Título: De cómo el roce hace el cariño.
Autora: MayaT
Beta: R monkey
Género: ¿Romance? ¿General? ¿Amistad? No estoy muy segura cómo clasificar esto, la verdad, pero voy a dejarlo en romance...
Clasificación: K, al menos de momento.
Advertencias: Slash, en un futuro cercano, espero. Uf, nada raro, creo.
Disclaimer: Nada del mundo de Harry Potter me pertenece, sólo esta historia, y se va a notar, heh.
Resumen: Albus y Scorpius, de entre toda la gente, tuvieron que hacerse amigos. Y Harry Potter y Draco Malfoy tendrían que aprender a vivir con eso.
1. 3 años.
- ¿Al...? ¿Aaaaaal...? – Llevar a un niño en brazos mientras buscaba a otro entre un montón de cuerpecillos chillones intentando encontrar a sus padres, no estaba resultando nada sencillo. Y menos cuando el que llevaba colgando sobre el hombro como un saco de patatas estaba empeñado en taparse la cabeza con su camiseta, a costa, claro, de desvestirlo a él. Le dio un botecito para colocárselo mejor, y de paso para intentar que no le quitase la camiseta del todo, afianzando el agarre en sus piernas para evitar que se cayese de cabeza contra el suelo, y siguió buscando al segundo de sus hijos.
Definitivamente, ser Harry Potter no era nada fácil.
Estaba empezando a pensar que su hijo se había escapado, o lo habían abducido los extraterrestres, o que aún quedaba algún mortífago medio chalado por ahí fuera al que se le hubiese metido en la cabeza que secuestrar a un hijo de Harry Potter era buena idea, cuando por fin encontró lo que buscaba. Una cabeza morena, con el pelo revuelto.
Con un suspiro, se dirigió hacia el fondo de la sala donde había visto al pequeño Albus Severus, esquivando niños y madres, padres y más niños. Al menos ya estaba seguro de que nadie le había le había robado a su hijo.
Cuando se acercó lo suficiente, pudo ver que Albus estaba jugando con un niño rubio al que no había visto nunca. Cuando el niño lo vio, se acercó correteando a él, y lo primero que hizo fue agarrarse a lo que tenía a mano, que eran los pantalones de Harry, y tirar de ellos insistentemente, tratando de llamarle la atención y acercándolo al lugar donde todavía estaba el niño rubio, parado, mirando hacia Albus con los ojos muy abiertos, sin saber de qué iba todo. Harry tuvo que tirar con la mano libre de los pantalones hacia arriba para mantenerlos en su sitio, y siguió a Albus, más que nada por la seguridad de su ropa.
- Paa-pá, mira, miramiramiramira – Albus empezó a tirar con más fuerza de los pantalones de Harry, hasta conseguir que se parase justo enfrente del niño rubio en cuestión, quien ahora lo estaba mirando con el ceño fruncido, como sin saber a qué venía tanto revuelo. – Paaapá, éste es Scorp. Dile hola a mi papá, Scorp.
Así que ése era el "Scorp" del que tanto había hablado Albus últimamente. Bueno, por la cantidad de veces que había salido su nombre en la conversación, Harry ya sentía que lo conocía de antes. Pero nunca estaba de más conocerlo de verdad. Aunque… ¿Scorp? ¿En serio? ¿Quién le pone ese nombre a su hijo?
- Hola, señor papá de Albus. – El niño ladeó la cabeza y miró a Harry de arriba abajo, terminando por extender la mano hacia él.
Harry sonrió sin poder evitarlo, estrechando su mano y abriendo la boca para contestar el saludo, cuando se percató de algo. Esa cara. Ese color de pelo. Hasta esa forma característica de hablar. Eso lo había visto en otra parte.
Levantó la mirada hasta encontrarse con lo que se estaba temiendo. La misma cara, algo más mayor, y en un cuerpo definitivamente más alto.
