Entre la Espada y el Hielo

Historia 1

Pirata y Polizonte

Pedido por: A Frozen Fan

Palabras: 4110

Rating: M ( Lenguaje fuerte, situaciones sexuales explícitas)

Resumen: Todos saben que no debes meterte en un barco pirata, menos como polizonte, puede costarte caro: puedes perder tu vida o convertirte en un tripulante el cual el capitán no dejará en paz.

Disclaimer: Frozen de Disney, ni sus personajes me pertencen, simplemente los uso para el desarrollo de un argumento sin fines de lucro


Las velas de la embarcación sonaban ante el suave viento creado por la marea. En cubierta, las risas de los tripulantes y el sonido de los cofres tocando la madera eran la sinfonía obligada en el ambiente y no era para menos ante tal botín conseguido luego del ataque al galeon: joyas, telas, objetos extraños y especias eran parte del interesante botín que los hombres contaban. En la cubierta del capitán, los ojos color esmeralda del líder observaban como sus subordinados movían las preciadas cajas y se reían ante la gran cantidad de doblones que resonaban en buena parte de los cofres de madera.

- ¡Vamos, inútiles!- bramó el capitán- ¡Comiencen a guardar el botín y no pierdan tiempo!.

Comenzó a bajar los escalones, las maderas crujían debajo de las botas de cuero que portaba y el aire marino mecía su cabello rojizo, decorado de unas prominentes patillas que acentuaban su rostro y remataba en una coleta que caía por su cuello, haciendo que su cabello, levemente largo, se moviera con lentitud sobre su camisa de algodón blanco.

Los rufianes gritaron en son de afirmación antes de iniciar mayor ruido por el sonido de los cofres siendo llevados, con cuidado, hasta la recámara donde guardaban lo robado.

- Quiero los cofres de oro en mi recámara- bramó el pelirrojo- Voy a ver cuanto les corresponde a cada uno antes de nuestro desembarco en Tortuga.

Los piratas gritaron de felicidad antes esta orden del jefe. Bien sabían que cuando el rumbo era Tortuga, significaba una cosa: diversión en miles de sus formas.

Los cofres comenzaron a ser llevados con cuidado ante la mirada astuta del capitán. Se detuvo ante la aparición de un cuerpo en la cubierta, que estaba comenzando a guardar las correas y cuerdas usadas hace unos momentos para atar el barco que había sido robado y que ahora descansaba, con sus ocupantes, en el fondo del mar. Veía como hacía esta tarea con cuidado y con algo de asco, rió por lo bajo.

- ¡Oye, tú!- le gritó al muchacho, que llevaba una bandana roja sobre su cabeza- Más te vale que hagas eso bien o te haré colgar por una de ellas, ¿me oíste, mocoso?

El aludido subió y bajó la cabeza de manera afirmativa antes de seguir en esa tarea.

- Parece que el capitán está de buen humor- dijo uno de los marinos- cuando molesta al polizón quiere decir que ha estado contento.

Hubo unas risas entre los hombres.

El muchacho había querido pasarse de listo y subió en su barco cuando habían tocado puerto un tiempo atrás. Pero todos saben que si te metes "Hans, el zorro de mar" te meterías en serios problemas. El mismo capitán lo encontró entre las cajas de manzanas. El muchacho era tan pequeño y delgado que el pirata lo tomó del brazo comentándolo lo imbécil que era. Los hombre estaban eufóricos, esperando que lanzaran al muchacho por la borda. Hace tiempo que no hacían eso, desde que lograron someter un barco en dirección a una de las colonias inglesas. Fue divertido ver como los ocupantes del navío saqueado eran lanzados uno a uno al frío mar, algunos se resistían; pero una buena bala en la frente, regalo de Hans, lograba hacer que el cuerpo tocara el agua.

Hans estaba tentado en hacer lo mismo con el muchacho, pero creyó más divertido hacerlo trabajar como el último eslabón del barco y el muchacho resultó ser muy bueno en sus tareas. El barco estaba impecable, por mas que sufría ante su débil condición. Los alimentos se servían más rápido gracias a su atención en las cocinas y sabían mejor desde que comenzó a sacar la grasa de los platos.

