Capitulo 1

¡No por favor, ya basta! ¡Déjenme en paz se los suplico! ¡Que alguien me ayude por favor!

Dimitri se sacudió inquieto en las profundidades de la tierra fértil en la cual reposaba. Detestaba despertar de esa manera, escuchando una y otra vez las suplicas desesperadas de su compañera de aquella época en que se le había abusado y torturado constantemente, dejando su alma hecha pedazos al igual que su frágil corazón y sus ganas de vivir.

Aun se sentía un maldito culpable por eso. Ella era su prioridad, su mismísima alma y vida, lo era todo para él y le había fallado en su deber de protegerla siendo su privilegio. Sin ella, solo era un simple demonio con el alma mas perforada que queso suizo. Skyler Rose era la luz que lo guiaba en un mundo de sombras, su pequeño milagro concretado en una jovencita de ahora 17 años de edad hace poco cumplidos.

Dimitri alzo los párpados, dejando ver sus bellos ojos azules glaciales, abrió la tierra sobre su cuerpo deseando sentir el ambiente nocturno rodeándole y salió a la superficie.

Era una noche tranquila en la bella Francia, cubierta de calles vacías y con el silencio reinando como sonido dominante. Dimitri inspiró, dejando que el puro aire ingresara a sus pulmones, después de haber carecido de el durante sus horas diurnas y entonces, como si su energía hubiese sido succionada de todo su cuerpo, se dejo caer pesadamente en una roca bajo un enorme roble en aquel bosque mientras se cubría su atractivo rostro con ambas manos, sintiendo un dolor agudo atravesándole el corazón. Aquello ya era insoportable. A cada momento, cada día, cada segundo, él sentía el dolor de su amada compañera y lo más humillante era que no podía hacer nada al respecto. Mikhail, su príncipe, le había dicho que debía dejarla sanar junto a sus tutores, Francesca y Gabriel, para que ella pudiera ir a él por su propia voluntad cuando estuviera lista para aceptar su reclamo debido a que aún era muy joven para sus años humanos, pero él sabía que ella ya no era una niña; era una adulta a quien le habían arrebatado la infancia al igual que un juguete a un niño y es lo que los demás cárpatos no entendían o mejor dicho no veían. Solo él lo sabía. Había estado dentro de su hermosa mente, tocado su alma pura y cálida con la suya y había bebido de su esencia vital escarlata, su dulce sangre. Conocía su interior y en el no habitaba una jovencita, habitaba una mujer, una adulta y él la necesitaba con desesperación.

Aquel año después de la celebración navideña había sido una bendición, pero a la vez un infierno para él. Durante algunas semanas se había planteado el regresar a Rusia aún con la advertencia de Mikhail de que si hacía eso el peligro para ambos se incrementaría, pero fue el simple dolor que le provocaba estar alejado de ella lo que le hizo elegir quedarse aunque su bestia interior estuviera volviéndole loco al no poder reclamar a su compañera. No obstante, el miedo que su querida Skyler sentía hacia él le impedían de cierta forma acercarse de manera directa a ella, así que decidió seguirla a su país, vigilándola constantemente en su forma de lobo lo mas alejado posible para que no se percatara de su presencia, al igual que Francesca y Gabriel, y aunque no podía estar cerca de ella y tenerla entre sus brazos como lo deseaba, se conformaba con observarla.

Nunca había visto en todos los siglos de su vida a una mujer más hermosa que ella. Su largo cabello cayéndole en cascada por la espalda con aquellos mechones rojos adelante, sus enormes y brillantes ojos grises, su piel joven de adolescente que a simple vista se veía tan suave y tersa como la seda totalmente hecha para ser tocada una y otra vez, sus pequeños labios que le pedían a gritos que los besara, su curvilínea figura y sobretodo la pureza de su alma. Todo eso hacia despertar en su cuerpo fuertes anhelos, deseos y pasiones que no recordaba haber sentido jamás. Como deseaba estrecharla entre sus brazos sin que ella le temiera como sabia que hacia, para brindarle todo el cariño, el calor y la protección que anhelaba su ser para encontrar la paz que había carecido luego de interminables años de sufrimiento solo sin siquiera el apoyo de su gente.

