*Personajes propiedad de las CLAMP
"Tomoeda se ve triste desde tu partida, los árboles lucen sin vida, hasta pareciera que el sol es más opaco y las calles por donde paseábamos han perdido toda chispa de alegría; sin embargo, la gente parece no notarlo, quizás sea cierto, sólo soy yo quien vive en el pasado en la espera de tu regreso."
Sakura Kinomoto, una joven de 17 años despertó abrumada por el sonido del despertador en su acogedora habitación, llevaba más de quince minutos sonando pero recién obtenía la atención de la chica, quien lucía desorientada aún sin saber dónde estaba.
-¡Sakura!- escuchó en una voz tan aguda que la hizo taparse los oídos.
-Cállate Kero, quiero dormir un rato más, sólo un poco más.
-Sakura, has dormido ya bastante. Si no te apresuras no llegarás ni a la segunda clase.
-P-pero puse tres alarmas-la chica se había incorporado y se tallaba los ojos.
-Ya has pagado los otros dos.-dijo la criatura alejándose, ya preparado para la reacción de su ama.
-¡¿Qué?! ¡No puede ser! – gritó mientras se levantaba como torbellino y se vestía lo más rápido que podía.
-No importa cuántos años pasen ¿no es así? Nunca vas a cambiar.- dijo Kero observándola con los brazos cruzados.
Diez minutos después la castaña patinaba a toda velocidad hacia la preparatoria Seijou. El camino era el de toda su vida, árboles de cerezo, el panadero en bicicleta, la señora que arrojaba agua a la calle; sólo faltaba Yukito. No pudo evitar que su imaginación lo colocara en la escena, como cada mañana.
La familia de Sakura sí había cambiado. Touya y Yukito se habían mudado a Tokio hacía tiempo para ir a la universidad, el moreno se había decidido por Derecho y actualmente había iniciado una especialización mercantil; por su parte el guardián había elegido algo más sensible y era curador de arte, se encargaba de reconstruir piezas históricas y darles mantenimiento. Ambos trabajaban a medio tiempo en un restaurante que estaba debajo del apartamento que compartían en la capital, y aunque les iba muy bien, regresaban de vez en cuando a pasar los fines de semana a su pueblo natal.
El padre de la chica seguía impartiendo clases en la Universidad y después de que una de sus investigaciones se hubiera vuelto famosa, era muy requerido para las expediciones no sólo del país sino extranjeras; justo dos días antes había volado a Egipto, donde pasaría una larga temporada investigando el Valle de los Reyes. Sakura pasaba mucho tiempo sola en casa, pero lejos de sentirse triste se sentía feliz y orgullosa por su familia.
Como era su costumbre, la chica llegó tarde y se ganó un regaño por parte de la profesora, quien comenzaba a hartarse de la impuntualidad de la joven. Tras una leve pausa la chica tomó su lugar a lado de Tomoyo quien le dedico una sonrisa y le tendió una botella de agua, ella la aceptó con una sonrisa de agradecimiento. Miró de reojo y vio que la amatista se encontraba dibujando vestidos en los márgenes de su libreta, una costumbre que había adquirido recientemente.
-¿Un mal despertar?- le susurró la amatista.
-Como cada mañana- le contestó mientras abría el libro de matemáticas e intentaba concentrarse en él.
Sakura y Tomoyo tenían por costumbre ir al parque pingüino cuando se trataba de hablar de cosas serias; es decir magia. Se habían sentado en las cabezas de esas criaturas y la morena esperaba a que su amiga se decidiera a hablar, amaba esas tardes de misterio que la transportaban a Baker Street y la hacían sentir colega del gran Sherlock Holmes.
-¿Aparecieron de nuevo?- probó Tomoyo al ver que Sakura no decía nada.
-Si, esta vez cerca del templo Tsukimine.- dijo resignada- No puedo decir que sea un caso aislado ¿no es así?
-Las primeras semanas sólo sentías su presencia, pero recientemente se han hecho visibles esas… criaturas ¿no es cierto?- dijo la amatista recapitulando- ¿cuándo empezó todo?
-Hace mes y medio.- contestó la castaña.
