Declaimer: Los personajes de Kishimoto de la serie Naruto no me pertenece, sino a su autor.
TIE
Apenas pisado el suelo de aquel lugar, teniendo por delante a su hermana Kurotsushi (la actual Cuarta Tsuchikage) dudaba que aquella sensación fuese agradable, aquella que provenía de ser observado y juzgado de mala manera por aldeanos. Lo que no era de asombrarse, si después de la Cuarta Guerra Ninja, varios como él, peligrosos asesinos rango S, sobrevivieron y fueron a juicio, atados a sus respectivas aldeas con sellos (Akatsuki).
– Ignóralos, Deidara-niisan. –Lo sacó de los pensamientos Kurotsushi, percibiendo un poco alterado el chakra del rubio, que bien sabía le desagradaba andar a todos lados con ella como un guardaespaldas y no disponer su arte como quería.
– Tsk, qué fastidio. –Soltó, sin querer hablar mucho y preferir enfocar el interés en un tema en sí que tenía en mente. No tenía considerado estar en Konoha solo para cuidar a la Tsuchikage junto a los otros idiotas que los acompañaba. – A todo esto, lo que hablamos… ¿se podrá, hn?
La mujer detiene un momento los pasos y abandonando por un momento la seriedad con la que había llegado, bajó levemente el sombrero representativo como Kage con tal de ocultar el rostro, sin contener la gracia de la burla en voz.
– Tranquilo, podrás ver a tu noviecito~ –Canturreo como cual niña, con una mano sobre los labios y logrando que Deidara se ofuscara, apareciendo una vena palpitante en la cien con las mejillas enrojecidas.
– ¡Deja de joder, que no lo es, hn! –Maldice por interno no poder alzar la mano, ya que si llegase atacarla o acercarse siquiera, sería neutralizado por el jodido sello que marcaba su pecho.
– No te sulfures –Retoma la caminata, ya llegando a la Torre del Hokage para la reunión de los 5 Kages. – Te daré tu espacio, pero no puedo decir lo mismo por parte Uzumaki Naruto.
– Lo sé, hn. –Cruza de brazos, sintiendo la impaciencia en el cuerpo, abandonando por fin la molestia de miradas y cuchicheos. Tan normal, que si visitaba otras aldeas, sucedía lo mismo. – Les falta hacerse una vida, hn. –Gruño.
Una vez se preguntó si el odioso del Uchiha pasaba por ello, malas caras y comentarios tras la espalda, pero a diferencia de la mayoría de la ex organización, gran parte de los aldeanos le tenían respeto y casi como un héroe que se sacrificó por la aldea, después de saberse la verdad. Desde ese punto no pudo evitar odiarlo más y cada que se topaba con él, también como un guardaespaldas del Hokage, mostrar su molestia, frustrado nada más por no poder emplear la arcilla frente su desagradable cara. Cosa que le comentó una vez a Sasori en una junta en Suna, respondiéndole este que estaba demasiado obsesionado con el Uchiha y qué era lo que buscaba, si ya había perdido en una segunda batalla.
"A veces me das vergüenza ajena, Deidara."
Fueron las duras palabras del mayor, que dolieron y no demostró. Sencillamente se dispuso a moldear la arcilla con las bocas con la idea de explotar todo a su paso, teniendo que ser contenido por varios ninjas y Kurotsushi, llevándose un regaño además de dolor en cada parte de su cuerpo.
¡Es que no podía soportar ya dos derrotas! ¡No podía dejar que Itachi despreciara así su arte! ¡Inaceptable ser solo un ninja de pasada en la vida de esos malditos ojos rojos!
Ni él podía explicar, ni quería averiguar qué le pasaba cada que estaba frente su presencia.
Solo tenía algo claro… en ese último encuentro algo más que un rostro insípido de ojos rojos pudo apreciar. La sospecha y la razón para sentirse un contendiente a ese presumido "Uchiha perfecto" a la espera de un siguiente encuentro.
– Quiero la revancha, Uchiha, hn.
El aludido no se mostró extrañado ni inmutado, pero había hablado lo suficientemente alto para que los Kages, que charlaban sobre la situación actual de sus respectivas aldeas, se voltearan al oírlo y les quedaran viendo, pasando la vista luego a los guardianes de ambos. Naruto suspiro, sonriendo nervioso y buscando la mirada de la morena kage, la que soltó una risa.
No era la primera vez que ocurría aquello y Deidara le daba igual lo que los demás opinaran, era lo que deseaba. Después de todo, era normal que entre ninjas hubiese rivalidad y él no iba desistir hasta poder derrotar al moreno.
– Itachi-san, creo que deberías salir de la sala con Deidara-san'ttebayo.
Naruto dedicó una significativa mirada al Uchiha, el cual solo asintió sin dejar de entrever nada frente a los demás, los que solo tuvieron claro que si ambos kages guardianes de esos ninjas no hablaron sobre una posible batalla, es que Deidara no tendría suerte esta vez.
