Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen a mi si no a Masami Kurumada, esto es sin ningún fin de lucro.
Serie de mini historias románticas sobre Marin y Aioria en diversos momentos, AU, momentos generales, intimos, recuerdos o de personaje en solitario etc.
Lionheart
Amigos. Parte 1.
Un bello árbol de olivos era el lugar secreto de sus encuentros ocultos. Aquel no era otro que el mismo que los había presentado la primera vez una tarde mientras ella adiestraba sus habilidades con los puños sobre la madera de éste siendo apenas una pequeña aprendiz de amazona y él, un pequeño santo al cual todo mundo despreciaba por ser hermano del "traidor", buscando ocultarse de los demás. Con el tiempo, nació una amistad profunda entre ambos y aquel árbol se convirtió el eterno refugio de ellos para encontrarse en aquel mundo de hostilidad y dolor.
Como cada tercer día, la joven amazona del Águila llegó a medio día hasta aquel árbol tras practicar toda la mañana para disfrutar compañía del santo de Leo y contarle cada una de sus preocupaciones, esperándole pacientemente bajo su sombra.
Aquel día era uno en particular, pues en el resto del mundo se celebraba el día del amor y la amistad y aunque ellos al vivir en aquel lugar eran indiferentes a las festividades, por alguna razón, cuando Aioria paseó por el pueblo de Rodo rio y vio la fecha en un almacén de enseres, decidió darle un detalle a la única persona que consideraba "amiga" en aquel lugar.
Aioria con el regalo en mano, se aventuró al encuentro con su compañera de plata y al llegar a aquel árbol y verla a la distancia, se sopló el flequillo ligeramente nervioso y busco valor uno segundos para enfrentarle.
Por alguna extraña razón, de un tiempo a otro la compañía de Marín comenzaba a causarle más nerviosismo del común y soñaba a veces despierto con su presencia, deseando fervientemente que el tiempo corriera un poco más rápido para volver a verla.
Aioria comenzó a caminar más lento mientras más se acercaba a la dama y en cuestión de segundos se posó frente a ella, escondiendo su obsequio tras su espalda.
-Marín.-le saludo el rubio con suave sonrisa.
-¡Ah!, Aioria, ya has llegado.
El santo se agacho hasta ella y antes de echarse a su lado como acostumbraba, se detuvo un instante de rodillas.
-Marín te he traído algo.-el santo se sonrojo ante su sentencia mientras la distraída dama le daba su completa atención. Detrás suyo, el rubio saco lentamente un bello tulipán rojo, el cual había elegido recordándose el color de sus cabellos y se lo mostró a la amazona, quien detrás de su máscara, alzo sus cejas sumamente impresionada.
-Es por el día de la amistad.-el felino suprimió la palabra "amor" de sus pensamientos, pues de haberla pronunciado, quizás se hubiese descubierto completamente frente a ella
-Aioria, es...precioso.-suspiro ella, delineando cada pétalo rojo en sus dedos.-Gracias.
Aioria imagino la preciosa sonrisa de la dama tras la máscara por su regalo y se lamentó por no verla a plenitud. Ella se conmovió, ¿acaso era posible que su amigo la llevara tato tiempo en su pensamiento como ella?, se preguntó.
Tras ello, Aioria se sentó a su lado y la examino unos segundos en silencio.
-Me siento mal...yo no he traído nada para ti, pero creo que hay algo que puedo darte.
-¿Ah sí?,.-el santo alzo sus cejas con extrañeza.- No es necesario Marín que me des nada, sabes que el mejor obsequio es tu compañía y...
La pelirroja determinada, coloco su índice sobre los labios de Aioria haciéndole callar un instante.
-Pero para dártelo, debes cerrar los ojos y abrirlos solo hasta que me vaya, Aioria.
-De acuerdo.
El santo obedeció y cerro sus ojos ante la temblorosa Marín guiada solo por su instinto. La pelirroja llevó una de sus manos hacia su máscara y la desprendió percibiendo lentamente la adrenalina en su cuerpo. Aioria suspiro inquieto pues solo escuchaba el vaivén inquieto de las hojas mecerse sobre si y la respiración intranquila de Marín, provocándole ansiedad. Aioria de pronto, sintió la fría máscara de Marín colocarse sobre su rostro mientras su corazón comenzaba a acelerarse aún más y espero atento a cada movimiento. La japonesa acerco lentamente sus labios hacia la máscara que cubría el rostro de Aioria, aguardando un último suspiro y beso los labios del frío metal un instante como si, a través de ellos, acariciará los del león. La esperanza y calidez los encapsulo un instante en el tiempo y silencio.