-¿Hubo algún contratiempo anoche?
-No, las criaturas terminaron huyendo.
-Debiste llamarme, te he dicho que quiero tener todo filmado como material de investigación.
-Es peligroso Tomoyo, sabes que la última vez casi saliste herida ¿no tienes miedo?
-En absoluto, sé que a tu lado todo estará bien siempre.
-Tienes demasiada fe en mi Tomoyo, unos segundos más tarde y no te habría sujetado, no quiero que nada malo te pase.- le dijo preocupada.
-Estoy bien. Ahora, sabes que esta situación se ha ido de nuestras manos, los diarios hablan de extraños seres rondando Tomoeda e incluso en televisión han aparecido testigos.
-Lo sé, pero aún no sé qué hacer.
-Bueno, no pueden ser obra de Eriol porque él solía ser más sutil con sus demostraciones de magia, es decir no había testigos. No estoy segura de que sea un enemigo porque tampoco te han atacado de frente, sólo nos han perseguido. ¿Tú qué crees que sea?
-Están buscando algo, pero aún no lo encuentran. Y si te soy sincera no descartaría a Eriol tan pronto.
-¿Por qué lo dices? ¿Has sentido su presencia?
-No, pero ayer aparecieron en la feria donde antes se encontraba su mansión, y no estaban simplemente de paso, buscaban algo, estoy segura.
-¿Has hablado con Yue?- preguntó la amatista mientras anotaba los datos obtenidos en su libreta de misterios, una agenda de los acontecimientos paranormales ocurridos en los últimos años, pero este superaba por mucho los otros.
-No quiero que deje su vida humana para venir a ayudarme. Ya sabes que tomaría el primer tren para venir en mi auxilio, quiero intentar terminar con esto yo misma.
-¿Y Eriol?
-Kero ha intentado contactarlo pero sin éxito. Ya no vive en su última dirección y no sé por dónde empezar a buscarlo.
-Déjame eso a mí.- lo anotó con letras grandes en su libreta y le sonrió- Y sobre…ya sabes ¿Has hablado con Shaoran?- lo dijo mirando con atención el semblante de la castaña.
-No tiene por qué enterarse, no es su asunto.
-Si supiera que algo pasa quizás vendría, acudió a nosotros cuando apareció esa chica que quería robar las cartas ¿recuerdas?
-Y fue la última vez que lo vimos ¿no es cierto?
Tomoyo asientió en silencio. Habían pasado cuatro años desde ese incidente, unos meses después de la carta debajo de la mansión de Eriol habían aparecido un par de magos atraídos por la magia residual de ese combate, la más difícil de vencer había sido una chica albina de no más de 12 años que había puesto en aprietos a Sakura; en esa ocasión Shaoran había acudido en su auxilio y juntos lograron hacerla desistir de su interés por las cartas Sakura. Sentimentalmente hablando, fue la última vez que los card captor se vieron y según lo que sabía, la última vez que hablaron, después de eso él simplemente había cortado toda comunicación.
Sakura lo pasó bastante mal el primer año. Para el segundo aun albergaba una última esperanza pero pronto se resignó a no volverlo a ver. Tomoyo habría querido hacer algo, pero su amiga le pidió que no lo hiciera, y aún contra sus deseos lo había intentado a través de Mei Lin, quién le dijo que no sabía las razones de su primo pero tampoco se entrometería. Esta respuesta no la había satisfecho, pero por más que utilizó sus métodos no logró hacerla hablar.
La castaña había comenzado a tener citas en ese último año, pero ninguna se concretó en una relación seria y no precisamente porque ella no quisiera, pero se dio cuenta que no podría revelarles todo el misterio en torno a su persona y eso era como mentirles. Yukito le había aconsejado que esperara, no era la única chica con magia en todo el país, en algún momento encontraría a alguien con quien pudiera sincerarse de su verdadera naturaleza.
-Lo lamento.- contestó Tomoyo- No quería recordarte cosas tristes.
-No importa Tomoyo, es algo pasado y no voy a dejar que me afecte de nuevo.
