-Has estado comiendo saludablemente? -la doctora le decía mientras miraba aquellos resultados

-Si, inclusive como apio, comi un apio¡- respondía una peque Hikari alzando los brazos.

-No habrás comido chocolate, ¿verdad? -le respondía una doctora con un tono acusatorio

-Nooo...¡- respondía una niña con grandes ojos brillosos

Para Hikari era suficientes los regaños de mamá y no creía que sobreviviría a los regaños de su doctora. Comer chocolates estaba fuera de su dieta desde ese dia y ella soñó un mundo trágico sin poder deleitarse de ese sublime dulce.

Luego de quince minutos por fin salia en dirección a su casa. Durante el trayecto pensaba en maneras de bajar esos kilitos de más; aunque la pancita de por sí era algo planita, tendría que hacer algo de ejercicio y eso era mucho trabajo. Pensar en ejercicio le abrió el apetito y su mirada termina desviándose ante los colores llamativos de una tienda inmensa con letras grandes que podrían invitarte a degustar todo.

El olor era muy sutil desde la calle y te invitaba, por lo menos, a detenerte a escasos centímetros de su vitrina: desde las conocidas marcas nacionales hasta internacionales, pasando por aquellos colores vistosos hasta aquellos que su simple presentación es digna de su nombre, unos eran adornados con bonitos globos de fiesta y otros eran tan elegantes y majestuosos que a veces te planteabas hipotecar a tu amiga.

Una vez adentro Hikari se paseó por todos los estantes, a veces había ofertas de 50% de descuento u otras como el 3 x 2. Los escaparates, adornados de brillantina púrpura era tan llamativo o aquella que tenía globos por montones con lindos dibujitos de animalitos, incluso había uno que tenía papel de seda con origamis de papel cerca de cada producto: todo era tan bonito y te animaba a pasar un rato agradable allí, aunque sea para mirarlos.

-Hey, tú¡-una voz familiar para Hikari la sorprendía por detras- ¿No deberías estar en casa?.

-Solo los miraba de lejitos- respondía toda apenada-Ellos merecen ser comidos por mi.

-Y…- acercándose rápidamente y tomando un poco de piel de su cintura- ¿Que te dijo la doctora sobre esto?

- No fastidies- decía una Hikari toda apenada mientras propinaba un golpe en el estómago de Daisuke, de forma automática- Solo dijo que dejara los dulces o sino no desaparecerá

-Quizás la palabra ejercicio es lo que necesitas-le mencionaba mientras se repone del golpe-un parque o que tal un gimnasio

-Ja, ja, ja, no he hagas reír-decía Hikari mientras intentaba sonreír al chocolate más próximo- Yo amo mi sofá, y también a los chocolates.

- El Yin es bondad en tu vida- y sujetandole ese pequeño exceso de piel, exclamó- pero qué bien te excediste con el Yan aqui¡.

-Vale¡- Una irritada Hikari respondía- ¿Dónde me sugiere , el adonis aquí presente, que pueda perder un par de kilitos extra?

-Porque no pruebas una semana en el gimnasio recién inaugurado- mostrando el volante del gimnasio con un ticket de semana gratuita- Es bonito, y me desestreso un rato con los eventos que organizan cada cierto tiempo.

Hikari no sabía cómo rayos terminó aceptando en ir a un gimnasio, sería la primera vez que pisa uno y la idea de perder kilitos para volver a comer tranquilamente chocolates: todo sacrificio valdría la pena, o eso pensaba ese día.