Disclaimer: Los personajes y la historia de Candy Candy no me pertenecen, son propiedad de Kyōko Mizuki y de Yumiko Igarashi, estos no se usan con fines de lucro o para obtener ganancia alguna, son solo utilizados con fines de recreación.

Parte 1: Un nuevo camino por recorrer #LucydeAndrew

Ve a tú casa, ve al hogar de Pony, le había dicho Albert, cuando lo único que ella deseaba era pasar el resto de su vida con él, sin embargo sólo sonrió y le agradeció por todo y subiendo a su cuarto tomó lo necesario y lo guardó en su vieja maleta.

Bajo al despacho de su Albert y al tocar la puerta escuchó esa hermosa voz invitándola a pasar.

Te vas tan pronto Candy -dijo Albert levantándose a toda prisa de su lugar- esperaba que te quedarás unos días.

Es mejor que sea ahora -dijo ella intentando ocultar su tristeza- ahora que sé que estas bien y que pronto cambiará tu vida, no puedo seguir interfiriendo -dijo dándole la espalda - hasta pronto Albert -dijo caminando hacia la puerta, pues no quería que la viera llorar.

Albert se acercó a prisa y la tomó por la cintura -no quiero que te vayas Candy - le dijo al oído -por favor quédate conmigo.

Albert si en algo tuviste razón hace un rato es en que debo tomar un tiempo y pensar que haré con mi vida -suspiró tratando de evitar el llanto- por favor no me lo hagas más difícil.

Albert la soltó -tienes razón pequeña, yo jamás te obligaría a nada- la giró para verla a los ojos, esos ojos verde esmeralda que tanto adoraba - yo solo quiero tu felicidad Candy.

Mi felicidad eres tú -pensó ella y sonriendo de la forma más sincera que pudo se despidió- Cuídate mucho y cuando gustes puedes visitarme Albert -dicho esto salió por la puerta y tomó rumbo a la que siempre fue su casa.

Albert entonces mandó preparar varias cosas y sabiendo que en cualquier momento llegarían Archie y Annie le pidió a Dorothy que les avisará que fueran directamente al hogar de Pony.

Él por su parte fue a su habitación se dio un baño, se puso su kilt y tomó su gaita, todo lo demás ya lo tenía listo George en su auto, así que bajó lo más rápido posible y subiendo al coche se fueron al hogar de Pony, sabía que llegaría mucho antes que Candy y eso le alegraba pues les daría el tiempo necesario para preparar todo.

Candy caminaba rumbo a su hogar y pronto divisó la colina sin pensarlo desvió el camino y desde su lugar preferido comenzó a recordar a quienes le habían prometido estar ahí con ella pero que ya jamás podrían hacerlo.

Grito sus nombres dejando su maleta en el suelo y en ese momento lo escuchó, era su príncipe que se venía acercando, era Albert, tanto tiempo buscándolo y lo tenía tan cerca.

Albert eres tú -dijo sonriendo y con lágrimas en sus ojos- tú eres el príncipe de la colina.

Este lugar también me trae gratos recuerdos de mi niñez Candy -dijo sonriendo y dejando por un momento la gaita abrió sus brazos y ella se dejó envolver en un cálido abrazo, él al ver sus lágrimas le dijo al oído - eres mucho más linda cuando ríes que cuando lloras.

Candy sonrió enormemente al escucharlo -también lo recordaste Albert - dijo sin soltarlo - desde cuando sabes que tú eres mi príncipe de la colina - preguntó avergonzada.

Desde siempre pequeña - le sonrió y mirándola a los ojos le dio un tierno beso en los labios- eres la única chica que ha hecho latir mi corazón por segunda vez, eres quien me ha robado el corazón de nuevo y por eso quiero pedirte que te cases conmigo Candy -en ese momento sacó de su bolsillo un hermoso anillo que su madre le había regalado para cuando encontrase a la mujer indicada.

La pequeña rubia no podía creer lo que pasaba su primer amor y su último amor eran la misma persona, la había besando y ahora le pedía matrimonio, si era un sueño no quería despertar nunca.

Pequeña -Albert la sacó de sus pensamientos- tú no te quieres casar conmigo cierto yo malinterpreté las cosas.

Te equivocas Albert -dijo enseguida - yo te amo desde hace tiempo por eso te buscaba, no puedo vivir sin ti y sí quiero casarme contigo - en ese momento Albert deslizó el anillo de diamantes y esmeraldas que formaban un hermoso corazón en su dedo.

