Disclaimer: Los personajes no son míos, a excepción de un par que ni al caso viene mencionar. Todo lo demás le pertenece a JKR.

N/A: Aclarare que este fic ya esta terminado y que no es muy largo, aunque su escasez de palabras es recompensada por un plot bastante raro, pero nada malicioso ni pervertido. Quedan advertidos.

Titulo:

Sombras de una Fantasía

Autor:

AryenMalfoy

Capítulo I

Harry se despertó esa mañana sintiéndose muy cansado y débil por razones desconocidas. El día anterior se había levantado de la misma manera, pero esa vez en verdad había sido extraño para el oji-verde, nunca antes se había levantado sintiéndose tan débil y desanimado como hasta esa mañana. Se había levantado de su cama para buscar en su baúl el uniforme escolar, pero entre tanto desorden al sacar su capa algo había caído al piso. Al inclinarse a levantarlo se había dado cuenta de que era el álbum de sus padres.

Con tan sólo verlos en fotos había sabido por que se sentía de esa forma, desganado. Hacia quince años, precisamente en ese mismo día, sus padres habían sido acecinados, dejándolo solo a merced de sus tíos a la escasa edad de un año. Ese día había sido uno de los más deprimentes para Harry y por la noche, al acostarse finalmente en su cama con el álbum de sus padres en sus manos, se sentía más solo de lo que jamás antes se había estado. Viendo una foto de todos los merodeadores riéndose con picardía, los envidio por esos siete felices años que sin duda vivieron en Hogwarts. Su último pensamiento antes de dormir había sido un deseó alocado y totalmente imposible. Deseó poder pasar un día siendo un merodeador. Deseó pasar un día siendo Cornamenta.

Ahora, acabando de despertarse por algo que no atinaba a recordar, no entendía por que se sentía tan agotado ya que no se había desvelado demasiado como para sentirse así.

- Vamos, levántate, que McGonagall se enfadara.- escucho que alguien le decía. Las cortinas de su cama se abrieron sorpresivamente y la luz lo cegó por unos instantes, al abrir los ojos de nuevo deseó no haberlo hecho.- ¿Pero que te crees? Vamos Cornamenta, esta bien que ayer corrimos mucho pero no es para tanto.- le decía un joven Sirius que trataba de ponerse la corbata del colegio al mismo tiempo que pretendía meterse el zapato en el pie izquierdo.

- ¿S..Sirius?- pregunto Harry sin poder creer lo que veía.

- ¡No! Por un momento creí ser Snivellus bailando en el borde del bosque prohibido usando solo un tutu.- dijo Sirius con sarcasmo.- Anda, hombre, que ahora si nos expulsan por llegar tarde.

- Pero...pero- tartamudeó Harry, no entendía para nada lo que le estaba pasando. Se había acostado en su cama y ahora despertaba con Sirius enfrente apurándole a salir de la cama con la mayor naturalidad.- Whoa, oye espera, Sirius ¿que haces? – dijo Harry. Sirius le había sacado de la cama y ahora le empujaba hacia el baño.

- Asegurándome de que te gradúes este año. Vamos James, esta bien que ayer te pasaste con Evans pero seria ridículo que ahora seas tu quien se esconda.

- ¿Que? ¿Que yo que? ¿Graduarme?- ¿ ¡ME acaba de llamar James!? Pensó Harry. En verdad eso debería de ser un sueño. El golpe de la puerta al cerrarse le indico que Sirius había logrado meterlo en el baño.

- No te hagas el tonto, James. Te espero en la sala común. Me asegurare de que Evans no este ahí.

Harry tan sólo se quedo mirando la puerta cerrada, en su cabeza quedando el eco de las palabras del joven Sirius que le había despertado. Eso debería de ser un sueño por que si no lo era entonces era una alucinación y si no era una alucinación ¡ se estaba volviendo loco! Ok, cálmate, es solo un sueño. El típico pellizco en el brazo le indico que tal vez estaba equivocado. ¿Pero entonces que hacia Sirius, su padrino muerto, levantadote de la cama, llamándole James y luciendo casi de la misma edad que Harry?