Alzo su triste mirada al cielo en donde las estrellas eran sus únicos testigos de su dolor. Aun podía recordar las veces en que se sentaba en el patio de su hogar en Rusia a mirarlas tranquilamente antes de saber sobre su compañera. Lo único que el quería era que ella estuviera observando las mismas estrellas y que pudiera encontrarla para acabar de una vez con las sombras que le perseguían, así como su infinita soledad.

Cuando la sintió por primera vez en su mente y supo de su situación sin que el pudiera hacer algo, el remordimiento comenzó a consumirlo poco a poco aun siendo incapaz de poder sentir lo que ella sentía. Personalmente no le agradecía mucho a Lucian por haberle ahorrado el trabajo sucio de acabar con aquellos que habían hecho de la vida de Skyler un infierno durante tanto tiempo, la verdad era que hubiera disfrutado aplastarles el cráneo él mismo a todos y cada uno de ellos, no sin antes torturarlos hasta la locura antes de tomar sus vidas, pero sabia que si eso hubiera pasado su alma se habría hecho pedazos mas rápidamente y ese hubiera sido el fin.

Dimitri se puso se pie, observando hacia todos lados, inspeccionando los alrededores como el depredador al acecho que era antes de echarse a correr velozmente por el bosque al mismo tiempo que tomaba la forma de un poderoso lobo negro que salto hacia el exterior y le aulló con melancolía a la luna.

Ya había pasado demasiado tiempo lejos de Skyler y necesitaba hablar con ella para comentarle su resolución. No podía seguir más en Francia sin poder hacer nada más que vigilarla. El dolor era muy agudo para él, y para ella debía ser mucho peor, por lo que era indispensable que se marchara de vuelta a Rusia.

Skyler se encontraba cómodamente reposando en su cama pero despierta. Entre sus brazos estrechaba el lobo de peluche que le había obsequiado Gabriel hacia un tiempo contra su pecho y que le provocaba una sensación realmente aliviante en su alma y corazón. Se encontraba inquieta, nerviosa, como si algo estuviese a punto de suceder. Se alzó un poco, arrodillándose sobre el colchón y su mirada descendió al colgante en su cuello. Lo cogió entre sus dedos para observarlo y se acordó instantáneamente de Dimitri. Odiaba ser la causa de su dolor, y solo quería aliviárselo pero el problema estaba en que la única manera de ayudarlo era si ella se entregaba a él en cuerpo, alma y corazón y Skyler sabia que era física y psicológicamente incapaz de hacerlo.

Después de un año de saber de su existencia, Skyler no había podido progresar mucho en su trauma y a esas alturas ya se había dado prácticamente por vencida. Jamás se repondría a su pasado ni aunque pasaran 600 años. No podía estar con Dimitri. Sabia como eran de dominantes los hombres de los cárpatos. Les gustaba ordenar y ser obedecidos sin una sola queja y ella no volvería a ese estilo de vida jamás. No volvería a ser la marioneta de nadie. Tú eres mi compañera lyubofmaya, no mi marioneta.

La voz de Dimitri lleno cada rincón de su mente haciendo que se sobresaltara. No había vuelto a hablar telepáticamente con él desde la celebración navideña y escuchar su voz repentinamente después de un año, le sorprendió. Dimitri. Susurró su nombre sin saber que decir, era incapaz de pronunciar una sola silaba aunque fuera por vía mental. No pienses en ello pequeña. Tú crees lo que han visto tus ojos después de estar tanto tiempo con una pareja de cárpatos. Tú no eres mi títere Skyler, eso jamás, tú eres mi compañera, la luz de mi oscuridad, sin ti yo no soy nada y créeme que nunca más volverás a repetir aquella espantosa experiencia de tu pasado, eso te lo puedo asegurar. Como deseaba creerle, pero Skyler era muy conciente de la verdad. Aun satisfaciendo las necesidades de su compañera y procurando su felicidad, los hombres de los cárpatos seguían siendo dominantes y nada les quitaría eso. ¿Dónde estas, Dimitri?

-Justo afuera_ su aterciopelada voz llego a los oídos de Skyler sin que ella tuviera tiempo siquiera de sorprenderse. Saltó de la cama, con el lobo estrechado entre sus brazos y cuando se giró en redondo ahí estaba él. Alto, fuerte, imponente y tan atractivo como lo recordaba. La ventana que daba a su balcón estaba abierta de par en par y Dimitri se apoyaba en el barandal de espaldas a la calle.

