Renuncia: Todo a Hirohiko Araki.
Notas: No soy capaz de escribir nada decente para mis dos bebés u,u
This lonely rain will keep on falling, till I see you again
[quiero volver a casa y que estés ahí]
—¿Estás seguro de que prefieres ir solo?— Giorno le pregunta, con sus ojos de estrella mirándole fijamente desde la mesa, la cabeza girada hacia un lado poco después, queriendo obviar su preocupación —Si no, Mista y yo podemos acompañarte.
Fugo está bastante seguro, se rehúsa excusándose sin tener las ideas conectadas, habla sobre su privacidad y que aquello —él— es algo que prefiere hacer solo. Él sabe que sus compañeros lo observan marcharse en completa soledad, en agonía personal.
Alquila una de las limosinas de Passione.
Y cuando el vehículo negro se estaciona en el parque del cementerio y desciende, Pannacotta siente cúmulos de lágrimas rodar por sus mejillas. Muerde su labio con ira reprimida hasta sentir el sabor del óxido. Una sangre que debería estar derramada en su lugar (porque a sus ojos, él, Pannacotta Fugo, era un traidor, y un mal amigo y—
Quería reventarse la cabeza contra el pavimento hasta que el peso en su ventrículo izquierdo dejara de dolerle).
De todas maneras, el cementerio está vacío y a nadie le importaría que un muchachito desvalido se destrozara los labios hasta el cansancio. No son horas para visitar a los muertos, y sin embargo hay una excepción. Se arrodilla frente a la tumba, y, aunque no es la primera vez que pasa, termina nuevamente merced del dolor que se ha vuelto especialmente insoportable el último mes.
Narancia Ghirga
20 de Mayo, 1983 — 6 de Abril, 2001
Y es que le había querido —tantotantotanto— que al marcharse no pudo nunca olvidar el sentimiento de tristeza mortífera que le carcomía entre las costillas al verlo perseguir su bote. Y al volver –amigos, compañeros muertos- se siente tan culpable que se le empañan los ojos y el cuerpo se le deshace en gritos y agonía.
No puede hacer nada ya. Más que amar y esperar algún día volver a verlo con su sonrisa torcida y sus constelaciones pintadas en la mirada; quizá no se enoje con él. Promete no hacerlo en la otra vida.
(—Tú eres mi familia, Fugo.)
Le duele, porque él se fue y no pudo decírselo: que siempre le recordaba, que aún lo seguía haciendo y que- su corazón late con tanta fuerza que se siente como si estuviera desangrándose por dentro.
(—No voy a abandonarte aquí.
Y Narancia le cree con una sonrisa de algodón en sus labios
.
La última que Fugo observa).
