji Hyuuga.-Dijo mientras lo señalaba esperando algún movimiento de su novio, pero nada, solo se había movido cuando saludó a Hinata y eso la llenó de celos.
Todos se sentaron en los grandes sofás, Hiashi, Hinata y Neji en uno de tres plazas y Sasuke y Hanabi en otro, a un lado de ellos. Estaban hablando tranquilamente cuando un mayordomo entró en la sala, interrumpiéndolos.
-Hinata-Sama, Ino-Sama la espera en la entrada.-Y después hizo una reverencia, Sasuke al oír el nombre de la chica que la esperaba sonrió, aunque no era una sonrisa.
-Hai, dígale a Ino que ahora mismo voy para allá.-Le dijo al mayordomo mientras le sonreía tiernamente, este se sonrojó ya que era uno de los jóvenes, un poco mayor que Hinata, de la edad de Neji.-Siento retirarme así de improvisto. Pero tengo que atenderla.-Se disculpó con los presentes.-Padre puede que salga.-Su padre solo asintió, dada por finalizada la conversación.-Fue un placer conocerle, Uchiha-San.-Dijo para después retirarse.
Fin del Flash back.
Y ese fue el primer momento que sintió el fuego que le ardía cada vez que sus miradas se encontraban, al principio no sabía qué era. Después se dio cuenta, era pura pasión y deseo. Le incomodaba un poco ya que el chico con el que se acostaba era el novio de su hermana, lo que estaba haciendo era pecado, acostarse con un hombre que ya tiene dueña, era algo muy sucio.
Pero le enfadaba el hecho de que ella no se sentía así para nada, es más siempre que Sasuke empezaba ella le permitía el acceso, no se negaba. Pero lo que ese chico le producía le daba pánico, la dominaba con tan solo un beso o una caricia, la tenía totalmente a su merced. Pero sabía que esto que tenían solo era sexo, que por ahora estaba bien.
Sintió como dentro de poco llegaría al clímax, la segunda vez en la noche, junto con ese hombre al que no amaba. ¿Este acto no tenía el nombre de "Hacer el amor"? Entonces… ¿Porqué ella no sentía nada de amor?
Y llegaron al clímax, los dos juntos, como casi cada noche. Cayeron agotados sobre la gran cama que estaba en el cuarto de la Hyuuga, de sábanas lilas y colcha morada, que ahora estaba toda revuelta. Sasuke se recostó sobre su espalda, con las manos en la cabeza, usándolas de almohada, y ella a un lado de él, dándole la espalda cubriéndose el cuerpo desnudo con la sábana.
-¿Qué te pasa?-Se escuchó la voz ronca y, aún, agitada del hombre de aquella habitación de paredes crema. Haciendo que la Hyuuga se sobresaltase, ya que después de hacerlo no se solían hablar y cuando lo hacían era para quedar a la siguiente noche.
-Nada… ¿por qué lo preguntas?-Se limitó a contestar ella, ¿a qué venía esa pregunta?
-Estabas ausente.-Le respondió el mientras miraba al techo, pensando en lo rara que se encontraba la Hyuuga esa noche.
-Ah, eso…era porque…-No sabía que contestarle, ¿le diría que estaba pensando en la vez que se conocieron? No, no se atrevería.
-Estabas pensando en mí.-Dijo de forma arrogante y burlona, quería quitar esa tensión que había en el ambiente.
-Exacto.-Contestó la Hyuuga sin pensar, haciendo que Sasuke se sorprendiese y ella misma también, un notable sonrojo surcó su rostro.- ¡Eh! ¡B-B-B-Baka no me líes!-Dijo la Hyuuga mientras se sentaba en la cama para mirarlo, el chico se empezó a reír, como lo solía hacer cuando se burlaba de ella, ella le tiró con cojín. Pero ella seguía oyendo la risa del chico, haciendo que ella se sonrojase más.
A decir verdad ella solo se sonrojaba cuando estaba con él, ya que hacía unos comentarios bastante inoportunos. Escuchó como el chico se seguía riendo de ella.
-¿Bueno ya está no?-Dijo bastante harta de que se riese de ella, tsk. Pero el chico se seguía riendo, la sacaba de los nervios, siempre se burlaba de ella.- ¡Hump!-Contestó bastante enfadada. Se levantó dispuesta a alejarse de él, pero no la dejó, la cogió de la muñeca suavemente.
-Vale... ¿Me dirás ahora porqué estabas ausente, Hime?-Le dijo serio y algo sonrojado por las risas que se había echado hace un momento. Tenía los ojos un poco aguados a causa de esta. ¿Hime? Era la primera vez que la llamaba así, se sonrojó.
-¡Hump! ¡No!-Le contestó recobrando la compostura. Realmente la había ofendido, eso era lo que pensaba Sasuke.- Ahora, vístete y márchate.-Sentenció una vez que estuvo de pie y se tapó con la sabana, enredándola en su cuerpo. Sasuke se levantó de la cama, se puso los bóxers y se posicionó detrás de ella que estaba de espaldas a él.
La abrazó por la cintura mientras le apartaba el azulino pelo, para besarle en el hombro.
-Gomen.-Y le dio otro beso en el hombro. Sentía que la Hyuuga ya sucumbiría a sus caricias, pero no resultó como esperaba.
-Te oigo hablar, pero no marchar.-Le dijo de brazos cruzados. Ya volvía con esa máscara que había creado para que nadie la dañase, esa máscara solo la rompía con sus amigas más cercanas, a los ojos de cualquier hombre ella era una chica difícil, y ese fue el primer pensamiento que tuvo Sasuke de ella cuando se la presentaron.
