¡¡¡Hola, hola, gente bonita! Aquí está este fic que se me ha ocurrido escribir. ¡Espero que les guste! Ahora, pasemos al Copyright:
---COPYRIGHT ---
Ninguno de los personajes de Inu Yasha me pertenece, y no estoy buscando ningún beneficio lucrativo por escribir ésto (o sea que lo hago de gratis!). Todos los personajes de este fic son propiedad de Rumiko Takahashi-sensei y de todas las compañías correspondientes, yo solo los tomé prestados.
---Arigatô Gozaimasu! ---
Cada Quien su Cada Cual
Era una tarde tranquila en el Sengoku. El viento soplaba suavemente sobre la hierba, agitándola parsimoniosamente. Y, con la misma calma que el viento, una mujer caminaba por la campiña. Sin embargo, contrastando con la tranquila tarde y con sus pausados pasos, la mujer tenía un rictus de furia en su casi siempre neutro rostro. Se detuvo. Necesitaba pensar con calma. Después de serenar su mente, la Miko analizó la situación. Aunque lo que más seguido le venía a la mente era cuanto detestaba a esa muchacha. ¡Claro! Si eran tan diferentes… a pesar de ser su reencarnación. Simplemente no podía entender porqué Inu Yasha, "SU" Inu Yasha, la prefería, a esa ruidosa, inútil e infantil Kagome. Inu Yasha siempre le había asegurado que nunca la había olvidado, y sin embargo…
-"Sin embargo, no duda en proteger a esa mocosa… y yo ya no puedo seguir así"- lo último le vino como un relámpago mental a esa mujer, de nombre Kikyou. ¿Cómo era posible que ella, que fuera la sacerdotisa más poderosa del Edo, perdiera contra ella? Y lo peor: Si al fin conseguía matarla… Inu Yasha jamás se lo perdonaría. Hasta se resistiría a marchar al infierno con ella. Y esa era una molestia que se quería evitar.
Se quedó un buen rato ahí, dejando que el viento jugueteara con su cabello, como si esa ligera brisa fuera a traerle alguna idea. Y quizá funcionó, porque después de un rato, el rictus de furia desapareció para dejar lugar a una fría y maquiavélica alegría. Los tonos rojizos que estaban coloreando el cielo acentuaron aún más su expresión. Al fin y al cabo… para alejarla de él… no era del todo necesario matarla. Solo, precisamente, alejarla. De tal manera que Inu Yasha no la buscara más. Pero… ¿cómo?
Un sonido retumbó en el atardecer. Un largo, lastimero sonido. Un sonido que sacó a Kikyou de sus ensoñaciones y llenó aún más su cara de esa escalofriante alegría, como quien saborea por adelantado un triunfo.
Comenzó de nuevo su parsimonioso andar. Pero ahora su cara estaba iluminada por una aterradora sonrisa. Lo único que tenía que hacer era encontrar… a "esa persona"…
Mientras la no-muerta seguía su camino, se escuchó de nuevo aquel sonido que le había resultado inspirador… el prolongado aullido de un lobo.
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¡Ahí tá! ¿Qué les pareció? Espero que les haya agradado este primer capítulo. Recuerden, ¡cualquier comentario será bienvenido! nn así que no duden en R&R, ¿Porfi? ;)
Domo Arigatou!
¡¡¡Sayonara!
