Disclaimer: Ranma ½ pertenece a Rumiko Takahashi.


Medicina.

Capítulo 1: Vía oral

Levantó el frasco mirándolo atentamente. Sus ojos recorrían cada milímetro del pequeño recipiente, casi como si quisiese descubrir todos sus secretos con un simple vistazo. Había leído perfectamente las instrucciones, sabía cuál era la dosis, cada cuánto se tomaba y otra pequeñeces. No tenía mucho tiempo, le habían advertido que debía comenzar su "tratamiento" lo antes posible para lograr el efecto deseado.

Sin embargo, no podía evitar las dudas que se arremolinaban en su cabeza. ¿Estaría bien lo que hacía? ¿No había otra manera? ¿Valía la pena?

Desenroscó rápidamente la tapa antes de poder arrepentirse y dejó caer dos pastillas blancas en la palma de su mano. La prescripción decía que la primera tenía que ser la más fuerte, dos veces la dosis que tenía en la mano. El efecto sería casi instantáneo.

Ni siquiera la sentiría actuar.

Sintió el peso de las pastillas como si fuesen dos anclas de varias toneladas.

—Bueno… si no funcionan, todavía tengo la garantía para que me regresen mi dinero —supuso, antes de empujar los lentes sobre el puente de su nariz para acomodarlos—. Aquí ha de decir… —murmuró para sí mismo mientras dejaba el frasco en su mesa de noche y tomaba la prescripción sellada.

Sus ojos viajaron por las letras allí escritas, sólo para terminar soltando una maldición en mandarín.

No tenían devolución.

—Esto me pasa por no preguntar antes… —gruñó por lo bajo.

Analizó la situación. Estaba sentado en su cama, con el pijama puesto, tras la hora del cierre del restaurante con un par de pastillas en la mano. Se llevó la mano a su largo cabello negro, haciendo un puño.

—¿Qué demonios estoy haciendo?

Devolvió los fármacos a su recipiente, para luego confinarlos al cajón de su mesa de noche. Acto seguido, abrió la ropa de cama y se cubrió hasta el mentón.

El sueño comenzó a ganarle, pero, antes de que pudiera rendirse a los brazos de Morfeo, alguien golpeó suavemente su puerta. Sin esperar respuesta, una bella jovencita de largo y vibrante cabello azul con brillantes ojos rojos de largas pestañas, entró.

—¿Shampoo? ¿Qué-…?

—Bisabuela decir que ser hora de apagar luces —explicó en un dialecto peculiar—. Ella mandar mí a avisar tú. Yo no saber que Mousse ya acostado.

Sí sabes que no necesitas hablar en japonés conmigo, ¿no? —le preguntó en mandarín.

Ella sólo sonrió.

—Shampoo saberlo. Buenas noches, Mo Tzu —le dijo antes de girar sobre sus talones y salir por la puerta de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

Mousse esperó a que se calmaran los latidos de su agitado corazón, ¿era posible que la mera presencia de su amiga de la infancia desatara eso en él cada vez que la veía? Aunque no eran sólo latidos frenéticos lo que se disparaba con su presencia.

Sentándose, contempló la puerta cerrada.

Casi como si se movieran solas, sus manos abrieron el cajón de su mesa de noche y destaparon el frasco.

Una dosis alta era lo que decía la prescripción.

Una dosis de cuatro pastillas. Las cuáles ahora descansaban en la palma de su mano.

Aún podía retractarse.

Esta vez, se aseguró de metérselas a la boca antes de poder tener segundos pensamientos.

«Es por y para ella» se recordó. «Es para ser perfecto para ella».

Sin preocuparse por ir a buscar un vaso de agua, tragó los fármacos y se dejó caer en la su cama, abandonándose a un sueño tranquilo.

Mousse realmente debió haber leído atentamente la prescripción que venía con las píldoras…


Aquí llegó con una nueva historia, este capítulo en particular fue escrito en paralelo con el principio del capítulo 5 de "Verano de 1983". No tiene nada que ver una cosa con la otra, pero los escribí alrededor de la misma fecha. Tal vez el título les resulte curioso, pero tendrá sentido pronto.

23/04/17 - 13:49 - Dee-Dee Zednem