Hola!!!!
Aviso a todos los valientes que se pasen por aquí si por alguna casualidad llegará a suceder, que aunque este no es el primer fic que escribo si es el primero que está en la palestra pública, jamás en mi vida he dejado a nadie leer lo que escribo... so... esto es una especie de challenge...
No hago un disclaimer porque es obvio que los personajes no son míos, no quiero lucrar con esto (no creo que nadie en su sano juicio pagara por leer mis locuras) y sólo el nombre de la protagonista es mío, pero un simple cambio de nada, podía haberle dejado el nombre Bella...
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Una gota de agua cayó en mi brazo, miré hacia arriba con disgusto, odiaba aquel pequeño pueblo. El cielo estaba totalmente encapotado por nubes grises, eso no pronosticaba lluvia, en Forks el cielo lucía así 350 días al año mínimo, pero teniendo en cuenta mi pobre suerte por supuesto que llovería hoy. No quise mojarme, recogí resignada todo el equipo de fotografía desplegado por el enorme balcón y ni me esforcé en guardarlo sabía que a la menor oportunidad lo estaría usando nuevamente. Forks tenía muchas cosas malas, encabezando la lista estaba el asqueroso clima pero entre sus pocas cosas buenas lo mejor de todo eran las vistas, un paraíso natural, demasiado húmedo pero paraíso al fin. No me podía quejar porque sin salir de casa, incluso desde mi habitación, tenía sin lugar a dudas una de las mejores vistas de toda la costa oeste de los Estados Unidos.
Mi casa, bueno la casa de Charlie, estaba ubicada en el límite entre La Push y el pueblo, en el risco más alto en unos 500 kilómetros a la redonda. Le solía llamar la mansión porque era la casa mas grande en la que jamás había vivido, tenía un enorme garaje justo en la entrada bajo el primer nivel y tres enormes pisos, que se acomodaban al desnivel del risco. En la primera planta estaba la sala de estar, la cocina, el comedor y un salón de fiestas con vistas al gigantesco patio orientado totalmente al oeste con una piscina totalmente innecesaria dado el clima de Forks. Solo habían cuatro habitaciones dos en cada planta restante, no sonaba a una mansión pero el punto clave de todo eran las dimensiones de cada espacio, obviamente la persona que Charlie contrató para concebir aquella monstruosidad encontraba entretenido el hecho de caminar grandes distancia solo para ir de una habitación a otra.
Dejando a un lado el salón de fiestas donde perfectamente cabían más de 300 personas sin chocarse entre ellas, mi habitación era la más absurda. Era como un gigantesco loft donde las áreas estaban muy bien distribuidas por algunos desniveles en el piso. A la izquierda al fondo la zona de entretenimiento con unos cómodos sofás y un gigantesco televisor pantalla plana empotrado en la pared de unas 80 pulgadas, a las izquierda en frente estaba la de estudio con unos libreros enormes una gran estación de trabajo y todos los demás utensilios de una bien equipada oficina. Si lo hubiese necesitado podría poner a trabajar a unas cinco personas en aquel espacio sin problemas de que se molestaran unas a otras. En la pared este, había dos pares de puertas dobles, versiones escala de la de la entrada, una era del cuarto vestidor y la otra del gigantesco baño. Frente a la entrada estaba mi cama, tan grande que no creía que unas dimensiones así tuvieran un size definido en el mercado, perfectamente podrían dormir cuatro personas sin molestar a los otros por mucho sueño intranquilo que tuvieran. Totalmente a la derecha y mirando al oeste estaba una pared o lo que debía ser una pared pero totalmente de cristal, cubría todo el espacio con unas gigante puertas de igual material que hacía parecer el paisaje como decorado de una pecera gigante.
Era bastante temprano para salir a la escuela, pero igual bajé a desayunar y me encontré a la señora Manson preparando el desayuno. Saludé sin mucho ánimo, aquella casa me deprimía era todo tan blanco, las paredes lisas e impecables, las puertas todas iguales, los muebles en blanco y caoba color del chocolate, el espacio abrumador y la enorme soledad que se sentía era aplastante. Por suerte al este de la casa se ubicaba una casita de dos pisos con dimensiones normales donde vivía la familia Manson, Claire y Norman un matrimonio que llegaban a los 60 años y su hija Natalia de 40 años. Esta última se ocupaba exclusivamente de la limpieza y organización de la casa, mientras su madre se ocupaba de la cocina, la colada y las compras, su padre del mantenimiento general de la casa además de servirle de chofer a mi padre de cuando en vez.
Ellos eran los únicos que convertían aquel lugar en algo menos aburrido, eran como los colores, su presencia a muchos metros de mi habitación era la única razón por la cual dormía en paz todas las noches. Incluso en ese momento que entré de aquel humor de perros la sonrisa con la que me saludó la señora Manson me hizo sentir el calor que sabía era inexistente en la casa. No me habló, solo dejó el suculento desayuno en la gran isla del centro de la cocina frente a mí, sabía cómo me sentía y no iba a forzarme a tener una conversación en el primer día de clases.
Hace un mes tomé la decisión de venir a vivir con mi padre, no es que con 17 años no hubiese podido irme por mi cuenta, es que sabía que mi madre no me dejaría en paz ni haría su vida con Phil a menos que supiera que estaba bajo la supervisión de un adulto, o al menos bajo la supuesta supervisión de uno. Mi madre se había casado, pero su esposo se pasaba la vida fuera de casa, Phil es deportista profesional, juega béisbol en las grandes ligas y no para de viajar constantemente, mi madre es incapaz de dejarme sola, así que le dije que me iba a vivir con Charlie. Mi padre aceptó al momento, incluso cambió sus horarios de trabajo para pasar al menos cuatro dias a la semana en la casa, a mí realmente me daba lo mismo, no es que no me gustara mi padre, al contrario, de todas las personas en el mundo para convivir, Charlie era de las que escogería, pero tampoco me gustaba que se las quisiera dar de padre protector, como en la última semana.
