Renuncia: todo de Sui Ishida.
Prompt: 001. Sight
N/A: llegó esta Week y soy débil por el femslash, así que me hice un tiempo para publicar aunque mi musa anda drama queen. Serán drabbles/viñetas de parejas distintas, la mayoría con Touka porque es mi todo uuhh. Aunque mi semana es muy caótica intentaré actualizar diario. Y no creo que nadie lea esto, pero el mundo necesita más lesbianas caníbales so (*゚▽゚)*
Pájaro de fuego
(Kimi & Touka)
En un principio sólo hay tinieblas.
Le ha capturado Tsukiyama Shuu y Kimi es capaz de oír un alboroto de teclas, las unas contra las otras, separadas por un sonido de desesperanza. (Pero no ve, no ve nada a su alrededor, y se pregunta dónde está o por qué, y si Nishio estará a salvo–).
Siempre tan humana.
Siempre tan (insignificante).
La melodía que Shuu toca la adormece, meciéndola en un estupor constante, no obstante no amaina su preocupación, y no puede hacer nada que no sea tensarse, como una cuerda, ante la expectación de lo que está por ocurrir.
Pero.
De pronto hay un alboroto.
Se suman voces que cantan —gritan— al unísono, en un coro de intrusos, y la melodía cambia abruptamente, Kimi escucha crujidos de madera-huesos porque el piano está enfadado ante el público que sin pedir permiso se ha auto invitado a su función y ha denigrado su música.
(esa música del inframundo, que le avisa a Kimi que algo viene, que se acerca–).
Más se detiene todo y reina la quietud. Kimi no sabe qué esperar.
Cree haber atisbado antes y durante un segundo la voz de Nishiki llamándola, balbuceando que la dejen ir, y una mano fría en su hombro de porcelana sobre la mancha de un moretón de tierra (restos de una mordida) aunque el tacto desaparece casi al instante. Y entonces alguien se coloca en frente de ella. Aún hay silencio. Sin embargo, Kimi siente la presencia como desconocida, no le resulta ni un poco familiar. —Es casi mística, de un mundo soberbio y enloquecido—. Le provoca a removerse, y así las vendas se deshacen y caen.
—caen al firmamento de un acantilado donde no queda ninguna salvación—.
Nishiki está ahí. Pero no se halla solo, y no es el gourmet quien se aproxima a pasos firmes pero descuidados. No, no. Kimi alza la vista con suma lentitud. Porque es otra persona, es–
—... Hermosa.
Huyen las palabras de sus labios antes de considerar siquiera detenerse. Y ésta para su marcha fúnebre. Una muchacha. No. Una ghoul. Tampoco–
(tiene ojos de diamante en espiral de rojo con negro
y alas de lava hirviendo que queman la inocencia,
y acompañada por una mueca desolada
ha venido a castigar a los pecadores en esa iglesia olvidada por todas las deidades
que rezan a las sombras de la literatura).
Y.
Es un ángel —que la hace querer pecar—.
Kimi se asombra porque las tinieblas se han desvanecido por completo ante su fuego enceguecedor. No puede sino contener el aliento ante ese panorama tan expresionista. Más antes de que consiga reaccionar la joven ante ella se crispa y vuela lejos (de su cumplido, del creciente «Eres hermosa sí lo eres entonces por qué te avergüenzas, notevayastodavía»), deprisa y directo a un lugar donde sus lágrimas de veneno y esquirlas de vidrio no sean visibles para nadie. Kimi no sabe qué decir.
El mundo vuelve a pintarse en oscuridad.
No se percata.
(aún confusa nota que quedan los restos de unas plumas hechas cenizas sobre sus párpados).