Aún pensando se dio media vuelta para dirigirse al lavabo que había visto al entrar, tenia que refrescarse la cara o sino perdería completamente la poca calma que aun le quedaba. Se quito las gafas, sin saber por que las llevaba puestas si acababa de levantarse, y se restregó la cara varias veces con agua casi congelada para ver si así dejaba de alucinar sobre... todo eso.

Levanto la cara empapada, estando tan cerca del espejo podía ver bien su reflejo, y casi se va de frente contra el espejo. Delante de el estaba alguien con la cara empapada, se suponía que era el, pero no era el. Oh, Merlín bendito, juro que te pateare el trasero si esto fue obra tuya. Pensó en voz alta.

– James, apresúrate ¿quieres? – escucho la voz de Sirius que al parecer había regresado. – Ya no hay tiempo para duchas, solo cámbiate.

Abrió la puerta con incertidumbre y saco lentamente la cabeza. Sirius trataba, a la manera muggle, meter sus gruesos libros en su bolsa escolar.

– Ah... ¿Sirius? Me das mi... mi uniforme.

– ¿Algo más su majestad? Desea también le traiga el desayuno? – respondió Sirius con fingida pomposidad, pero de igual manera saco su varita y con magia le lanzo su uniforme. Harry vio divertido como Sirius veía su varita y luego sus libros para luego murmurar.– Enserio soy un idiota.

– Que quede constatado que eso lo dijiste tú.- no pudo evitar decir Harry.

– ¡Oye! – Harry cerró rápido la puerta para evitar que un libro se estampara en su cara.

Ya no tan intranquilo por la situación Harry, en el cuerpo de su padre, se puso el uniforme y bajo al lado de Sirius a la sala común después. Muy alegre de poder escuchar la conversación de Sirius, aunque no fuera nada importante.

– ¿y recuerdas a Eloísa Di Ranirio? La italiana. Bueno saldré con ella el martes y su amiga te ha echado el ojo así que ¿que dices?

Harry asintió sin darle la menor importancia. Sirius irradiaba tanto espíritu que tan sólo mirarlo a los ojos lo dejaba con un sentimiento sobre cogedor. Fuese lo que fuera que hubiera pasado para que el estuviera ahí, no se permitiría no disfrutarlo, al menos por ese día, ya se preocuparía después de como regresar.

Vio como el joven Sirius llamaba la atención femenina por los pasillos. Inclusive había unas cuantas atrevidas que le decían cosas como " Estaré libre el Domingo, Black." O las un poco más tímidas que con voz nerviosa murmuraban " me encanta cuando se hace la coleta." Y, seguramente, de no haber estado estudiando el comportamiento de alocado don Juan de su " futuro" padrino, Harry se hubiera dado cuanta de los suspiros que levantaba el cuerpo de James Potter al pasar.

– Oye Potter. ¡Potter! ¡!!!POTTER!!!!

Si, sabía que sus padres no se habían llevado exactamente bien por algún tiempo en Hogwarts. De hecho la mayor parte de su estancia en el castillo habían hecho voto de insultos entre los dos. Pero eso no lo preparo para verse acorralado en un pasillo por una nada pelirroja y totalmente furiosa Lily Evans con el cabello corto.

– Dime, Potter– dijo Lily, tratando y logrando escupir, figurativamente, el apellido de James. – Se que a las niñitas como tu les gusta jugar a las muñecas, pero la próxima vez que te metas con mi cabello, me asegurare de que en verdad tengas pruebas para llamarte niñita.

– Uuh, salvaje – murmuro cómicamente Sirius, cometario que Lily no hizo más que ignorar.