- Malfoy. – Harry se tragó una maldición. En serio, tenía que habérselo imaginado. Bajó la mirada por su cuerpo y tuvo que tragarse otra. El hecho de que Malfoy estuviese perfectamente vestido y peinado, y él estuviese medio desnudo, dado que James había aprovechado su momento de distracción para alcanzar su objetivo y se había tapado toda la cabeza con su camiseta, y que Albus todavía estaba tirando de sus pantalones sin darse cuenta de que estaba a punto de quedarse con ellos en las manos, tampoco estaba ayudando. No había habido otro momento, cómo no.
- Potter. – Harry casi sonrió al escuchar es asco con el que el otro había pronunciado su apellido. Le hacía recordar sus días en Hogwarts.
- ¿Qué estás haciendo aquí, Malfoy?
- ¿Qué crees que estoy haciendo aquí, Potter? – El hombre señaló a Scorp, alzando una ceja como si la respuesta fuese evidente
Bueno, no ha sido una pregunta muy inteligente, pensó Harry. Encontrándose en un colegio mágico, no había muchas opciones más.
Mantuvo silencio mientras sentía las miradas de los dos niños pasar de Malfoy a él, todo eso sin dejar de mirar al hombre que estaba frente a él, quien lo observaba con una ceja alzada, como retándolo a que dijese algo. Y Harry se calló la boca. Hasta que no pudo aguantar más el silencio incómodo que se había instalado entre ellos. Nunca se había caracterizado por tener demasiada paciencia. Además, qué narices, no iba a ser él quien se echase para atrás en un reto.
- Nunca te había visto por aquí.
El resoplido que obtuvo como respuesta fue bastante significativo por sí mismo, pero al parecer, Malfoy no se conformó sólo con eso.
- Bueno, Potter. Quizás es porque no he venido mucho por aquí.
Bueno, de acuerdo. Harry se encogió de hombros, todavía con James sobre uno de ellos, y con la mano libre agarró una de las de Albus, consiguiendo que dejase de tirarle de los pantalones, oh, aleluya, y tiró de él un poco, para marcharse. Al menos él había hecho el intento de mantener una conversación de adultos con Malfoy. Si él quería seguir manteniendo esa absurda rivalidad del colegio, bien podía hacerlo solo.
- Despídete, Albus. – Por el rabillo del ojo vio a su hijo pequeño agitar una mano de manera exagerada hacia Scorp como despedida, y esbozó una sonrisa sin darse cuenta. Se giró y comenzó a caminar hacia la salida, llevándose a los dos niños, y antes de pensarlo siquiera, miró un instante hacia atrás, levantando la voz. – Hasta otra, Malfoy.
"¿Hasta otra, Malfoy?" ¿Hasta otra? ¿En qué estaba pensando? Eso sonaba como si quisiese volver a verlo, o como si esperase volver a coincidir con él. Y él no tenía ganas de nada de eso. No quería seguir manteniendo una enemistad con él, pero tampoco pensaba convertirse en su mejor amigo de la noche a la mañana. Ni su amigo a secas, siquiera. Pero, si lo pensaba fríamente, Malfoy era el padre del tal Scorp. Y Albus Severus no tenía otro niño del que hacerse amigo aparte del hijo de Malfoy, no. Y si tenía que fiarse de las apariencias, era una amistad que iba para largo. Era como una broma del destino. Una broma cruel, que posiblemente implicase más contacto del deseado entre ambos padres. Oh, Merlín.
Se dedicaba a pensar en eso mientras acostaba a la pequeña Lily, dándole un beso cariñoso en la frente de buenas noches antes de apagar la luz y salir de la habitación. Si al menos Ginny estuviese en casa, podría compartir su frustración con alguien. Y seguro que podrían sentarse los dos juntos a insultar al hurón. E incluso hacer un concurso de insultos. Podían ponerle un premio y todo. Uf, no.
Bueno, siempre le quedaba la esperanza de pensar que Albus y ese niño Malfoy podían dejar de ser amigos en cualquier momento.
Caminó hasta la habitación de los chicos, y, antes de abrir la puerta, pegó la oreja a la madera, intentando escuchar los ruidos que salían de su interior. Y cómo no, se oían chillidos, golpes y risas, muchas risas. Así que abrió la puerta de golpe, asustando a sus hijos, quienes se quedaron parados a media pelea, mirándolo con horror, y cuando no pudo aguantar más, se unió a ellos con una carcajada, haciéndoles cosquillas hasta que acabaron los tres en el suelo, agotados, todavía tratando de recuperar el aire.
