"¡Sammy!"grito Dean con urgencia"¡Ven aquí! ¡Tienes que ver esto!"
Sam atravesó los pasillos de la casa rural que acababan de asaltar. Habían matado a un vampiro responsable de varias desapariciones a lo largo de semanas en esa zona de Oregón. Las victimas, todas menores de seis años, habían aparecido colgadas de distintos arboles con los cuellos desgarrados y sus cuerpos drenados de sangre. Mientras los policías buscaban un asesino en serie ellos tenían una idea un poco mejor de a que se enfrentaban a pesar de creer inicialmente que se trataba de...¿como lo había llamado Bobby?
Ah, si. Un aswang.
Esperando encontrar otro cadáver que le diese más pesadillas para añadir a su ya amplia colección, Sam miro por encima del hombro de su hermano, que se encontraba paralizado por lo que estaba viendo.
Un solo vistazo y casi vomito.
"¿Que clase de enfermo...?"
"Eso mismo me pregunto yo"respondió Dean con asco"Puedo soportar Drácula y Crónicas vampíricas, pero...¡ESTO ES MIERDA!"
Sam no lo negaba mientras observaba las estanterías llenas de novelas de Crepúsculo.
Los dos hermanos se miraron y acordaron silenciosamente que lo matarían mucho más lentamente si hubiese leído esos libros a sus victimas antes de comerlas.
Justo entonces Sam noto que necesitaba sacar una carga del cuerpo, por lo que fue al cuarto de baño.
Sentado en la taza, procuro sacarse de la cabeza esa visión inmunda hasta que vio algo por el rabillo del ojo. Girando la cabeza, se encontró con otro de los libros. Sin embargo, a este le faltaban varias paginas.
Curioso, reviso la habitación en busca de papel higiénico.
En su lugar había más libros.
Entonces la bombilla se encendió en su cabeza y sonrió.
Cuando mostró a su hermano para que servían los libros no pudieron dejar de reír incluso cuando volvieron al Impala y Dean giro la llave de contacto.
Horas más tarde, cuando se les había pasado la risa fácil, Sam se dirigió a su hermano.
"Dean"
"¿Si, Sam?"
"Si la sanguijuela no hubiese matado a ninguna persona y descubrieras esto, ¿que harías?"
"Le compraría un camión de cerveza por su gran critica literaria"
Los dos estuvieron riendo sobre esa respuesta por muchas semanas y, tras varios años, el chiste aún continuaba sin envejecer.
