Gilbert salió de trabajar, de vuelta a su casa para poder relajarse y disfrutar con sus amigos. Eliza le hacía la vida imposible, provocándole más problemas de los que era capaz de manejar, conflictos con otras naciones por cualquier tontería, como el de la "denominación de nacionalidad prusiana en Alemania". Ella insistía en que Prusia debía anexionarse a su hermano germano, pero se negaba, insistiendo en que seguía siendo una nación poderosa y que podía aplastarles cuando él quisiera.
Pero la verdad es que últimamente, necesitaba la ayuda de los demás para sobrevivir. Incluso si ello significase arrodillarse ante ellos. Eso le destruía su orgullo, pero no le quedaba alternativa si no quería pedir ayuda a Lud. Al entrar en su casa, vio todas las luces apagadas, cuando se suponía que Francis y Toni habrían llegado hace rato. Y de repente escuchó un ruido procedente de la habitación de Francis, así que fue a investigar.
-¡Hola seres inferio...¡ ¡OH DIOS!
Al entrar por la puerta no se esperaba lo que iba a encontrarse ahí dentro. Toni estaba a cuatro patas, dejando que Francis usase sus "encantos" en su agujero trasero. Ambos, sudados y rojos como tomates del placer, ni siquiera se detuvieron cuando llegó su amigo, el cual se tapó los ojos al instante.
-¡¿QUÉ COÑO ESTÁIS HACIENDO?
-¡...M-más! -gritó Toni-
-¡Dilo! ¿Qué es lo que quieres de papaito? -respondió melosamente el francés-.
-Tu... tu... tu po- ¡AH!.
-¡POR DIOS! ¡Toni! ¡Cuando se entere Lovi te matará! ¡Francis, eres realmente asqueroso!
-Venga... Gilb-chan... Ven con papaíto también...
-Eso... Te enseñaremos a disfrutar de la amistad.
Entonces ambos se levantaron, con sus miembros erectos, y corrieron a agarrarle y tirarle en la cama violentamente. Él intentaba resistirse, pero apenas podía contra los dos, que le arrancaban la ropa y le ataban a la cama con esposas (compradas por Francis, como no). Francis se colocó a un lado, mientras veía como Toni le metía su miembro húmedo en la boca de Gilbert. Al principio se resistía, pero a los pocos instantes ya dejó incluso de moverse, y se dejaba hacer de todo por sus amigos.
A Toni le encantaba metérsela y jugar con la de él, incluso con un poco de sado, primero placer y luego un cachetito en el trasero. Francis disfrutaba mirando, masturbándose, pero decidió unirse a ellos, soltándole las esposas de Gilbert, y le puso a cuatro patas para que se la chupase, mientras Toni le daba por detrás y besaba a Francis. Una buena pose en la que los 3 disfrutaban del placer, y uno tras otro acabó corriéndose en esa cama.
-¿Y bien? ¿A que es genial nuestra amistad? -dijo orgulloso el francés-.
-...
-Yo también estuve así la primera vez... Luego te dejaré hacerme lo que desees. -respondió el español, dispuesto a dejarse hacer de todo por el prusiano-.
A partir de entonces, Gilbert ya conocía otra forma para hacer que los países se arrodillasen ante él, no solo para satisfacer su ego, sino su cuerpo.