Charlie trabajaba en bienes raíces, se pasaba la vida viajando y comprando casas en cualquier lugar del mundo y contratando personas que las remodelaran para venderlas después al mejor postor, un negocio lucrativo pero de mucha dedicación al menos desde que él era el dueño de su propia empresa. Tuve que hacer acopio de toda mi paciencia el mismo día que llegué para que aceptara no aplazar un importante viaje a la India con tal de estar en la casa mi primer día del instituto, pero sabía que el jueves lo tendría merodeando de nuevo. Miré por el enorme ventanal de la cocina, llovía a cántaros y bufé por lo bajo. Primer lunes de septiembre, primer día de clases en Forks y mi primer día en el mediocre instituto de menos de 500 alumnos de un pequeño pueblo donde se me notaría aunque entrará camuflajeada como camaleón.
Llevaba mis más cómodos jeans negros skinny algo rotos en las rodillas del desgaste, eran mis preferidos, botas altas perfectas para el terreno y el clima de Forks, una fina y ceñida camiseta de mangas largas blanca, encima un grueso jersey deforme de lana color beige, más el grueso abrigo impermeable que estaba en el closet de la entrada que debía de coger antes de salir. Incluso con toda aquella ropa que parecía una cebolla de tantas capas que traía, de seguro pasaba algo de frío. Abandoné ese pensamiento, sino no iría a ningún lugar y tendría que lidiar con Charlie, Renee y con mis decisiones, dije que viviría en Forks y eso haría. No quería llegar al colegio con aquellas pintas de sureña poco soleada que se protegía demasiado del frío, pero la otra opción era congelarme y perder un par de dedos en los dos años que me quedaban en aquel pequeño infierno. Desayuné aceptando mi desdicha y con un triste adiós me dirigí al elevador que llevaban al garaje.
Otra cosa que odiaba de aquella casa era el dichoso elevador, nunca lo usaba dentro de la casa, me parecía innecesario, así como la pequeña pantalla de seguridad que te pedía los códigos para bajar y subir, quien llegaría hasta ese lugar para meterse en la casa? Lo peor era que de la primera planta al nivel del garaje solo se podía acceder en el elevador, supuse que a mi padre no le interesaba instalar una normal escalera en su preciosa casa descomunal, cuan vago podía llegar a ser? Las demás escaleras entre las plantas interiores habían sido instaladas después, remodelando los diseños iniciales por petición de Sue, la asistenta de mi padre, luego que una vez se averiara el elevador y mi padre se pasara dos días durmiendo en la planta baja y sin poder salir de la casa. Por suerte existían personas como Sue y la familia Manson en la vida de Charlie, eso siempre me había hecho feliz, le ayudaban y orientaban todo el tiempo y eran buenas personas. Igual seguía extrañando una escalera hacia la primera planta y restaba cada día por que el dichoso elevador jamás se rompiera.
Me monté en mi Chevy Camaro, mi preciosa reliquia en extinción, clásico, tradicional y tuneado hasta las trancas para ser respetuoso con el medio ambiente y la contaminación, obviamente el modelo original hubiese sido un crimen usarlo. Estaba un poco lejos y el camino zigzagueaba como serpiente casi un kilómetro hasta la entrada del pueblo. Llegué sin problemas hasta el estacionamiento de la escuela en menos de 30 minutos manejando a mis anchas. Protesté para mis adentros, estaba lleno de gente conversando. Solo eran las 7:30, no entendí como en un pueblo tan pequeño la gente llegaba temprano para hablar en el estacionamiento si de seguro se habían visto el día anterior.
Me estacioné en el primer sitio libre que vi justo al lado de un bonito BMW M3 de un flamante color rojo, había un Volvo plateado justo al lado, me extrañé de ver autos tan modernos en aquel lugar. Salí del vehículo como si no hubiesen unas 200 persona a mi alrededor y me escabullí mirando donde pisaba para no caer con los charcos en el piso, ya no llovía, obviamente la tormenta había descargado un tiempo antes en el pueblo. Busqué la oficina principal sin mirar a ninguno de los estudiantes, sentí que algunas personas se me quedaban viendo, "genial" pensé. Entré al agradable calor de la oficina, había una chica bajita de extraño cabello negro muy corto al nivel de la barbilla con puntas alzadas en diferentes direcciones, estaba totalmente inclinada sobre el mostrador
-porfavor señora Cope- suplicaba con voz extremadamente tierna haciendo un mohín muy gracioso- solo quiero estar con mi hermano en esa clase-
-Alice no hay problema- le explicó sonriente la señora Cope- pero debes hablar con tu profesor primero-
-él no tendrá problemas-
-Alice-
-usted sabe que no!- protestó poniendo ojitos y pestañeando de una forma angelical pero en ese momento la señora Cope me miró entrecerrando los ojos, la chica llamada Alice hizo lo mismo
-usted es señorita?- preguntó gentilmente
-Ellya Swan- dije tratando de sonreír a las personas las hacía sentirse cómodas cuando alguien les sonreía- soy nueva-
-Ah! Por supuesto la hija del jefe Swan!- dijo emocionada, a Charlie aún le conocían como 'el jefe Swan' había sido sheriff de Forks por 10 años antes de cambiar de profesión- Traeré tus horarios- miro a la chica a mi lado que le volvió a sonreír pero esta vez con las manos unidas en palma frente a su pecho como una súplica- Dame tu planilla Alice- se rindió tomando el papel que la muchacha ya tenía preparado, pasó a través de una puerta detrás del mostrador.