Marín volvió a sujetar su máscara y la colocó nuevamente en su rostro mientras veía los ojos apagados de Aioria, quien poco a poco dibujaba una sonrisa al imaginar que era lo que había sucedido.
Marín se levantó del suelo, tomo aquel tulipán en sus manos y comenzó a avanzar rumbo a su recinto de nuevo mientras el felino abría lentamente sus cristalinos ojos esmeraldas, observando la femenina silueta de su amiga partir.
Aioria sonrió para sí, pues de todos los regalos que había recibido, aquel sin duda había sido el mejor de todos. El de su amiga y el de su más secreto amor.
Amigos (Parte 2)
-x-
Marín entro fugaz a su cabaña sujetándose la parte rota de su leotardo en el hombro y la herida en el, de la cual que emanaba un diminuto río de sangre en su piel de luna tras una pelea con Shaina. Se echó ligeramente adolorida en su diminuta cama y descubrió su hombro de su mano un instante, observando como quedaba expuesta su carne viva por el golpe asestado de su compañera. Giro su mirada hacia el pequeño mueble junto a su cama y en uno de los cajones saco un botiquín, tomando una gaza que enseguida se empapo con su sangre. De pronto, el quieto silencio de su habitación fue interrumpido por el goteo lento de la lluvia y el estruendo de los rayos anunciando un diluvio. Había tenido suerte de llegar a su refugio antes de que este empezara.
Suspiro con dolor ante el sopor que sentía en su hombro y en segundos, un golpeteo improvisado en su puerta la sorprendió.
La amazona se levantó curiosa y acudió al llamado, girando la perilla de la puerta para encontrarse sorprendentemente con la figura de su gran "amigo" de Leo tras de ella. Aioria le regalo una amplia sonrisa a verla, como la que un pequeño niño emana al hacer una travesura y ligeramente empapado, se adentró a la cabaña tras el ademán de invitación de su amiga. Una vez dentro, Aioria dejo la bolsa de alimentos que había traído en la mesa contigua para degustarlos con su amiga y de inmediato cambio la expresión en su rostro al ver el hilo de sangre chorreante de la amazona.
- ¡¿Qué te paso Marín?!-cuestiono Leo acercándose a ella para tocarle, aunque ella le rehuyó buscando sitio en su cama. Aioria no dudo en seguirle e imitarla, observando con preocupación su hombro. Ella rio suavemente para no preocuparlo.
-Descuida, no es nada, Shaina se ha emocionado con el entrenamiento de hoy y se ha puesto celosa porque me han avisado esta mañana que recibiré a un discípulo.
Aioria sonrió amargo. -Felicidades, eres una gran guerrera y sin duda serás una excelente maestra. -objeto el santo sin dejar de ver la gasa ensangrentada.
-Marín, esto no está bien, déjame ayudarte a curarte, prometo que no te tocare inapropiadamente.
-No te preocupes, no es nada Aioria. -soltó la dama descubriéndose la herida y sonrió a través de su máscara-He pasado cosas peores.
-Me preocupo, así que basta, déjame hacerlo. -soltó casi como una orden Leo y sabiendo lo terco que podía llegar a ser el rubio, Marín le consintió. Aioria tomo nuevamente una gasa del botiquín en la cama y con un poco de tópico, comenzó a limpiar la herida con delicadeza. La amazona apretó los dientes ante el ardor de la curación y suspiro deseando que aquello terminara pronto. Aioria limpio la herida lo más dedicado que podía y en su tarea, no pudo evitar perder sus ojos un instante en la nívea piel que se asomaba en el hombro descubierto de su "amiga". Un cosquilleo le recorrió la piel al verle el cuello y su respirar removiéndole los mechones pelirrojos, elevando la temperatura de sus mejillas y latidos. Oh, la cercanía de su piel era demasiada y el color de ella precioso para dejarlo pasar. Entonces Leo agito su cabeza tratando de negarse aquellas emociones y coloco una enorme cinta y ungüento en la herida para cerrarla, alejando sus manos prontamente de Marín.