Al principio a Skyler se le dificultó enormemente respirar. Hacia tanto tiempo que no lo veía y ahora por una muy extraña razón se encontraba más que feliz al verlo aun con su ardientes ojos azules quemándole la piel. La chica se acercó con sigilo hacia el exterior del balcón tratando de sacar valor de alguna parte de su ser para no asustarse. A Dimitri le admiró su fuerza, pero a la vez quedó prendado de su belleza. Skyler siempre había sido ante sus ojos un ángel y ahora simplemente le parecía más hermosa que nunca.

Él sonrío cautivadoramente solo para ella y no movió un músculo cuando Skyler se detuvo frente a él, tan cerca que sus pechos estuvieron a centímetros de tocar la dura fortaleza de su cuerpo.

-¿Qué estás haciendo aquí?_preguntó ella timidamente_Creí que habías regresado a Rusia luego de la celebración de navidad.

Dimitri sabía que ella le estaba hablando, sin embargo no era capaz de pronunciar una sola palabra. Dios, estaba tan hermosa parada ahí frente a sus ojos. Temía que si hacía cualquier movimiento acabaría tomándola justo en el suelo del balcón para hacerla suya finalmente como deseaba su ser, sin embargo se contuvo, aún con el inesperado calor que estaba sintiendo en su cuerpo.

-Nunca me fui, pequeña _ respondió cuándo fue capaz de controlarse lo suficiente como para analizar lo que ella le había dicho_ He estado cerca de ti todo un año sin que te hayas percatado de mi presencia.

Ella abrió los ojos de par en par.

-¿Qué? Y ¿Por qué no me lo dijiste?

Dimitri se sorprendió al sentir el crudo dolor en la voz de su compañera cuándo él confesó haber permanecido en Francia durante un año completo. Éste descubrimiento le retorció el corazón siendo que odiaba verla o sentirla sufrir.

-¿De que hubiera servido que te dijera, lyubofmaya? Hasta dónde sé, tú no me quieres como compañero.

Skyler jadeó y por alguna extraña razón sus ojos se volvieron vidriosos ante las duras palabras de él, pero… ¿porqué? Él estaba en lo cierto, ella no lo quería como compañero pero eso sería en el caso de cualquier otro cárpato, no solamente de él. Sentía como si el corazón se le hubiera hecho pedazos siendo incapaz de volver a reconstruirse.

- Veo que tienes a mi amigo contigo _ dijo de pronto él

Skyler estrechó el animal con más fuerza que antes para aplacar sus ganas de llorar.

-Bueno, Gabriel me lo regalo hace algún tiempo y me comento que tú los hacías para la fundación que tienes. Siempre me alivia mucho en el interior, no concibo estar sin el.

Dimitri asintió. Él había hecho esos peluches para venderlos y así destinar parte del dinero a la fundación y otro para él mismo, pero había colocado toda su esencia y esperanza en ellos con el objetivo de que su compañera encontrara uno. La verdad es que nunca creyó que funcionaria.

-Skyler, lamento si de alguna manera te ha causado dolor con lo que te he dicho. Me disculpo por ello, pero la razón por la que estoy aquí es para decirte que no puedo seguir mas con esto_ interiormente ella se estremeció creyendo que él había venido a llevársela porque no podía esperar mas_ Éste año ha sido más que un infierno para mi. Siempre estando cerca de ti pero aún así tan lejos. Mi dolor ya es demasiado y la bestia en mi interior es tan fuerte que temo no ser capaz de sostenerla para evitar que te tome como su pareja, por eso ya no puedo estar mas aquí, pequeña, así que me regresare hoy mismo a Rusia.

Al momento de oír eso Skyler supo que sin duda alguna su corazón jamás volvería a reconstruirse. Él se marchaba a un lugar que estaba muy lejos de ahí, de ella. Una parte de si quería que Dimitri se quedara, pero la otra se debatía entre dejarlo ir o echarse a llorar.

-Es lo mejor para ambos, Skyler. Aún no sanas y lo único que puedo ofrecerte es darte el tiempo necesario para que acudas a mi por tu propia voluntad_se arrodillo ante ella_ Si permanezco mas tiempo aquí el dolor para ambos se incrementara, pero si estoy lejos podré aliviarte un poco ya que no sentirás del todo lo que yo siento.

