Era el mismo barco, era la tercera vez que subía en aquella majestuosa nave, de cubierta infinita, de

camarotes plagados de lujo, de salones de fiestas enormes... cerró los ojos durante un momento

cuando cerró una de las puertas que la conducían a la cubierta y se centró en el jolgorio que

procedía del interior de la sala, sus amigos acababan de empezar una fiesta que probablemente

duraría hasta bien entrado el primer rayo de sol del alba. Podía distinguir las voces de cada uno de

ellos sin excepción, las carcajadas de Shigeru, las quejas de Sakurako y las voces de Sojiro y Akira

cantando algo que parecía una canción. Volvió a abrir sus orbes color chocolate y mientras se

apartaba unos mechones de pelo que le habían venido a la cara debido a la brisa marina nocturna y

empezó a caminar en dirección a la barandilla de hierro que los protegía de caer al vacío al inmenso

mar, con cuidado se recostó en ella, estaba fría, pero no le importaba. Se apresuró a tomar el último

sorbo de la copa de champán que se había llevado del interior de la fiesta y soltó un leve suspiro.

Cuatro años era mucho tiempo para ambos.

Se pasó la yema de su dedo índice por el labio inferior entreabierto al recordar el primer episodio

vivido en aquel majestuoso crucero, una fiesta, un baile, un vestido elegante y un beso. Su cuerpo

era capaz de recordar a la perfección como después de tropezar con aquella sandalia de un tacón

demasiado pronunciado para ella había chocado fuertemente con el último hombre en la tierra con

el que hubiese decidido besarse. Dejó la copa de champán a un lado y empezó a caminar a paso

lento agarrada a la barandilla, intentando despejar sus pensamientos, había empezado a refrescar

pero ella no estaba demasiado pendiente del tiempo.

-¿Una fiesta en tu honor y eres la primera en desertar? -La muchacha de cabello castaño se giró para

contemplar de dónde venía aquella voz tan familiar, sonrió cuando vio el rostro sereno de su mejor

amigo, Rui, caminó en silencio hasta ponerse al lado de ella y mientras se agarraba a la barandilla

observó el cielo teñido de oscuro y las infinitas estrellas que en él despuntaban.

-Esperaba que viniera -Murmuró Tsukushi mirando en la misma dirección que él, en el rostro tenía

dibujada una triste sonrisa -Sé que me dijo que no podría asistir pero en el fondo de mi corazón

esperaba verlo aquí... -Su cuerpo empezó a temblar y en seguida unas pequeñas lágrimas empezaron

a asomarse en su rostro -¿Sabes? -Se había apresurado a secar las lágrimas con el dorso de su mano,

no le gustaba mostrar cualquier signo de debilidad frente a los demás, nunca. -Antes me he puesto a

recordar las experiencias vividas en este barco, y en las dos ocasiones en las que he subido fui

besada por el mismo chico... -Alzó el rostro para que sus ojos encontraran la calma de los de Rui

-Por eso pensé que hoy también iba a ser así – La voz se le quebró inevitablemente y apoyó la

cabeza en el pecho de él -Soy una tonta... -Murmuró a la vez que veía caer sus propias lágrimas en

el suelo de la cubierta.

-Todos le echamos de menos... -Murmuró Rui mirando al horizonte, tenía los ojos entrecerrados

debido a un nuevo arranque de brisa marina -Estoy seguro de que él tampoco está muy feliz de

haberse perdido el cumpleaños de su prometida.

-Simplemente quiero que pasen estos meses de angustia y que vuelva a mi lado... -Sollozó

agarrándose a la chaqueta de su mejor amigo -Sólo quiero que no vuelva a alejarse nunca más de

mi... - A las dos últimas lágrimas le siguieron otras tantas y ya le resultó imposible poder parar.

Cumplir años en un momento como aquel no le importaba, como tampoco se sentía feliz con la

celebración, se sentía sola, terriblemente sola aunque la rodearan una gran cantidad de buenos

amigos. Sólo debía ser paciente y esperar.