-Pongámonos manos a la obra, primero hay que descubrir que es lo que desean esos seres, así sabremos si debes atacar o quizás debamos ayudarles. Cuando estuve a punto de caer fue por una imprecisión mía que no dejare que vuelva a ocurrir. Seré el doble de precavida.
-¿Y qué propones para averiguarlo?
Una semana después, Sakura enfundada en una falda roja, con camisa negra y hombreras con botines a juego recorría el centro de Tomoeda, cuando se sintió segura se internó en el bosque de la ciudad. Kero apareció en su mochila e inspeccionó el lugar.
-¿Dónde está Tomoyo?- preguntó el ser acostumbrándose a la oscuridad.
-Le pedí quedarse en casa, es peligroso. Ya hizo suficiente dándome la ropa.
-¿Y en serio crees que lo hará?- preguntó el ser con una camisa a juego de la de su ama.
-Sinceramente no, encárgate de que no corra peligro.- suspiró antes de cerrar los ojos y concentrarse, buscaría cualquier signo de magia en la ciudad, pero también se dejaría al descubierto, los dejaría sentir su poder.- Los encontré.- dijo la chica en medio de una sonrisa mientras se internaba en el bosque buscando el lugar de donde había sentido las presencias.
Tomoyo seguía a la chica a una distancia prudente en su nueva bicicleta, había descubierto que tenía mejores tomas en ella que corriendo tras ella. Pronto Kero se le unió, dispuesto a protegerla como siempre.
Sakura llegó a un claro donde se encuentran las criaturas, parecieran un gato erguido torpemente, pero sus ojos están vacíos, lo que les confiere un aspecto siniestro.
-Hola ¿qué es lo que buscan?- dijo deteniéndose a una distancia prudente de ellos.
-Tu tener magia.- dijo el más grande que se acercó de forma torpe a la castaña.
-Así es, ¿qué buscan?- dijo un poco temerosa al ver que todos se acercaban y comenzaban a rodearla.- Aléjense… yo… ¡aléjense!- dijo más asustada, su símbolo brilló bajos sus pies y las cartas la rodearon de forma protectora.
-El símbolo del traidor.- dijo el que aparentaba ser el líder- Tu ser Clow.
-N-no Clow está muerto… él…- los gatos se abalanzaron sobre ella.- ¡Escudo!- gritó la castaña a tiempo de repelerlos y aprovechando la oportunidad para escapar, corrió a través de los árboles sintiendo como la seguían.- ¡Flecha!-gritó para quitárselos de encima al tiempo que veía a Kerberus bajar a su altura e invitarla a subir, era hora de retirarse.
Tomoyo presionó Stop en su celular parando el video al ver que Sakura se distraía. Estaban en el receso y habían encontrado un árbol lo bastante alejado para que pudieran hablar sin interrupciones.
-Al menos ahora sabemos que buscan a Clow.- Sakura observaba a Tomoyo anotar los nuevos datos en el cuaderno. – Aun así te expusiste mucho para grabarme.
-Ellos no iban contra mí, estaban demasiado ocupados contigo, es como si la magia atrajera magia. No sabían que te buscaban, es como si no te vieran, sólo a tus poderes. Ya viste su reacción cuando vieron el símbolo y cuando los atacaste con Flecha.
-Pero Clow murió hace mucho tiempo, no es posible que no supiera que no lo supieran.
-¿Y si esas cosas fueran sus contemporáneas? En mi opinión podrían ser un intento fallido de Kero y el guardián de Eriol.
-¿Pero por qué buscarlo aquí?
-Porque él murió en Tomoeda ¿no lo recuerdas? En la mansión que derribaron, quizás haya un vestigio de magia o algo así.
-¿Lograste encontrar a Eriol?- preguntó la castaña.
-He buscado por todos lados, pero su paradero exacto no lo sé. Tengo el nombre y dirección de su última escuela, pero es como si se lo hubiera tragado la tierra.- Estuve pensando en ir a buscarlo allá.
-¿A Inglaterra? Pero eso sería…
-Si las cosas empeoran lo haré.-le dijo la amatista- Aunque aún podría conseguir más información en casa de la familia de Clow… los Li.