-Será peligroso para ti, Dimitri _ trataba de no dejar que las lagrimas la traicionaran por primera vez en mucho tiempo y aunque no podría ser nunca lo que él quería, no deseaba que se fuese.

-No te preocupes por mi, pequeña. Estaré bien

Acercó sus dedos a la mejilla de ella lentamente, para darle tiempo si se negaba a su toque, pero al no hacerlo, Dimitri le acaricio suavemente la piel llenándose de su calor y de que ella no estaba asustada. Nos volveremos a ver, Skyler, cuando estés lista. Esto no es un adiós. Pero antes de marcharme, necesito pedirte que me des algo que llevare conmigo siempre y que me ayudará a esperar hasta que volvamos a vernos. Skyler suspiró ¿Qué tengo yo que te pueda dar, Dimitri?. El hombre de los Cárpatos se alzó en toda su estatura y observó a la pequeña mujer frente a él. Un beso.

Skyler abrió los ojos de par en par. ¿Qué acababa de pedirle? Talvez había escuchado mal. No, haz oído bien lyubofmaya. Solo pido un beso tuyo, y con eso prometo dejarte en paz.

Skyler tragó saliva con nerviosismo y deposito el lobo en el suelo, apoyado contra los barrotes de madera del balcón. Esta bien, pero déjame a mi dártelo por favor. No iba a negarle esa única petición si no lo volvería a ver por mucho tiempo. Se acercó a él tratando de controlar su cuerpo para no caerse de espaldas, sentía que iba a desmayarse en cualquier momento. Se paró de puntas y unió sus labios con los de él. El primer toque entre ambos fue explosivo, una sensación inimaginable e indescriptible. Dimitri rodeó la delgada cintura de Skyler con sus fuertes brazos, sosteniéndola fuertemente, atrayéndola contra su duro cuerpo mientras la besaba tiernamente tratando de ser todo lo delicado posible con ella para no echar a perder éste precioso pero último momento con ella. Skyler se movió entre sus brazos, sintiendo como si la tierra se moviera bajo sus pies. Jamás había sentido algo similar. Era como si diversas sensaciones invadieran su cuerpo a la vez y no sabia donde empezaba una y acababa la otra. Se aferró fuertemente a él, al sentir como sus labios bajaban hacia su garganta. Ella enredó sus dedos entre su largo cabello negro azabache atrayendo su cabeza cada vez más y más al sentir algo en su interior alzándose hacia él, queriéndole. Los labios de Dimitri se movían sobre la suave piel satinada de ella como si estuviera devorándola, saboreando su dulce esencia y entonces se detuvo con firmeza sobre la marca, su marca, que indicaba que ella le pertenecía para siempre, entonces subió por la línea de su cuello, pasando por el mentón para atrapar sus labios nuevamente por última vez. Le mordió ligeramente el labio inferior y luego de darle un beso con ternura en los labios, Dimitri alzó con renuencia su cabeza al sentir como su cuerpo cobraba vida con solo un pequeño beso. La bestia en su interior rugía de satisfacción y lo único que exigía era que tomara a su pareja y se la llevara en ese instante, pero el cárpato sabía que no era lo correcto, ella merecía que se le diera tiempo. Skyler se aferró a la camisa de Dimitri totalmente consternada y con las respiración entrecortada. Nunca había sentido algo similar y en su interior ella estaba segura que nadie lograría hacerle sentir eso jamás, además de él. Dimitri acarició la mejilla de ella cariñosamente para luego apartarse de ella, arrodillándose en el suelo para coger el lobo de felpa. Skyler cogió al animal de felpa en cuándo él se lo entregó y lo estrechó fuertemente entre sus brazos necesitando la paz que siempre le otorgaba. El cárpato observó a su compañera unos instantes, grabando en su memoria su bella apariencia junto con sus mejillas ruborizadas para luego saltar por el balcón y volver a tomar la forma de un lobo el cual comenzó a correr velozmente por la amplia calle sin mirar atrás. Skyler se acercó al barandal del balcón, apoyándose ahí, mientras lo veía alejarse hacia la oscuridad en donde no podría verlo. Una lágrima se deslizó por su mejilla al mismo tiempo que la voz de él llegaba a su mente. Muchas gracias, lyubofmaya