El capitán no era ciego en esto y lo agradecía, eso si, con cautela. Ya varios hombres observaban como el pirata posaba sus ojos sobre el polizón haciendo a este helar su sangre.

Tortuga estaba a la vista y la tripulación estaba más que contenta. Salvo el capitán.

- Muchachos- dijo gruñendo- tendrán que comer, beber y follar el doble por mí, tendré que quedarme.

Una fuerte exclamación apareció entre los hombres ante esta noticia.

- Verán muchachos- comentó Hans – Como capitán que soy, no puedo dejar nuestro barco a la suerte y más si hay alguien al cual no le tengo confianza.

Sus ojos esmeraldas le llegaron al polizón el cual bajó la vista, asustado.

Por tanto me quedaré en el barco, pero no se preocupen, dejaré al polizón haciendo unas cuantas tareas para quitarme el mal rato.

Los piratas comenzaron a bajar del navío, perdiéndose en las tabernas y burdeles de la isla de sus sueños.

- ¡Tú!- bramó el capitán al muchacho- Quiero que dejes limpio el barco ¿entiendes?

- Si, capitán- dijo el muchacho.

- Arréglate ese pañuelo en la cabeza- le fulminó Hanas- bien sabes que odio el desorden entre mis hombres.

- Si, capitán- volvió a decir el joven con cautela.

- En cuanto termines, quiero que vayas a mi habitación, necesito que hagas otra cosa.

- Si, capitán.

El muchacho se dio la vuelta, en busca del balde y el trapeador y fue a desarrollar la orden del pirata.


Hans estaba absorto en revisar mapas, el compas se movía con cuidado mientras hacía algunos cálculos y los marcaba sobre un papel.

Había terminado de contar el botín y ver como administraba el dinero entre sus secuaces, para también ver cuanto se podría esconder en su guarida secreta.

Tomó un sorbo del vino que el mismo se sirvió. El polizón todavía no terminaba sus tareas.

Terminó de ordenar los mapas y ver las cuentas, había estado sentado mucho tiempo. Hizo sonar su cuello quitándose las tensiones antes de levantarse y ver hacia el vitral de su habitación, reflejando las luces de la isla así como el movimiento del agua a su alrededor.

Que ganas de ir a Tortuga y buscar una chica de pechos grandes y acostarse sobre ellos ¿cuánto tiempo que no lo hacía? Ser el capitán era muy satisfactorio, adoraba el poder ante todo, pero también tenía sus sacrificios, claro hasta cierto punto.

El sonido de la puerta lo hizo devolverse a su habitación.

- Pasa- dijo Hans.

La puerta rechinó haciendo entrar al escurridizo muchacho. Sus ropas estaban algo sucias por el trabajo del día, pero aquella bandana en su cabeza, se mantenía impecable. Si, el muchacho sabía cumplir con las ordenes.

El capitán lo examinó con sus ojos esmeraldas antes de acercarse a él de manera suave, rodeándolo como un tiburón a un pez agonizante.

- Dime- comentó el capitán- ¿limpiaste toda la cubierta?

- Si, capitán- dijo con una voz suave el sirviente- Pasé el trapeador dos veces con agua limpia, capitán.

- ¿A sí?

La voz del pirata estaba tan cerca del oído del polizonte que calentó su oreja tapada.

La nariz se encajó en el cuello del invitado aspirando fuertemente el aroma de la piel del recién llegando, haciendo a este cerrar los ojos.

- Hueles a transpiración- comentó en un susurro el pelirrojo- Adoro cuando hueles así.

Unas leves marcas rojizas aparecieron en las mejillas del sirviente ante esta revelación.

Cada vez que limpiaba la cubierta, el timón o quitaba la grasa de los trastes de la cocina podía sentir la aguda mirada del pirata y con el tiempo, comenzó a comprender el significado de aquel escalofrío que inundaba su cuerpo.

La gruesa mano del capitán se dirigió al nudo de la bandana, dejando respirar la cabeza de su portador.

