Historia basada en el libro de Cheyenne McCray, los personajes son de Rumiko Takahashi.
Notas abajo
Invitación
Kagome
Hola, mi nombre es Kagome Higurashi, tengo 29 años y soy licenciada en administración de empresas. Estoy sola en el mundo… bueno, no tanto… Vivo con mi amigo Miroku, compartimos un departamento desde hace 5 años pero lo conozco desde que éramos pequeños. Le tenía mucha confianza, por eso accedí a vivir en el mismo lugar y de esa forma compartir los gastos.
Miroku es un mujeriego de primera y en más de una ocasión hemos discutido porque tiene prohibido llevar a la conquista de turno al departamento. Las discusiones no son graves pero me doy el lujo de castigarlo con la ley del hielo (dejar de hablarle) por lo menos 1 día completo y esa es el peor cosa que le puedo hacer.
Mi vida es bastante aburrida, trabajo en Empresas Shikon desde hace 4 años y mi rutina se puede resumir en dos cosas: trabajo y casa. Miroku dice que soy igual a una persona de 50 años que no tiene motivos para vivir… si él supiera…
A pesar de la confianza que le tengo nunca le he contado mi secreto, después de entrar a trabajar a Shikon tarde un año para lograr que notaran mis capacidades y que me dieran un ascenso. Imagínense la sorpresa que me llevé cuando me nombraron asistente personal del señor Inuyasha Taisho, el presidente de la empresa. No lo podía creer y, no sólo por la responsabilidad que tenía entre manos, sino porque Inuyasha Taisho era el hombre del que me había enamorado desde el mismo instante en el que lo vi. El hombre que era el protagonista de mis fantasías eróticas que me atormentaban cada noche. Se trataba de sueños en los que los dos nos entregábamos en cuerpo y alma, donde correspondía al inmenso amor que le tengo. Pero claro, eran sólo eso… sueños, el señor Taisho jamás se fijaría en una mujer tan ordinaria como yo. Miroku decía que era bonita, pero claro; él era como mi hermano así que su opinión no contaba. Además existen objetos llamados espejos a los que no se les puede engañar. Yo era una mujer promedio, pasada de peso comparada con las escuálidas modelos que en ocasiones acompañaban a Inuyasha a algún evento social. Mis senos eran demasiado grandes y mi trasero estaba simétrico con mis pechos, es decir…: de gran volumen.
Sango una compañera de trabajo y quien considero mi única amiga ahí, me decía que mi cuerpo era perfecto, que no entendía porque lo escondía detrás de tanta ropa y que envidiaba la talla de sostén que utilizaba. Creo que le faltan lentes (Nota mental: decirle a Sango que se vaya a hacer un examen de la vista).
Volviendo al tema, no sé como pude soportar trabajar tres años con él… bueno, si lo sé. Deseaba estar a su lado aunque fuera sólo por cuestiones de trabajo. Estaba segura que algún día iba a darme un paro cardiaco por la velocidad con la que latía mi corazón cada vez que lo veía, que me hablaba. Era una dulce tortura que estaba a punto de terminar.
No lo podía creer, hace dos semanas me acabo de enterar que Inuyasha había vendido las acciones de la empresa para dedicarle todo su tiempo a negocios que le harían ganar más dinero.
Mi corazón estaba destrozado, no lo vería más.
Se suponía que yo continuaría siendo la asistente del nuevo presidente de la empresa, un tal señor Bankotsu. Y hablando del Rey de Roma, aunque en este caso reyes Inuyasha y Bankotsu salieron del elevador, se detuvieron a unos metros de mi escritorio y continuaron hablando. La verdad es que no puse mucha atención en lo que estaban diciendo porque sólo observaba al hombre de mi vida.