-Hola- dijo la chica emocionada a mi lado viéndome con una enorme sonrisa, me pareció que dio un pequeño brinquito cuando habló, me estaba tendiendo la mano- mi nombre es Alice Cullen-
-Ellya Swan- dije estrechándole la mano- "la nueva"- añadí rodando los ojos y poniendo comillas a la frase, Alice sonrió con algo de lástima
-Tranquila pasará en unos meses- dijo guiñando un ojo
-Creo que en un pueblo como Forks será más que unos meses-
-Puede ser- dijo Alice haciendo un gesto raro con su boca pero volviendo a sonreír- Yo llegué hace tres años y dejé de ser novedad cuando pasó por primera vez la feria rodante-
-perfecto- dije riendo con ella- espero que pase una este fin de semana-
-No es tan difícil como crees-
-Claro- me lamenté viendo como la señora Cope salía con nuestros papeles en sus manos
-Estos son tus horarios Ellya- miró a Alice algo seria y pasándole una hoja con varios cuños- a ti pequeña no te quiero ver por acá en todo el curso entendido?-
-gracias señora Cope- le sonrió la chica tan ampliamente que hasta yo tuve que sonreír, la señora Cope se giró hacia mí pero Alice la interrumpió- yo puedo ayudar a Ellya con sus salones- la señora alzo una ceja divertida y sin decir nada más se volvió a seguir su trabajo en los archivadores
-Gracias- le dije apenada
-No es problema- dijo tomando mis horarios- a que curso vas?- miró los papeles y no me dio tiempo a responder sus ojos se iluminaron como si fuera Navidad- estás en mi curso genial!- sonrió ampliamente- tenemos varias clases juntas- dio unos brinquitos de alegría, definitivamente Alice era demasiado entusiasta-coincidimos hoy en la tarde y mañana en la mañana- se dirigió hacia la puerta y la seguí sin rechistar- ahora tienes inglés pero es en el mismo edificio que mis clases de teatro-
-tienen clases de teatro en este...- me callé y ella me sonrió
-de donde vienes Ellya?-
-Jacksonville- los ojos de ella se iluminaron extasiados
-ya entiendo- dijo caminando por el pasillo atestado de gente- era una escuela gigante no?-
-mi curso tenía más estudiantes que toda esta escuela- le dije pensando en lo sencillo que era ser fantasma en un colegio de 2500 estudiantes, extrañándolo
-supongo que el sol debe ser genial- suspiró Alice dando vuelta a la izquierda sin apenas ver el camino
-realmente si- acepté
-pero no te ves muy bronceada- dijo mirando sonriente, sabía a lo que se refería una chica del sur debía de ser alta, bronceada, rubia, yo iba en la dirección contraria, estatura media, cabello castaño claro, bueno al menos la mitad de mi cabello porque las puntas estaban muy decoloradas por el sol de la Florida, era bastante pálida y mi imagen encajaba más en Forks que en Jacksonville definitivamente
-no- respondí secamente sintiéndome algo mal
-a mí me encantaría vivir en un lugar así- dijo Alice tratando de cambiar el tema no estaba segura pero parecía haberse dado cuenta de que no me sentía cómoda con el tema de mi palidez casi vampiresca. No le respondí y traté de no mírala para no hacerla sentir incómoda, Alice parecía una chica agradable- me preguntó dónde estarán mis hermanos?- dijo casi hablando para sí misma
-tienes hermanos?- dije aunque no me importaba pero para al menos agradecerle su amabilidad al acompañarme al salón
-si dos- afirmó mirando a todos lados- sé que Emmet está con Rosalie, los dejé muy acaramelados en el estacionamiento pero de seguro Edward está con la perra bruja...- se detuvo y me miró apenada- lo siento- negué con la cabeza para que supiera que no me importaba- pero no soporto a la novia de mi hermano-
-es normal-
-tienes hermanos Ellya?-
-no, pero Jacob es como si lo fuera y créeme que ni una de sus novias han pasado del inaceptable- Alice rió estruendosamente
-bueno yo realmente no sé qué le ve Edward a la fulana esa- hizo cara de asco- la única razón por la que entendería que está con ella es porque su estupidez lo hace ver aún más inteligente- me reí por lo bajo- pero le pregunté y él me dijo que no era por eso, sigue siendo un misterio- se encogió de hombros pensativa y se paró frente a un aula que parecía estar vacía- aquí es tu clase de inglés, aunque llegas un poco temprano- dijo mirando hacia dentro
-gracias Alice- le sonreí agradecida
-podemos almorzar juntas, tenemos biología en el primero de la tarde- dijo alejándose y diciendo adiós sonriente
-genial- dije imitándola y entrando a mi clase desolada, me senté al fondo en el pupitre más cercano a la ventana, la vista era bonita, me arrepentí de no haber traído mi cámara fotográfica.
El salón se fue llenando de chicos y de murmullos, todos me miraban sin pudor alguno, es que la gente en un pequeño pueblo no podía resistirse a las novedades? Obviamente se aburrían. Alice al menos había sido amable y normal, supuse que ella me entendía dado que hace unos años había sido la nueva o quizás simplemente tenía modales que a los demás le faltaba a sobre manera. Suspiré y me dispuse a fingir que atendía al profesor, obviamente todos los títulos que veríamos en el curso me los sabía de memoria, leía demasiado para mi propio bien. La hora de clase pasó bastante lento y cuando terminó un chico llamado Mike Newton se me acercó, se presentó y se brindó a acompañarme a mi próxima clase. Hizo unas cuantas preguntas tontas y clásicas, las respondí todas sin mucho interés y me metí a mi clase de matemáticas despidiéndome con una media sonrisa solo para agradecer la molestia de Mike.
