Disclaimer: Bleach ni sus personajes me pertenecen.

Nota: Flash back en letra cursiva!


Hasta ese momento, sus pies la habían guiado por inercia hasta la oficina del alto mando de la División 10, y sólo cuando sus nudillos hicieron contacto con la puerta de madera, se dió cuenta (tarde) de lo que estaba haciendo. Y ya era muy tarde para esconder su reiatsu y salir a la carrera de allí.

– Pasa – su inconfundible voz habló desde el interior.

Hinamori tragó saliva nerviosa y, deslizando la puerta, entró con paso vacilante.

Toshiro estaba solo, por supuesto. Matsumoto se había encargado de ello. Pero eso no bastó para tranquilizar la agitada respiración de Momo.

– ¡Hitsugaya-kun!

El aludido levantó la mirada de su papeleo.

– Te he dicho mil veces que es... ¿Hinamori?

En un desesperado intento de calmar su respiración, Hinamori simplemente había dejado de hacerlo, y se estaba poniendo de un curioso color... morado.

– Hinamori – a Hitsugaya le corría una gotita por la sien.

– ¿Mmmmh?

– ¿Pasa algo?

Hinamori negó repetidamente con la cabeza.

– Entonces, ¿por qué pareciera que necesitas... aire?

Sin soportarlo más, Hinamori tomó aire hondamente.

– Hmp... tonta. – Hitsugaya siguió leyendo el papel que tenía en su mano.

– ¡Shiro-chan! – exclamó la chica, jadeando –. ¡Qué cruel! ¡Pude haber muerto y eso es todo lo que se te ocurre decir!

Hitsugaya hizo una mueca y se repatingó en la silla.

– Nadie te llama a venir a asfixiarte en mi oficina – acomodó ambas manos en su nuca –. Por cierto, ¿qué haces aquí?

Hinamori bajó la vista y comenzó a chocar ambos índices contra sí.

– Este... Shiro-chan...

– Hitsugaya-taicho – corrigió Toshiro.

Hinamori prosiguió como si nada.

– Rangiku-san me dijo que... mañana es el día de hizo una pausa –... san Valentín...

– ¿El qué?


¿El qué? preguntó Hinamori.

¡El día de san Valentín! – Matsumoto excalmó con los ojos brillantes –. Hinamori, no me digas que no lo conoces.

Hinamori se ruborizó.

– Este...

Rangiku resopló.

– El día de los enamorados, ¿me estás tomando el pelo?

Momo negó con la cabeza.

– El día de los enamorados – repitió Matsumoto – se celebra una vez al año, y en él, los enamorados se regalan flores y chocolates, y salen a cenar o a bailar... ¿no lo entiendes? – tomó a Hinamori por los hombros y la zarandeó – ¡es tu oportunidad!

La teniente de la quinta división, algo mareada por el zarandeo, puso cara de no entender.

– ¿Mi... oportunidad?

– ¡Pues claro! – Matsumoto levantó un índice –. Es la oportunidad perfecta para que salgas con mi Taicho.

– ¿Que... qué?

– ¡Es fácil! Si él no da el primer paso...

– Pero, Rangiku-san...

Matsumoto, algo irritada, le metió una enorme galleta en la boca a Hinamori, impidiéndole hablar.

– Nada de peros. Ahora, escucha – Rangiku tomó un trago de té haciendo una tétrica pausa. Mientras Hinamori se debatía entre masticar la enorme galleta o escupirla –. Desde que mi Taicho está más crecidito – le brillaron los ojos – un montón de chicas mosquean a su alrededor y lo invitan a salir. Por supuesto mi Taicho acepta, pero es pura cortesía, te lo aseguro – le guiñó un ojo a la pobre Momo, que aún tenía imposibilitada el habla –. Ahora es tu oportunidad de invitarlo.

Hinamori tomó aire para hablar, pero no pudo porque aún tenía la galleta en la boca, y porque Matsumoto seguía hablando.

– San Valentín no es sólo el día de los enamorados. También es el día de la amistad. Ya sé que estás enamorada de mi Taicho, pero puedes usarlo como excusa.

– Pevo... ¿y fi alvien ia lo invifó? ¿Y fi él ia invifó a alvien? – logró decir Hinamori.

La voluptuosa mujer sonrió maliciosamente.

– No ha invitado a nadie, te lo aseguro.

– Llangiku-fan, ¿pov qué honríef?

– Por nada.

Hubo una pausa en que Hinamori, jadeante, por fin tragó la galleta.

– ¿Te gustó? ¡Las hice yo!

– Se nota – murmuró Momo –. En fin, ¿cuándo es el día de... Lief Ericson, o como se llame?

– ¡San Valentín!

– Lo que sea...


Mientras, en una remota bodega del escuadrón trece...

– ¡Sáquennos de aquí!

– ¡Estamos encerradas!

Las dos chicas golpeaban en vano la puerta, mientras otras cuatro yacían sentadas entre cajas, conversando.

– Yo llevo un día aquí, encerrada. Lo único que me acuerdo es que me dirigía a la oficina de Hitsugaya-taicho.

– ¡Qué coincidencia! Yo iba a invitarlo a salir para el día de san Valentín...

– Yo estaba a punto de entrar cuando perdí el conocimiento. Lo último que recuerdo haber visto fueron pétalos negros y una cabellera larga y anaranjada.

– Hakufuku, sin duda. Pero ¿quién habrá sido?

Las cuatro mujeres suspiraron rendidas, mientras las dos recién llegadas intentaban en vano salir de allí.


Nota: Leif Ericson fue un vikingo irlandés, supuestamente uno de los primeros europeos en llegar a América (500 años antes de su descubrimiento). Pero, si en tus ratos de ocio has visto Bob Esponja, puede que este nombre te resulte conocido (ver ''amigo burbuja'' xD)

En fin, la canción la pondré en el próximo capítulo (:

Gracias por leer!