DIGIMON ADVENTURE / 02
TAKERU / HIKARI / DAISUKE
No se suponía que él le causara eso, pero lo hacía, y ya no servía que tratara de ignorarlo. Aquel sentimiento comenzó tan pronto comenzó a admirarlo… Antes le caía bien, lo estimaba, la hacía reír con sus ocurrencias y desafortunadas acotaciones, pero después de aquella última batalla, si no hubiese sido por su valor, por su presencia, no hubiesen vivido para contarlo. Él había resultado ser un buen líder después de todo.
Nunca imaginó que se encontraría en esa situación, hasta entonces había estado segura de que prefería a los rubios, pero ahora los castaños no le parecían del todo mal.
Siempre se sintió segura junto a Takeru, él era a quien mejor conocía y a quien prefería, aunque aquello no sonara del todo correcto, pero las cosas se habían estancado. Él parecía estar ocupado en algo, no le dijo nada sobre qué le ocurría o que era lo que hacía, pero solía irse a casa tan pronto terminaban la escuela. A veces sentía deseos de pedirle que se quedara más tiempo, como antes, cuando compartían más, pero sentía que no tenía el derecho a pedírseloy cada día que pasaba lo sentía más lejos. Los sentimientos que tenía por él seguían ahí, pero sentía miedo de dejar de sentir lo que él le había hecho conocer. No deseaba querer a nadie más que él, pero estaba empezando a ser difícil resistirse a lo que el otro chico, que sin que ella haya dado su consentimiento, le estaba provocando. Tenía miedo y no sabía cómo ni a quién debía pedirle un consejo, porque las palabras no salían, y además se avergonzaba. Él no era el prospecto que les gustara a todas y en eso ella no podía evitar ser como todas las demás chicas.
Hikari miró la hora, se le estaba haciendo tarde para volver al salón. Había tardado más de lo estimado en el vestuario de chicas, luego de la clase de deportes. Ya no quedaba nadie más que ella ahí. Trató de apresurarse pero parecía que entre más rápido lo intentara, más torpes eran sus movimientos. Intentó retomar la calma; ella no solía llegar atrasada nunca, probablemente el profesor la disculparía. Terminó de arreglar sus pertenecías y salió de aquel lugar y sintió el aire fresco de aquel amplio gimnasio. El del vestuario, por el calor y el vapor de las duchas había hecho que el aire se tornara más pesado, sus pulmones se sintieron mejor. Caminó hacia la salida y de pronto escuchó unas voces provenientes del vestuario de los hombres. Decidió que pasaría de largo, ella no se caracterizaba por ser intrusa o demasiado curiosa, pero tan pronto dio un paso escuchó su nombre ser mencionado, y ante algo así, no hay quien no sea curioso al respeto.
—¿Y qué hay de ti Motomiya? ¿Sigues tras Yagami?
Su corazón de pronto comenzó a latir más rápido y se debatió entre seguir escuchando o no. Le daba nervio escuchar la respuesta… pero la decisión que había tomado de no seguir ahí no fue hecha a tiempo para no oír lo que su amigo respondió.
—No, ya no. No intentaré nada más que ser un buen amigo para ella. Todo tiene un límite y yo hace rato sobrepasé el mío. Ella sólo tiene ojos para Takaishi.
—¿No te enojarás si intento algo con ella?
—Créeme, perderás tu tiempo… puedes intentarlo. Por mi está bien,
—¡Oh no! miren la hora. Sunagawa se enfurecerá, siempre llegamos tarde a sus clases.
La chica no reaccionó a tiempo para no ser vista, pero había logrado caminar un poco, con suerte pensarían que sólo estaba pasando justo por ahí y no que había estado escuchando su conversación, mientras caminaba se quedó pensando en las palabras que jamás pensó que oiría pronunciar a Daisuke. Él ya no estaba interesado en ella y ese hecho le molestó, porque aunque le costara admitirlo, había comenzado a sentir algo por él. Sus compañeros de clases la vieron y la urgieron a que se apresurara o le llamarían la atención, pero eso que tanto le había preocupado hacía tan sólo unos minutos, había dejado de ser su prioridad, no obstante cuando sintió que Daisuke la tomó de la muñeca y la instó a que corrieran, tirando de ella de una forma que podía parecer brusca, pero que no lo era en lo absoluto porque su toque era gentil pero seguro, fue que notó que el contacto de él no le molestaba. Le resultó peligrosamente agradable. Corrieron hasta el edificio que resultaba ser el más alejado del gimnasio, para su mala suerte, por lo que por mucho que corrieron no fueron capaces de lograrlo. El profesor manifestó su decepción de encontrar a la chica en esa situación, pero que no podía hacer diferencia con ella. Hikari asintió, y cuando se dirigió hacia él, el profesor sólo movió la cabeza e hizo un sonido con la lengua que denotaba hastío. Ambos se habían quedado fuera del salón de clases y tenían un largo periodo por delante.