-Te lo agradezco, Aioria. -el santo sonrió tímido al ver su reflejo en la máscara y se quedó quieto un momento en el cómodo silencio entre los dos.
De pronto, la mano de Marín se hundió en sus rizos y comenzó a acariciar su flequillo haciéndole tensar ante la espiral de cosquilleo que ese acto le había provocado.
-Estas mojado. -soltó la pelirroja sin dejar de acariciarle con suavidad. Aioria sonrió apenado por su aspecto seguramente desfachatado y se sacudió los cabellos ante lo que suponía una risa corta de Marín.
-Fue por la lluvia, fui afortunado de llegar aquí ahora. -objeto el felino escuchando como la lluvia de fuera, aumentaba el sonido de su golpeteo.
-En el baño hay toallas, toma una y sécate o resfriaras.
-Si.
El santo se levantó de la cama y avanzo unos pasos hasta el pequeño baño de la amazona. Ahí, Aioria se miró un instante en el pequeño espejo roto de lavabo y tomo una toalla en el cesto contiguo para sacudirse los cabellos, agitándolos entre ella. De pronto, se detuvo un instante y llevo la toalla a su rostro, percibiendo el delicado aroma de Marín en ella. Cerro sus ojos y se dejó acariciar las mejillas por ella, imaginando que era la misma amazona quien le tocaba el rostro. Y es que no podía negarlo, sin saber cómo, de un tiempo a otro, la forma en que veía a su "amiga" y compañera había cambiado por completo. Siempre le había resultado una chica cálida y especial, el refugio a sus miedos y tristezas, pero ahora, por una extraña razón ella ocupaba gran parte sus pensamientos y le provocaba un deseo inmenso de estar con ella. Era perfecta a su razón en esencia y silueta. Aioria sonrió para sí, pues a pesar del dolor que aquel Santuario le había dado, Marín era un bálsamo para su alma, era un suspiro y una caricia divina, reconfortante y dulce en medio del horror.
Aioria se echó la toalla en su nuca y se dispuso a salir del baño en busca de su compañera.
-Marín yo...-el felino guardo silencio al momento en que sus ojos se encontraron con el dormitar plácidamente a su compañera sobre la cama. Aioria sonrió tímido y avanzo lentamente hasta la cama, acostándose junto a ella. Entonces se quedó quieto un instante, observando aquellos rizos rojos tendidos como cascada sobre las cobijas y la femenina silueta de ella, tan bella que podría enloquecerle los sentidos.
-Marín...-murmuro Aioria observando aquel metálico rostro frente a él y sonrió como niño imaginando con total calma como sería el rostro de su compañera, sin embargo, la persona tras la máscara no dormía.
Marín solo se había recostado un momento en su espera, y atenta, observaba a su amigo al frente, pensando en sí, ¿acaso era posible que los sentimientos de Aioria también hubiesen cambiado de la misma manera como los de ella convirtiendo su "amistad" en algo más?
Aioria impulsivo por el momento, poso los dedos al filo de la barbilla de la dama y mordió su labio inferior reprimiéndose el hecho de desear mirarla. ¿acaso era lo correcto? Entonces susurro expectante. - Si tan solo yo pudiera...
De pronto, Marín sujeto firme la mano de Aioria, quien abrumado abrió los ojos asustado al verse descubierto, sintiéndose completamente en terror al tener cientos de pensamientos sobre como ella reaccionaria ante su imprudencia. ¿Y si la perdía, y si ella se molestaba y se alejaba para siempre? Él había cruzado el límite y su orgullo ardía en ansiedad y temor.
Ella suspiro con pesadez y le contesto con suavidad completando aquellas palabras por decir. - ¿Verme?
-Marín yo no.…-trastabillo el felino sin saber bien que decir, sin embargo, ella interrumpió de nuevo.
-Aioria, ¿sabes lo que pasara si lo haces?
-Lo sé...-murmuro con tristeza el santo y al instante, con la impotencia en su rostro, gruño con coraje. - ¡Argh...al diablo con eso!, no me importaría morir si así lo desearas Marín, es solo que yo...deseo tanto verte. –asesto con decisión. Y se arriesgó, ya sin miramientos, era el todo por el todo. -Prefiero morir que… vivir sin ti.
