Capítulo Uno

Marcia estaba frente a la ventana mirando como cientos de vehículos pasaban por la avenida, "Se ven tan pequeños" pensó, alzo la vista y pudo ver la magnificencia de la gran ciudad, de su departamento en el piso 27 se podía ver toda la bahía a lo lejos. De pronto su mirada se oscureció, "Por todo esto deje atrás..." Se dibujo en su rostro una mueca que intentaba ser una sonrisa, mientras a su mente acudía el ruido sonoro de unas risas despreocupadas, fuertes y juguetonas, no las que estaba tan acostumbrada a escuchar en la ciudad, "Si" se dijo, eso era algo que aunque no quisiera, extrañaba profundamente.
El teléfono móvil que estaba en el centro de la mesa empezó a moverse, "Ahí esta nuevamente, no podía demorarse más tiempo", se dijo amargamente, pero volvió a repetirse que esa era la Vida por la que había luchado, no podía quejarse, vivía acomodada en uno de los mejores edificios de la ciudad, con una vista maravillosa que había estado disfrutando en ese momento y en su trabajo las cosas no podían ir mejor, se quiso convencer.
- ¡Por fin contestas Marcia, ¿Qué has esttado haciendo, pensando en el próximo paso a dar me imagino - Se escucho la voz grave de Felipe, su editor, que más que eso parecía ser su verdugo.
- ¿Qué no puedes darme unas horas libres FFelipe, ¿Acaso no tienes cosas más interesantes que hacer que estar llamando a cada momento? - Respondió Marcia, pero de inmediato se recrimino, Felipe era su amigo y solo quería lo mejor para ella, así se lo había demostrado todos estos años, acogiéndola cuando nadie confiaba en ella y haciendo de ella lo que era ahora.
- Oh vamos Marcia, estás en uno de los mejjores momentos de tu carrera y tienes que saber aprovecharlos, solo eso. ¿Ya pensaste donde vas a viajar primero para promocionar tu nueva novela, tienes que pensar muy bien en las ofertas que has recibido, ya tienes mi opinión al respecto, solo espero el vamos tuyo para comenzar con los trámites -
Marcia si lo había pensado! Y vaya que si, durante las últimas cuatro horas no había dejado de pensar, ¿Acaso su destino era volver ahora?. - ¿Estás seguro Felipe que ese es el mejorr destino? - Preguntó Marcia rogando al Cielo escuchar una negativa.
- Claro que es el mejor destino, ya te lo he explicado, la ubicación, la publicidad... -
La voz de Felipe se confundió en la mente de Marcia con otras voces, las voces de dos adolescentes sentados en la falda de un árbol, mirando, abrazados, el sol ocultarse en el horizonte, hablando del futuro, de su futuro juntos.
- Marcia, Marcia, ¿Has escuchado todo lo qque te he dicho? - La fuerte impaciencia de Felipe hizo que Marcia regresará de sus ensoñaciones.
- ¿Cómo, ¿Qué decías? -
- ¿Has tomado ya una decisión? -
Luego de un profundo silencio, Marcia sabía que ya no podía seguir aplazándolo por mas tiempo.
- Esta bien Felipe, vamos donde tu digas -- Dijo Marcia con un de velo de tristeza en su voz - Buenas Noches - Y cortó la comunicación.
Ya el día de volver estaba más cerca de lo que ella misma quería admitir.

La luz de la mañana entro suavemente a la habitación por la cortina semiabierta, la cama estaba en el centro mismo, a la izquierda estaba la puerta que daba a un baño pulcramente limpio, lleno de todas las comodidades que se podían desear. Marcia estaba de espaldas mirando el cielo de su habitación, la noche había sido muy larga y a poco pudo dormir, la preocupación la había mantenido alerta toda la noche sin poder descansar. Ya sin más remedio que levantarse, Marcia partió al baño, una vez ahí y frente al espejo miro su rostro, "Que bellos ojos tienes Marcia, puedo ver tu alma a través de ellos, siempre brillantes y claros" creyó escuchar en su oído suavemente, pero no, aquellos ojos que fueron hermosos en una época, habían perdido su brillo, dando paso a una tristeza opaca que no había logrado sacar de su alma.
Ya más tarde, salió a la oficina de su editor con algunos manuscritos bajo el brazo, era ya el inicio de su próxima novela, prisionera de tantos pensamientos su salida siempre fue la escritura y ahí, en el asiento del copiloto era prueba firme de que eso aún funcionaba.
- Vaya Marcia, menuda noche has tenido, míírate chica, ¿Te sientes bien? - Dijo Felipe en cuanto llegó a su oficina.
Tuvo que controlarse para decirle que por su culpa estaba así, si no se le hubiera ocurrido viajar a ahí precisamente, donde aún estaba él... Pero no, Felipe no tenía forma de saberlo y además ella tenía que ser profesional, en busca de todo eso había ido a la Gran Ciudad.
- Si estoy bien, solo estuve escribiendo -- Marcia le mostró los manuscritos que llevaba con cierto deje de indiferencia.
Felipe los tomó de inmediato y los leyó, hubo un momento de silencio que Marcia aprovecho para poner paz a la tempestad de sensaciones contradictorias que tenía. Cuando termino de leer las pocas hojas, Felipe alzo la mirada y la poso sobre Marcia, sin decir ni una palabra, pasaron varios minutos.
- ¿Cuándo es posible que la termines? - Suu mirada era muy seria.