- Papá... ¿Cuándo vuelve mamá?
Harry todavía estaba pensando en que acababa de ganar la pelea cuando escuchó la voz de James. La pregunta lo sacó de su ensimismamiento con la misma efectividad que una bofetada bien dada, y tuvo que tragar saliva un par de veces antes de atreverse a abrir la boca. Tratando de ganar algo de tiempo, se incorporó hasta quedar sentado, y se colocó a cada uno de los niños sobre una pierna, dándoles botecitos en ellas, distrayéndolos. Y distrayéndose también a sí mismo, porque era un tema en el que prefería no pensar demasiado.
- Ya sabéis que mamá es una jugadora de quidditch muy importante, y tiene que irse a...
- Papá, ¿mamá ya no nos quiere...?
Harry se quedó mirando a Albus con la boca abierta, interrumpido a media frase. Terminó por cerrarla y volvió a tragar saliva. Bueno, ésa era muy buena pregunta, igual Harry tenía que hacérsela a Ginny la próxima vez que volviese a casa. O quizás se la tenía que mandar por lechuza, que igual era más rápido. Curvó los labios en una sonrisa que no le llegó a los ojos, tratando de tranquilizar a Albus que continuaba mirándolo con los ojos muy abiertos, y le revolvió el pelo de manera cariñosa, posponiendo la respuesta. Porque era mejor que pensase un poco antes de responder. Y que tragase saliva, otro par de veces.
Con un sonido de queja, como si fuesen muy pesados, rodeó a ambos niños, cada uno con un brazo, por la cintura y los levantó como si fuesen sacos, dejándolos caer en sus respectivas camas, tapándolos hasta las cabezas y sonriendo al escucharlos reír bajo las mantas. Era fácil distraer a un niño. Menos mal.
- Claro que os quiere. Mamá os quiere mucho, más que a nada. Y ahora sh, y a dormir, que como venga mamá y os vea despiertos, entonces igual sí que se enfada y os deja de querer, sh, sh...
Ambos niños dejaron escapar varios gritos a modo de queja, pero al final terminaron por acomodarse en la cama, taparse bien tapados y mirar a Harry con sendas sonrisas de niños buenos. Harry no pudo evitarlo y se rió. Si hubiese sabido que una amenaza de ese estilo iba a ser tan efectiva, la habría utilizado mucho antes. Aunque tampoco estaba bien amenazar a sus hijos con eso. Sobre todo porque no tenía ni idea de cuándo iba a volver su madre. Agitó la cabeza, intentando sacarse de la cabeza esas ideas, y se acercó a las camas de James y de Albus para darles un beso en la frente a cada uno, de buenas noches.
Cuando estaba ya girándose para salir de la habitación, notó que se había enganchado con algo de alguna manera. Al bajar la mirada, se encontró con una mano agarrando la manga de su camiseta, y al final de ese brazo, la cara de Albus, mirándolo con cara de preocupación.
- Papá... – El niño le habló en un susurro, y Harry no pudo imaginarse qué era lo que le iba a decir. ¿Iba a confesar alguna trastada? ¿Le iba a pedir algo extremadamente caro? – Papá, ¿podría llevarme un trozo de la tarta que sobró de la cena? Le había dicho a Scorp que estaba buena, y quería probarla.
Oh, Merlín. Si creía que había posibilidades de no volver a Malfoy, éstas acababan de desvanecerse por completo.
Le esperaba un largo suplicio lleno de cabezas rubias.
N/A: Los años es la edad que tienen Albus y Scorp en ese momento, por si quedaba alguna duda, yep :) Y sip, es un cap muy cortito, pero van a ser como viñetas.
De momento se queda en K, pero iré subiendo el rating en función de lo que pase, heh.
Yyyyy ya está, eso es todo lo que tenía que decir. Intentaré actualizar pronto, que sé que esto da para poco, pero los reviews ayudan a traer más capítulos :D. Y gracias a mi beta, R monkey, que sé que quiere pincharme con un palo para que escriba más, pero se contiene.
Abrigaos bien que la gripe es mala.
MayaT