Los ojos del pirata resplandecieron con jubilo enfermizo al ver como aparecían esas hebras largas y doradas, cayendo sobre la tela blanca de la espalda de su portador.

El recién llegado escondió un grito cuando sintió como su cabello era tomado con brusquedad y acercado a las narices del capitán.

El pirata aspiró fuertemente, drogándose con el aroma entre transpiración y de sal marina que emanaba del cabello rubio.

Era avaricioso y más cuando algo le gustaba de sobremanera. Por eso él era el único que podía ver aquel cabello suelto y degustarse con su aroma.

- Has mantenido bien escondida tu apariencia mi querida polizonte- susurró Hans al oído de la chica – Elsa, sabes que no quiero compartirte con esos cerdos… nadie merece disfrutar de tus servicios más que yo.

- S... si… capitán- susurró la joven apenas por la cercanía con el cuerpo del pirata.

Ya llevaba unos meses en cubierta, cuando fue descubierta por el mismo capitán Hans. Su deseo era conocer más allá de su hogar. Se había disfrazado de muchacho para no levantar sospechas, pero el pelirrojo fue astuto, lo supo unos días después de pillarla y convertirla en el encargado de limpieza del barco.

Si, había conocido muchas cosas, no estaba arrepentida de eso, pero sus deberes cambiaban en las noches. Convirtiéndose en la sirvienta personal del capitán del barco.

Al principio eran cosas mundanas: una copa de vino, limpiar su camarote, ordenar los mapas y siempre bajo el disfraz de un muchacho ante la orden expresa del pirata. Pero luego, las cosas evolucionaron.

Eran cosas mínimas al principio, besos, caricias, leves gemidos de parte de ella. Hans no era estúpido. No quería que su tripulación supiera de su verdadera identidad. Él sería el único que tendría su compañía.

Los besos en su nuca alertaron a la joven, mientras que las manos de Hans tocaban con suavidad el borde de su pantalón.

- ¿Sabes por qué mandé a todos a quedarse en Tortuga, Elsa?- le interrogó Hans a la joven

- No, capitán- mintió ella.

El pirata sonrió. Elsa era lista, lo sabía muy bien pero seguiría su juego.

- Tortuga es el lugar de descanso y de diversión de los piratas, nena- comentó en la oreja a la joven- Pueden beber, matarse y gozar de buena compañía por unas monedas. A si que ten por seguro que estarán lejos todo el día del barco.

La lengua del pelirrojo rozó el lóbulo de la joven, arrancándole un gemido.

- No puedo dejar mi barco con un polizón en mi cubierta, amor- comentó el pirata besando el inicio del cuello de la chica- Quien sabe si el polizón haga una jugarreta en mi adorado barco o me robe.

- No lo haría, capitán- susurró Elsa-

- Shhh- le silenció el pirata- Lo se muy bien.

La presión en sus caderas fue más fuerte, acercando su cuerpo al del pirata sintiendo un punzante bulto rozando sus nalgas protegidas en tela.

- ¿Me sientes? – susurró el pirata a la chica- Me tienes duro, amor.

Hans hizo más presión, frotándose suavemente sobre la chica, levantando su hombría a cada movimiento. Los ojos de Elsa se cerraron y su respiración se complicó.

- Mmm.. ah..- balbuceó la rubia ante el frote.

- No sabes como me has tenido estos meses, Elsa- recitó el capitán- Me he estado aguantando las ganas de hacerte no sabes cuantas cosas.

Su boca besó, nuevamente, el cuello transpirado de la muchacha, mientras una de sus manos abría el pantalón de la chica.

La respiración entrecortada de Elsa llenó con lentitud la habitación, mientras la mano del capitán masajeaba la palpitante femineidad de la joven, abriendo su piel íntima con brusquedad y encontrando aquel botón de placer de la chica. Sus dedos comenzaron a entrar, moviéndolos con brusquedad haciendo suspirar a su dueña mientras comenzaban a humedecerse poco a poco. Los brazos de Elsa se agarraron del cuello del capitán ante la sensación placentera que esta teniendo.

- Estas mojada, cariño- sonrió el pelirrojo-¿ Te gusta que te toque, Elsa?