– Ah, ¿Evans? – trato Harry. Hizo por quitar las manos de Lily del agarre que estas tenían en su túnica, pero la pelimorada no parecía entenderlo. – Estoy seguro de que tu pelo morado no se ve feo. En serio– estaba nervioso, ¡por dios esta era su madre! ¿Que se suponía que tenía que hacer? Supuso que si bromeaba como lo hacia con Hermione ayudaria– estoy seguro de que será como un nuevo look, nada que el calamar gigante no seguiría, jeje.

Si considero eso como una buena excusa para ser perdonado, la risa de Sirius acabo con su esperanza.

– EEH buena Cornamenta. ¿Crees que hagan pelucas para calamares gigantes, Evans? O mejor, tal vez una poción para que le crezca el pelo, igualito al tuyo.

– Por Dios bendito, cállate – dijo Lily, taladrando a Sirius con la mirada, para luego fusilar a James/Harry con otra.

– Te daré un día para que encuentres el contra hechizo, Potter. Sino, tendré un frasco con tu premiscuidad en mi colección de asquerosidades.

– Que pudor– murmuro Sirius.

– Oh Dios bendito ¡cállate!– volvió a gritarle Lily cuando dio media vuelta y comenzó a alejarse.

– Ah, ¿Evans? El nombre es Sirius, dios bendito es solo un elogio que me hacen las chicas. – grito Sirius, sonriendo cuando Lily dio media vuelta.

– Eres un estúpido egocéntrico, Black.

– Gracias, gracias– Sirius, agradeció inclinando la cabeza.

Ambos chicos se dirigieron a la clase de Transformaciones, donde recibieron tan sólo una mirada martilla mentes de McGonagall. Al parecer James y Sirius siempre llegaban tarde a su clase que ya tenían detención para todo el año.

– Ah, ¿Sirius? Li... hum, Evans no...

– No te preocupes por tu "premiscuidad", Evans tan sólo esta furiosa. – interrumpió Sirius.

– Pero...

– Aunque no creo que utilice un frasco, tal vez solo un contenedor de esos que no permiten que...

– Eso es asqueroso, Sirius. ¿Hay contra maleficio?

– Pues, nunca he sabido de un hombre castrado que pudo volvérselo a poner en lugar, pero estoy seguro de que lo encontraremos Cornamenta. – contesto el chico de ojos grises, dándole palmaditas de apoyo en el hombro a su amigo.

– Me refiero al pelo de Evans. – susurro Harry, asustado.

–No, pensé que por eso lo habías hecho, dejara de hacer efecto en un mes.

– ¿Siempre es así?

– Si desde que inventaron el hechizo a sido así, ¿porque?

– Me refiero a Evans.

– Bueno, era más amable hasta que la retaste a una carrera de escobas y la empujaste al sauce boxeador.

– ¿mi padre hizo que? – Sirius lo miro extraño – quiero decir, yo lo hice, cierto, yo la empuje, ¿cierto?

– Señor Potter, hay algo que tenga que compartir con la clase o tendré que pedirle que salga del aula. – sin saber como, la Profesora McGonagall estaba a su lado y Harry no hizo más que mirarla. Negó lentamente con la cabeza– Eso pensé.

– No te preocupes Cornamenta– murmuro Sirius cuando la Profesora se alejo. – Si Evans quiere una "premiscuidad", le daremos la de Snivellus. No temas por tus partes nobles– acabo, guiñándole un ojo.

– Pueden irse– ordeno la profesora McGonagall cuando la campana sonó, desencadenando una serie de ruidos de sillas arrastrándose y alumnos discutiendo y riendo mientras se encaminaban hacia su siguiente clase.

No mucho después de levantarse, Harry se paro a medio camino de la puerta. Todo a su alrededor se volvía difuso y su estómago parecía querer salírsele por la boca. Recurrió a uno de los escritorios por soporte, sus piernas no querían sostenerlo.

– James, amigo, ¿estas bien? – escucho a Sirius a su lado.

– Si, vamos. – contesto para luego caer desmayado en el piso del aula.

°—°—°—°—°—°—°—°