Aclaración: Naruto y Naruto Shippuden pertenecen al mangaka Masashi Kishimoto. La historia es de mi completa autoría. Créditos al creador(a) por la imagen de portada.
Advertencia del Fic: Puede contener personalidades OOC / Universo semi-alternativo.
Advertencia del capítulo: Salto temporal.
Protagonistas: Haruno Sakura, Uchiha Sasuke
Resumen: Sakura no era lo que todo el mundo creía, no tenía la familia que todos en la aldea conocían y mucho menos albergaba los sentimientos que todos aseguraban. Cuando Sasuke la encontró, no imaginaba que ella tenía nuevos propósitos... Y amarlo no era uno de ellos.
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Capítulo 1
»The flower of the future«
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Gritos, súplicas, llantos y quejidos se escuchaban a su alrededor. El cielo teñido de anaranjado se convertía en el peor escenario para un par de muertos y miles de heridos; las calles eran invadidas por las estampidas humanas que acrecentaban con cada sacudida.
¿Cómo era posible eso?
Se preguntaba una chica de dieciséis años, recordando lo que había pasado durante el lapso de tiempo en el que había estado con ellos. Ella era una máquina, un objeto que sólo recibía órdenes. No debía sentir apego hacia las personas que le rodeaban. Ella no tenía sentimientos.
Sus manos manchadas de sangre temblaban sin cesar y su rostro empapado en lágrimas se hinchaba cada vez más a causa de las mismas. Pero ella no entendía porqué. Siempre fue educada para matar a sangre fría y caminar entre cuerpos putrefactos en estado de descomposición. Nadie le había enseñado a sentir malestares en el pecho, ni punzantes dolores en el vientre, ni mucho menos el hormigueo en su estómago.
—¿Qué es esto? ¿Por qué siento esto?
Empuñó con miedo su preciada katana mientras hablaba con su subconsciente. Por primera vez en toda su vida sentía miedo. Miedo de lo que pudiera pasar en el futuro, miedo de lo que ella siempre fue en el pasado, miedo de lo que estaba haciendo en ese momento y miedo de él.
Aquel chico de penetrante mirada aceitunada y negros cabellos, que la miraba con intensidad desde el suelo. Lleno de heridas por todo el cuerpo, con la ropa sucia y rasgada, pero sobre todo, con el Sharingan activado.
—¡Reacciona de una vez, Sakura!
Lo escuchó decir con insistencia. Sus manos temblaron aún más con aquella voz... La voz que se encargaba de interrumpir sus sueños a la mitad de la noche, la misma voz que se había colado en sus más frescos pensamientos desde que tenía doce años. La voz molesta y arrogante que la alejaba siempre que ella se le acercaba.
¿Reaccionar? Ella estaba en sus cinco sentidos. La pequeña flor de cerezo había reaccionado desde hacía mucho tiempo; la pequeña Sakura despertó de su sueño profundo para cumplir su propósito.
—Mataste a Itachi... ¡No te lo perdonaré!
Observó cómo el cuerpo masculino se tensaba. Para él tampoco era un tema del cual quería hablar, pero ella insistía cada vez que se lo topaba. El mismo nombre salía de sus labios, provocando en el chico, una rabia inexplicable.
—¡Tú no tienes nada que ver en esto! —vociferó con ira—. Itachi no era nada tuyo... ¡No trates de cobrar venganza en su honor!
—¡Yo lo quería! No sabes nada, absolutamente nada.
Esta vez fue clara la sorpresa en el chico, que abrió los ojos más de la cuenta y abrió la boca. Sakura también estaba anonadada por lo dicho, ¿de verdad quería a Itachi? No lo sabía, ni siquiera sabía lo que era el amor o el cariño, pues nunca lo recibió. No al menos en lo que recordaba.
—Mientes —el azabache habló por lo bajo—. Tú no amas a nadie más... ¡Tú me amas a mí!
—¿Por qué habría de hacerlo? —se mofó ella, bajando la katana al suelo—. Tú nunca me diste amor, ni siquiera cuando yo te lo suplicaba... Me abandonaste en esta misma aldea cuando teníamos doce años y cuando nos volvimos a encontrar, sólo me insultaste, ¿recuerdas, Sasuke?