-Hai, hai…-Dijo Sasuke derrotado, mientras se dirigía al otro lado de la gran cama, a la parte del escritorio. Ya que la cama de la Hyuuga estaba en medio de la habitación. Se vistió lentamente, esperando que la Hyuuga le pidiese que se quedase, con toda su alma quería que eso pasase lo único que no sabía era el porqué.
Cuando se terminó de vestir esperó un rato pero ella seguía en la misma posición, mirando la luna llena a través del cristal de su ventana. Se quedó embelesado con la imagen que estaba presenciando, la luz de la luna hacía que su piel resaltase, haciéndola más blanca de lo normal. También sus ojos brillaban de una forma especial, ese brillo era el mismo que cuando estaban en la cama, y solo lo tenía cuando pensaba en algo o más bien en alguien, su madre.
Lentamente caminó hacia la salida del departamento de la Hyuuga, y cerró la puerta lentamente detrás de él. No quería marchar y dejarla sola. Pero lo tenía que hacer, por el bien de él y de ella. Además… ¿qué podía hacer él? Nada. Y con estos pensamientos rondándole por la cabeza, se subió en su lujoso auto y se marchó rumbo a su casa.
La Hyuuga no se había dado cuenta de cuando el moreno la había dejado sola en el apartamento, estaba tan absorta en sus pensamientos que ahora mismo era ajena a todo lo que pasaba a su alrededor. Se había quedado tan absorta pensando en su madre.
"Si Kami-Sama lo ve todo… ¿mi madre también? Quiere decir eso... ¿Qué me estaba viendo en este momento? Si es así… ¿qué estará pensando ahora mismo de mí? No lo quiero saber. Fijo que no se esperaba esto de mí" Esos eran los pensamientos que tenía Hinata, prefirió no darle más vueltas al asunto.
Cuando salió de sus pensamientos, prefirió meterse a duchar para sacar todos esos pensares de la cabeza. Después de acabar de ducharse se puso el pijama y se metió en la cama, y aspiró el olor varonil que poseía Sasuke. Y se quedó profundamente dormida.
Un latoso ruido se hacía notar en todo el apartamento de la, aún, dormida peliazul. Descansaba cómodamente sobre su gran cama, soñando cosas que solo en sus sueños eran capaces de suceder. Aquél ruido consiguió su objetivo, despertar a la dueña del departamento. Un fino y blanquecino brazo salió de entre las sábanas lilas, apagando el despertador.
Se levantó quedando sentada en el medio de la cama, se frotó los ojos para conseguir una mejor visión de todo lo que le rodeaba, pero aún así seguía muy adormilada. Se movió hacia uno de los laterales de la cama, posó sus pies en el suelo y quedó sentada en la orilla de la cama, dirigió su mirada hacia la izquierda, donde estaba el despertador. Miró la hora, aún era muy temprano. Llevaba varios días levantándose temprano, y su cómplice marchaba a altas horas de la noche, con ese revolucionario horario no era quién a descansar del todo.
Tenía bastante sueño, y pensó que tal vez un café la ayudaría a despejarse un poco. Se levantó en dirección a la cocina; entró, encendió la luz, cogió una taza del armario, la posó en la encimera y la llenó con café. Al hacerlo salió humo que hizo que admirara el amargo olor del líquido, haciendo que la chica cerrase los ojos, disfrutándolo. La cara del novio de su hermana, apareció sin más, recordándole el sabor de los labios de ese chico. "Sus labios saben a café" pensó para después, instintivamente se tocó los labios. Abrió los ojos bruscamente, "¿Qué estoy haciendo?" Pensó la Hyuuga, "¡Hinata deja de pensar en ese baka!" se reprochó interiormente por los pensamientos anteriores, movió la cabeza tratando de espantar los pensamientos.
Echó un poco de azúcar al café, y salió de la cocina apagando la luz detrás de ella. Entró en el salón, se sentó en el sofá y encendió el televisor. Puso las noticias, y vio el tiempo, al parecer iba a llover.
Vivir sola, una decisión que había tomado para no ver tan seguido al Uchiha, que entraba cuando le daba la gana a la mansión de su padre. Y lo mismo pasaba ahora con su apartamento. El Uchiha y la Hyuuga ante los ojos de los demás se llevaban mal, y a decir verdad cuando estaban a solas se pasaban el tiempo discutiendo. Pero todo era pura fachada para que no sospechasen nada de ellos, aunque no negaba que al principio sí se llevasen mal los dos. Pero eso poco a poco, en los seis meses que el chico lleva siendo cuñado de ella, eso fue cambiando convirtiéndose en noches de pasión, desenfreno y lujuria. Sabían que si le contaban a alguien lo que estaban haciendo los mirarían mal, y la primera su hermana. Sabía que su hermana pequeña les haría la vida imposible a los dos. Pero para ellos no era nada más que un pasatiempo. Un pasatiempo, que por cierto, se había convertido en rutina para los dos.
A Hinata le dolía hacer eso por su hermana, ya que se notaba que la pequeña quería al moreno. Y lo que ella sentía por el moreno estaba muy lejos de ser amor, además de que la peliazul no era nadie para quitarle el amor a la pequeña. Pero…ella sabía que no era escusa, pero cuando estaba con él no le era posible controlarse, y era cierto. Cuando estaba a solas era aún peor, llegaba a ser borde con personas que no tenían culpa, con personas que nunca había sido borde con ellas. Como los sirvientes de la mansión de su padre, o los empleados de la empresa. Y al parecer al moreno le divertía