Matemáticas paso fácil pero lento, vi un par de caras repetidas de mi clase de inglés, solo algunas. Al tocar el timbre del final varios chicos me miraron al parecer queriendo acercarse a hacer lo mismo que Mike pero miré al piso evitando el contacto visual, no iba a cometer el mismo error, suponía que el no haber quitado la mirada cuando acabó la clase fue lo que hizo que tomara coraje para acercarse a hablarme. Miré el mapa que me había dado la señora Cope y me di cuenta que Alice había hecho marcas en todos mis salones para que supiera dónde era cada uno. En algunos habían caritas sonrientes no entendía si eran sus clases preferidas. Alice me había agradado, un tanto entusiasta pero muy amable, dentro de lo incómodo que me era entablar relación con personas desconocidas y mi poca experiencia con ello, con Alice había sido de lo más cómodo hasta ahora. Iba caminando por un ancho pasillo con los ojos puestos en mi mapa, sentía a los estudiantes a mi alrededor cuchicheando y riendo, ese fue el momento en el que alcé la vista y lo vi por primera vez, justo en línea recta frente a mí a unos 10 metros de distancia y caminando en la dirección contraria. Sentí como mi corazón golpeaba tres veces más fuerte que nunca y de repente se paraba, dejé de escuchar el murmullo a mi alrededor y pensé que iba en cámara lenta porque pude sentir mi pie derecho tocar el piso mientras que el izquierdo inconscientemente se levantaba para seguir avanzando. El suelo duro hasta ese momento me pareció acolchado y suave como en un prado, como si estuviera en el aire. El chico avanzaba solo por el pasillo mirando al frente a ningún punto en específico, y yo directamente hacia él, en tres pasos de mi nueva visión en cámara lenta estábamos desviándonos para no chocar el uno con el otro, el aire que trajo con el golpeó mi cara como una grúa de demolición atontando todos mis sentidos, una corriente eléctrica invadió mi cuerpo desde el lado izquierdo por donde pasó casi rozándome y haciendo que mi corazón bombeará tres veces luego de su silencio sepulcral para volver a quedar calmado y silencioso. Caminé tres pasos más después de pasarnos y todo volvió a la velocidad normal, sentí mi corazón palpitar a una velocidad alarmante y el calor en toda mi cara como cuando me sonrojaba, peor, tres veces más intenso, mucho peor, como si mi presión arterial hubiese subido demasiado. No me atreví a mirar atrás, pero tuve que detenerme por el abrasante calor en mi pecho que casi me impedía respirar. Sentí un par de miradas posadas en mí, estaba congelada en el medio del pasillo apretándome el pecho, traté de reanudar la marcha torpemente, los pies no me respondían pero llegué hasta el marcado salón, entré y me dejé caer en el último asiento de la fila más alejada de la puerta.
Mi respiración estaba acompasándose y mi corazón ya no se sentía tan ruidoso pero mis manos temblaban descontroladamente, las escondí bajo el pupitre para evitarme la mala impresión de verme así y respiré lo más profundamente que pude. El chico, pensé, me había pasado todo cuando lo vi, pero entonces caí en la cuenta de que no recordaba si era rubio, moreno, alto o bajo, debía de ser alto al menos más que yo, aunque perfectamente podría ser un enano. Que me había pasado? Perdí el control total de todo, toqué mi frente asustada, mi temperatura estaba normal pero sentía algo de calor, me quité el grueso abrigo y ayudó al momento. Quizás estaba debutando con una hipertensión juvenil o algo similar, tomé mi pulso, se sentía casi regular en ese momento, pero estaba nerviosa. La clase se llenó y al momento el profesor empezó una larga charla y su clase, no atendí ni tomé nota de nada y cuando sonó el timbre indicando el final solo pude ponerme de pie, busqué el mapa que estaba algo mojado por el sudor de mis manos no había dejado de apretarlo bajo la mesa en toda la hora. En mi horario decía que había terminado clase de química, menuda sorpresa, le creería al horario y a la marca de Alice en mi mapa, la clase podría haber sido de física nuclear o de música, ni me había enterado. No tuve que mirar al mapa para llegar al comedor escolar, todo el alumnado se dirigía en la misma dirección
-hola- me dijo una voz algo conocida y emocionada, enfoqué la cara de Alice, que al momento se volvió preocupada- estás bien Ellya?- no respondí- te ves pálida-
-estoy bien-
-ven vamos a buscar algo de comer pareces algo enferma- dijo guiándome hasta donde estaba la pequeña fila para comprar el almuerzo- pasó algo?-
-no nada- mentí terriblemente
-alguien te hizo algo?- preguntó ella adelantándose en la fila y llenado su bandeja de comida, la imité sin ver lo que cogía
-no, solamente tengo hambre- volví a mentir- creo que me ha bajado el azúcar, desayuné muy temprano-
-vamos a sentarnos- dijo cuando pagamos mirándome preocupada, la seguí sin rechistar íbamos en dirección a una mesa de seis al fondo de la cafetería donde solo se encontraba una despampanante rubia absorta en su teléfono celular- Rosalie- le llamo Alice- está es Ellya, la chica de que te hablé- la rubia me miró de arriba abajo y sonrió dándole una mirada a Alice
-hola Ellya- dijo tendiéndome la mano- mi nombre es Rosalie Hale-
-Ellya Swan- solo pude decir sentándome torpemente frente a ella
-Ellya no se siente bien- dijo Alice todavía inspeccionando mi rostro
-no es nada- dije tomando una manzana que parecía haber comprado, mi bandeja tenía demasiada comida, pero supuse que me ayudaría comer si realmente era un problema con el azúcar
-te ves pálida- dijo Rosalie examinándome
-está todo bien- sonreí dándole una mordida a mi manzana, en cuanto llegó a mi estomago sentí que el cuerpo lo agradecía- creo que tengo que comer más seguido- dije tratando de creer que estaba demasiado débil por eso y no por lo sucedido hace una hora, tendría que comer una manzana de merienda en algún entre turno.