—Yo... No lo sé —Sasuke susurró al vacío—. Pero estoy seguro de que me amas.
Sakura rió con amargura. A pesar de que deseaba matarlo en ese momento, no soportaba la manera en la que él aún la rechazaba y alegaba tener seguro su amor. El dolor en su pecho se hizo más agudo, pero sus manos dejaron de temblar. Ahora lo tenía claro: lo mataría en ese momento.
Tomó el arma con ambas manos y activó el poder que su padre le había concedido, dejando a Sasuke indefenso. Impulsó hacia atrás sus brazos hasta quedar a la altura de su cabeza. Una sola estocada en el pecho y él moriría. Sin embargo, ella aún dudaba de él.
¿Por qué no hacía nada?
¿Por qué no luchaba, si aún podía hacerlo?
¿Acaso se había resignado a su muerte?
No. Ella no podía siquiera pensar eso de alguien como Uchiha Sasuke. Él había asesinado a Itachi; él había abandonado Konoha, cuando su mejor amigo Naruto hacía lo posible por evitar que cayera en las garras del odio; él la había herido a ella.
—¿Te estás burlando de mí, estúpido?
Sasuke no respondió. Al contrario, soltó una carcajada que le afirmaba su pregunta. Sakura gruñó desbordando su rabia contenida. Para ella era humillante ver de esa manera a Sasuke; él debía suplicarle, rogar para que no lo matara... Intentar luchar por su orgullo. Esa reacción en él no era lo que Sakura deseaba ver.
Se dispuso a mover sus brazos para clavar la katana en el pecho masculino, y, un segundo antes de que lo hiciera, escuchó su aterciopelada voz susurrándole:
—Yo también te amo, Sakura.
Lo último que ella escuchó fue el filo de un arma ser incrustado en un cuerpo.
[...]
Despertó con la respiración entrecortada y empapada en sudor. De nuevo soñaba con él, en la misma situación, como si se tratara de alguna especie de premonición en la que ella no tenía compasión alguna.
Ella no se atrevería a levantar una mano en contra de Sasuke, no veía la más mínima posibilidad de aquello, así que no debía preocuparse mucho por esa pesadilla. Sakura primero se cortaría una mano antes de hacerle daño a él, podía jurarlo por sus padres.
Despierta, pequeña Sakura. Despierta y vuelve conmigo.
Un dolor en su pecho se hizo presente tras escuchar esa voz, que definitivamente no había sido de ninguno de sus padres; envolvió una de sus manos en chakra curativo y la colocó en su pecho, en el lugar donde se encontraba su corazón.
Nuevamente temió por su salud. Primero, eran aquellas voces en su cabeza que le repetían constantemente que despertara, cuando claramente ya lo había hecho; luego, los recientes dolores de cabeza y pérdida de visión en más de una ocasión; y ahora los matutinos dolores en su corazón que le impedían levantarse y peor aún, le ordenaban tener el menor contacto posible con Naruto, Tsunade o Kakashi. Si aquello continuaba así, segura de se volvería loca.
Pero no tenía tiempo para pensar en ella. Ese día tenía mucho trabajo que hacer en el hospital y no resolvería nada quedándose en casa. En algún momento tendría que encarar las insistencias de Naruto y los regalos de Tsunade, así que decidió tomar un baño, cambiarse a su habitual vestimenta y salir de su hogar con dirección al hospital.
Antes de que llegara, apareció una de sus pesadillas: Uzumaki Naruto. El rubio de grandes ojos azules apareció por detrás de su espalda, dándole un gran susto a la kunoichi, por lo que ésta no dudó ni un segundo en devolverle el saludo con un fuerte golpe en la cabeza, provocando un gran chichón en la parte afectada.
Caminaron un par de metros hasta que los llamaron a la oficina de la Hokage, seguramente tenían una misión. Se dedicaron una mirada intrigada y corrieron hacia el lugar solicitado, encontrándose con Kakashi.