-No Tomoyo, no quiero que ellos se enteren, es un problema nuestro.
-Pero podría hablar con Mei Lin o con el señor Wei.
-No Tomoyo… las cosas…
-Me preguntaba dónde estaban- una voz tras ellas las hizo girarse- ¿se ocultaban de mí?- un chico de ojos verdes, cabello negro y acento de Osaka las observaba sonriendo.
-Hola Kenta ¿cómo estás?- dijo la amatista cerrando el cuaderno lo más discreta que pudo.
-Yo muy bien, son ustedes las que andan misteriosas. ¿Qué harán después de clase? ¿Quieren ir al karaoke? Iré con algunos chicos del grupo y…
-Paso- contestó Tomoyo mientras se ponía de pie- Sakura te espero en el salón, iré a refrescarme un poco.- se marchó sin siquiera mirar atrás.
-¿Dije algo malo?
-Tai Mishima está en tu grupo ¿no es así?
-Sí, es muy amigo de mi compañera de banca, no lo he tratado mucho pero creo que es un buen sujeto.
-Las personas se comportan de manera diferente dependiendo de con quién interactúan.- Sakura sonrió- ya estoy hablando como Eriol, quizás si tengo algo de él.
-Oye, oye no te comprendo, vas muy rápido.- el chico hizo una mueca que le arrebató una risa a su amiga.
-Es cierto, tú te mudaste apenas el año pasado y para entonces lo peor ya había pasado. No es ningún secreto así que tarde o temprano quizás te enteres. Tai y Tomoyo fueron novios unos meses cuando íbamos en último año de secundaria. Mi amiga se enamoró de una forma apasionada, ya sabes, ese amor que te hace cometer locuras.
-Sí, ya se dé cual hablas- el chico la miraba absorto mientras ella proseguía.
-Las cosas iban bien en un comienzo. Parecía ser una buena persona, la hacía reír, la cuidaba y perjuraba que la amaba y siempre estarían juntos; frases cliché que todas estamos destinadas a oír y que pierden significado con los años.- dijo tristemente- y un buen día… las cosas terminaron, de una manera muy muy mala.
-¿Él hizo algo?
-Tomoyo no habla mucho de eso, pero te diré algo, ese chico la lastimó de maneras que tú y yo sólo podríamos imaginar.
-Nunca había escuchado eso… digo ni siquiera murmullos o algo por el estilo.
-Bueno cuando apenas cortaron él empezó a hablar mal de ella, ya sabes algunos hombres deben hacerlo para alimentar su ego. Pero ella no dijo nada, una vez me comentó que en 50 años cuando recuerde este incidente no quiere recordar una discusión horrible y se conforma con una desilusión, pero no le gusta estar cerca de él, vive su vida como si él en realidad estuviera muerto.
-Cuando alguien te lastima es un poco así ¿no es cierto? En realidad murió la persona que amas y sólo queda alguien que se le parece pero ya no es.
-Si, creo que si.- le sonrió de manera dulce- no menciones estas cosas frente a Tomoyo, hay cosas que tardan mucho en cicatrizar.
El timbre los alertó del final del receso y la castaña se puso de pie con ayuda del chico
-¿Me acompañarías a mi salón?
-Un placer escoltarla señorita.- le dijo él risueño.
Ese sábado en particular era caluroso. Sakura vestía una playera sin mangas anudada a la cintura y un pequeño short amarillo mientras tendía la ropa. Tomoyo se quedaría a dormir con ella y de regalo le había llevado una tarta de manzana.
-¿No se ha comunicado con Yukito?- preguntó la morena mientras ponía la mesa.
-No, Sakura es una terca en querer hacer las cosas a su manera. Pero Yue lo sabe, estamos ligados a nuestra ama, y sentimos cuando algo anda mal, no se ha presentado sólo porque está respetando su decisión de solucionarlo sola.
-Las cosas que están pasando no son normales y el que la confundan con Eriol no es buena señal, hasta yo lo sé.
-¿Qué has averiguado?
