Y HE AQUÍ! otro fic que llevo escribiendo hace 500 años! XD MENTIRA! desde 2012 creo D: pero me demoro mucho =( y he jurado que este año como sea lo acabo! espero les guste, porque tiene a mis ships favoritos 3 y uno que me inventé XD


CAPÍTULO 1: I NEW YORK

En cualquier otro mundo podrías notar la diferencia y dejarlo todo desplegado en remanentes rotos…

Canción del Capítulo: Any Other World by Mika

Katherine

Central Park – New York

Sin duda habían muchas ciudades en el mundo que le gustaban, pero tenía una especial atracción hacia las grandes metrópolis. New York, Los Ángeles, San Francisco, Las Vegas, Miami… esos si que eran buenos sitios para pasarla bien en su país. Y por Europa estaban Londres, París, Berlín, Brujas… oh que encantadores sitios! Ciudades que nunca dormían, con locales abiertos las 24 horas del día, gente de todos lados del mundo y hablando diferentes idiomas. Además claro de sus "refugios", lugares a los que la "gente" como ella acudían para pasarla bien. Era increíble, pero habían locales hechos exclusivamente de vampiros para vampiros. Bueno, no podía echarles la culpa de tener alma de negociantes. Eran buenos sitios, lugares donde podían encontrar las mejores bebidas, ambientes privados, resistentes y sobre todo discretos. Habían algunos "privados" donde algunos se dedicaban a hacer lo que más les gustaba sexualmente hablando. Y no sólo eso, algunos tenían el descaro de tener un banco de sangre e incluso conseguían "presas" si a alguien se les antojaba algo más fresco, aunque debían de devolverlos vivos obviamente.

Por eso le gustaba New York, tenía varios conocidos en altas esferas por así decirlo. O mejor dicho, contactos en lugares donde simplemente nadie iba a joderla. Le habían conseguido un bonito piso frente al Central Park, además de que podía ir a divertirse cuando quisiera. Todo temporal por supuesto, no tenía intención de quedarse mucho tiempo tan cerca al lugar donde vivían sus enemigos. Porque hablando en términos vampíricos Virginia estaba muy cerca de New York. Pero no quería pensar en eso al menos de momento, quería evitarse todo aquello. Aunque sea un instante quería quitarse de la cabeza Mystic Falls. Sabía que era imposible arrancar de su mente ese lugar a pesar de que estuviera caminando por su parque favorito. El fantasma y la mierda de Mystic Falls nunca la iba a dejar en paz, la iba a perseguir hasta el fin de sus días (y esperaba que faltara mucho… mucho tiempo para eso).

Caminaba tranquila con un vaso de café del "News Caffe" en la mano y de ratos le daba uno que otro sorbo, aún estaba caliente. El imbécil que dijera que el Starbuck tenía el menor café del mundo sin duda era porque no sabía nada de la vida. Starbucks era mierda comparado con lo que tenía en manos. El aroma delicioso la hacía relajarse un poco, acaso había en el mundo aroma más rico que el del café? Lo dudaba. Quizá sonaba raro, pero se sentía cosmopolita y hasta sexy caminando por el Central Park con su café en la mano y un bolso de Prada colgando del brazo. Ni hablar de sus zapatos Jimmy Choo y la ropa de Versace. Esos eran pequeños placeres de la vida que le gustaba disfrutar. Si, tonterías como la ropa de marca podían llenar un alma vacía como la de ella.