Efectivamente, tenían una misión. Y no cualquiera. Era el rescate del Kazekage, el cual había sido secuestrado por dos miembros de Akatsuki tras una fiera batalla en Suna. Naruto no lo dudó y salió a prepararse, Kakashi hizo lo mismo. Pero ella no estaba segura de querer ir; no por cobardía, sino por temor a lo que le pudiera pasar a Naruto. Además, tenía un mal presentimiento que, extrañamente se conectaba a su más reciente sueño.
Salió inmediatamente de la oficina de Tsunade, antes de que la mayor la bombardeara de preguntas. Preparó lo necesario para llevar a cabo una misión exitosa, pero de nuevo sentía aquella voz susurrarle al oído:
Ya casi es la hora de despertar, mi pequeña flor.
Se jaló sus rosados cabellos con desesperación y gritaba maldiciones al aire. Nadie sabía de su estado y no planeaba contárselo a nadie. Seguramente la tacharían de loca y la someterían a tratamientos tortuosos. No debía decírselo a nadie. Mucho menos ahora que tenían una importante misión.
Se miró al espejo por última vez, notando un ligero cambio en ella: el brillo en sus ojos era nulo y el jade de sus iris era opaco, algo anormal en ella, que desprendía calidez y confianza a través de sus ojos.
Mi querida Sakura.
—¿Padre?
Se sobresaltó al percatarse de lo que había dicho. Su padre no estaba ahí, por lo que no había ninguna razón por la que lo llamara, mucho menos cuando acababa de escuchar de nuevo aquella profunda voz. Sacudió la cabeza, tratando de desechar cualquier pensamiento con relación a lo que acababa de pasar, así que no esperó ni un momento más y salió de su casa, despidiéndose de sus padres.
—¡Sakura-chan! Has tardado mucho.
No se dio cuenta de cuándo había llegado al lugar acordado por el equipo, sin embargo, sólo se limitó a responder y seguir el camino, sin detenerse a mirar a su compañero rubio.
Padre.
Aquella palabra resonaba en su cabeza con más fuerza cada vez. Sentía la necesidad de decirla, de gritarla al cielo. No sabía porqué, pero le aterraba saber la respuesta.
Padre, ven conmigo.
Por alguna razón, quería que su padre la abrazara, sin embargo, los brazos de Kizashi no eran de su agrado. No los sentía cálidos. Ella deseaba ver a su padre en ese momento, y Kizashi no era su padre.
¿No era su padre?
¡Definitivamente lo era! Se abofeteó mentalmente al pensar aquello. Haruno Kizashi era su único padre y siempre lo sería, al igual que su madre Mebuki. Ellos la habían procreado, eran ellos los que debían ser llamados con ese honorífico: Padres.
Y no aquel hombre de extraña mirada.
A ese hombre sólo lo había visto en sueños, no tenía porqué alarmarse de él. Admitía que era bastante apuesto y en sus sueños lo veía siendo cariñoso con ella, pero no comprendía la razón. Ella no lo conocía.
Su maestro la miraba con sospecha, y su amigo sólo la seguía con preocupación.
Naruto se dio cuenta de que algo no andaba bien en ella, su mirada lo decía todo. Pero decidió no preguntarle nada, al menos hasta que se detuvieran a acampar o llegaran a Suna. Ahora le parecía incorrecto hacerle preguntas, cuando era claro que no le prestaría la más mínima atención.
Por ahora, tenían una misión delante de ellos. El rescate del Kazekage y uno de los mejores amigos de Naruto, Gaara.
Sakura no podía flaquear, por más voces que escuchara en su cabeza. Tendría éxito en la misión y después se enfocaría a la búsqueda de Sasuke. Ella aún lo amaba y no permitiría que sucumbiera ante el deseo de venganza.
Continuará...
Notas:
¡Hola! Soy Zaphyr, nueva en esta plataforma y fan del SasuSaku. Tengo muchas ideas para este fandom, espero no decepcionar a las personas que me lean.
Este es un pequeño prólogo, así que decidí no hacerlo muy largo. Espero que les haya gustado.
Si les gustó, pueden dejarme un comentario. También estoy abierta a sugerencias y cualquier crítica.
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