-donde están los chicos- dijo Alice mirando alrededor
-Emmet acaba de textearme- dijo Rosalie enseñando el teléfono celular en su mano- ya vienen para acá-
-menos mal que terminaron el entrenamiento a tiempo- suspiró Alice- Jasper está muy cansado últimamente- Rosalie se rió pícaramente y Alice le sacó la lengua
-de donde eres Ellya?- preguntó Rosalie girando su atención hacia mi
-Nací aquí en Forks pero he vivido toda mi vida en Jacksonville- respondí algo mejor de ánimo y tratando de enfocar mi atención en otra cosa- y ustedes?-
-Yo soy de Forks de toda la vida- dijo Rosalie rodando los ojos- mi hermano Jasper y yo siempre hemos vivido aquí- miró a Alice algo divertida- Alice es la novia de mi hermano por eso es que la ves mirando a todos lados esperando a que llegue- la pelinegra se giró para sacarle la lengua pero volvió a levantar la cabeza buscando a su novio- Alice tiene dos hermanos, Emmet y Edward ellos son de Alaska pero se mudaron hace tres años aquí, desde hace más de dos años somos como familia porque yo salgo con su hermano Emmet- las mire sorprendidas
-son concuñadas?-
-exacto- dijo Rosalie riendo de Alice- se te va a quedar el cuello así de estirado si sigues intentando alargarlo-
-Allí están- dijo emocionada Alice, dos chicos se acercaba a nuestra mesa, no me costó decir quien era quien, el pelo color rubio de Jasper lo delataba como hermano de Rosalie, diría que eran mellizos, el otro grande y demasiado fuerte para un chico de menos de 20 años debía de ser Emmet. Llego a la mesa y le plantó a Rosalie un beso de película que me hizo cambiar la vista apenada, Jasper sin embargo beso con ternura la frente de Alice haciéndola sonreír de una forma en la que no pude dejar de ver cuán hermosa y radiante era. Intercambiaron unas miradas tan significativas que me sentí incluso más apenadas que con el beso escandaloso de la otra pareja
-Jasper, Emmet- dijo Alice mirándolos y señalándome- está es Ellya Swan-
-eres nueva no? - dijo Emmet sentándose al lado de Rosalie y guiñándome un ojo
-hola Ellya- dijo Jasper sentándose a mi lado para estar junto a su novia
-hola- les dije por lo bajo
-donde está Edward?- dijo Alice haciendo un mohín- quería que conociera a Ellya-
-donde crees?- dijo Emmet sonriendo torcido y malévolamente
-que asco- dijo Alice haciendo como que vomitaba- es que nunca se va a cansar de esa estúpida-
-déjala en paz Alice - dijo Emmet pasando un brazo sobre los hombros de Rosalie, esta la miró con cara de asco y Emmet tuvo que reír- sé que no nos gusta pero en algún momento tendrán que aceptarla, por dios llevan juntos un año!-
-nunca- dijo Alice en tono de rabieta como niña pequeña Jasper la miró con ternura y pasó el brazo sobre ella.
Allí estaba yo en el medio de una mesa con dos parejas de completos desconocidos que hablaban de trivialidades como la molesta relación de su hermano y amigo. Traté de ignorarlos pero Alice se dio cuenta y dirigió toda la atención hacia mi y junto con ella todos los demás que me acribillaron a preguntas durante la siguiente media hora de almuerzo. No podía decir que me sentía incómoda, eran bastante agradables sobre todo Alice con su naturaleza emocionada e infantil. Emmet se burlaba de todo lo posible, Jasper era tan empático que hasta me pareció capaz de captar cuando me hacía sentir incómoda una pregunta y trataba de dirigir el tema hacía cosas más triviales. Rosalie por otra parte se veía un tanto fría pero me pareció más una fachada, la manera en la que miraba a Emmet hablaba tan tiernamente de ella que no pude evitar que me cayera bien. En realidad todos me agradaron más de lo normal, no solía hacer buenas migas con chicos de mi edad sin embargo allí estaba en aquella mesa, cómoda y teniendo una conversación de lo más normal.
El timbre de inicio de clases nos hizo separarnos, Jasper, Rosalie y Emmet iban al último curso por lo que Alice y yo que íbamos al penúltimo nos dirigimos al aula de biología que estaba totalmente al norte del comedor. Nos sentamos en lo que parecía ser la mesa habitual de Alice, por suerte también al fondo de la clase. La chica bufó por lo bajo cuando entró el profesor y empezó la clase
-pasa algo?- le pregunté
-Edward debe estar con la bruja esa porque se suponía que tenía que estar en esta clase-
-ah- solo pude decir no entendía pero al parecer esa era la preocupación número uno de la lista de Alice, su hermano y la relación con su novia, no pregunté nada para no incomodarla.
La hora pasó en silencio ambas tomando notas y cuando el timbre sonó Alice me acompañó hasta el gimnasio para dirigirse a su próxima clase. Se despidió prometiendo vernos al día siguiente, a primera hora compartíamos clase de geografía y español a media mañana, confiaba ya más en ella que el papel que ahora descansaba en mi mochila, parecía una perfecta maniática del orden, debía de saberse mi horario mejor que yo. La clase de gimnasia fue bastante bien, no tuvimos prácticas solo un sermón del profesor indicado que el semestre abarcaría Ping pong y bádminton, lo cual me alegro, las pelotas pequeñas hacían menos daño que las de fútbol o basquetbol. Salí temprano del gimnasio y no tuve que interactuar con el gentío de estudiantes para llegar hasta mi auto, me percaté de que el Volvo que estaba cerca de mi coche estaba ocupado por alguien, los cristales tintados no dejaban ver pero en el asiento del copiloto había una chica de seguro, se oían voces algo alteradas pero imposible entender nada, los autos modernos estaban bien insonorizados. De igual forma me importó bien poco y salí pitando hacia mi casa, estaba loca por descansar, la noche anterior había dormido bastante poco.