Me haces el hombre más feliz y dichoso sobre la Tierra mí pequeña -le dijo dándole otro pequeño beso pues escucharon como alguien se aproximaba y él comenzó a tocar de nuevo.

En ese momento llegaron los niños que empezaron a jalar a Albert y se lo llevaron dejando a Candy con Archie y Annie que le llevaban muy buenas noticias de Terry así que su felicidad aumentó pues deseaba que él también fuera feliz, como ambos lo prometieron en su despedida.

Bajaron todos a la casa y en el brindis Albert aprovechó para decirles que disolvería la adopción de Candy pues le había pedido matrimonio y enseguida pidió la mano de Candy a sus dos madres, Archie hizo lo mismo pues días antes había pedido a Annie que se casarán y ella había aceptado.

Los días pasaron y todos absolutamente todos viajaron a Chicago para la presentación del patriarca de los Andrew, lo que nadie imaginaba era que también sería una fiesta de compromiso.

Albert se había encargado de comprar ropa adecuada para los niños, para Tom y Jimmy, para la señorita Pony y había mandado hacer un hábito nuevo para la hermana María.

A Candy le había mandado pedir un hermoso vestido con escote en corazón, ajustado a la pequeña y bien formada cintura y amplio de las caderas hacia abajo, con adornos de cristal cortado, lentejuelas y encajes muy finos, el vestido era color vino, zapatillas y accesorios a juego y una hermosa tiara para adornar su cabeza.

Faltaban ya escasas dos horas para el evento, Dorothy se había encargado de arreglar y perfumar a Candy, en ese momento la estaba peinando con una trenza en la cual era adornada por una tira de piedras preciosas que hacia brillar su hermoso cabello, al terminar colocó la tiara y la empezaron a maquillar con suavidad pues no necesitaba de mucho para lucir hermosa, le puso los aretes, la gargantilla y los brazaletes.

Bueno Candy ahora si pongamos el vestido -dijo Dorothy invitando a Candy a ponerse de pie sobre la fina alfombra que cubría su habitación.

Candy se levantó se puso las zapatillas y entonces Dorothy le puso el corsé y luego el resto del vestido y fue entonces cuando quedó maravillada, pues no sólo parecía una princesa, sino una reina y la giro para que se viera en el espejo.

Minutos después alguien llamó a la puerta y al dar el pase Candy no podía creer lo que veía el hombre más guapo del mundo le esperaba, con su cabello corto, un smoking negro y con un fajo que era del mismo color del vestido.

Nos vamos princesa -dijo un maravillado joven, pues se veía mucho mejor de lo que esperaba- sin duda alguna eres la mujer más hermosa del mundo- le dijo cuando ella tomó su brazo para retirarse.

Gracias Albert -sonrió sonrojada -y tú el joven más guapo del universo - bajó la mirada apenada por lo que había dicho.

Gracias mi bella dama -le dijo deteniéndose y tomando su barbilla la besó - nunca bajes la mirada por nada pequeña, ni ante nadie, no vuelvas a rebajarte amor.

Está bien mí príncipe -dijo sonriendo -gracias por todo Albert yo no merezco tanto.

Mereces esto y mucho más Candy -sonrió - jamás terminaré de agradecerte todo lo feliz que soy.

Justo al llegar a las escaleras la tía Elroy comenzó a hablar con seguridad y fuerza.

Señoras y señores, como matriarca de la familia Andrew, es mi deber y también es un honor presentarles al patriarca Andrew y a su hija adoptiva, ellos son William Albert Andrew y Candice White Andrew

Todos comenzaron a aplaudir y al llegar al lado de la señora Elroy, Albert tomó la palabra.

Gracias a todos por venir a mi presentación en sociedad, como bien lo ha dicho mi tía Elroy, yo soy el excéntrico William Albert Andrew, pero no sólo es mi presentación, sino también mi fiesta de compromiso, pues les anunció que Candice ya hace tiempo dejó de ser mi hija adoptiva y ahora es mi prometida.

Todos comenzaron a aplaudir pues era una excelente noticia, aunque no todos estaban felices por lo anterior, los Legan habían llegado desde su exilió en Florida y Elisa estaba furiosa pues Candy estaba mucho mejor vestida que ella y sus joyas eran demasiado finas, aparte de eso se quedaba con el hombre más guapo y rico de Estados Unidos y gran parte de Europa, se arrepentía de haber dejado ir a tan guapo vagabundo y Neal por su parte no podía aceptar que alguien más tuviera la dicha de tener a su Candy.