Di adiós al mundo en que pensabas que vivías. Inclínate, actúe en el papel de un solitario… solitario corazón… di adiós al mundo en que pensabas que vivías…

Y así podía distraerse sintiéndose una de las chicas de "Sexo en la Ciudad" en busca de a quien comerse (literalmente). Claro, podía hacer eso y despejar su mente del fantasma de Mystic Falls. Y si por un instante era sincera consigo mismo no era del fantasma de Mystic Falls del que quería olvidarse. Era el fantasma de Katerina Petrova. De aquella chica dulce y tierna que creía en el amor, de la joven encantadora que se enamoró, de aquella que pensó que podía ser feliz. Ahora lo sabía, sabía que por más que haya querido matar a esa chica, Katerina siempre volvía a joder un rato a la fuerte Katherine Pierce. "Claro zorra… siempre regresas a hacer la cagada", se dijo con rabia. Y si se sinceraba un poco más con ese asunto podía terminar por aceptar que le llamaba "Katerina Petrova" a su lado humano. Un lado simple, hermoso, encantador. Pero débil. Un lado que simplemente no podía salir a flote sobretodo en esa situación.

Si, quizá era cierto de que Klaus la había olvidado de momento pues estaba interesado en otros asuntos, pero sabía de buena fuente que había sacado a toda la familia de los ataúdes para hacer fiesta de reencuentro, para abrazarse, bailar y ser todos muy felices haciendo lo que les daba la puta gana. Y quizá de momento le había sido posible pasarla genial en New York, y quizá debió pensar en irse lo más lejos posible, quizá a otra bonita metrópoli como Buenos Aires o Río de Janeiro. Pero no, sé quedó ahí y era demasiado tarde. Demasiado tarde para todo, para huir incluso. Porque su "buena fuente" era nada más y nada menos que la bruja de Esther.

Le hubiera encantado decir que fue un trato y que embaucó a esa miserable o que quizá las dos iban a salir bien paradas. Pero sentía que al final había sido presionada. La cosa era simple, la tenía que ayudar a destruir a Klaus y nada más. Debió de ser tonta para confiar en esa bruja. Cuando dijo las palabras mágicas "matar", "venganza", "destruir", "definitivo", "Klaus" fue suficiente para ella. La mujer parecía comprender que después de tantos años aún quisiera deshacerse de su perseguidor. Pero estaba difícil, Klaus y sus hermanitos se defendían bien y le habían arruinado el plan. Esther nunca especificó que plan, sólo le dijo que le aguaron la fiesta. Y que necesitaba su ayuda… quizá infiltrarse entre la familia para hacer discordia o algo así. O quizá simplemente mantenerlos vigilados y hacer todo lo que ella le pidiera. La mandó a la mierda. Si Klaus la veía acercarse la iba a matar sin dudarlo y aunque quisiera su venganza tampoco era una estúpida. "No te estoy pidiendo un favor, te lo estoy ordenando". Y la zorra de Esther casi le hace explotar la cabeza mientras que inutilizaba su pulsera que la protegía contra la luz solar y la hacía pasar por un instante que pareció un eterno sufrimiento. Y entonces Esther dijo otras palabras aún más mágicas.

- Elijah está en New York – le dijo – búscalo. Haz lo que tengas que hacer… luego hablaremos.

Y Esther se largó sin dejarle más pistas sobre Elijah y su paradero…como si New York fuera un pueblucho donde puedes encontrar a alguien como si nada. Katherine se había preguntado muchas veces en esa semana porque la propia madre de Klaus quería matarlo. "Porque es un hijo de puta, por eso. El peor de los hijos de puta nacido de la peor puta de la historia", pensó con gracia mientras camiba por el Central Park y se terminaba su café. Pero aún así no lograba entender el porque de la ridiculez de querer meterla de infiltrada en la familia. "Sólo es para que vigiles que hacen", pensó. Pero era aún más ridículo que le pidiera que se acercara a Elijah cuando este estaba muy lejos de la familia. "Quizá está enterado de todo".