Conduje lo más rápido posible siendo cuidadosa, 20 minutos exactamente, tenía que tener eso en cuenta por si algún día iba apurada. Subí directo a mi habitación usando el innecesario elevador, la señora Manson sabría que había llegado por qué nadie más usaría el elevador hasta la última planta. Solté mi mochila en una esquina y me fui directo al balcón, caía una fina llovizna, me deje caer en el piso en vez de sentarme en uno de los cómodos sillones de exterior que bordeaban el balcón.
Me permití por primera vez desde la mañana pensar en el incidente. Que me había pasado? quizás si era un bajón de azúcar, nunca había tenido uno, no sabía como se sentiría, la presión arterial si, entonces recordé al chico, lo intenté con todas mis fuerzas pero no pude. No sabía el color de su cabello, ni de sus ojos, no sabía que llevaba puesto, ni que expresión tenía. Recordé cuando pasó justo a mi lado y aquella sensación tan rara, mi corazón empezó a palpitar a mil por hora y sentí la cara ardiendo tuve que quitarme el abrigo y el suéter de lana, seguía acalorada, sentía la brisa fría que pasaba con la llovizna, pero igual el corazón me palpitaba a mil por hora y sentía la cara como si se pudiera freír un huevo frito en ella. Respiré y nada, me mandé a correr hasta el baño me metí en la enorme ducha y dejé correr el agua fría sobre mí sin quitarme la ropa que llevaba puesta, a los pocos segundos mejoró todo y fui volviendo a mi estado natural. Me deshice de las ropas empapadas y las lancé por el conducto que daba directo a la lavandería en la primera planta y volví a la ducha para darme un baño caliente.
No entendía que me había pasado, quizás debía de pasarme al hospital, no había una razón para que me estuvieran pasando aquellas cosas. Debían de ser los nervios y mis terribles problemas de adaptación pero antes no me había pasado aquello, aunque antes no había cambiado de instituto, pensé de nuevo en la sensación, tenía que poner al misterioso chico en mi cabeza para recrearlo, era difícil porque no tenía sus detalles en mi memoria pero solo el recuerdo del aire que aventó hacia mi cara en el momento de pasar a mi lado hizo mi corazón volver a palpitar desbocado, ahogué el pensamiento y me calmé al momento. Había sido suficiente, tenía que dejar ir aquello no me hacía bien, estuve a punto de ir al hospital, me reí de mí misma y salí del baño para bajar a comer algo.
Recibí una llamada de mi padre para saber cómo había ido todo, otra de Sue y cerca de las once de la noche otra de Jacob.
-llegaré en un para de días- dijo después de que le contara mi día- así podemos hacer algo el fin de semana por si te animas-
-no creo, pero tengo ganas de verte- dije cariñosa de verdad le extrañaba horrores, estar en Forks no era algo compatible sin mi mejor amigo
-no puedes vivir sin mi pequeña, lo sé- dijo Jacob sonando petulante
-idiota- le dije haciendo una mueca
-el viernes estoy en Forks-
-más te vale- los dos reímos y colgué dejándome caer en la inmensa cama, sin saber en qué momento me quedé dormida.
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Los siguientes días en la escuela no estuvieron nada diferente. Alice siempre me encontraba en algún lugar, no sabía cómo lo hacía pero parecía saberse mi horario mejor que yo, al menos en eso no me había equivocado. Almorzaba con los mismos chicos todos los días y empezaba a sentirme realmente cómoda, ya no era público oyente de sus conversaciones e incluso me unía a algunas bromas de Emmet. Me hacían sentir bien en todos los sentidos, les estaba empezando a tomar bastante cariño. Al único que no conocía era al misterioso hermano de los Cullen. Alice no paraba de bufar cada vez que el faltaba a alguna de las clases que compartían juntos y nunca se le vio el pelo por la cafetería, al parecer solo se dignaba a aparecer en los entrenamientos según Emmet porque Tania, su novia, era la jefa de las porristas y por eso Edward podía asistir a los entrenamientos. Al parecer era una broma que Alice no recibía de buena gana por lo que Emmet la hacia al menos una vez en cada almuerzo. El viernes a última hora salí de clase de geografía con Alice que estaba bastante molesta otra vez por la ausencia de su hermano y nos encontramos con el resto de chicos que estaban en el estacionamiento recostados al bonito deportivo de Rosalie, resultó ser que el BMW le pertenecía a la rubia.
