Dean seguía a Gabriel de cerca, aún aturdido por lo que estaba a punto de hacer, aquel tipo, elegante, rico y de mirada burlona se había acercado a él hacía apenas unas horas y le había hecho una proposición totalmente indecente.

-10.000$ por acostarte con mi hermano-le dijo en tono serio.

-¿Perdona?-Dean le había mirado perplejo, sin creer lo que había escuchado.

-Te puedo dar 15.000$ si te parece poco-aumentó la oferta.

-Yo no soy la puta de nadie, amigo-le dijo enfurecido, sin embargo, pareció no escuchar la amenaza que había en su voz.

-Te ofrezco esa cantidad de dinero por acostarte con mi hermano y pasar la noche con él. Creo que es más que justo.

-¿Es qué no me has oido?-inquirió iracundo-vete a bucar a otro chapero de mierda por ahí.

-Piénsatelo estaré tomando una copa justo al otro lado-y señaló una de las mesas que se encontraban a pocos metros de distancia.

Dean tuvo ganas de partirle la cara en ese mismo instánte. ¡Por el amor de Dios! Él solo había salido a tomar una copa para olvidarse un poco de sus problemas, para olvidarse de que tenía un hermano pequeño al que cuidar y alimentar, unas facturas que pagar…y el alquiler del pequeño apartamento donde vivian él y Sam.

Realmente estaba en una situación desesperada, tenía dos trabajos entre semana y uno extra los fines de semana…y aún asi ganaba una miseria que no le daba para pagarlo todo.

Se revolvió el cabello, apesumbrado, sombrío y sin saber qué hacer. Ya le debía dinero a Bobby y Ellen les había ofrecido una cama donde quedarse…pero Dean no quería depender de nadie, no quería ser la obra de caridad de nadie, ni que nadie controlara su vida.

Bebió otro trago de su cerveza y miró a Gabriel, se sorprendió asi mismo considerando su oferta.

Era mucho dinero y eso le daría para seguir adelante durante bastantes meses, podría olvidarse un poco de sus preocupaciones e incluso dejar de hacer horas extras durante algún tiempo.

¿Dean Winchester, la puta de alguien? ¿La puta de un tio?

Había caído bajo pero esto…era demasiado. Y sin embargo ahí estaba, cada vez más convencido de que era la solución a sus problemas.

Al fin y al cabo ¿Era solo sexo no? Y aunque a él siempre le habían ido más las tias, nunca le había hecho ascos a nada…

Se levantó de la barra e interrumpió a Gabriel que le miró de forma inquisitiva.

-Acepto-dijo sin titubear ni un apice.