La tía Elroy estaba impactada por la noticia y cuando estaba por reclamar, Albert sonriendo se limitó a decir: Yo el duque William Albert Andrew he dicho y así se hará.

De esta forma aceptaba también el título que en Escocia debía tener y dejaba a todos de manos atadas, pues cuando se decía esta cláusula nadie podía ya objetar.

Maldición William -dijo en voz muy baja la matriarca - sólo cuando te conviene usas tu título de realeza, ya hablaremos después.

Archie sabiendo lo que sucedía y también sabiendo lo que Terry su amigo, que había ido en representación de su padre, estaba sintiendo al escuchar todo, tomó la palabra.

Propongo un brindis por mi tío, su futura esposa y su felicidad - todos levantaron sus copas- por la feliz pareja - dijeron todos al unísono.

Gracias -dijo Albert- pero también quiero brindar por la felicidad de mi sobrino Archie y su prometida y por mi mejor amigo y su felicidad- con señas los invitó a pasar y Terry llevó consigo a su ahora esposa.

A su salud - gritaron todos y con una seña de Albert inició el baile que abrieron las tres parejas, pues Susana usaba una prótesis y ya hacia una vida normal.

Para cuando es la boda chicos les preguntó a Archie y a Albert mientras las chicas felicitaban a Susana- en un mes y será doble pues las señoritas así lo decidieron.

Eso me alegra -dijo sonriendo aunque sentía que en cierta forma se le partía el corazón - ahí estaremos sin duda.

Gracias Terry -dijeron los cuatro - todo sería perfecto si...

Si yo estuviera con ustedes y fuera una boda triple -dijo un joven de lentes que se aproximaba a ellos de la mano de Paty- no es eso lo que iban a decir- les repitió Stear.

Absolutamente todo quedó en silencio, allí estaba a quien todos creían muerto.

Pero cómo sucedió -dijo un sorprendido Albert- yo te busqué por cielo, mar y tierra, nadie sabía nada de ti.

En la batalla en la que me dieron por muerto unos aldeanos me rescataron, me escondieron y curaron -dijo Stear sonriendo - una mañana mientras me hacían una de las curaciones escuché una voz familiar y era Paty que nunca se dio por vencida, la llevaron hasta donde estaba y me reconoció enseguida, nos quedamos otro tiempo ahí hasta que estaba totalmente curado y puede viajar, llegamos a Florida y pedí la mano de Paty y enseguida venimos para acá.

Todos lo abrazaron y anunciaron que sería una boda triple en un mes y que muy pronto recibirían las invitaciones, después de eso siguieron disfrutando de la fiesta, hasta ya muy de madrugada, cuando los invitados se retiraron y los que vivían muy lejos se alojaron en las habitaciones de huéspedes, también ellos se retiraron.

Paty durmió con Stear, pues le explicaron a la matriarca que ya desde hacía tiempo tenían vida de pareja, Archie en su habitación y Annie en otra.

Albert fue a dejar a su prometida en su habitación -cómo me gustaría ser yo quién quitará ese vestido - le dijo a Candy mientras la besaba para irse a su habitación.

Hazlo -se escapó de los labios de Candy.

Albert no necesito más y abrió la puerta de la habitación de Candy y después de entrar ambos en ella cerró con seguro.

Lo dijiste en serio pequeña -le preguntó viendo sus ojos - no quiero que después te arrepientas de...

Candy no lo dejó terminar, pues con un beso selló sus labios, con eso Candy respondía a su pregunta, él la tomó por la cintura y la pegó a su cuerpo.

Te amo Candy -susurró agitado entre sus labios - quisiera esperar el mes pero ya no puedo me vuelves loco.

Yo tampoco quiero esperar más mi príncipe -dijo ella quitando el smoking de Albert- ya esperé una vida entera por ti.

Esa noche se entregaron el uno al otro sin reservas, se besaron, se tocaron, se disfrutaron y ambos sintieron llegar al cielo, para ella era su primera vez, para él era la primera vez que lo hacía por amor y lo disfrutaba más que nunca hasta que ambos llegaron al clímax y se quedaron completamente dormidos.

Por la mañana cuando ambos se despertaron se dieron cuenta de que la prueba de aquella noche de amor y pasión estaba en las sábanas blancas, Candy se avergonzó cuando el vio esa mancha.

Amor tranquila no pongas esa carita -le dijo dándole un beso - es normal que suceda en la primera vez de una señorita.

Pero es que... -Albert la volvió a besar - no debiste ver esto.

Mi amor calma -le dijo viéndola a los ojos - es lo más normal del mundo pecosa.

