Este fic participa en el Mini-Reto Especial "Hiccup Haddock" del foro La Academia de Dragones.
How To Train Your Dragon no me pertenece. Es propiedad de Dreamworks y Cressida Cowell. La canción Little Wonders, tampoco es mía. Es propiedad de Rob Thomas y Disney.
Siendo honesta, quería que me quedara más largo, porque esta es una canción preciosa, pero tampoco sabía qué hacer para el reto. Me dije "si te sale, lo pones para el reto". Traté de hacerlo lo más breve posible y me salieron 520 palabras, así que lo edité y voilá, 499 palabras. No he quedado muy satisfecha con el resultado, pero espero que lo disfruten.
Palabras: 499
Little Wonders
por
Cheshire Friki Jackson
Hiccup suspiró mientras observaba al naciente sol pintar al mundo de colores con su tímida luz. Su aliento caliente se disolvió en el gélido aire nórdico mientras su mirada se perdía en el horizonte. Toothless, a su lado, lo miró con preocupación, pero no sacó a su amigo de su estupor, dejando que se recostara en su cálido cuerpo.
―¿Otra vez aquí?―cuestionó una voz femenina suavemente, como si temiera romper algo. El joven vikingo se sobresaltó, volviéndose hacia ella―No me digas que dormiste acá de nuevo.
Astrid sólo recibió un encogimiento de hombros como respuesta. Se aproximó, sentándose junto a él.
―Hiccup, no puedes seguir así. Ya han pasado 3 meses. Déjalo ir―dijo, colocándole un mano sobre su hombro. El jefe de Berk tembló bajo su tacto, sus ojos apartándose de ella dolorosamente. Toothless gimió.― ¿Crees que de esta manera evitas que los demás veamos tu tristeza?
―No es tan fácil―contestó Hiccup con la voz ronca, cerrando sus ojos ahora vidriosos. Astrid se mordió el labio inferior.
―Déjalo ir―repitió en voz baja. Sabía que no serviría de nada insistir en que no era su culpa o en que volviera a la casa. Muchos fantasmas de él y su padre bailaban silenciosos allí―Déjalo caer de sobre tus hombros. ¿Acaso no sabes que la peor parte ya se ha acabado?
El castaño abrió sus ojos lentamente. Estaban perdidos, nadando en mareas de somnolencia y miedo por las pesadillas. La rubia le apretó la mano, mientras Toothless se acurrucaba más cerca de su jinete.
―Deja que entre la luz, Hiccup. Deja que tu claridad te defina―se respondió a sí misma―Al final, sólo recordaremos cómo se siente―se aproximó aún más, dejando que la aterciopelada luz la tocara, a ella y a todo el nuevo Berk. Sonrió levemente―Sé que duele. Pero siempre hay momentos difíciles. No obstante, nuestras vidas están hechas en pequeñas horas…esas pequeñas maravillas, esos giros y vueltas del destino…y esas horas serán las que recordaremos.
Hiccup dejó que un tembloroso aliento saliera de su boca, y el negro dragón detrás de él soltó un pequeño arrullo. Su voz, congestionada, logró hacer su camino a través del nudo en su garganta.
―Cuando toqué a Toothless por primera vez―dijo. Astrid rio un poco.
―Cuando hiciste un desastre con mi cabello―recordó. El joven vikingo sonrió tímidamente.
―Cuando encontré a mi mamá―rememoró―Cuando mi papá me dijo por primera vez que estaba orgulloso de mí…―su voz se quebró. Luego, se permitió reír, aunque sonó más como un llanto ―Siempre pensé que yo era el reflexivo en nuestra relación.
―Te quitaré el puesto sólo por hoy―respondió, besándolo dulcemente y entrelazando sus manos. Cuando se separaron, Astrid sonrió cálidamente al descubrir que su novio había cedido al sueño, y por primera vez en 3 meses, su rostro se relajaba en una expresión de paz.―¿Me ayudas, Toothless?
Mientras se dirigían a la casa de los Haddock, la rubia suspiró con alivio, ojeando a su dormido novio en el lomo de su dragón. Su sonrisa se amplió.
«Esas pequeñas maravillas…»