- Mmm…- Elsa apenas si podía hablar - S… si, capitán.

No podía negarse ante lo que dijera el pirata y, por más que no quisiera reconocerlo, la sensación era agradable.

- ¿En serio, amor?

Ante la afirmación, la segunda mano, comenzó a desabotonar la blusa de la chica, mostrando las vendas que cubrían el pecho de su dueña.

- Quítatelas- susurró Hans, bajando la intensidad de sus caricias- Las quiero ver.

La joven acató la orden.

Bajando sus brazos, comenzó a desenvolver esas vendas con lentitud. Hans suspiró ante su hombría dura, mientras se quitaba la camisa, dejando ver sus collares de oro y aquel tatuaje en forma de brújula que descansaba en su pecho, cubriendo el área del corazón.

La última de las vendas cayeron, dejando a su dueña con el pecho descubierto, simplemente escondido en las suaves telas de aquella blusa que traía puesta.

Hans rió por lo bajo, la chica no tenía ningún maldito atributo del cual disfrutaba en Tortuga, trasero casi inexistente, pecho duro y senos pequeños. Él le encantaba la carne, pellizcar, morder, dar una que otra nalgada. Pero, mierda, como le calentaba la sangre la manera en que la muchacha lo miraba con sus ojos azules o como simplemente se movía cuando, en cuatro patas, limpiaba el piso sin quejarse y aquellas gotas de sudor del trabajo hecho nacían desde su frente creando un mapa que lo conducía al inicio de su pecho.

La sangre le hervía, muriendo el la palpitación de su miembro.

Tomó su cuello besándola con malsano placer gimiendo por el dolor de su entrepierna. Ella abrió su boca, permitiendo que los labios y la lengua del pelirrojo la mojaras con gusto.

- Mmm.. ahh… capitán…

Sintió las gruesas manos del capitán presionar uno de sus senos, escondiéndolo completamente en su palma mientras su lengua recorría su cuello.

- Cariño, hueles tan bien, quiero comerte- exhaló el pirata.

Sus dedos pellizcaron el delicado pezón de la joven, endureciéndolo ante el suave gimoteo que escuchaba de su dueña.

- ¿Nadie te ha tocado así, cariño?- le susurró el capitán.

- N... mmm… no, capitán, ¡ahh!…

Su respuesta apenas se escuchó mientras los dedos del pelirrojo eran cambiados por sus dientes y su lengua, dejando marcas rojas sobre aquella piel pálida.

- Eres tan pura…- gimió Hans observando la línea roja de sus dientes sobre esa tersa piel

Con lentitud, la llevó hasta su cama, sin dejar de besarla, mientras sus manos terminaban de quitar el disfraz que la chica tenía puesto.

La observó un segundo, encontrándose con ese bello monte lampiño que coronaba su entrada y donde iniciaban sus piernas largas.

Dejándose llevar, Elsa fue acostada de espaldas en las suaves almohadas del capitán, observando aquellos ojos verdes perdidos en su desnudo cuerpo haciéndola sentir un calor y unos deseos que nunca pensó lograr tener en aquel momento: un calor tal que la hacía pensar de la forma menos cuerda que podría ser.

Cerró los ojos al sentir nuevamente la mano del capitán en la parte más baja de su cuerpo, entrando con mayor facilidad ante la posición y como ella comenzaba a moverse.

- Ow… capitán… mmmm… ¡Ah!

La mano del capitán comenzó a moverse violentamente dentro de ella, humedeciéndose con rapidez , su cuerpo comenzó a menearse, buscando que el tacto del pirata fuera más fuerte y llegara más adentro. Cerró sus ojos logrando simplemente de alertarse de el sonido que su cuerpo hacía por el roce y por lo lubricada que estaba ante su infinito placer.

- Vamos nena, termina…- sonrió Hans- Termina para mi… sin pena, amor.

Un gemido fuerte se escuchó en toda la habitación, para luego reinar el silencio.

Hans observaba como el pecho de la joven subía y bajaba con suavidad, buscando recobrar sus energías. Su mano humedecida encontró su boca, disfrutando de la esencia que la joven le había regalado en aquel momento.