-Temo que menos de lo que quisiera, me gustaría haber tratado de conocerlo más cuando estuvo en Tomoeda ¿Crees que sepa lo que pasa?
-Es difícil saberlo, siempre fue un tipo muy extraño.
-Mi padre vive en Londres, lo llamé esta mañana y está dispuesto a acogerme si quiero ir a estudiar un tiempo, se puso muy feliz.
-Nunca hablas de tu padre.
-Es un poco doloroso aún. Mis padres se separaron cuando yo tenía seis o siete años, ambos eran muy tercos en cuanto a los negocios y al final sus ideas no congeniaban, ahora él maneja la sede en Londres y mi madre la de Tokio. En realidad no lo veo mucho, aunque intenta llamarme al menos una vez a la semana, se sorprendió un poco del favor que le pedí, pero accedió.
-Lo lamento.
-Tranquilo. No es de mi familia disfuncional de quien quiero hablarte ¿tu opinas que debo llamar a los Li? A final de cuentas ellos saben más de Clow que nosotros, quizás sepan a qué nos enfrentamos. Sé que Li no es tu persona favorita y a estas alturas tampoco la mía, pero si esas cosas empiezan a tener iniciativa.
-Lo sé. Pero creo que debemos esperar, al menos un par de días, no han aparecidos desde el encuentro de Sakura.
-Eso es lo que más me preocupa, tanta paz.
Sakura entró en la habitación sudando.
-¿Sucede algo?
-En absoluto, comamos.
Esa noche Sakura estaba relajándose en la bañera. Levantó ligeramente la cabeza para poder ver la luna, cuando era niña solía pensar que esa persona también la observaba y que no importaba que tan lejos estuvieran mientras ambos pudieran verla.
-Eso ya no importa- dijo suspirando- Fue hace mucho tiempo.
Cerró los ojos mientras se dejaba absorber por los recuerdos.
FLASH BACK
Allí estaba el parque pingüino con un sol a media tarde, ella esperaba nerviosa en los columpios mientras jugaba con sus pies ¿lo lograría? Mei Lin era una chica astuta y…
-¿Esperaste mucho?
Sakura levanta la mirada y se encuentra con dos ojos color chocolate mientras un rubor se apodera de su cara y contagia, sin querer a la de su compañero.
-No Shaoran, acabo de llegar.- le contesta sin mirarlo mientras siente como el corazón le duele de felicidad, una sonrisa se le escapa con tal pensamiento, es feliz.
-Mei Lin no me creía que fuera a salir con Yamazaki, porque sigue lastimado por lo de la obra, ya sabes, pero al final llamó su madre y logré salir.
-Yo debí mentirle a Tomoyo.- contesta con una sonrisa cómplice que los hace apartar la mirada por la vergüenza.
-¿Quieres caminar?- pregunta el chico mientras ella asiente y se dirigen en silencio a algún lugar que no tienen en mente, el propósito es pasar tiempo juntos, acostumbrarse a la presencia del otro.
Shaoran se frena después de un rato y toma tímidamente la mano de Sakura, quien se estremece sin poder evitarlo, lo mira fijamente y terminan perdiéndose en la mirada del otro. Ambos sienten el corazón salir de su pecho, el estómago hecho un torbellino y esas ganas de detener el tiempo en ese preciso momento, en el allí, el ahora, donde ambos son felices.
-Yo… tú… quiero hacer las cosas bien. A mi… a mí me gustas.- afirma el castaño con la boca seca.
-A mí también me gustas mucho Shaoran.- contesta ella sonrojada, le encanta decir su nombre porque sabe que muy pocos lo hacen, se siente especial.
-¿Quieres ser mi novia?- le dice mientras mira el suelo.
-Me encantaría- contestó ella radiante mientras observaba al chico, quien sonreía aun sin atreverse a mirarla.
-Soy feliz Sakura Kinomoto, soy enormemente feliz.- le dice con una sonrisa que hace que el corazón de la chica salte de alegría, que hace que queme.- ¿Podría? ya sabes…
-S-si… pero yo nunca…- su estómago era un caos y se volvió peor cuando los labios de él se toparon con los suyos. Fue un beso tímido y corto que terminó con una caricia de narices y con la frente de él apoyada en la de ella mientras recobraban el aliento y se atrevían a abrir lentamente los ojos.