-adoro tu auto Ellya- dijo Emmet mirándolo con celos por tercera vez en la semana- piensas llevar ese café dentro- dijo alarmado viendo que en mi mano llevaba un vaso plástico que traía de la cafetería, lo miré de mala gana, los demás rieron, las bromas para Emmet no se hacían viejas al parecer, en mi entrada del martes a la cafetería había vaciado mi vaso de jugo encima de Jasper cuando me tropecé al querer sentarme
-pienso tomármelo antes- dije haciendo una mueca, Emmet suspiró poniendo cara de exagerado alivio y su novia le rió la gracia como tonta, la miré de mala gana igual y ella sonrió a modo de disculpas
-por fin que haremos hoy?- preguntó la rubia olvidando el tema del café, sabía que querían hacer una pequeña fiesta por el inicio del curso, llevaban dos días hablando de eso en el almuerzo
-no se- dijo Alice algo despistada mirando a su alrededor
-Edward ya se fue- dijo Emmet señalando al espacio vacío al lado del coche de Rosalie, el Volvo plateado le pertenecía al hermano misterioso, Alice rechistó- tenía que llevar a Tania al aeropuerto, se iba a visitar a su madre en new York- la cara de Alice se iluminó como si Emmet acabará de darle el mejor regalo de su vida
-la bruja no estará?- dijo emocionada
-regresá el martes en la noche- dijo Jasper abrazándola como pudo ya que los saltitos de emoción de ella no se lo permitían, en los pocos días que llevaba con ellos me di cuenta de lo poco que les gustaba a todos la novia del hermano misterioso, pero la aversión que sentían Rosalie y Alice no tenía comparación con nada que hubiese visto, asumía que la chica debía de haber hecho algo muy mal o ser una chica muy desagradable para merecer todo aquel odio. De seguro el hermano misterioso era igual de desagradable, aunque con el amor con que Alice hablaba de él parecía difícil
-hace cuanto tiempo esto no sucedía?- dijo Rosalie con ojos cristalinos, a veces me parecía que sobre actuaba un poco, resultaba gracioso siempre
-soy tan feliz- dijo Alice mirando al cielo- si este fin de semana hubiese sol creo que serían los días más felices de mi vida-
-creo que los días más felices de tu vida fuera cuando Edward y Tania rompieron por dos semanas consecutivas y después de eso cuando rompieron por una semana- se burló Emmet en el mismo momento en que me terminaba mi café y decidí marcharme, a veces los chicos se ponían demasiado repetitivos con el tema del hermano misterioso y la novia malvada, tanto que ya les tenía puesto motes en mis discursos internos
-a donde crees que vas?- me detuvo Alice
-quiero ir a casa, papá llegó ayer y me tiene de los nervios porque quiere que pase tiempo con él- dije algo molesta realmente quería estar sola no atarme a mi molesto padre
-pero vendrás hoy no?- me dijo la pequeña mirándome con un mohín
-Alice...-
-no- me interrumpió molesta
-mi padre quiere que esté en casa- supliqué
-Ellya pero que te cuesta si tienes que ir a las 8, se acabara temprano- dijo emocionada- seremos solo nosotros y mi familia, una cena y nada más- pensé en una excusa pero no se me ocurrió nada, Jacob había cambiado su llegada para el sábado y realmente mi padre no me iba a obligar a quedarme- puedo hablar con tu padre- dijo sonriente, sabía que lo haría Alice era demasiado abierta, ayer había hablado con mi padre, llamó sin ninguna vergüenza solo para presentarse, a mi padre le encantó, incluso por teléfono era difícil resistirse a los encantos de Alice
-no sé cómo llegar a tu casa Alice- protesté sabiendo que había perdido la batalla
-te iremos a buscar y luego te regresaremos- dijo emocionada mirando a Jasper que asintió sonriéndome, no había nada a lo que ella quisiera que él pudiera negarse, de cierta manera entendía porque, la felicidad que destilaba Alice me llegaba hasta a mí, la menos emocionada por una reunión en una casa que no conocía.
Me monté en mi coche con la promesa de Alice de pasarme a recoger a las 7:30. Llegué enseguida, mi padre me esperaba emocionado con Sue en el inmenso comedor, estaban trabajando pero lo disimularon. Todavía seguía sin acostumbrarme a la enorme mesa de 30 comensales que se veía pequeña en el inmenso espacio
-como te fue?- dijo Sue levantándose animada con todos los papeles en sus manos, era una mujer realmente dulce, siempre me pregunté porque ella y papá no estaban juntos, pasaban semanas trabajando y llevaban más de tres años sin separarse, ella parecía indicada para él, quizás tenían algo a escondidas, pero nunca tuve manera de comprobarlo
-genial- dije emocionada ante la calurosa bienvenida, desde que me sentía cómoda con las nuevas compañías de la escuela me era más fácil mostrar emoción en aquel pueblo sin vida y en aquella casa monótona
-cada día estás más hermosa- dijo mi padre abrazándome con ternura- tendremos una noche genial- dijo emocionado- Sue ha rentado unas cuantas películas para nosotros y la cena...-
-papa- le interrumpí con algo de pena- los Cullen me han invitado a cenar con ellos, es una especie de reunión por el inicio de curso- me excusé- me negué pero Alice puede ser muy insistente, creo que no me iba a dejar ir de la escuela sino le decía que iría-
-Alice Cullen?- preguntó mi padre haciendo una mueca- no importa querida lo haremos otro día, igual nos quedamos hasta el martes y me encanta que tengas amigos con los que compartir así no me siento tan culpable por dejarte tantos días sola- dijo algo apenado- además los Cullen son una familia encantadora y Alice me parece una muchacha genial- dijo sonriente, sabía que mi padre tenía mucho trabajo por hacer y la única razón por la cual hacia huecos en su ocupado horario era por no dejarme tirada, era un buen padre a su manera aunque a mí no me preocupaba la soledad
-que bien papa- dije dándole una sonrisa- voy a darme un baño sino no me dará tiempo a estar lista para cuando llegue Alice- dejé que me besara en la frente como si tuviera 12 años y subí de dos en dos los escalones hasta mi habitación.