- No lo sé Felipe, anoche solo escribí y nno pensaba en nada, no sé para cuando este lista, son sólo las primeras páginas - Dijo Marcia queriendo quitarle un poco de importancia.
- Esta historia ha comenzado muy bien, unaa vez más muestras que tienes mucho talento, pero... - Los ojos de Felipe se posaron nuevamente en el documento - Creo que este si va a ser el éxito más grande de tu Vida, tengo esa seguridad - Felipe le entrego las hojas a Marcia con mucho cuidado y miró de reojo a la chica que tenía de pie frente a él, había cambiado, había crecido mucho como escritora, pero seguía con aquella tristeza de siempre. Felipe pensaba que no siempre había sido así, algo tenía que haber sucedido para que esa linda chica haya renunciado a ser feliz, se dijo a si mismo, y quizás el manuscrito que ella tenía en sus manos le ayude a saberlo.
La mirada de Felipe la había dejado helada, algo dentro de ella le decía que ese hombre de facciones expresivas y serio, había encontrado algo que ella misma no sabía que era.
- ¿Ya sabes cuando nos vamos Felipe, ¿Quéé te han dicho? - No tenía caso seguir ignorándolo.
- Nos vamos en tres días pequeña, así que prepara tus cosas, nos esperan muchos días de largo trabajo - Dijo Felipe dedicándole su más tierna sonrisa, Marcia se tranquilizo, había olvidado por un momento a quien tenía enfrente, le devolvió la sonrisa con la misma ternura y se dirigió a la puerta.
- Marcia no olvides seguir escribiendo, enn tus manos esta ahora poder encontrar la respuesta a las dudas que tantos años has albergado dentro de ti -
Marcia se pregunto a que se refería, dirigió su vista a lo que tenía en las manos y encontró su manuscrito, logró divisar una pequeña luz de esperanza.
- Si, quizás tengas razón, nos vemos en trres días entonces - Estaba saliendo cuando recordó algo - Y no llames a menos que sea necesario . Quiero descansar, si? -
- Claro no te preocupes, a menos que sea eestrictamente necesario, no haré sonar tu móvil, sé que tienes que prepararte para este viaje en especial, y no me mires así, se te nota en todo el cuerpo que algo esta pasando, Hasta tres días entonces -
No dejo lugar a que le contestara, el teléfono sonó y Felipe se vio inmerso en una conversación de negocios que Marcia no tenía intenciones de escuchar nunca, lo suyo no eran los números se dijo y se fue.
Mientras iba bajando en el ascensor se pregunto si era tan evidente que algo pasaba, pero no, era solo que Felipe la conocía demasiado bien.
Al salir de su editorial y camino a casa choco directo con una chica que iba leyendo, le pidió disculpas y recogió las hojas que se le había caído con el impacto. Cuando las hubo levantado todas, estas volvieron a caer al suelo cuando la chica vio a Marcia, tomo el libro que estaba leyendo, coloco la contraportada y si, era la misma persona; volvió a recoger las hojas mientras se deshacía en un millón de disculpas, Marcia no podía dejar de sonreír por la espontánea reacción al verla.
- No te preocupes... disculpa, ¿Cómo te lllamas? - dijo Marcia mientras se arrodillaba a recoger las hojas que la chica dejaba caer producto del nerviosismo.
- Eh... mi nombre... a si, Hola me llamo EElena, un gusto en conocerla señorita Marcia - dijo la chica estirando la mano para saludarla.
- Hola Elena - Le sonrió Marcia - Para mi también ha sido un gusto conocerte . - Y le tomo la mano en respuesta.
- Disculpe, sé que debe estar todo el día en esto, pero le importaría firmarme el ejemplar que tengo de su novela, solo hoy pude comprarla y ha sido toda una sorpresa encontrarme con usted -
- Claro, ¿Dónde te firmo? -
Elena le mostró la página que quería y le paso un bolígrafo, cuando termino de escribir la dedicatoria, vio algo que tenía escrito a un costado. Ahora ella era la sorprendida de ver dicho nombre ahí.
- Tú... tú eres de este lugar? - Pudo artiicular.
- Si, siempre he vivido allá - Le respondiió la chica.
- ¿Sabes si la familia Del Valle sigue vivviendo en la esquina de Bradminton con Elestar? -
- Si - dijo Elena - Pero solo vive una perrsona ahí, todos los demás se han marchado, solo él quiso quedarse. -
No había necesidad de que le dijera quien estaba viviendo ahí todavía, él se lo había dicho una vez, amaba ese lugar y no lo dejaría.
- ¿Sucede algo? -
- No, nada Elena, ya me tengo que ir, pronnto haré una gira y uno de mis destinos es ese lugar, pero no le digas a nadie, que aún no esta confirmado, si voy, espero poder verte allá - Marcia se despidió y comenzó a caminar alejándose, cuando se volvió y le extendió dos papeles color azul a Elena - Con esto podrás entrar hasta donde yo este, solo tienes que presentárselas a las personas que estén encargadas del evento y te llevarán a donde este, asó podremos hablar otra vez, te parece? -
- Claro que si - Elena miraba feliz los doos tickets - Pero tengo dos, para quién es el otro? -
- Quiero que por favor se lo entregues a AAndrés que sigue ahí, ¿puedes hacerlo? -
- Yo lo haré y muchas gracias -
- Ahora si tengo que irme, hasta pronto Ellena -
Marcia subió a su auto y puso dirección a su departamento, ya lo había hecho, ahora solo quedaba esperar, aunque el tiempo corriera de una manera dolorosamente lenta.