Shaoran es el primero en recobrarse y sin más explicaciones toma su mano y siguen caminando. Sakura va radiante, ese había sido su primer beso y ni siquiera Tomoyo lo había visto, sólo ella y él; su pequeño secreto.
FIN DEL FLASH BACK
Sakura abrió los ojos mientras se preguntaba si ese habría sido el primer beso de él, probablemente no. Era gracioso pensar en esas cosas después de tanto tiempo. Se disponía a salir de la bañera cuando sintió una garra en su garganta jalándola al fondo de la misma. Sintió el golpe contra el fondo de la bañera y vio las burbujas escapar de su boca cuando la abría para quejarse. Le ardió tragar agua e intentó incorporarse usando las manos, pero esa fuerza seguía sujetándola y era muy fuerte. Empezó a patear desesperada con cada vez menos aire.
Trato de calmarse y pensar en una solución, como había aprendido tras capturar las cartas Clow. Se concentró en el báculo y este llegó hasta sus manos bajo el agua, el brillo cubrió su cuerpo y le permitió liberarse del agarre. Salió apresurada de la tina luchando por respirar. Se apresuró a vestirse, y aun con la sensación de fuego en la garganta y las arcadas salió del baño para encontrarse a un de los gatos esperándola.
-¿Dónde estar Clow?- dijo el ser mientras la acorralaba.
-Muerto.- dijo ella sin perderlo de vista.
-Clow no poder morir- dijo el gato abalanzándose sobre ella.- Él lo tiene.
-¿Tiene qué?- gritó Sakura a la par de que el gato brincaba - ¡Fuego!- gritó la chica mientras la mujer aparecía y se impactaba contra el gato que chilló al verse chamuscado, pero lejos de darse por vencido cayó sobre sus patas traseras y brincó contra la maestra de las cartas, rodando ambos por las escaleras.
-¡Sakura!- gritó Tomoyo al verla caer y se apresuró en ir a su ayuda esquivando gatos con ayuda de un sartén, aunque ya tenía algunos rasguños en el rostro.
Por su parte Kero luchaba en su verdadera forma con otro de los gatos, pero sus ataques eran fácilmente esquivables por ellos, incluso el fuego no parecía dañarlos, en cambio las garras de ellos sí que lo habían lastimado.
La castaña miró cómo uno de los gatos tiraba el retrato de su madre al saltar sobre el guardián, y eso fue lo último que vio antes de sentir la rabia nacer en su interior y darle fuerzas de liberarse pese al dolor del brazo que se presumía herido debido a la lucha y la caída de las escaleras.
-¡Suficiente!- gritó con el báculo en una mano- ¡Clow no está aquí! Yo soy la guardiana de sus cartas y les ordeno alejarse de mi casa ¡Nieve!- gritó la chica con lágrimas en los ojos mientras una mujer aparecía frente a ella y el clima dentro de la casa se enfriaba, los gatos salieron corriendo tan rápido como habían entrado al observar a la mujer y a la chica.
Touya llegó al hospital hecho una furia. No le importó que la enfermera que lo atendió babeara por él, ni tampoco que todos en el elevador lo miraran como un bicho raro, de no haber sido por Yukito, quien lo seguía de cerca y sonreía a todos a modo de disculpa, sin duda lo habrían echado antes de que encontrara a su hermanita.
Cuando abrió la puerta y la miró con el yeso en el brazo, una marca roja en el cuello y el cabello revuelto no le importó contestar a los saludos de la amatista que tampoco se veía muy bien, ni las suplicas del doctor que le pedía guardar silencio.
-¡Monstruo! Eres una torpe, de que me sirve que seas una bestia si no eres capaz de protegerte de…
-Ya es suficiente To-ya- le dijo Yukito tapándole la boca a tiempo- los accidentes pasan ¿no doctor? Es decir, no podemos estar a salvo en todos lados ¿qué pasó pequeña Sakura?
-Me caí de las escaleras.- contestó la ojiverde asombrada de verlos allí y de que casi descubrieran su secreto frente a un doctor.