Está bien amor -dijo sonriendo - creo que deberíamos bañarnos, recoger el tiradero y bajar antes de que la tía Elroy nos mate a los dos. -dijo con su característica forma de bromear.

Bueno -dijo levantándose de la cama y levantando su ropa comenzó a vestirse - voy a mi cuarto entonces y en media hora vuelvo por ti.

Está bien mi hermoso príncipe -dijo Candy aún desde la cama cubriéndose con la sábana - estaré lista amor.

Al abrir la puerta Albert se llevó el susto más grande de toda su vida, parada frente a él estaba su tía.

William qué significa esto -dijo molesta- no pudiste esperar un mes más.

Tía por favor hablé más bajo -dijo nervioso - todos se van a enterar y no es bueno para Candy.

Enterar de qué tío -escuchó la voz chillona de Eliza - de que la huérfana es una zorra que te metió en su cama.

Eliza cállate -dijo furioso- no fue así y no es ninguna zorra.

Te informó tío que todos nos dimos cuenta desde anoche -dijo Archie apenado - y te aseguro que me dieron ganas de ir por Annie.

Albert no sabía ni que decir estaba avergonzado -volteó a ver a Candy y lo que vio lo llenó de dolor su pequeña estaba llorando - cállense todos, es mi casa y en mi casa yo hago lo que quiera y les pido respeto para con mi futura esposa que no hizo nada malo.

Dicho esto volvió dentro y abrazó a su pequeña -por favor pecosa ya no llores, eres mucho más linda cuando ríes que cuando lloras - esto la hizo sonreír por un momento.

Es que todos lo saben y deben pensar que soy una cualquiera -dijo abrazando a su príncipe.

Y qué más da lo que piensen -hizo que lo viera a los ojos - si tú eres mía y yo soy tuyo.

Pero Albert -suspiró- se van a reír de mí.

Pobre de aquel que te haga sentir mal amor -la besó sonriendo- porque entonces si conocerán al vagabundo.

Albert te amo -dijo besándolo nuevamente - te espero en media hora entonces mí príncipe.

Aquí estaré mí amor -dijo saliendo la habitación- te amo Candice White, te amo.

Albert se fue a su habitación y Candy se metió a la bañera, mientras se enjabonaba escuchó que abrieron la puerta - Dorothy por favor cambia la cama hoy me arregló yo sola - al no recibir respuesta pensó que había sido su imaginación y siguió aseándose.

Mientras tanto Neal cerraba con seguro la puerta de la habitación y luego se desnudaba, entrando al baño y cerrando de igual manera con seguro.

Candy tenía los ojos cerrados por el jabón y cuando sintió que alguien se metía a la bañera por su espalda pensó que era Albert -amor vienes a bañarte conmigo -susurró agitada pues Neal había comenzado a acariciar sus pechos con una mano y con la otra su intimidad -aaahh por Dios Albert no te detengas.

No lo haré Candy -al escuchar la voz supo quién era y quiso zafarse pero no podía- ahora serás mía hermosa - hundió dos dedos en su intimidad - solo mía Candy.

Noooo Albert ayúdame -comenzó a gritar Candy que estaba excitada, pero con mucho miedo- por favor auxilio, alguien ayúdeme.

Vamos Candy sé que lo estás disfrutando tú cuerpo me lo dice - en ese momento Candy empezó a temblar pues sentía la hombría de Neal pegar en sus caderas- ves lo deseas.

Cállate maldito -Albert y los demás escucharon los gritos de Candy y llegaron a tratar de abrir la puerta pero no podían y Elroy mandó por las llaves- por favor Neal no lo hagas. Escucharon decir a Candy justo antes de abrir la primera puerta y ver la ropa de ese degenerado tirada en el suelo - te lo suplico ya déjame.

No Candy tú serás mía -dijo Neal comenzando a penetrarla por la parte de atrás y por delante con sus dedos - de esa parte eras virgen todavía - dijo burlonamente Neal

Eso hizo enojar tanto a Albert que en cuanto lograron abrir la puerta y vio esa escena de Candy llorando a mares y el otro desgraciándole la vida no hubo poder humano que lo detuviera, al ver esto incluso Eliza sintió compasión por Candy ninguna mujer merecía algo así.

Te voy a matar Neal Legan -dijo mientras lo separaba de Candy que no dejaba de llorar y Eliza se acercó para cubrirla con una toalla- sáquenla de aquí -ordenó Albert.