- Amor, ¿Crees que hemos terminado?

La joven apenas si pudo abrir su boca para dar su respuesta.

- No, capitán.

Se escuchó el sonido de un cierre bajando. Elsa levantó sus ojos, viendo como el capitán se quitaba la ultima pieza de su ropa. Logrando distinguir aquel camino de pelo rojizo que comenzaba en la zona baja de su ombligo y esparciéndose por el alrededor de toda su hombría.

- Ven amor, ya sabes como me gusta- sonrió el pelirrojo llevando una de sus manos hasta su miembro duro y recto.

Con un delicado gateo, Elsa se acercó a las piernas del pirata, posando su mirada en el palpitante pene. Cerró sus ojos antes de abrir su boca, degustando con su lengua la piel tibia y sintiendo el aroma húmedo de aquella parte del capitán. Nuevamente su lengua frotó la piel del joven, empezando de la base y muriendo en la punta mojada de su miembro.

Un leve gemido escapó de la boca del pirata ante esa suave caricia.

Elsa se acercó un poco más, tomando con delicadeza aquella parte, generando un movimiento descendiente y ascendiente haciendo a su dueño arquearse.

Su boca comenzó a besarlo con ternura, para luego acariciarlo con su lengua.

- Mmmm… ah… delicioso, cariño- comentó Hans acostándose en el colchón permitiendo a Elsa poder lamer con gusto.

Su lengua fue reemplazada por su boca, haciendo al capitán arquearse ante los suaves labios de la chica cerrarse en toda su hombría y que comenzaban a succionar.

La cabeza de Elsa hacía aquel movimiento con suavidad y precisión, calentando cada vez más al capitán.

- Mierda, amor- gritó Hans en su frenesí- Eres demasiado buena.

- Gracias, capitán.

Las manos de Elsa sustituyeron su boca, masajeando la punta de su miembro y el inicio de su escroto que comenzaba a ponerse duro ante el tacto de la joven.

- Mmm cariño… suéltame…- pidió el pirata.

Elsa acató la orden, dejando sus atenciones, permitiendo al pirata sentarse.

Se observaron un segundo, antes que Hans la tomara por el cuello y la besara con desesperación.

- Mi querida polizonte…- jadeo Hans tendiéndola nuevamente en el colchón- ¿quieres sentir lo duro que me tienes ahora?

- Ah… - gimió Elsa mientras su cuello era mordido por el pelirrojo- Si, capitán.

- Te lo mostraré amor, abre tus piernas. Tu puerto tendrá su primer y único barco.

Con el calor y la lujuria en la venas, la joven acató la orden. Sin antes despojarse de la camisa ya mojada permitiendo al pirata apreciarla completa, mientras se acercaba a la entrada de su sexo.

- Elsa, te voy a matar de placer- susurró Hans antes de que su miembro comenzara a entrar.

La joven contuvo la respiración, sintiendo como la dureza del capitán ingresaba a su cuerpo por primera vez. Hans la tomó del mentón depositando un suave beso en sus labios, buscando distraerla de lo que ocurría en su entrada. Acostumbrado a las mujeres con experiencia, se sentía demasiado extasiado, como nunca, ante aquella muchacha y como la convertía, ante sus ordenes, en una mujer: sin gritar o ponerse a llorar pidiendo ayuda, sino que entregándose al momento con gusto. Elsa era el ser más obediente que había visto en los siete mares.

Un suave quejido se escuchó de la garganta de la polizonte, ella apretó sus dientes y sus ojos hasta acostumbrarse a tener aquello dentro, observando como su piel se dilataba ante lo pequeña de su condición.

- Abrázame- le ordenó el pirata a lo cual lo joven lo hizo.

Hans comenzó a mecerse con cuidado, escuchando un suave sonido de la niña debajo de él.

- Amor… ¿estás bien?

- S… Si capitán- le susurró débil la joven-

- No debes mentirme ahora, Elsa- le comunicó el pirata con seriedad

- No capitán, estoy bien- se sinceró la chica en un hilo de voz –

- ¿Como lo sientes?-

- Como…- jadeo Elsa- como un cariño…

El pirata subió la ceja con son de duda.