-¿Usted es su hermano?- preguntó el doctor- Ella está bien, sólo deberá tener el brazo así unas semanas por precaución, no es una lesión grave pero prefiero inmovilizarlo antes de que se vuelva a lastimar.
-No se preocupe me encargaré de ella ¿puede irse?- preguntó el moreno.
-Así es. Iré por el acta de responsiva, ahora vuelvo.- el hombre salió dejando a los cuatro dentro del cuarto.
-¡¿Qué estabas pensando?!-gritó el hermano al verse solo- ¿Dónde está ese guardián bueno para nada?- dijo mirando de forma furiosa a Tomoyo que la rehuyó mientras Kero aparecía entre sus cabellos.
-¡¿Quién te crees para hablarme así?! Soy Kerberus la bestia…
-Que debía proteger a mi hermana y en vez de eso la encuentro en el hospital.
-Eran demasiados, no es cómo que no hubiera hecho nada.- contestó la bestia a la defensiva.
-No lo regañes Touya, él tiene razón, si debes culpar a alguien es a mí por no ser lo bastante fuerte. Quisiera ser una mejor hechicera de lo que soy.
-Sakura…- Yukito la veía con tristeza- Eres la mejor hechicera y…
-Todos sabemos que no, se me encomendó proteger estas cartas y ni siquiera sé cómo usarlas para defenderme. No he tratado de aprender más de ellas y de mi magia y ahora veo que no estoy a la altura ante cualquier situación.
-Vayamos a firmar los papeles monstruo- le dijo el moreno de forma fraternal mientras le acariciaba la cabeza y la ayudaba a ponerse de pie, ambos salieron dejando a los otros tres solos a propósito.
-Me alegro que Sakura se haya sincerado con su hermano y padre en cuanto a la magia- comentó Tomoyo aun nerviosa al verse blanco indirecto de la furia de Touya.
-Él ya los sabía, no eres el único humano observador en esa familia.- comentó Kero.- En cuanto a su padre, que esperabas, es su hija la aceptaría con todo y todo.
-Kerberus- Yukito lo miró serio- ¿Qué es a lo que nos enfrentamos?
-Algo del pasado de Clow, son seres felinos que pueden hablar y una fuerza que bien podría ser en esencia una carta.
-Sólo existimos cuatro guardianes, Clow se llevó el secreto a la tumba y el único capaz de saberlo es su reencarnación, de igual forma las cartas, por eso nuestro creador es reconocido por ser el más grande mago de la historia.
-Sólo te digo lo que vi y sentí. Esas criaturas no se comparan a nosotros, pero… no sé cómo más describirlas.
-Nadie conoce el secreto de nuestra creación… es…
-Quizás alguien se lo mostró a Clow- Tomoyo pensaba en voz alta- uno de ellos lo llamó traidor, quizás alguna clase de grupo mágico tenía la teoría y él la perfeccionó, ellos ahora lo ven como un robo.
-Estarían muertos- Yukito la miraba de forma profunda, más parecido a Yue que a su naturaleza humana.
-A menos que hubieran reencarnado.- Kero no se veía contento.- Tomoyo, debemos ir a Inglaterra a buscar a Eriol pero antes de eso debes llamar a casa del "mocoso".
-No puedes dejar sola a nuestra ama.
-No soy de ayuda, esas cosas tienen la misma naturaleza que nosotros, es como cuando peleamos con los seres de la reencarnación.
-Entonces los vencimos ¿recuerdas? Dependemos del nivel de magia de nuestro amo y…
-Y Sakura tiene razón, no está al nivel que quien controle a esos seres. Temo decirlo "conejo de nieve", pero nuestra ama está en desventaja y no le servimos como fuerza de ataque, aunque puedes intentarlo si no me crees.- el chico guardó silencio.
¡Volví! ya tenía tiempo que no escribía nada de Sakura y Shaoran y he vuelto :3 tenía esta historia desde hace como dos años en una libreta y me he decidido a publicarla y terminarla xD porque aun no tiene final. Espero les guste, las quiero 3