Tomé un baño y me vestí con lo primero que encontré, unos cómodos jeans azules y un suéter negro. Sentí mi teléfono sonar en el tocador, lo había traído al cuarto vestidor, era un mensaje de Alice
"No quiero que vengas en jeans, es algo semiformal"
Miré hacia todos lados, a veces tenía la impresión de que Alice tenía poderes especiales o quizás era su extremo control sobre todo lo que le rodeaba lo que la hacía capaz de prever este tipo de cosas. Ni tan siquiera me había pedido la dirección de mi casa pero sabía que a las 7:30 estaría en el garaje esperándome con Jasper. Era una dichosa bruja, sonreí de mala gana para cambiarme. No sabía que usar, mi enorme cuarto vestidor se dividía en dos secciones, mi ropa de siempre y toda la cantidad anormal que se encargaba de comprar Sue cada temporada, la cual salía destinada a caridad con todas las etiquetas puestas una vez que pasaba de moda cuando la misma Sue me hacía limpieza de armario, así había sido desde que tenía memoria y venía a pasar temporadas de vacaciones en Forks. Miré con desagrado entre los muchos vestidos que estaban en la sección de Sue. El sonido de otro mensaje de Alice
"Si quieres llego temprano para ayudarte a escoger"
Me ponía de los nervios realmente, lo medité, pero me pareció demasiado dejar a Alice entrar a mi cuarto, me daba mucha pena que viera las dimensiones estúpidas de la espantosa casa aunque conociéndola de seguro estaría encantada y con el vestidor más, Alice y Rosalie tenían un fetiche especial por la ropa, lo había notado por la manera tan bien pensada en la que escogían sus conjuntos para la escuela, no me quería ni imaginar que usarían en otro tipo de eventos.
Revolví entre los vestidos hasta que encontré uno decente y nada glamuroso, era negro de mangas largas bastante ancho me hacía lucir más menos como una percha donde lo habían colgado pero la tela era tan agradable sobre la piel que no lo pensé dos veces y lo combiné con unas zapatillas negras nada adecuadas para el húmedo Forks pero al menos eran planas y cómodas. El vestido abrigaba bastante bien por suerte llegaba un poco más abajo de la rodilla y la tela me calentaba, no necesitaría un grueso abrigo con un sobre todo beige que estaba justo a mí mano bastaba. Este no era el día más frío que había vivido en Forks y a fin de cuentas iría de mi casa a un auto y luego a otra casa, estaría bien con lo que llevaba.
A las 7:30 Alice estaba esperándome abajo en un Mercedes negro con los cristales tintados, asumí que era ella y mi padre bajó a acompañarme para conocer a mis amigos. Jasper y Alice fueron muy amables con mi padre y prometieron traerme de regreso no muy pasadas las 12, mi nueva amiga me miró con mala cara cuando mi padre se fue.
-te dije que podía ayudarte a vestir- dijo mientras subíamos al coche, Jasper al volante y nosotras dos atrás
-creo que voy vestida a menos que me equivoque- dije mirando a Jasper buscando apoyo que sonrió por el espejo retrovisor- voy desnuda?- dije riendo y Alice se cruzó de brazos, ella y Jasper iban impecablemente vestidos realmente mi ropa se veía poca cosa pero no me importó estaba cómoda, eso bastaba- Alice- dije viendo que estaba molesta en serio
-que te costaba dejarme vestirte- dijo dando uno de sus berrinches, le había visto hacerlo unas tres veces esta semana, Jasper la miró tiernamente por el retrovisor
-porque no soy tu barbie ni tú tienes 12 años- me burlé riendo a todo pulmón sentí a Jasper controlar la risa para no ofender a su novia, ella me miró con cara de pocos amigos
-me las pagarás- dijo sonriendo maliciosamente, a veces me asustaba su actitud, pero enseguida cambió su semblante a uno alegre y comenzó a apurar a Jasper para llegar más rápido
La casa de los Cullen estaba en la dirección opuesta a la entrada del pueblo, entrando por un desvío del camino unos dos kilómetros a la derecha y justo a la orilla de un pequeño río de los tantos que pasaban por Forks. La casa parecía la de un cuento de hadas, quizás más moderna, bueno mucho más moderna, en cierta forma se parecía a la de Charlie pero con las dimensiones de una casa grande normal no como la mounstrosidad de la mía. Las puertas y las paredes eran blancas inmaculadas pero por todas lados te encontrabas flores naturales y grandes cuadros de colores cálidos que le daban una alegría a la casa que superaba el espíritu fiestero de Alice. Conocí a los padres de los Cullen, eran muy agradables y me trataron como una hija más, como si me conocieran de toda la vida. Al parecer conocían a mi padre de alguna que otra fiesta de la sociedad de Forks, cuando lo mencionaron casi me da un ataque de risa, como si un pequeño pueblo pudiera contar con una sociedad, si tenía menos de 5000 habitantes, por suerte evité burlarme porque Esme y Carslile me resultaban demasiado amables como para ofenderlos.
Alice me pidió que la ayudara, nos dirigimos a la cocina donde Rosalie sacaba un enorme pavo del horno y se lo daba a Emmet para llevarlo al comedor.
-ayúdame con los cubiertos Ellya- dijo Alice subiéndose a una escalera de dos pasos para llegar a los estantes de arriba, en ese momento sentí que alguien entraba en la cocina a mis espaldas y una brisa extrañamente caliente me golpeó, una sensación olvidada en los principios de la semana pero desagradablemente conocida me recorrió de pies a cabeza y el corazón empezó a palpitarme demasiado fuerte, lo sentía incómodamente sobre las costillas
-Alice que quieres que haga con esto?- preguntó una voz desconocida y a la vez celestial, parecía la de un ángel, sentí como abrazaba mis oídos hasta dejarlos sordos porque un extraño pitido me dejó sin poder escuchar nada más, me giré lentamente y entonces lo vi por primera vez, era el chico del pasillo, llevaba un enorme ramo de lilas en sus brazos y vi su cara por primera vez, todo empezó a oscurecerse pero tuve que medio sonreír, sentí que alguien gritó mi nombre pero perdí el conocimiento, al menos esta vez no olvidaría su cara...
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Acabo de notar cuán largos son mis capítulos (o eso creo), siempre me pareció que escribía poco para un solo capítulo...
Se que es improbable pero si alguien leyera pudiera ayudarme con opiniones, nunca he tenido una sobre mis historias, además de seguro se me han escapado cientos de errores a pesar de haber hecho miles de revisiones...