La amazona sonrió ante la proposición y lentamente desprendió el metal, dejando ver lentamente su fino rostro. Ojos azulados como el mismo cielo, pestañas largas y tupidas, nariz pequeña y unos labios rosados que se tornaron preciosos a Leo, le confrontaron, provocándole un largo suspiro. Por un instante, las pupilas de Aioria se inundaron de la imagen del águila, pretendiendo grabarse por siempre aquella preciosa postal en su mente. Eran la imagen más perfecta que jamás hubiese visto.
-Eres...eres hermosa Marín. -suspiro Aioria anhelante. Y no pudo evitarlo, como felino cazador, Aioria al verle, se removió hacia Marín, posicionándose sobre ella cual león sobre su presa y busco hundir sus manos entre las delgadas de ella. Ella le accedió, temblorosa al tener a su amigo frente a ella de aquella manera tan íntima, a aquel hombre que admiraba y mantenía muy dentro de su corazón, y suspiro ansioso cuando la nariz de Leo rozo la suya, esperanzado.
Entonces, solo con el murmullo de la lluvia su exterior, sus suspiros pesados y perdido entre los brazos de la amazona, Leo pregunto. - ¿Entonces Marín, ya lo has decidido, me amaras o acabaras conmigo de una vez?
La amazona sonrió sin dudas ante la cuestión y sentencio. -Tu sabes la respuesta Aioria, porque la ves ahora en mis ojos, incluso en este mundo y siendo quienes somos, mi corazón no duda cuando piensa en ti.
-Te amo...-suspiro el felino mientras una sonrisa tímida se dibujaba en sus labios, con los ojos apagados. -Te amo tanto Marín.
-Y yo a ti, Aioria.
Cadencioso y disfrutando su calidez como si el resto no existiera, Aioria impulso suavemente sus labios hacia Marín, percibiendo el terciopelo y suavidad de ellos, mientras era guiado por sus instintos a través de su piel robándole el aliento. Entonces Leo lo comprendió, Marín lo era todo en su corazón. Deseo y ternura, calma y fuerza, tibieza y pasión capaz de hacerle perder la razón. Una espiral de cosquilleo recorrió a Aioria mientras Marín se perdía en aquella preciosa caricia que le nublaba la razón, enervándole la pasión. En un lento y despacio vaivén, Leo la dejo ir un instante y suspirante, le cuestionó.
- ¿Me dejarías quedarme esta noche a tu lado?, después de esto, no quiero volverme a ir nunca de tu lado Marín.
-Aioria…-la dama le reprendió su imprudencia. Su situación era menos que ideal y más si alguien llegaba a descubrirlos en aquel mundo. Pero él suplico, completamente rendido.
-Por favor… te necesito mía, mía y nada más.
La preciosa sonrisa de Aioria y mirada anhelante, la convenció. -Solo esta noche…mañana ya no estaré sola.
La amazona echo sus brazos por el cuello del santo y pronto la sintió envolverla en el refugio de su fuerte abrazo con la compañía de aquella lluvia bajo el anochecer. El león le había cazado el corazón.
Continuará…
Lindos lectores… va la explicación. Como saben mi pareja favorita del mundo mundial es Marin y Aioria, podría escribir cientos y cientos de relatos de ellos y no me cansaría, no sé, por alguna razón me gusta demasiado fantasear con ellos. Lo cierto es que en mi fic Arrow and Fire me costaba trabajo actualizarlo ya que no solo tenía que centrarme en su historia, si no la de Aioros y Seika, eso era difícil para mí. Y bueno, también como saben en mi página de Facebook Humor Saint Seiya, he estado escribiendo algunos minifics de un solo capítulo de varias parejas (entre ellos esta y que pueden leer en el Fb) que les agradan, y surge la inspiración y sé que puedo escribir mucho sobre mi pareja favorita, porque realmente lo disfruto. Así que…si son mi favorita, ¿Por qué no tener un fic exclusivamente de ellos?
Lo siento, sé que a muchos les "aburro con ellos o no es de su gusto esta parejita", y los entiendo, sin embargo, este es un capricho que deseo darme como autora y que me hace feliz. Eso no quiere decir que solo escriba de ellos dos, seguiré mis demás fics, ustedes lo saben de repente me da la locura con otras historias. ¡Así que ojalá se pierdan de vez en cuando por aquí si así gustan, les aprecio por confiar en mí!
¡Nos leemos pronto, un abrazo!