Frunciendo el ceño, el rubio camino tras la espalda de Itachi por la puerta y dedicar una mirada significativa a su hermana, la que movió la mano para que hiciese caso, moviéndose así a regañadientes. Ya fuera, en el pasillo, miró ofuscado la presencia ajena que le da la espalda y que pide camine con él hasta el techo de la torre, que sin darle la mirada se detiene al borde de la malla de metal con un paisaje a la aldea.
– ¿Y? Hablé con Kurotsushi antes, solo tienes que decidir donde deseas que patee tu trasero, hn. –Sonríe arrogante, deseando como antes el mayor le aceptara una contienda, rompiendo con la molestia atmosfera de silencio.
– Esta vez no acepto. –Dice el otro tan neutral que le crispa los nervios, en cierta parte molesto. – No hay necesidad. –Pausa. –Ya deja de interrumpir las reuniones.
– ¡¿Qué dices?! ¡Me importa nada sus putas reuniones, hn! –Exaltado, sin creer lo que le dice, sin lograr aceptar sus palabras. Aún tenía el sabor a que se daría una nueva oportunidad de ganarle luego del segundo encuentro, esa que avivo en él el deseo de mejorar y de sentir, de entrenar con entusiasmo, queriendo que el Uchiha lo reconociera de una maldita vez. – ¡¿Por qué dices eso, eh?!
– Deidara, ya no somos unos niños. –El Uchiha sin voltear a verle, dijo, percatándose de algo el rubio después de tanto estudiarlo para vencerlo. – ¿Qué tiene si lucho contigo? Nada. Debemos preocuparnos por el bienestar de nuestras respectivas aldeas y nuestras vidas.
– ¿Te estás rindiendo, hn? ¿Es en serio? – ¿Eso le estaba intentando decir? No entendía su discurso tan patético, con una energía tan diferente a la que tuvo antes la última vez (hace seis meses) en esa misma maldita aldea.
– No, no quiero decir eso, solo que aceptes que nunca serás oponente para mí. – Respondió con rapidez, Itachi, presintiendo que debía dejar esa conversación por zanjada e irse. No creía estar mucho tiempo resistiendo a esa vocecita interna regañándolo.
– ¡Maldito seas Itachi! ¡De mí no te escapas fácilmente, hn! –Acercándose tomó al Uchiha del brazo para voltearlo y le dijera las cosas en la cara, más terminó por despreciarlo al descubrir que estuvo hablando con un clon de sombra apenas este se evaporó al apretarlo con fuerza. Temblando pronto de la rabia, chirriando los dientes de las bocas de ambas manos y sintiendo como un golpe en el pecho, emoción que contradecía la necesidad de explotar que le albergaba.
Lejos de ahí, mirando tal escena sobre una de las cabezas de los Kages, Itachi se encontraba junto a Kakashi en vigilancia. Este último dejando la lectura unos momentos del libro para hablar con el Uchiha y al menos darle el confort que Sasuke, por andar de viaje, no podía animarle actualmente.
– Debiste ser sincero, explicarle en vez de dejarlo en ese estado.
– No tiene por qué. Ya encontrará con quien luchar.
El Hatake alzó una de las cejas y supuso que no quería mostrase débil o tal vez no preocupar al rubio. Sea lo que fuese, lo lamentaba, ya que los más cercanos a Uchiha Itachi sabían que había un gracias al ninja de la roca y olvidado por más tiempo esos ojos distantes, la melancólica y tormentos del pasado en algún lejano lugar.
– ¿Tan seguro estás? –Insistió, apreciando sin querer la espalda de Itachi a Obito, esa postura de conformidad ante el inevitable futuro que se les venía, esa que decía "ya no tienes nada", donde el dolor y la frustración mella, donde los pecados o errores del pasado vuelven a ser una carga en la espalda, odiando estar atados de manos sin poder hacer nada. Él aún recordaba y dolía.
– No, pero es lo mejor. –Voltea, mostrando una cansada sonrisa y fijar ojos en el mayor.
– ¿Mejor para quién? Creo, que si no le hubiese dicho a Obito lo importante que fue para mí, como mi rival, como amigo y agradecerle que sus palabras ayudaron a enfocar mi camino ninja, sentir orgullo por los alumnos que tengo gracias a él… –Sonríe, vagando en la batalla que tuvieron con Madara y luego con Kaguya. – no hubiese sido justo. Él merecía saber lo importante que fue para mí.
