Disclaimer: Los personajes de Slam Dunk son propiedad de Takehiko Inoue, pero como se trata de un manga dedicado al público masculino y que apenas tiene personajes femeninos, he creado algunos OCs que necesito para que la historia se desarrolle como quiero. La imagen de portada tampoco me pertenece, es un dibujo de Black Lotus que podéis encontrar en Deviant ART.


I – Preparatoria Shohoku

"Preparatoria Shohoku", se leía en el muro que rodeaba el edificio y el patio. Era la primera vez que visitaba el edificio, y lo hacía sola, sin ninguna amiga que hubiera escogido la misma preparatoria que yo.

- No importa – Me dije – Haré amigas pronto, nunca me ha costado -.

- ¡Mitsui! – Escuché que alguien gritaba detrás de mí, y me giré emocionada.

No era lo que esperaba. Llevaba un par de moratones en la cara, un vendaje en la mano izquierda y se había dejado crecer el pelo. Muchos jugadores de baloncesto llevaban el pelo algo más largo de lo habitual, pero algo me decía que la mano vendada no era por una lesión, pero aún ahora no estoy segura de si era el pelo o si se trataba de los moratones. Probablemente fue un poco de todo.

Clavó esa mirada suya en mí, dejándome tiesa como un palo, paralizada y conteniendo la respiración.

- ¿Qué coño miras? – Preguntó en tono enfadado. Se quedó frente a mí, y se agachó a mirarme.

- Vaya, sí que es alto… Me intimida – Pensé. No sé cuánto rato tardé en darme cuenta de que realmente estaba esperando una respuesta, así que cuando me di cuenta, tragué saliva i contesté – Nada, yo…

- ¿Tú qué? – Preguntó, pero ya se iba, dejándome aún paralizada.

Me quedé un rato más ahí fuera, con el puño en el pecho, como si quisiera coger mi corazón. No fue hasta que sonó la campana que salí de mi ensimismamiento. Levanté la cabeza de golpe y empecé a correr. Me giré un momento al escuchar unos pasos rápidos detrás de mí: no era la última, un chico con cara de sueño corría para llegar a clase.

Y… Nuestra clase era la misma. Por suerte, el profesor no había llegado, por lo que nos sentamos en unos pupitres vacíos. Le dirigí una breve mirada y él sonrió.

- Veo que no soy el único al que se le han pegado las sábanas, eh – Me dijo en un breve susurro.

- He llegado pronto, pero me he despistado – Dije avergonzada, eso era peor que quedarse dormida.

Sé que iba a decirme algo, porque abrió la boca para hablar, pero entonces entró el profesor. No me gustó, tenía el pelo gris y cara de mala leche, seguro que era de esos que se enfadan enseguida.

Cuando terminó la clase de matemáticas, volví a hablar con aquel chico. Era la única persona de la clase que me había hablado, y ya que no conocía a nadie, me pareció buena idea empezar por él.

- Antes no te he preguntado por tu nombre, ¿cómo te llamas? -.

- Miyagi, Ryota Miyagi. ¿Y tú? -.

- Rose Honda, pero llámame sólo Rose, por favor -.

- ¿¡HONDA?! – Exclamó - ¿De las motos Honda?

- ¡Baja la voz, por favor! – Miré a mi alrededor, podría considerarme afortunada, nadie nos prestaba atención.

- Uy, perdón… Llámame Ryota si quieres -.

- No somos los de las motos, pero la gente suele pensar que sí, por eso prefiero que no me llamen por el apellido -.

- Ah… Te entiendo, muchas personas deben hablarte por interés. Y dime, ¿estarás en algún club? -.

- Había pensado en el de jardinería, pero no estoy segura… - La duda me teñía la voz, después de decirlo me parecía incluso más estúpido. - ¿Y tú?

- Baloncesto – Lo dijo sin dudar, su voz sonó muy firme cuando lo dijo y, además, sus ojos no mentían: Ryota Miyagi amaba el baloncesto – Bueno, en realidad no estoy tan seguro, no soy muy buen jugador… Pero es que está el entrenador Anzai.

- El diablo de cabellos blancos – Asentí brevemente. – He oído hablar de él.

- Sí, es por eso que vine a Shohoku, esperaba convertirme en mejor jugador aquí, pero… Bueno, ya no estoy tan seguro de poder conseguirlo.

- Ya veo. – Me quedé en silencio por unos instantes - ¿Y por qué no lo pruebas? Siempre estás a tiempo de renunciar.

- Supongo que sí, Rose -.

Ryota no parecía muy convencido, pero, ¿quién era yo para decirle que hacer?

OoOoOoO

Las semanas pasaban lentas, pero había conseguido relacionarme con algunas compañeras de clase, íbamos y veníamos juntas del colegio y a veces íbamos a dar paseos por la ciudad. Claro que seguía hablando con Ryota, pero no tanto como al principio. Él hablaba con otros chicos y yo con las chicas.

- ¡Rose! – Me llamó un día.

- Te veo animado, ¿ha ocurrido algo? -.

- Al final te he hecho caso y me he apuntado al equipo -. Vi como el rubor ascendía por sus mejillas. – Bueno, ahora debo dejarte, tengo que ir a en… A-Ayako… - Dijo de repente.

- Oh, te veo mañana entonces – Me giré y pude ver a la tal Ayako, casi se me escapa la risa, pero pude aguantarme.

OoOoOoO

- ¿Y bien? ¿Qué tal el entrenamiento? – Pregunté tan pronto como vi a Ryota.

- Pues bastante duro, la verdad – Me respondió a la vez que se giraba para mirarme a la cara. – Pero valió la pena.

- Me alegro entonces – Me mordí un poco el labio, no estaba segura de si estaba bien que le preguntara - ¿Y qué tal Ayako?

- ¿Ayako dices? ¿Qué pasa con ella? – Sus mejillas se tornaron rojizas otra vez.

- Te gusta, ¿verdad? – No pude evitar sonreír con picardía, lo había pillado.

- P-Pues… -.

- Te he pillado, Ryota – Me reí – Tranquilo, no hay nada malo en ello.

- Sí que me gusta, por eso tomé la decisión final de entrar en el equipo -.

- ¿A ella le gusta el baloncesto? -.

- Es la manager del equipo -.

- Oh, eso es genial, Ryota – Mi voz sonó realmente emocionada – Así podrás verla todos los días.

- Sí, pero no creo que yo le guste… - Suspiró.

- Bueno, tiempo al tiempo – Lo miré con una sonrisa tranquilizadora, a lo que él asintió.

- ¿A ti te gusta algún chico, Rose? – Preguntó con curiosidad a la vez que se me acercaba un poco más, observándome – Eres muy guapa, seguro que una chica como tú tiene novio.

- Pues no, y nunca he salido con nadie – Me daba vergüenza admitirlo, pero era verdad.

- Vaya, me sorprende… - Y su tono sonó realmente sorprendido. De repente se le iluminó la cara, como si acabara de comprender algo crucial – Te gustan las mujeres, ¿verdad?

- ¿Eh? – Me puse muy roja, y no sé porque, probablemente sólo se trataba de la insinuación que acababa de hacer, me daba vergüenza que Mitsui pudiera oírlo, incluso aunque las clases de 2º estaban alejadas de las de 1º - No, a mí… Me gusta… - Bajé la voz para revelar el secreto – Hisashi Mitsui, de 2º.