Tenía unos documentos en las manos mismos que estuve a punto de soltar cuando me di cuenta que Inuyasha volteó a verme. Inmediatamente dirigí mi atención a los papeles, me acomodé los lentes y fingí que los revisaba. Mis manos estaban temblando. Era jueves, el último día de mes. Inuyasha Taisho dejaría de ser el presidente y al día siguiente tendría que trabajar con alguien más. Suspiré buscando resignación a los cambios que estaban a punto de presentarse y al levantarme de mi silla estuve a punto de tropezar con alguien.
- Disculpe, no me fije… - pero no pude continuar, era Inuyasha quien se había parado detrás de donde yo estaba, no sé en qué momento se acercó a mi lugar.
- No se preocupe señorita Higurashi, yo supongo que la asusté – me dijo con una sonrisa en la boca, la sonrisa que yo adoraba… pero había algo más… sus ojos… sus hermosos ojos dorados tenían un extraño brillo.
- Claro… - dije tratando de acomodar los papeles que tenía en mis manos… estaba bastante nerviosa – ha sido un placer trabajar para usted estos tres años señor Taisho – fue lo único que salió de mi boca… que tonta… no se me ocurrió que otra cosa podía decirle.
- También para mí señorita Higurashi – dijo despidiéndose de mí con un apretón de manos - si me disculpa debo ir a recoger las últimas cosas – concluyó dirigiéndose a su oficina.
Me quedé callada… no supe que decir. Había sido lo último: no volvería a ver a Inuyasha Taisho.
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Inuyasha
Entré a mi oficina rápidamente, sino lo hacía iba a ser incapaz de detenerme y tomaría a esa mujer en la alfombra… me estaba volviendo loco…
Desde hace tres años conozco a Kagome Higurashi, cuando la vi la primera vez llamó mi atención poderosamente. Detrás de esos lentes, la ropa que utilizaba que parecía de una señora de 50 años y de su peinado había una mujer hermosa que me estaba matando.
Cuando descubrí en que área de la empresa estaba trabajando averigüe todo lo que pude, era una mujer muy responsable, había pedido sus referencias a través del área de recursos humanos y los comentarios de quienes habían sido sus jefes eran muy buenos, ahí estaba el pretexto con el que podría hacer que la ascendieran como mi asistente.
Es una mujer muy especial, extremadamente reservada, comprometida con su trabajo por lo que además de haber logrado su cercanía, había obtenido una gran asistente en quien podía confiar para coordinar el trabajo de la presidencia.
Además estaba su físico, su cuerpo era maravilloso, se notaba perfectamente la redondez de sus pechos listos para ser tocados por mis manos y sus nalgas eran una tentación diaria. Estuve tentado a establecer un uniforme para el personal de la empresa que prohibiera estrictamente los peinados que recogieran todo el cabello, el uso de faldas debajo de la rodilla y sacos tan grandes como los que usaba, pero los celos de que otros la vieran hizo que desechara la idea.
En ocasiones le pedía que revisara conmigo archivos o documentos sólo para poder estar más cerca de ella, el olor del shampoo que utiliza, su perfume eran afrodisiacos para mí.
Trate de respirar pausadamente para controlar la erección que se veía en mis pantalones.
Pero la tortura iba a terminar, claro… sólo a mí se me ocurrió ponerme la regla de no mezclar trabajo con situaciones personales.
En gran parte por eso había decidido dejar de ser presidente de Shikon.
Por fin iba a vengarme de la mujer que hace que me despierte cada noche bañado en sudor y haciendo indispensable una ducha de agua fría, por fin haría realidad mis fantasías, por fin pagaría por provocarme durante tres largos años.
Y eso sería mañana en la noche.
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Notas
Hola… ¿como ven? Iba a hacer un One shot, pero la verdad es que no puedo esperar para saber sus opiniones… sólo les puedo adelantar que habrá lemmon y que probablemente sólo sean tres capítulos. Aunque si me gustaría decirles que ésta historia esta subida un poquitín de tono… bajo advertencia no hay engaño. Ok?
De la otra historia: "Lady Escándalo", espero subir el capítulo final el domingo. Muchas gracias por sus reviews.