- ¿Un cariño?

La joven asintió con la cabeza.

- Si.. capitán es… es agradable… y no quiero que pare… es extraño…

La mirada de Elsa se levantó con suavidad, perdida en la sensación de su cuerpo buscando los ojos del joven sobre ella.

El capitán acercó su frente al de la chica, acunando su rostro con sus manos y sintiendo como el peso de sus cadenas doradas caían sobre el pecho pequeño de la rubia.

- Eres… extraña Elsa.- jadeo el capitán marcando una sonrisa en sus labios- No voy a parar, linda.

Una embestida hizo reaccionar a la chica, junto a un leve grito de su parte.

- Te quiero oír gritar, no te guardes nada esta noche, amor. Yo tampoco lo haré.

La pelvis del pirata comenzó a moverse en un suave meneo con embestidas débiles, haciendo a la joven respirar suavemente, hasta acostumbrarse al movimiento. El ritmo aumentó su intensidad, así como la respiración del pelirrojo sobre ella, convirtiéndose en un bufido ronco y grueso mientras el ritmo comenzaba a ser más rápido y punzante. La respiración de Elsa se sincronizó a la suya, sintiendo como cada vez más la piel de su vientre se levantaba ante cada embestida y su voz se convertía en gemidos que aumentaban de volumen a cada momento.

Su cuerpo fue liberado, dejándola respirar y que su piel sintiera el aire a su alrededor. Los brazos del pirata la rodearon, depositando besos mojados sobre su cuello, mientras la hacía voltearse, haciendo que su cara sintiera la suavidad de las almohadas.

Su húmeda femineidad sintió las manos del pelirrojo rosarla, haciendo que sus piernas se abrieran por instinto.

Un gemido de gusto escapó de su boca ante la caricia.

Las manos del pelirrojo ajustaron su cuerpo, levantando su parte trasera mientras sentía nuevamente como el pirata se encajaba dentro de ella.

-Mmm… capitán- apenas si pudo exclamar ante la nueva posición y como las enbestidas volvían, tomadas desde su cintura por las manos firmes del pelirrojo.

El gutural sonido del capitán volvió con fuerza, mientras, ayudado con sus manos empalaba a la joven en su duro miembro con fuerza.

El catre comenzó a moverse, unido a la voz de la joven, agarradas de las sábanas, lanzaba gritos de dolor, lujuria y gusto.

El choque de la piel lubricada así como los onomatopéyicos sonidos que el pirata comenzaba a formar eran una sinfonía privada en aquel barco siendo absorbido por las paredes y apagado por el oleaje del viento y la marea suave.

- Oh si… - susurró el pelirrojo mientras tomaba con fuerza las nalgas de la joven y las exprimía con gusto- oh si…

El sonido de su palma haciendo sonar la piel de Elsa se juntó con el ruido de la carne chocando y las maderas rechinando.

- Ow… oww.. Elsa… mmm- exclamó Hans- Ow…

Hans se soltó de dentro de ella tomando su miembro duro y presionarlo con angustia con su mano. Con fuerza dio vuelta a la joven cuya mirada azulosa estaba perdida en su propio orgasmo.

La respiración de Hans fue ruidosa antes de terminar. La rubia sintió la tibieza de aquella esencia blanquecina tocar su pecho en líneas irregulares y zigzagueantes sobre su piel húmeda.

Luego hubo silencio.

La respiración de ambos era suave, pero se escuchaba completamente en medio del sepulcral ambiente mudo que comenzaba a reinar.

Hans no quitaba los ojos de aquella visión: Desnuda y exhausta, Elsa tenía el cabello por todos lados, con su piel pálida brillando de la transpiración y marcada con su propio semen.

Su mano rozó su pecho, esparciendo el líquido lechoso con su transpiración en un suave masaje por su estómago, senos e inicio de su cuello antes de darle un suave beso en los labios y recostarse con ella sin dejar de observarla.

- ¿Te gustó, mi polizonte?

La mirada de Elsa pareció cohibirse antes de responder.

- Si, capitán- dijo la chica.