Daisuke seguía sujetando su muñeca y ella se sorprendió a sí misma no tratando de romper el contacto como lo hubiese hecho en otro tiempo, pero el se dio cuenta y la soltó rápidamente, se disculpó al menos tres veces por eso alegando que no había sido su intención. A ella no le importaba y sólo contestó que no se preocupara.
Decidieron que irían a la biblioteca, no es que tuvieran otro lugar mejor al que ir, en la próxima hora tenían un examen y a Hikari se le ocurrió que podrían ocupar el tiempo repasando. Él no sintió demasiados deseos, estudiar no era lo que se dijera su "actividad favorita", pero aceptó de todas formas. Reconocía que no necesitaba otra mala calificación en inglés. El calor del lugar y el estar rodeado de libros y de un silencio sepulcral no ayudó a que Daisuke se motivara a estudiar, y eso ella lo percibió tan pronto él comenzó a bostezar. A ella le estaba pasando algo similar, se estaba empezando a sentir adormilada, los ojos le pesaban enormidad, casi picaban. Los pestañeos comenzaron a hacerse más lentos hasta que paulatinamente mantener los ojos abiertos se convirtió en algo imposible, y no luchó más contra ello. Cerró los ojos y los mantuvo así hasta que dejó de escuchar como su compañero dejaba de pasar página tras página sin detenerse en ninguna. Escuchó de pronto el timbre que anunció el cambio de hora y ella despertó sobresaltada. Daisuke ya no se encontraba frente a ella, si no a su lado y se sorprendió de encontrarlo tan cerca. Miró hacia todos lados y seguían solos en el lugar. Al moverse notó que cayó algo de su espalda. Él la había cubierto con la sudadera que ella recordaba que se la había visto puesta. Motomiya la había cubierto con ella y no se percató de ese movimiento, y se extrañó, porque Hikari solía tener el sueño muy liviano y despertaba ante el más mínimo ruido. Observó la incómoda posición en la que se encontraba el chico, y no comprendió cómo pudo quedarse dormido de esa forma, pero tan pronto se levantó comprendió. Él se había quedado dormido de tal manera que con su cuerpo él cubría la luz que le llegaba justo a la altura del rostro. Súbitamente se sintió enternecida por su silencioso y sutil gesto. Nunca había imaginado que él pudiera tener esa clase de deferencia. Se levantó y recogió la sudadera que se había caído e imitó el gesto de él. Le cubrió la espalda y tan pronto lo hizo, él despertó y sus ojos y los de ella se encontraron. Se miraron fijamente por lo que pareció una eternidad. Hikari no supo cómo romper el contacto y él tampoco. El timbre volvió a sonar y ambos salieron de aquel estado de petrificación del que habían sido víctimas. A la chica le palpitaba rápido el corazón y comenzó a sentirse nerviosa como nunca antes se había sentido a su lado. Le dijo a Daisuke que debían apresurarse si querían llegar a tiempo, mientras guardaba el libro que había estado leyendo antes de dormirse y lo dejó ahí solo. Sólo deseaba volver a su salón y calmarse y olvidarse de lo que había sucedido.
Al volver al salón vio a Takeru sonriéndole y preguntándole muy amigablemente qué fue lo que le había pasado que había perdido la clase anterior. Se sintió inmensamente culpable por lo que estaba pensando, por lo que estaba sintiendo… porque por primera vez su corazón no latía sólo por él. Sentía que lo estaba traicionando; ellos tenían un acuerdo no hablado, ambos sabían lo que sentían el uno por el otro aunque nunca lo habían exteriorizado, ellos tenían una conexión que todos comprendían y conocían… pero ella estaba empezando a necesitar algo más que sólo un acuerdo no pactado. Una vez terminado el examen, Hikari se sintió insegura sobre cómo le había ido. Había estado pensando en cosas que no estaban precisamente relacionadas con la materia y que indudablemente que no la iban a ayudar en el resultado.
Aquella era la última hora y ya era hora de volver a casa. Rogaba mentalmente con que Takeru se quedara con ella, anhelaba pasar un rato a solas con él, pero él rápidamente se despidió de ella y le deseó que tuviera un buen día sin siquiera darle tiempo para poder darle a él sus buenos deseos. No deseaba estar sola ese día, pero ella no sabía cómo pedir las cosas, le costaba. Resignada emprendió el camino a casa, si tenía suerte tal vez Taichi se encontraría ahí. Pero cuando apenas cruzó la entrada que separaba la escuela de la calle, escuchó que alguien la llamaba… era Daisuke, quien agitado después de correr para alcanzarla explicó que había declinado la práctica de futbol por el día de hoy, y le preguntaba si podía acompañarla a casa, sonriendo ampliamente. Su corazón sin su permiso comenzó a trabajar rápidamente otra vez.
Continuará...
