Prologo

Nebraska, 2015

—Más profundo, tienes que cavar más profundo o no entrara—

Otra vez esa maldita voz de pacotilla que le revienta la paciencia hasta a un santo. Como diablos acabe accediendo en acompañarlos, debí estar loca y borracha para hacerlo ¡Oh claro! ¡Por qué lo estaba! ¡Bravo Samantha eres un genio!

Esto es lo que pasa cuando te emborrachas con los amigos de tu amigo, terminas ayudándolos a cavar una tumba decente para el idiota que acaban de matar.

—Quita que solo estorbas, así se hace ¡con fuerza! —dijo uno de los idiotas al quitarme la pala.

—Cuantas veces les he dicho que no me gusta ver su espectáculo nocturno. Solo estoy de visita no quiero ver sus porquerías—para tener una gran sonrisa era un gran bastardo impaciente.

—No seas tan quejica, —dijo otro— esto no es lo peor que nos has visto hacer, sino pregúntale al baboso de atrás y que te lo recuerde—se oyó un "oye" malhumorado del susodicho que enojado le aventó un hacha —Además borrachos o no tenemos que ver que no haiga intrusos en el bosque o él se enojara—

Lo mire quitarse la máscara. Después de tantos años sigo pensando ¿Cómo carajos le hace para ver con esa maldita mascara?

—Y porque no lo hace él, digo sé que odia a los intrusos ¿pero mandarlos a ustedes? Si son unos niños—dije dándoles en donde más les duele.

Corrí al ver como tiraban al sujeto en el pozo y sacaban hachas, cuchillos y pistolas.

El puto destino me odia.