Disclaimer: No me pertenecen los personajes de "Sorceror Stabber Orphen".
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El regalo bajo la luna
Capítulo 1: "Perdidos en el bosque"
En la espesura del bosque...
Hacía ya demasiado tiempo que deambulaban por aquel camino en el que solo se veían más y más árboles. Nuevamente reconocían como familiar un tronco de forma particular que yacía frente a ellos. Habían estado caminando en círculos todo éste tiempo. Uno de los viajantes, un hechicero de profundos ojos marrones y de temperamento irritable, comenzaba a desesperarse y culpaba por la situación a la muchacha de cabellos rubios y brillantes ojos azules que caminaba unos metros delante de él. El joven aprendiz de hechicero (un muchacho de cabellos rubios y ojos de color verde) al notar el malhumor de su maestro prefirió permanecer callado.
Orphen¿Y ahora por donde¿Eh, Cleao? - Dirigiéndose a la joven muchacha exasperado-
Cleao: Eh... yo... es por allá... o tal vez por allá - Decía señalando hacia distintas direcciones, estaba confundida.
Orphen¡Es todo culpa tuya¡Si no te hubiéramos hecho caso ya estaríamos en el pueblo!
Cleao: Lo siento Orphen - replicó ella - De todas formas podrías no haberme hecho caso - dijo desafiando al hechicero.
Orphen¿¡Que¡Fuiste tú quien dijo que quería guiarnos hasta la ciudad¡Niña tonta¿Por qué demonios le hice caso?
Ahora era Cleao quien se había enfadado tras oír aquellas palabras del hechicero.
Cleao¡Bien¡Pues yo me voy!- Dijo testarudamente- Veremos quien llega primero a la ciudad. Vamos Leki - dijo a su pequeña mascota, un cachorro de Dragón Lobo, que la miraba aturdido.
Majic: Pero Maestro ¿No cree que es muy peligroso que Cleao vaya sola?
Orphen: Déjala. Es ella quien quiere irse - dijo mirando hacia otro lado.
Majic: Maestro...
Orphen¡No se hable más! Tomaremos aquella dirección - dijo señalando entre unos árboles, dando la espalda a Cleao, quien se alejaba en la dirección opuesta a la que se dirigían sus amigos.
Mientras la muchacha se alejaba más y más para adentrarse en aquel espeso bosque. Estaba anocheciendo pero ella no lo había notado pues estaba sumida en sus pensamientos, caminando con la mirada perdida.
Estaba enfadada, no podía creer como la había tratado aquel hechicero cuando ella solo quería ayudar.
Cleao¡Aaahhh! - Gritó descargando su ira -¡Ese Orphen¡Es un grosero ¿Cómo ha podido tratarme así?! - dijo bajando el tono de voz-...yo solo intentaba ayudar.
a su cachorro, que caminaba a su lado, como esperando una respuesta de él. Luego dirigió su mirada al cielo, notando que ya había anochecido y el cielo se encontraba completamente bañado de estrellas.
Orphen: Al fin llegamos al pueblo, después de tanto vagar en ese bosque - dijo admirando las casas que se alzaban delante de ellos-.
Majic: Maestro... Cleao aún no ha llegado. ¿No le preocupa?
Orphen: - Mirando el cielo pensó ¡Niña tonta!...donde se habrá metido.
Majic: - Notó a Orphen distraído tras su pregunta- ¿Maestro...?
Orphen: No te preocupes, ya regresará - aunque en su mente aquellas palabra no lo tranquilizaban: Cleao...-.
Cleao: Esto es culpa de Orphen - decía quejosamente- si él no me hubiera tratado así yo no estaría sola en este horrendo bosque, y perdida - dejó escapar un suave suspiro.
Intentó encontrar una forma de regresar pero ya era muy tarde y los caminos se encontraban tan oscuros que la sola idea de recorrerlos aterrorizaba a la muchacha.
Rendida, se sentó en una roca que se ubicaba en el centro del pequeño claro donde ella se encontraba.
Se aferró muy fuerte a Leki.
Cleao: Tengo miedo... Orphen.
En la posada...
Orphen: Voy a caminar - dijo, sin mirar a su aprendiz, al salir por la puerta.
Aunque su maestro no lo admitiera, Majic sabía que Orphen se preocupaba por Cleao y que, efectivamente, él había salido a buscarla.
El cansancio lo invadió pero sabía que no podía abandonar la búsqueda. No podía abandonarla a ella.
Había pasado tanto tiempo sin encontrarla que por su mente cruzaban las mas horrendas escenas donde la vida de Cleao corría peligro.
Acelerando el paso sentía que algo no andaba bien. Llego a un pequeño claro donde yacía Cleao, en el piso. Su cuerpo inmóvil, sus ojos cerrados. Ni siquiera un pequeño movimiento. Orphen se acercó... temiendo lo peor. Ella estaba...