Hans sonrió mientras generaba una suave caricia con la punta de sus dedos sobre el seno desnudo de la joven.

- Puedes decirme Hans en estas oportunidades, amor.

Las mejillas de Elsa se pusieron levemente rosadas y sus ojos se abrieron un poco ante esta petición.

- Esta bien… Hans- respondió la chica finalmente.

El pelirrojo se acercó a ella, depositando nuevamente un beso, pero esta vez más largo y dulce. Sintió las pequeñas manos de Elsa acariciar con cautela su mentón a lo que hizo más profundo el beso. La sinceridad de aquel gesto en ella le agradó.

Levantó la frazada, encontrando unas manchas de sangre regadas. Sonrió al verlas como si se le presentaran de regalo el mayor rubí de la India antes de tapar a Elsa y a él con ella.

Fue buena idea tenerla a bordo, a ver descubierto su género antes de hacerla cruzar por la borda, hacerla trabajar todo el día como un hombre más y tenerla para él como su mayor tesoro escondido. Los galeones españoles ni los diamantes africanos podrían comprarle ni la mejor compañía del mundo, ella llegó sola en busca de aventuras. El sería la aventura de su vida y ella el tesoro escondido que guardaría solamente para él.


Hola a todos y gracias por entrar a este nuevo proyecto. "Entre la Espada y el Hielo" serán 30 prompts que ya fueron elegidos en el semestres pasado y que por tiempo y dedicación no pude entregar antes.

Originalmente quería iniciar este proyecto en septiembre porque es mi mes favorito porque se juntan muchas fiestas en general (las fiestas patrias en países centroamericanos, en México, mi país, Chile, estoy mi cumpleaños, etc)

Pero ante lo dificultoso y buenos prompt que me han dado, me di cuenta que no serán drabbles, muchos serán Oneshots que no alcanzaré a tener listos a tiempo, por tanto se me ocurrió que los siguientes 30 viernes subiré una nueva historia, así habrá tiempo que muchos lean y yo podré revisar con detenimiento cada historia.

Debo llevar la mitad hasta ahora de los prompt realizados.

Pero basta de hablar tonteras y vamos al texto en sí.

"Pirata y Polizonte" es uno de los más largos que me han salido y quien me marcó como va ha ser este proyecto.

A Frozen Fan, quien inició este desafío me lo entregó pidiendo algo "hot" y les puedo decir que desde lo escribí (hace más de un mes) que me dejó sumamente vacía por lo exhaustivo que fue pensarlo y pasarlo a palabras y ¡lo digo en serio! Porque me di cuenta, gracias a esta primera historia que no podría escribir poco en cada tema, ¡o no! Le estoy poniendo mucha fuerza a cada una de las historias para que las disfruten y luego de meditarlo semanas, pienso que el mejor día para estrenarlas es el viernes, ¿qué dicen?

Nos vemos pronto queridos lectores. Ante cualquier cosa siempre pueden dejarme un comentario y si ven algo que hay que mejorar me harán feliz en que me lo digan. Recuerden que los escritores nos alimentamos de los reviews. Aí que realmente es importante tu opinión :)

Los invito a ver mi blog de fics (hice una entrada que cuenta de cómo rayos me estoy ordenando para escribir esto con mis tiempos limitados) y el personal (donde muestro mi trabajo gráfico y cosas más personales si es que me quieren conocer )

Y para que vean que no soy mala, un adelanto de lo que Butterfly Comte con su prompt "Espectro de los Sueños" me ha hecho escribir:

El colchón no sintió el peso del ser cuando este subió sus rodillas y acercaba su cuerpo al de la joven durmiente tomando con sus manos el mentón pálido de la chica, haciendo que su rostro, así como su cuerpo, fueran puestos debajo de él.

- Voy a tener que cambiar de táctica, pequeñita- susurró- No quería hacer esto, pero eres demasiado deliciosa como para dejarte, Elsa. Eres una droga dulce, necesito mi dosis como buen adicto, pero tranquila, seré gentil, si es que quedo conforme con lo que me darás el día de hoy.

¡Qué tengan un buen día!