Realmente agradecido
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Creus había sido huérfano por varios años de su vida, tal vez desde que tenía conciencia, pero desde que se había sido escogido como el futuro Caballero Sol su vida había cambiado completamente, debía agradecer a la Diosa de la Luz por su dulce benevolencia al permitirle disfrutar de muchas cosas de las que antes no podía darse el lujo, como una habitación para él solito con suave y confortante cama, deliciosa comida hecha por expertos, podía comprar varios de los dulces que tanto le gustaban e incluso ahora poseía muchos hermanos con los que podía confiar.
Y es que el pequeño Caballero Sol había descubierto que sus futuros hermanos eran personas muy competentes a las que podría confiar varios aspectos de su vida. Por ejemplo, podría confiarle su protección al futuro Caballero Tierra, a pesar de que no eran muy amigos en comparación con lo que todo el continente creía, sabía que podía resguardarse detrás del escudo de tierra que Georgo invocaría para él.
Podía confiarle la búsqueda de información al futuro Caballero Nube, claro si lo encontraba primero, debía admitir que quitando el hecho de que era difícil de conocer su ubicación exacta, Nube podía redactar o recitar perfectamente aquella información que su maestro le había mandado a averiguar.
También estaba Ceo, el futuro Caballero Tormenta, a quien había logrado encomendarle el tedioso papeleo que le correspondía a su maestro y que se suponía que él debía hacer; era tan eficiente y nunca, casi nunca, se quejaba por hacer el trabajo que le correspondía a Creus.
Y por supuesto que no se podía olvidar de los futuros Caballeros Hoja y Fuego, Hoja era tan bueno y tenía la magnífica cualidad de no poderse negar a sus caprichos, ahm, mejor dicho peticiones, podría incluso darle su comida si Sol se la pedía. Fuego por su parte, le adoraba, si Creus le pidiera que rodara por el suelo tres veces y luego ladrara lo más seguro es que Fuego lo hiciera.
Incluso había conocido a buenas personas pertenecientes a la fracción de los crueles y fríos, y a pesar de la creencia popular ninguno de ellos eran crueles o fríos, tal vez Hielo si fuera un poco frio pero seguramente es porque usa magia de hielo, de hecho Creus había descubierto que el futuro Caballero Hielo y el tenían algo en común, un gusto por los dulces, uno por hacerlos otro por comerlos, había logrado que Hielo le hiciera dulces cada semana para su merienda.
Hasta se había convertido en amigo del futuro Caballero Juicio, con quien se suponía que no debía llevarse bien para empezar, Leithe lo ayudaba mucho, golpeaba a los perros que le molestaban, saltaba el muro del templo e iba a la tienda a comprarle su adorado pastel de arándanos y le regalaba amablemente los dulces que Hielo le daba.
A veces el pequeño Caballero Sol agradecía sinceramente a la Diosa de la Luz por permitirle conocer a tanta gente de la que aprovecharse, perdón, de tantos bondadosos hermanos que le ayudaran.
Oh si, estaba realmente agradecido.
Espero sinceramente que la misericordiosa Diosa de la Luz los ilumine, para que ustedes hermanos y hermanas mías, posean la suficiente bondad en sus amables corazones para regalarme un comentario, el cual seria, por supuesto, altamente apreciado y agradecido; de esta forma me despido alegremente de ustedes y espero sinceramente que la Diosa de la Luz los y las bendiga
