¡Hola de nuevo! Tal ves no lo esperaban pero aquí esta la continuación de LA DESPEDIDA, una corta historia sobre Taiga y Ryuji. Disfruten la lectura.


De pronto se vio transportado a los días en que acababa de conocerla; desconfiada, reservada y con una amargura extraña para su juventud. No, no tenía derecho a juzgarla, él mismo era del tipo cerrado, sin necesidad de comunicarse con el mundo. Tan sólo ella era su ancla, lo único verdadero y duradero que tenía hasta hace poco. No pudo evitar ser egoísta y por un momento pensar sólo en él, en sus sentimientos, en sus planes a futuro, en todo lo que ella había arruinado.

Dicen que los seres humanos son seres racionales, pero también emocionales e impulsivos, lo que no dicen es que existen motivos para serlo; para ser feliz. ¿Por qué siempre los motivos huyen de él? ¿es que acaso es incapaz de ser feliz, de crear su felicidad el mismo? Por un hermoso momento creyó tener su complemento, la persona que le enseñaba todas las cosas buenas de la vida y a valorarla. ¿Por qué ella se había rendido? ¿Ya no tenía fe en su amor o acaso nunca lo había tenido?

Salió del baño, con movimientos bruscos se vistió en automático, al terminar tomó su abrigo y salió del departamento. Ya no podía seguir ahí, se asfixiaba.

No era sorprendente que el día estuviera nublado, toda la noche había nevado, sin embargo, para él era un reflejo más de su interior. Camino por dos horas, visitó masoquistamente todos los lugares a los que fueron juntos. No pudo más e ignorando la reciente nota marcó su número. Temblaba de expectación.

-Hablas al telefóno de Taiga, en este momento no puedo contestar así que..-se escucharon risas de fondo- ¡Ryuji, damelo! -interrumpió una voz masculina, unos segundos después.- Aisaka no puede contestar porque tiene que hacerle de cenar a su novio, ¿verdad mi amor?-de nuevo risas- así que deja tu mensaje después de sus gritos- casi de inmediato se escuchó "¡ah, Ryu."

El corazón le dio un vuelco. Recordar ese mensaje le traía tan buenos recuerdos que sufría, porque ahora sólo le quedaba ese mensaje, esas migajas. Recordó la ocasión en que Taiga comenzaba a cocinar para él, estaban charlando animadamente. Ella se quejaba de las contestadoras, de lo aburridas y frías que eran, así que él le recomendó grabar su propio mensaje. Animadamente ella aceptó, pero resultó que Taiga era igualmente sosa y fría al contestar. Ese ya era su quinto intento.

-Hablas al teléfono de Taiga, en este momento no puedo contestar así que…

De pronto se le ocurrió algo y no logro reprimir su risa. Se fue acercando lentamente por detrás. Un momento después, la sorprendió arrebatándole el teléfono, Taiga lo miró amenazante

-...¡Ryuji, damelo!

Él sólo sonrió y sorpresivamente la besó. Fue inevitable sonreír, ella aun tenía los ojos cerrados y las mejillas muy rojas. Era difícil de creer que aún se sonrojara por un simple beso.

-...Aisaka no puede contestar porque tiene que hacerle de cenar a su novio, ¿verdad mi amor?

Taiga lo miró amenazante. Era increíble pero Ryu seguía sin poder borrar la sonrisa. Buscaría la forma de ganarse su perdón. Con muchos más besos tal vez.

-...así que deja tu mensaje después de sus gritos.

Ella abrió la boca sorprendida y un poco enfadada.

-¡Ah, Ryu!

Odiaba sentirse vulnerable. Odiaba que la pérdida doliera tanto como si se hubiera arrancado la piel a tiras y las lágrimas se deslizaran silenciosas por su rostro. Posiblemente con el tiempo aprendiera a vivir con el dolor, así como las personas se adaptan a vivir sin una mano o sin una pierna. Aun así le era un arduo trabajo dejar de pensar en ella ¿que podría estar pasando por su cabeza en esos momentos?