PRÓLOGO
Todo iba jodidamente mal. En el intercambio de armas con la banda de Leroy habían aparecido los mayas disparando a todo el mundo, sin tregua, incluso hiriendo a gente de su mismo bando. Chibs sintió una corazonada dentro de él, Jax se había quedado sólo en el taller, un castigo impuesto por Clay después del accidente. Algo dentro de él supo que habían ido a por el rubio. Sin decir nada a nadie y sin mirar si había algún SAMCRO caído, subió encima de su Harley y arrancó, sintiendo como le exigía a la moto más de lo que podía. Pero le era indiferente, Jackie podía estar herido y era todo lo que ocupaba su mente. Sabía que estaba quemando sus neumáticos, que estaba paseándose todos los semáforos, que al mejor descuido podría tener un accidente, pero era su vida o la de Teller. "Sólo unos metros y estaré allí". Se infundó ánimo a sí mismo, apartando las imágenes del chico desangrándose de su cabeza, sin querer imaginar lo peor. Apagó el motor de su Harley y la dejó en mitad del patio, sacando con rapidez la Glock 21 que llevaba dentro del chaleco. El silencio sepulcral que reinaba en el taller hizo que su corazón latiera con más fuerza, era una mala señal. Se aventuró con cuidado de no ser descubierto, unos pasos más y vio un cuerpo. La adrenalina le recorrió toda la espina dorsal. Corrió con la furia latiendo en sus venas pero al ver la tez morena del hombre se calmó por unos segundos, era un maya. -¡A tu derecha Chibs! -la voz de Jax era inconfundible, al menos estaba vivo. Se giró con habilidad y logró asestarle un tiro en la cabeza al maya que le apuntaba con una AK. Buscó con la mirada posibles enemigos, a la vez que intentaba encontrar con desesperación a Jax. -Chibs, Chibs... -escuchó como murmuraba una voz conocida. Sus pies se movieron automáticamente, encontrándose al rubio apoyado contra una pared, apretándose el vientre, rojo, con las manos llenas de sangre. Chibs agarró su hombro mientras sacaba el teléfono para llamar a urgencias, pero la mano de Jax apartó el móvil. -Llama a Tara... -dijo en apenas un susurro, mientras el brillo de sus ojos se apagaba lentamente. -Jackson, sabes que Tara no está -le contestó con el mayor tacto que la situación le permitía- -Tara... Sus párpados iban cayendo bajo el telón de sus pestañas y su respiración era cada vez más lenta y pausada. -Escúchame Jackie boy, te tengo, todo va a salir bien. Te recuperarás. Saldrás de esta, como de todas las demás.Él mismo quiso creer sus palabras, pero Jax cada vez estaba más pálido y apenas aguantaba con los ojos abiertos más de un par de segundos. Tenía que actuar rápido. Si llamaba a la ambulancia la policía se presentaría allí, haría preguntas, registraría el lugar. No podía permitirlo, encontrarían todas las armas ilegales que SAMCRO estaba vendiendo.
Reunió toda la fuerza que pudo y dejó solo a Jax un par de minutos, corriendo a por la furgoneta, abriendo la puerta del copiloto para montarle.
-Oye, Jackie boy, no voy a dejar que te mueras, no sin antes verte lucir ese emblema de presidente. Así que no seas un capullo y mantente despierto.
Jackson dibujó una tenue sonrisa en su rostro mientras volvía a quedarse dormido. Chibs cargó el peso muerto del cuerpo, ingeniándoselas para colocarlo dentro de la furgoneta y abrocharle el cinturón sin tocar la herida de bala.
-¿Jax? ¿Estás ahí? -preguntó ansioso mientras salía del taller a más velocidad de la permitida.
Pero no obtuvo respuesta. Miró una sola vez al asiento, Jax había dejado de apretarse el vientre y todo empezaba a teñirse de rojo oscuro. Parecía dormido, como si nada hubiera pasado.
Joder, mierda, joder. Chibs soltó una de las manos del volante para colocar sus dedos sobre el cuello del rubio, buscando pulsaciones, por más mínima que fuera, bastaría para dar una señal de vida. Ahí estaba, latía despacio, cada vez más, pero seguía con él.
Descendió hasta su pierna y agarró su rodilla, sin soltarla el resto del trayecto.
- Te tengo Jackie boy, te tengo.