Eliza la dejó en los brazos de la tía Elroy que la llevaba con cuidado a su propio cuarto seguida por Susana, Paty, Annie, Eliza, la señorita Pony y la hermana María para ayudar en lo que pudieran y los chicos trataban de detener a Albert que lo golpeaba y lloraba de coraje e impotencia.

Eres una basura Neal, pero me encargaré de destruirte -le gritaba a un Neal que a pesar del dolor no dejaba de reírse y burlarse- borra esa maldita sonrisa bastardo -gritaba Albert.

Tío ya déjalo, no manches tus manos con la sangre de este gusano -le decían Archie y Stear mientras trataban de separarlo de Neal.

Vamos amigo entra en razón -le dijo Terry - si lo matas irás a la cárcel y Candy te necesita ahora más que nunca.

Estas últimas palabras hicieron que dejará de golpearlo - llévenlo a la cárcel y pongan la demanda, llamen a George para que haga lo necesario - dijo parándose de ahí y se fue a la habitación de su tía.

Puedo pasar -dijo desesperado pues nadie le respondió al tocar- al entrar no las vio y tocó la puerta del baño.

Candy mi princesa -dijo desde afuera - te amo, lo sabes cierto- Eliza que era la más cercana a la puerta abrió- por favor Albert haz que ella vuelva - fueron las palabras que salieron de sus labios mientras lloraba por ver en el estado de shock en que ella su antigua enemiga estaba.

Todas salieron y sólo la tía Elroy se quedó con ellos a petición del rubio que necesitaba sentirse apoyado.

Candy princesa - intento abrazarla sin lograrlo - yo no voy a lastimarte mí amor, soy Albert me recuerdas.

Él ya estaba empapado pues ella no quería salir del agua pues se sentía sucia.

Ven linda tienes que cambiarte -le dijo cuando por fin lo dejó acercarse - tienes que comer, te llevaré con un doctor para que te cure.

Nadie puede -dijo entre sollozos- estoy sucia, no te merezco Albert, ya no soy digna para ti ni para nadie - empezó a gritar y golpearse contra la pared llorando, esto le partió el alma a todos pues la puerta estaba abierta y ya habían llegado los demás.

Por favor mí amor no digas eso -Albert la abrazó evitando que se siguiera golpeando - no fue tu culpa princesa.

Me quiero morir Albert -dijo gritando - por favor déjame morir, ya no sirvo para nada.

Candice no digas eso -dijo la tía Elroy - tienes una razón para vivir y se llama William Albert Andrew o es que no lo amas lo suficiente.

Porque lo amo no merece estar a mi lado no después de -comenzó a llorar de nuevo.

William que ya perdió a sus padres, a su hermana y a su sobrino -le dijo más tranquila - quieres que pierda a quién lo ha mantenido con vida hasta ahora.

Candy si tú me dejas me muero pequeña -dijo Albert besando sus labios - entiendes lo que mi tía y yo intentamos decirte verdad, tu eres mi vida, mi mundo, mi universo, eres mi todo.

Está bien amor -dijo Candy - deja que me ayuden a arreglar -dijo más tranquila- iré contigo al médico.

Nunca más me vuelvas a dejar sola Albert -dijo comenzando a llorar - nunca por favor no quiero estar sola.

Nunca estarás sola mi niña hermosa -dijo Albert llamado a las jóvenes- por favor ayúdame a secarla y peinarla mientras voy por su ropa.

No Albert no te vayas -grito Candy al ver que se saldría - amor no me dejes sola.

Yo voy por su ropa - dijo una apenada Eliza - tenía que pasar esto para que me diera cuenta que nunca la odié - se decía a si misma mientras buscaba la ropa y accesorios y después regresó y entró al baño.

Aquí esta -dijo mientras les daba la ropa - Candy yo lo siento tanto -dijo llorando - perdón por todo el daño que te hice, lo siento de verdad.

Gracias Eliza -dijo Candy sonriéndole levemente - gracias por ayudarme, ya no tengo nada que perdonarte, podemos ser amigas si tú quieres.

Ambas se dieron un fuerte abrazo, una vez que Candy estuvo lista, Albert la llevó con el único doctor que sabía que ella le permitiría revisarla.

El doctor Martin la revisó, le recetó algunos medicamentos y volvieron a la mansión, todos esperaban a la pareja, ellos saludaron y tomándola en sus brazos la llevó a la habitación que compartirían siempre, la recámara principal, sin decir una palabra la acostó y se acomodó a su lado abrazándola.

Perdóname pequeña -fue lo único que pudo decir, soltando el llanto hasta entonces reprimido...

Continuará….