En cualquier otro mundo podrían notar la diferencia…

Quizá después de todo la bruja había tenido una buena idea. Pero no había considerado "el detalle". No tenía el valor de acercarse a Elijah y usarlo. Quizá se hubiera fingido amiga de Rebekah, quizá hubiera coqueteado un poco con Kol, quizá hubiera intentado acercarse a Finn… claro, pudo haberlos usado a todos para acabar con Klaus. Pero a él no. A Elijah no. Si, era una perra manipuladora de las peores pero hasta las perras manipuladoras tienen una especie de código y cosas prohibidas. Y personalmente una de ellas era joderse a Elijah. Quizá él la persiguió después, quizá le dio la espalda cuando sucedió todo aquello, quizá se dejó llevar por Klaus… pero no le tenía rencor. Y bueno… en Mystic Falls se las cobró un poco haciendo que Isobel encuentre la daga que le quitó la vida temporalmente… pero fue sólo un pequeño ajuste de cuenta, eso ya había pasado. Y no iba a hacerle daño. Elijah tampoco era un idiota, se iba a dar cuenta de inmediato de lo que quería hacer si en verdad quería hacerlo. Simple, no iba a usar a Elijah para la venganza.

Pero si se ponía en plan sincero consigo misma esa era la razón por la que a pesar de tener ropa de diseñador y sonreír, no se sentía nada bien. Era una especie de malestar casi indefinible pero del que sabía su origen. Y era porque "Katerina Petrova" quería aparecer otra vez. Como hace años cuando se enamoró de Stefan, como cada vez que se le daba por hacer algo bueno que no la beneficiaba para nada. Ahí estaba Katerina lista para joderse a Katherine Pierce otra vez. Porque era consciente que podía engañar a todos, menos a sí misma. Y vamos a admitirlo Katherine, tienes ganas de ver a Elijah. Si, esa era la verdad. Y quizá su corazón volvería a latir alocado como antaño, quizá sólo volvería a latir por la incertidumbre de que haría él cuando la viera, o por el miedo de que Esther le haga algo por no obedecerla… o simplemente latiría porque quizá ahí al fondo, pero muy al fondo en su interior (de una manera que ni sincerándose a sí misma como hace un rato admitiría) sabía que él era el único que podía volverla a hacer la chica de antes y que podía hacer que sus sentimientos vuelvan.

Di adiós al mundo en que pensabas que vivías…

Había un tacho cerca y ahí echó su vaso del News Caffe. Suspiró y se quedó por unos segundos parada al lado de la basura para luego seguir su camino. Volvió la vista al cielo, ya estaba atardeciendo. Y le fue inevitable pensar en aquellos atardeceres hace 500 años que veía casi a diario de la mano con Elijah mientras conversaban y reían sobre cosas sin sentido. O sobre esos silencios en los que ella no sabía que hacer… si decirle que no sentía nada por Klaus, que lo quería a él. Y que era con él con quien quería estar. Recordaba que a veces lo miraba a los ojos y le parecía maravilloso ver el atardecer reflejado en sus pupilas… y sentir que el corazón le latía con tal fuerza que… (Katerina está apareciendo) le latía de una manera que pensaba se le iba a detener (Katerina está aquí) recordaba lo lindo que era sentir ese extraño temblor invadiendo su cuerpo… (Katerina se apodera de ti) de sentir como se le subían los colores a las mejillas cuando él estaba cerca o cuando le sonreía (ya no eres más Katherine Pierce), recordaba que cuando corría y escapaba de él en ese lindo juego deseaba con todas las fuerzas de su corazón que él la atrapara entre sus brazos y que no la dejara ir nunca (Ya no puedes echar más a Katerina). No le hacía caso a esas voces de alarma en su interior. Cerró los ojos y sonrió. En verdad había pasado tanto tiempo de eso? Por qué el recuerdo la hacía vibrar aún ahora? Suspiró. En verdad recordar era volver a vivir.

Abrió los ojos y caminó un poco para luego quedarse paralizada por completo. Quizá estaba alucinando… y debía de ser una alucinación muy fuerte. Porque sus ojos se encontraron con aquellos que reflejaban el atardecer en el brillo de su mirada. Y ya no era más Katherine Pierce, era la Katerina Petrova de antaño… al menos por un instante. Porque la magia de su mirada la había atrapado.

Nunca jamás olvidaré mi historia. Mi cara no es de tristeza, pero por dentro estoy triste…