Título: Placebo.
Fandom: Resident Evil.
Pareja: ligero Chris/Jill.
Palabras: 575.
Advertencias: situado justo momentos antes del comienzo de RE1.
Notas:escrito para Amanda Beicker por la celebración del 15º Aniversario en umbrella-es :)


El ensordecedor sonido de las hélices zumbaba en los oídos de Jill conforme el helicóptero tomaba altura, cada vez más alejado del edificio de la comisaría. Brad les informó varias veces de las distancias y les anunció que podían desabrocharse los cinturones, a lo que el resto del equipo respondió rápidamente. Joseph se levantó de un brinco del incómodo banco y comenzó a revolver entre el armamento con la ayuda de Barry; debían elegir el equipo antes de llegar a las montañas Arklay y no tenían mucho más de media hora.

Jill había preparado su bolsa a conciencia en la comisaría, asegurándose de que tenía todo lo necesario consigo antes de partir. Chris, a su lado, terminaba de organizar su mochila con las últimas provisiones: más munición que Barry le había entregado, barritas energéticas, un puñal, un arma de repuesto y un mechero. El encendedor llamó la atención de Jill por un instante: era un zippo de color oro con un pequeño grabado en un costado. La joven mujer arqueó una ceja y le lanzó una mirada significativa a Chris.

—¿Has traído un mechero?

—Nunca sabes cuándo pueden ser de utilidad —respondió Chris con una media sonrisa.

—No tendrá nada que ver con cigarrillos, por supuesto —dijo ella sin poder evitar el pequeño tono mordaz. Chris no se molestó en ocultarlo y sacó un paquete de tabaco de su bolsillo trasero.

—Los necesito aún más cuando estoy nervioso —admitió Chris, llevándose uno de los cigarros a los labios. Jill lo miró sorprendida.

Nunca habría imaginado que un hombre como Chris reconocería en voz alta estar nervioso momentos antes de una operación como la que debían llevar a cabo. Sin embargo, sabía los motivos, y el corazón de Jill dio un vuelco, angustiada. Iban en misión de rescate tras la desaparición de sus compañeros del equipo Bravo. Recordaba todas las veces que Chris y Forest se picaban entre sí en absurdas competiciones de tiro al blanco; recordaba la mirada perdida y nerviosa de la joven Rebecca, apenas una niña recién salida de la universidad. Tenían motivos para estar nerviosos, preocupados.

Jill dejó escapar un profundo suspiro y volvió la vista hacia Chris, que se preparaba para encender el cigarrillo.

—Creo que yo también estoy nerviosa —confesó, con la mirada cabizbaja. Chris esbozó una pequeña sonrisa y le ofreció uno. Encendió el mechero y lo acercó hasta el cigarro de Jill y después al suyo.

Los dos dieron una profunda calada. Chris dejó escapar el humo por la nariz, con los ojos cerrados y la cabeza reclinada hacia atrás sobre la dura pared metálica del helicóptero. Jill creyó por un momento que se ahogaría, pues no probaba el tabaco desde hacía años. Pero el humo salió de entre sus labios con suavidad, dejándole un sabor amargo en la garganta. Sin embargo, el efecto placebo debió funcionar y enseguida notó los músculos más relajados. Chris giró la cabeza hacia ella, aún apoyado contra la pared.

—¿Mejor? —preguntó, sin borrar la misma sonrisa de hacía unos momentos. Jill sintió que estaba mucho más calmada.

—Sí, gracias —respondió, señalando el cigarro entre sus dedos.

Minutos más tarde, el helicóptero del equipo Alfa se adentró en la bruma que rodeaba el bosque de las montañas Arklay, de la misma forma que sus compañeros habían hecho días atrás. Jill no quiso preocuparse más de lo debido; pero a pesar de la nicotina, el frío húmedo de Arklay le dio un mal presentimiento.

-fin-