Itachi calló y pensativo ante las palabras ajenas, subió la vista al cielo, extrañando un viejo sueño lejano, uno de infancia. También parte de su primera envidia hacia su hermano menor por la relación que tenía con el Uzumaki, creyendo que lo más cercano a eso sería su primo Shuishi, más no era. No había una llama fuerte, el deseo de dos ninjas por un encuentro y demostrar el interés por el otro como un igual, no aquello que vio en los ojos de Sasuke en las peleas en la academia que se extendieron hasta el día de hoy con Naruto; que por ser un genio, supuso que nadie se le pararía en frente varias veces y… la persona que menos imaginó, un chico con interés enfocado solo en su arte, fuese lo que siempre buscó en la aldea o en otros lugares. Creyendo hasta hace un tiempo atrás que el único rival sería Sasuke, el que tuvo que corromper para incentivar a través de la muerte del Clan.
¿Pero se merecía tal regocijo?
Aún recordaba el poco peso que le dio al pedido de Deidara, el que insistió tener una contienda y dársela con tal de que no diera problemas a los Kages, imaginando que el resultado sería el mismo que aquella vez que fue a reclutarlo a Akatsuki. Al final el artista no había hablado ni insistido por nada, le dio una buena lucha al dejarlo inutilizado el genjutsu en ocasiones, dándole una agradable sorpresa y una sensación de adrenalina que solo recordaba con Sasuke, esa vez, en las ruinas.
No pudo evitar sonreír con los ojos, no pudo contener la emoción que evocaba la terquedad de Deidara, en no darse por vencido y confirmarle que esa no sería el último encuentro. Que al conocerlo más, descubrir que a pesar de ser un loco, era un gran ninja y una persona de buen corazón que solo evitaba demostrar, pero terminaba por mostrarse tal cual es. No por nada se había ganado el cariño del grupo de Gai como el suyo.
De alguna forma sintió que un lazo le pertenecía.
Para su pesar, no todo era perfecto y ese deseo se volvió lejano otra vez, como una burla del destino.
– Lo pensaré.
Con una sonrisa oculta, el ex Hokage quedaba solo admirando el paisaje, deseándole buena suerte al Uchiha mayor.
…
La noche había caído y llegado al hotel donde alojarían, después de esa extensa reunión que no prestó atención al tener la mente en la conversación con el cobarde del Uchiha durante la tarde y parte del final del día en un bar por parte de su hermana, dudando poder dormir con la frustración en las venas además del alcohol y un odio que no podía desahogar por falta de arcilla en mano, cayendo al futón con la mirada en la ventana.
No era agradable, no se sentía bien y que todos sus esfuerzos ya no tenían rumbo, ni sentido, que Itachi se negaba a luchar, que le daba igual reconocerlo…
Que…
– Hijo dee puta, ¿qué jue eso, un? –Rodó, abriendo los ojos al ver una silueta oscura en la ventana y conforme esta se acercaba, callarse al tener su atención, descubriéndose al final que no era nada más ni nada menos que Itachi… otra vez. – Tú…
– ¿Podemos hablar? – Ladeo levemente la cabeza, suspirando al percatarse que el rubio estaba bebido, dudando que fuese buena idea.
– Ya entraste, habla. –Soltó arrastrando con mal humor las palabras e incorporándose para tomar asiento, entrecerrando los ojos al verlo. –No estoy taaan bebido, un
– Está bien. –Toma asiento, mirando una de las manos antes de sostenerle la mirada. –Esto no va conmigo, es algo abrupto…
– Al punto, un.
Suspira. – Te agradezco que aparecieses en mi vida, que no entiendo tu arte, pero la respeto porque me ha hecho sentir vivo.
– ¿Eh? –Un notable carmín ascendió por las mejillas del artista y no supo qué decir, porque no se esperaba tal declaración, pellizcándose el brazo ante la confusa mirada oscura, sabiendo que el dolor le decía que todo era real. – ¿También estás bebido o drogado un?
Itachi negó con la cabeza, solemne y aliviado que Deidara no estuviera tan bebido.
– Entonces… de nada, no sé… –Empezó a murmurar, pero luego se crispo al no entender a qué venía lo que dijo, terminando por gritar enfadado. – ¡NOOOO! ¡Qué mierda significa eso, Uchiha, un! ¡Se claro!
Los ojos oscuros se pasearon por el cuarto hasta detenerse en una pared y sin apartarla, fue por fin claro.
– No creo ser tu mejor contrincante. Estoy enfermo y no me refiero a una total ceguera por el Sharingan.
– ¿Qué quieres dec-?
– Estoy muriendo, Deidara.
Continuará…
Notas de la Autora: Es un long fic y tendrá dos capítulos, no puedo hacer más. Digo, sí, pero de hacerlo no lo terminaré nunca y esta es una idea que siempre quise plantear de acuerdo lo visto en manga como anime, porque de leerlo, pfff... ya no doy ni con historias Itadei de lujo como antaño. *shora*
Agradecería un reviews, si es que existen aún lectoras del genero y sepan de buenos fics Itadei para leer.
Besos, mil besos.
